El Embajador (Capítulo 1)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por RogerFed.
Llegar hasta donde estoy no fue fácil, tuve que renunciar a muchas cosas. ¿Acaso está mal desear tener más? ¿El amor? No se vive de amor. Nunca quise dañar a nadie, pero el que me juzgue, el que me quiera detener, deberá estar dispuesto a enfrentar, al Embajador. Y esta es la historia.
Mi nombre es Alexander Rangel, cuando comenzó todo yo tenía 23 años, era un joven de 1.80 de estatura, piel clara, cabello castaño claro, cuerpo trabajado pues asistía al gimnasio de la universidad, pero lo que más encantaba de mi eran mis ojos color gris y mi sonrisa que siempre dijeron era seductora y hermosa, siempre me considere un hombre muy atractivo, y estaba en el último semestre de la carrera de Relaciones Internacionales en la mejor universidad privada de mi país gracias a una beca, pues provengo de una familia humilde que ni en sueños podría haber pagado las colegiaturas tan caras de esa universidad. Siempre me caracterice por ser el mejor estudiante de mi generación y gracias a esto logre conservar la beca hasta el final de la carrera. El mundo que conocí en dicha universidad era muy diferente al mío, lleno de lujos, excesos y ostentación, me hice muy amigo de Gerardo Alcázar, hijo de un prominente político y nieto de un importante diplomático fallecido hace ya varios años, y él quería seguir los pasos de su abuelo y convertirse en un Embajador de nuestro país, pero claro Gerardo tenía todas las oportunidades y relaciones para conseguirlo sin muchos esfuerzos, en cambio yo tenía que esforzarme el triple que él para lograr convertirme algún día en Embajador, pero estaba seguro que lo lograría en base a mi esfuerzo.
Yo vivía en una vecindad de una colonia popular de mi ciudad, odiaba vivir entre tanta pobreza y limitaciones, entre toda esa gente ignorante y delincuentes, pero me jure a mi mismo que pronto saldría de todo eso. Mi madre, Leonor Rangel, había quedado viuda desde hace 12 años y tenía un pequeño puesto de comida, mi padre había muerto en un accidente en su trabajo, y mi hermano mayor Emiliano trabajaba como mecánico en un viejo taller, siempre les agradecí que me hayan ayudado en mi sueño de estudiar una carrera, pero no podía dejar de exasperarme al ver el conformismo con el que veían la vida. Emiliano estaba en planes boda con Erica, una joven enfermera que vivía en la misma colonia que nosotros, y su boda sería en el patio de la vecindad y rentarían un cuarto dentro de la misma, todo tan mediocre que me daba coraje solo de pensarlo, hasta que una noche no pude contenerme.
-Emiliano: – Y todos los vecinos nos ayudaran con algo, la comida, los refrescos, las mesas y la lona, ya casi todo está listo – decía con tanto animo que me desespero.
-Yo: – Claro, supongo que eso fue más fácil a que tú solventaras todos los gastos por ti mismo verdad-
-E: -¿Qué quieres decir con eso Alexander?
-Yo: – Que no entiendo para que tanta prisa en casarte con Erica si no tienes nada que ofrecerle, solo una vida llena de limitaciones, ni siquiera puedes pagarle una boda.
-E: – Ella y yo nos amamos, y ya no tiene caso seguir esperando, ya tenemos cinco años de novios, además mientras estemos juntos nada nos va a faltar
-Yo: – Si, igual que a nuestros padres, pero no se si se han dado cuenta, pero nos hacen falta muchas cosas ¿no te parece?
-Mamá: – Alexander cállate no sabes lo que estás diciendo…
-Yo: – Claro que sé lo que digo mamá, ni siquiera pudieron pagar mi universidad, yo tuve que pedir una beca y gracias a eso pude estudiar, además ya esta próxima mi titulación y aún no sé de dónde voy a sacar para pagar todo eso pues la beca no cubre esos gastos, pero ustedes están más preocupados planeando una boda que está destinada a la miseria – me salí furioso de mi casa y cerré de un portazo.
Al bajar las escaleras veo a un hombre llegando a la vecindad, su cara me resulto muy familiar, cuando termino de bajar las escaleras y lo veo más de cerca me pregunta ¿Alexander? Casi me voy de espaldas al ver de quien se trataba, era Felipe, un antiguo vecino de quien siempre estuve enamorado, pero él se fue a estudiar su carrera a otra ciudad, hacía ya ocho años y nunca lo volvimos a ver hasta ahora.
– Yo: – ¿Felipe? No puede ser nunca creí que regresarías
-Felipe: – Cosas del destino que me trajo de vuelta aquí y planeo pasar una temporada aquí
-Yo: – En serio, y a qué se debe que regresarás
-F: – ¿Te parece si te invito un café y platicamos?
-Yo: -Claro que si vamos
Fuimos caminando hacia una cafetería cerca de la colonia, me fue contando que había estudiado Arquitectura y que por ahora había pedido un permiso especial por tres meses, yo no podía dejar de verlo, estaba aún más guapo que cuando lo conocí, un hombre de 1.80, algo robusto, cabello oscuro, pero seguía llevando su barba cerrada que tanto me gustaba, el tenía 28 años en ese entonces. Llegamos a la cafetería y comenzamos a platicar banalidades, pero de pronto me dijo que el motivo por el que había regresado era porque se había casado hacia cuatro años, pero estaba en una crisis matrimonial y por eso decidieron alejarse, al enterarme de eso, mis esperanzas se derrumbaron, pues él era un hombre casado y no tendría oportunidad con él, me puse de pronto muy serio y él lo noto, fingí que todo estaba bien y le conté que yo estaba estudiando y a punto de terminar la carrera y mis planes a futuro, seguimos charlando al menos por dos horas hasta que me llevo de regreso a mi casa, me dijo que estaba quedándose en casa de sus padres, a unas cuantas calles de donde vivía y que si quería por la mañana pasaba por mí para llevarme a la universidad, yo gustoso acepte y llegue con una enorme sonrisa a mi casa, tanto que ni siquiera me acorde del pleito con mi hermano y mi madre, me dormí esperando el día siguiente.
Por la mañana me esmere mucho en escoger mi ropa y me arregle más que otros días, aunque claro no tenía gran cosa en mi guardarropa, pero hice lo mejor que pude, en el desayuno le conté a mi madre sobre Felipe, ella se alegro mucho pues siempre le tuvieron mucho cariño, pues mi padre y el suyo fueron muy amigos. Muy puntual llego Felipe por mí y me llevo a la universidad, traía un carro modesto, pero eso no me molesto, lo más importante era que me iría con él. Al llegar me dijo que también iría por mí, acepte sin más y entre a clases. El día se me fue lentísimo y al salir lo primero que vi fue a él, recargado en su carro esperándome, me invito a comer y pasamos el resto de la tarde juntos. Así estuvimos durante los próximos dos meses, ahora ya no era un amor platónico el que sentía por él, ahora realmente estaba enamorado de Felipe y sentía que él me correspondía.
Una noche salíamos del cine y nos subimos a su carro, empezamos a hablar y de pronto se me va acercando, mi corazón latía fuerte y mi respiración era acelerada, hasta que por fin nos besamos, yo era un inexperto en besar, pero ese beso fue la experiencia más hermosa de mi vida. Nos estuvimos besando por mucho tiempo, cuando por fin nos separamos me dijo que yo siempre le guste mucho, desde antes que se fuera a Guadalajara, pero que no se atrevía a nada pues yo aún era muy joven y que nunca pudo olvidarme, por eso había ido a buscarme a la vecindad y que ahora que nos habíamos tratado más se había enamorado de mí, yo claro que le confesé que yo siempre había estado enamorado de él, pero ahora todo era una realidad. Nos volvimos a besar, quería hacer el amor con él y él me lo propuso y enseguida acepte. Fuimos a su casa y por fortuna sus padres no estaban, fuimos a su cuarto y allí paso lo más maravilloso de mi vida.
Comenzamos a besarnos de nuevo, mi cuerpo temblaba por completo, era la primera vez que estaría con alguien, Felipe me tranquilizo y comenzó a besar mi cuello, a desabotonar mi camisa, yo metía mis manos por debajo de la suya, por fin pude sentir ese pecho velludo que tanto quería tener entre mis manos, comencé a besar su cuello, bajando poco a poco, desabotone su camisa, comí sus pezones, su pecho, su abdomen, era un hombre que no tenía un cuerpo atlético, pero aún así me encantaba, era una especie de oso masculino y varonil.
De pronto me cargo y me subió a la cama, allí nos acabamos de desnudar, Felipe no dejaba de susurrarme al oído lo mucho que le gustaba y cuanto lo excitaba, pronto estaba haciendo mi primer sexo, oral, tenía un miembro de 17-18cm, grueso y con algo de vello recortado era delicioso poder mamarlo, por mi inexperiencia al principio lo lastime un poco con mis dientes, pero pronto me acostumbre a hacerlo y solo veía como Felipe tenía los ojos en blanco por el placer y solo gemía lo cual solo me excitaba mas, me paso pues dijo no quería venirse aún, me acostó boca arriba me beso y fue recorriendo todo mi cuerpo, mis pezones, mi pecho, mi abdomen, me dio un rápido pero placentero sexo oral y después llego a mi ano
Comenzó a darle pequeños besos, hasta que me dio el primer beso negro de mi vida, fue de los mas delicioso del mundo, hasta que estuve bien dilatado se puso un condón y empezó a meterlo, al principio me dolió bastante, Felipe se detuvo un momento y después empezó de nuevo, ya me dolía un poco menos y empecé a disfrutar, la metía y sacaba, primero lento y después acelero el ritmo, yo gemía del placer que me provocaba, quería que no se detuviera nunca, de pronto me volteo y yo quede encima de él, el dolor volvió un poco, pero pronto me acostumbre y ya que yo tenía el control empecé a subir y bajar, estando así aprovechaba para besarlo y acariciar todo su pecho, el me apretaba hacia su cuerpo y no dejaba de decirme “te amo” “eres lo que siempre soñé” “no sabes como te deseo” “eres mio y de nadie más”.
Se levanto y quedamos el sentado sobre la cama y yo sentado sobre él, y así con el sube y baja mi pene rosaba con su pecho y pronto eyacule sobre su pecho y poco después él se vino dentro de mí acelerando las embestidas. Los dos quedamos exhaustos, Felipe se dejo caer sobre mí y nos quedamos besándonos, hasta que por fin se salió de mi y nos fuimos a bañar, en la ducha no parábamos de besarnos y tocarnos por todos lados, le volví a hacer sexo oral y se vino por segunda vez sobre mi pecho. Nos terminamos de bañar, nos vestimos y a tiempo porque casi enseguida llegaron sus padres, me llevo a mi casa y quedamos de vernos al día siguiente. Durante la noche me sentía feliz y extasiado al límite, pero de pronto recordé que Felipe seguía siendo un hombre casado y por mucho que lo amará no me convertiría en su amante, porque en un mes el se regresaría con su esposa, y yo no me quedaría aquí como un imbécil que solo uso, así que decidí que al día siguiente definiríamos esa situación.
Espero que les haya gustado, si fue así comenten y voten, también les agradecere me digan como les gustaría que siguiera la historia, ya llevo varios capítulos pero quizá pueda mejorarlos con sus aportes.
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