El Embajador (Capítulo 3)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por RogerFed.
Al parecer todo iba bien, Felipe ya había encontrado un trabajo en una importante constructora, aunque su sueldo no sería la gran cosa, apenas un poco más de lo que ganaba antes, pero por fin le dieron el divorcio. Casi de inmediato hablo con mi mamá y con mi hermano, la noticia les cayó de sorpresa, pero al final sabían que Felipe era un buen hombre y aceptaron nuestra relación. Yo contacte con el Canciller de la Riva y aunque él ya se había regresado a Alemania, a mi me ayudo para contactar con otras personas del medio, tanto así que ya tenía un trabajo para en cuanto me graduara.
Llego el final de semestre y con eso la graduación, yo no iba a ir pues no teníamos dinero para los boletos y la ropa, sin embargo Felipe me dio el dinero para que al menos yo fuera a la fiesta, me compró un traje tipo smoking y todo estaba listo. Pero un día antes de la fiesta de gala todos los compañeros de la carrera hicieron una fiesta solo entre los alumnos en la casa de uno de ellos, pero a mí Carlos me tenía preparada una desagradable sorpresa, pues en plena fiesta y frente a todos exhibió mi relación con Felipe, fotos de los dos tomados de la mano e incluso una besándonos, fue la peor humillación de mi vida, me le fui a los golpes a Carlos, pero Gerardo y otro nos separaron, yo me fui de la fiesta corriendo, le pedí a Gerardo me dejará solo, llegue a mi casa y me encerré en mi cuarto, lloraba de pura rabia y coraje, mi mamá se dio cuenta y me pregunto qué me pasaba.
-Yo: – Me pasa que la vida no es justa mamá y de eso ya no tengo duda
-Mamá: – ¿Por qué dices eso hijo? ¿Qué te paso?
-Yo: – Porque es la verdad mamá, y a partir de ahora te juro que nadie va a volver a humillarme, nadie mamá, y voy a hacer hasta lo imposible por llegar lejos muy lejos.
-M: – No hables así hijo, me das miedo, tienes que seguir el camino recto como siempre te he enseñado
-Yo: – Claro que si mamá, voy a seguir un camino muy recto, rectísimo hacia mi meta
Durante la noche de la graduación me vi con Felipe y le dije lo que había pasado, le dije que no iría a la fiesta de gala, pues no quería ver al imbécil de Carlos y su amigo Julián. Pero Felipe me dio en donde más me duele, en mi orgullo, pues me dijo que con eso solo les demostraría que ellos ganaron. Así que me aliste para ir a la fiesta y al llegar muchos y muchas se fijaron en mí, quizá por el ridículo que me hicieron pasar o porque les resulte atractivo no lo sé. Pero ahí estaban ese par de idiotas de Carlos y Julián.
-Yo: – Buenas noches, que gusto me da encontrármelos juntos, así me ahorro decir esto dos veces
-Carlos: – ¿Qué haces aquí Alexander?
-Yo: – Por favor, como si no supieran que yo también me estoy graduando, y con el mejor promedio he de decir
-C: – ¿A qué vienes? Ah ya sé, no me digas, vienes a rogarnos que te ayudemos para encontrar trabajo
-Yo: – No claro que no, para rogar estás tú, yo sé abrirme camino por mí mismo. Por cierto, que bien se ven los dos juntos, son tal para cual.
-Julián: – Ya dinos qué es lo que quieres
-Yo: – Sólo vengo a decirles que lo que me hicieron me dolió, no les voy a decir que no, pero yo sé esperar y ya vendrá la mía, y les juró que se van a arrepentir, llegará el día en que me rueguen que los perdoné y que les ayude, pero no lo voy a hacer, al contrario, gozare como se retuercen del dolor y de la desesperación. Ah y por cierto, disfruten de su noche.
Me di la media vuelta y me marche, dejando a esos dos pensativos sobre si en verdad podría hacerles algún daño o solo estaría alardeando. El resto de la noche paso normal, cenamos, bailamos, nos dieron nuestros diplomas y a mí me dieron mi mención honorifica, la cual recibí con orgullo frente a todos.
-Gerardo: – ¿Qué les dijiste a Carlos y Julián?
-Yo: – Nada, sólo la verdad, que la vida por sí misma les haría pagar todo el daño que me hicieron
-G: – Alexander no estarás pensando en vengarte de ellos ¿verdad?
-Yo: – Por ahora tengo un solo objetivo amigo, y es aprovechar al máximo la oportunidad de haber conocido al Canciller De la Riva
-G: – Eso me alegra, tu prioridad sólo debe ser superarte como siempre me lo has dicho
-Yo: – Y así será, eso te lo garantizo
La fiesta paso sin mayores relevancias y me retire a mi casa relativamente temprano. Cuando llegue a la vecindad todos me recibieron con un pequeño festejo, aunque claro, nada comparado con todos los lujos de la fiesta de gala, lo cual me produjo cierto repudio hacia todo.
El lunes próximo asistí a las oficinas de Relaciones Exteriores, en donde por órdenes del Canciller de la Riva me dieron un puesto como Analista en la Dirección de la Unión Europea, era un puesto de mediana responsabilidad, pero me serviría para comenzar a ejercer y seguirme relacionando. Con mis primeros sueldos me fui comprando ropa, zapatos y otras cosas que necesitaba para mi trabajo. A los pocos meses el Canciller de la Riva volvió a México en otra misión diplomática, y por supuesto me contacto y me pidió que fuéramos a comer a un reconocido restaurante en la ciudad.
-Arturo: – ¿Y cómo te va en tú nuevo trabajo? ¿Te gusta?
-Yo: – Si por supuesto, quiero agradecerle por haberme dado la oportunidad
-Arturo: – No tienes nada que agradecer, yo sé reconocer cuando alguien tiene talento y potencial en esta carrera, y tú lo tienes, tienes la inteligencia y el carácter para poder ostentar un puesto de importancia, incluso podrías convertirte en Embajador si te lo propones.
-Yo: – ¿Está alimentando mi ego? Porque es una de mis grandes ambiciones, convertirme algún día en Embajador de nuestro país, sería el más grande de los honores
-A: – Veo que tienes hambre de salir adelante y de demostrar de lo que eres capaz
-Yo: No se imagina cuanta
-A: – Pero eso cuesta, así que yo te ofrezco darte todas las oportunidades que necesites para que estés en donde mereces estar
-Yo: – Y todo a cambio de ¿qué?
-A: – Me gusta que seas directo, eso te ayudará mucho en esta profesión. Sólo te pido que seas constante y te comprometas con tu objetivo, nada te puede distraer de ello, sólo eso pido a cambio, me gusta apoyar a los nuevos talentos, pero pido total y absoluto compromiso de su parte. ¿Cuento contigo? ¿Aceptas el trato?
-Yo: – Acepto y desde ahora le garantizo que no le voy a fallar, sabré corresponder a esta gran oportunidad que me ofrece se lo aseguro
-A: – Eso es lo único que quería escuchar. Bienvenido al gremio diplomático
Había dado un gran paso hacia mi meta con la conversación con Arturo, ahora contaba con su apoyo incondicional para iniciar mi carrera diplomática, además por mi trabajo me había enterado de rumores sobre la supuesta homosexualidad del Canciller, y habían muchas cosas que me daban indicios de que todo era verdad, como que a su edad no era casado, ni tampoco tenía fama de mujeriego, como la gran mayoría de los grandes políticos del país, y si eso era cierto, podría sacar mucho más provecho de la situación, así que decidí indagar al respecto.
Por otro lado a Felipe no le gustaba nada que Arturo estuviera tan interesado en apoyarme en mi carrera.
-Felipe: – No entiendo por qué ese hombre está tan interesado en apoyarte
-Yo: – ¿Y qué tiene de malo? Amor, el Canciller ve gran potencial en mí para la carrera diplomática, y además es uno de los grandes diplomáticos de nuestro país, su apoyo me va a ser de gran utilidad, pero no pienses mal, es sólo eso, o ¿no confías en mí?
-F: – Claro que confío en ti, en el que no confío es en él. Sólo prométeme que si ese Canciller intenta sobrepasarse contigo me lo dirás y te alejaras de él.
-Yo: – De acuerdo, te lo prometo, pero nada de eso será necesario, el Canciller es un hombre integro, y yo también. Y ya verás mi amor, muy pronto comenzaré a realizar mi sueño de convertirme en Embajador.
-F: – Yo sé que lo harás, eres muy inteligente y fuerte, y yo me voy a encargar de que encontremos nuevas ilusiones, juntos
-Yo: – Así será mi amor, de eso estoy seguro. ¿Y ya te inscribiste a la maestría?
-F: – Sí, de hecho vengo de inscribirme, mira aquí están los papeles de inscripción
-Yo: – Amor estoy muy orgulloso de ti, este es el primer paso para nuestra nueva vida, lejos de toda esta pobreza
-F: – Yo te prometí que haría todo para darte una vida mejor y lo voy a hacer, pero debes ser paciente mi amor
-Yo: – Ya no hablemos de eso, mejor bésame y hazme el amor
Felipe me beso con tanta pasión y ternura que todo mi cuerpo temblaba como si fuera la primera vez que lo hacía, tanto era el deseo que sentíamos los dos en ese momentos que nos desnudamos casi de inmediato, me cantaba ver su cuerpo desnudo y su miembro erecto apuntando hacía mi como una flecha que estaba dispuesta a penetrar hasta lo más profundo de mi ser. Felipe no dejaba de susurrarme al oído lo mucho que le gustaba, que me amaba como a nadie, me encantaba que me dijera todo eso, porque así lo sentía mío y que me pertenecería para siempre, así como yo a él. Mientras yo mamaba su miembro Felipe comenzaba a jugar con mis nalgas y poco a poco fue llegando hasta mi ano, primero hacia círculos alrededor, lo cual hacia que yo suspirara del placer que me provocaba eso, y a la vez me hacia desear que ya metiera uno de sus dedos en mi, y después de unos minutos por fin fue introduciendo uno de sus dedos, y poco después fueron dos de sus dedos que tenía dentro de mí, no resistió más y de un golpe me puso boca arriba y abriendo mis piernas comenzó a comer mi ano, metía su lengua de una forma tan deliciosa que yo sentía que podía ver las estrellas.
Después de vario tiempo dándome ese delicioso beso negro comenzó a besarme y a rozar su miembro contra la entrada de mi ano, después de unos minutos con ese juego sexual comenzó a penetrarme, a pesar de ya haberlo hecho muchas veces a mi aún me seguía doliendo al principio, pero era ese dolor que rápidamente se convierte en un profundo placer, un placer genuino. Amaba cuando Felipe comenzaba ese mete y saca, primero lento y después acelerando el ritmo, después lo sacaba por completo y luego lo volvía a meter de golpe, eso me sacaba gemidos de placer que a veces él los ahogaba con besos. Pronto cambio de posición y me acostó boca abajo, siguió penetrándome, pero ahora besaba mi espalda y mi cuello, acariciaba todo mi cuerpo, y no dejaba de decirme lo mucho que disfrutaba de mi
Después cambiamos de posición y yo me monte sobre él y empecé a subir y bajar, conforme iba acelerando el ritmo los jadeos de Felipe eran más profundos hasta que sentí como comenzaba a venirse dentro de mí, sentir ese liquido caliente y espeso dentro de mi hizo que me viniera en pocos segundos después, cai sobre el pecho de Felipe y nos quedamos acostados besándonos y siguiendo disfrutando de nuestros cuerpos desnudos.
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