El Embajador (Capítulo 4)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por RogerFed.
Felipe y yo nos encontrábamos caminando por un enorme parque en cierto lugar de nuestra ciudad, ya comenzaba a atardecer, él me iba abrazando sin ninguna vergüenza, siempre me encantaba que fuera tan expresivo y tierno conmigo, así rodeado por su enorme brazo me hacía sentir una extraña seguridad, yo siempre me he considerado un hombre seguro de mi mismo, pero al lado de Felipe me sentía protegido, era una extraña sensación, pero me gustaba mucho sentirme así con él.
Nos sentamos en una de las bancas del parque y aprovechando la ausencia de personas, salvo unos cuantos corredores que sólo pasaban a lo lejos sin vernos, comenzamos a bersarnos, sus besos siempre fueron especiales, hacían que algo dentro de mí se encendería de forma incontrolable, de pronto dejo de besarme y se acerco a mi oído y me susurro: Quiero hacerte el amor aquí. Yo acepte y casi de inmediato ya estábamos detrás de unos arbustos besándonos con amor y lujuria, la mezcla perfecta para dos amantes
Felipe bajo por mi cuello hasta llegar a mis pezones, alzo mi playera y comenzó a lamerlos, chuparlos, pellizcarlos levemente e incluso darles pequeños mordiscos, algo que me enloquecía de placer, yo trataba de ahogar mis gemidos para no ser escuchados y descubiertos. Poco después él llevo mi cara hacia su entrepierna, comencé a tocar ese bulto que ya comenzaba a crecer por debajo de su pantalón, baje el cierre y saque ese sable grueso y firme, lo lleve a mi boca, comenzando a lamer la cabeza, haciendo que Felipe hiciera esa expresión de placer y deseo, me encantaba ver como deseaba que ya lo metiera todo a mi boca, pero yo seguí con ese juego por otro rato más hasta que por fin lo introduje todo en mi boca, aceleraba el ritmo y de pronto lo hacía lento de nuevo, después volvía a acelerar y así por un par de veces más, dejaba su miembro dentro de mi boca para que sintiera como mi garganta lo presionaba, yo sentía como su pene palpitaba dentro de mi boca.
De pronto Felipe me pidió que me detuviera o se vendría, nos recostamos sobre el pasto y nos estuvimos besando por otro buen rato, nos tocábamos todos nuestros cuerpos, sintiendo lo rasposo de la tierra sobre nosotros, comenzó a bajar hasta mis nalgas y metía sus manos debajo de mi pantalón, lo desabrocho para poder meter sus manos hasta el fondo y por fin llego a mi ano, el cual ya se encontraba esperando a ser penetrado, y después me puso boca abajo sobre el pasto y me bajo los pantalones hasta las rodillas y me dio un rápido pero delicioso beso negro, sentir su lengua húmeda y caliente hurgando es mi trasero era increíble, poco después se recostó sobre mi y comenzó a tratar de penetrarme, pero le costó un poco de trabajo hasta que por fin logro meterlo
Comenzó lento y luego fue metiendo mas y mas rápido, a mi de repente se me escapaban algunos gemidos, pero Felipe los ahogaba besándome, sentir todo el peso de su cuerpo sobre el mio era una verdadera delicia, y más aún sus ricas embestidas que hacían que me mordiera los labios, así estuvimos mucho tiempo, hasta que yo le pedí cambiar y me monte sobre de él y me ensarte de una su miembro, comencé a cabalgar, pero en esa posición no duramos mucho, conforme iba acelerando el ritmo Felipe comenzó a masturbarme y a los pocos minutos ambos nos venimos casi a la vez… mis piernas me temblaban por la excitación y la adrenalina que tenía, nos besamos otro momento y pronto nos arreglamos la ropa y limpiamos los restos de semen, fuimos al baño para asearnos un poco mejor y nos fuimos del parque, riéndonos cuando pasamos al lado de uno de los vigilantes del parque que ni se imaginaba lo que acabábamos de hacer.
Mientras estaba trabajando de repente veo que me ha llegado un e-mail del Canciller De la Riva, diciendo que por fin habían publicado la convocatoria para inscripciones al Servicio Exterior, yo de inmediato ingrese a la página de internet y en efecto, por fin la habían publicado, yo sin pensarlo comencé todos los trámites para inscribirme, llene todas las solicitudes y envíe todos los documentos que pedían.
Pasado el tiempo de selección y haber acreditado cada una de las etapas con gran éxito logré ser aceptado en el nuevo programa de Servicio Exterior, con lo cual tenía garantizado un futuro en el ámbito diplomático, pues solo ingresan unos cuantos cada periodo,
Llegue a casa extasiado y les comunique todo a mi familia, pero el que más me importaba era Felipe, el por supuesto se alegro por mí, me dijo estaba tan orgulloso de mí y me deseo todo el éxito en mi nuevo proyecto. Todo pintaba de lo mejor en mi vida, pronto obtendría lo que tanto ambicionaba, o al menos eso es lo que yo creía.
Pasaron dos años y yo ya estaba por terminar mi educación para el Servicio Exterior, Felipe también estaba a punto de terminar su maestría y el Canciller De la Riva estaba de regreso en México, ya que estaban por cambiar de Embajador para el Servicio en Alemania y me mantuve en contacto con él, tanto así que ya habíamos entrado más en confianza, conocí a su sobrino Luís, un joven de 22 años, quien había quedado huérfano y Arturo se hizo cargo de él, me hice muy amigo de Luis durante los últimos dos años.
Convencí a Felipe para hacer una celebración por su recibimiento en la maestría, le dije que invitará a los Arquitectos de la constructora donde trabajaba, para así buscar ascender. Y por fin llego el día de la fiesta, todo lo había preparado como una sorpresa, así que no estaba al tanto de todos los preparativos.
-Mamá: – Emiliano dijo que nos alcanzaría más tarde porque tiene mucho trabajo en el taller
-Yo: – Esta bien, pero tú ¿vas a ir así mamá? – Lo decía porque mi madre usaba un vestido viejo y anticuado
-M: – ¿Por qué lo dices? Fue el que use en la boda de tu hermano
-Yo: -Con razón se ve tan viejo mamá, al menos cámbiate los zapatos para que no se vea tan mal, no me vas a poner en ridículo frente a todas las personas que pueden impulsar la carrera de Felipe
-M: – ¿Te avergüenzas de mi Alexander?
-Yo: – Mamá no empieces con tus dramas, hoy no, así que ve y cámbiate rápido que ya es tarde
Cuando llegamos a la dirección que nos había dado Felipe, me emocione pues al principio creí que lo había hecho en el restaurante que veía enfrente de mí, un lugar exclusivo y bastante lujoso, pero mi mamá me dijo que no, que se trataba del restaurante que estaba a nuestras espaldas, un lugar mucho más sencillo, me decepcione tanto al ver el lugar que dude en entrar, pero mi mamá me tomo del brazo y entramos al lugar, en el estaban casi todos los vecinos de la colonia y algunos de la vecindad, y algunos compañeros de trabajo de Felipe, ninguno de gran importancia, no estaba ni uno solo de los Ingenieros o Directivos de la constructora, eso me lleno de rabia y decepción, de pronto Felipe me vio y me presento a varios de sus compañeros de trabajo, pero como dije ninguno de importancia, hasta a unos del personal de limpieza había invitado, ya no podía seguir allí, así que di media vuelta y me fui, Felipe me alcanzo afuera del restaurante.
-Felipe: – Alexander ¿a dónde vas?
-Yo: – Lejos, lo más lejos posible de aquí
-F: – No te entiendo Alexander ¿por qué dices eso?
-Yo: – Todo fue en vano contigo, no sirvió de nada todo lo que hablamos, nunca serás el hombre que yo necesito a mi lado, siempre serás un mediocre
-F: – Te parece que soy un mediocre por haber invitado a las personas que quiero y que me han apoyado
-Yo: – Por favor Felipe, ¿en qué te pueden ayudar esos pobres empleados? Solo están buscando como les ayudas…
-F: – Basta Alexander, es suficiente
-Yo: – Dijimos que este día sería otro paso para nuestra vida, me lo prometiste Felipe
-F: – Y lo es, pero no puedo hacer a un lado a las personas que han estado conmigo durante todo este tiempo. Y te prometí que invitaría a los Arquitectos Ancira y Mendoza y al Director Betanzos, aunque tal vez ni siquiera vengan.
-Yo: – No entiendo por qué los quieres tanto, nunca te han dado nada Felipe
-F: – Todos han contribuido en algo para que yo esté aquí hoy
-Yo. – De verdad y ¿cómo?
-F: – Nunca olvidaré que Juan me prestó dinero más de una vez por que no podía pagar los libros tan caros que necesitaba para la maestría, por ejemplo
-Yo: – En serio, ¿y de una vez me vas a cantar todo lo que me has dado? En lugar de haber invitado a tus amiguitos debiste haber pagado un mejor lugar, ¿qué va a pensar el Director cuando llegue a esta fiesta de vecindad?
-F: – Se ve que no los conoces, los Arquitectos y el Director son personas sencillas a pesar de su posición social y a mis amiguitos como les llamas lo que les importa es celebrar conmigo
-Yo: – Bien, si te importan más ellos, que yo, regrésate con tu gentuza, yo me voy. ¡Taxi!
-Mamá: – Alexander, ¿Qué haces?
-Yo. – Vámonos mamá
-Mamá: – No, somos invitados de Felipe y nos quedamos con él
-Yo: – Ni loco, después de esta humillación jamás me quedaría, Vámonos
-Mamá: – Ya te dije que no, no veo nada de malo en lo que te acaba de decir Felipe, yo me quedo con él y lo mismo deberías hacer tú
-Yo: – Jamás y tú te vienes conmigo y tienes que hacer lo que digo
-Mamá: – Basta Alexander, soy tu madre y no me vas a faltar al respeto porque eso no te lo perdono
-Yo: – ¿Perdonarme? ¿Tú a mí? ¿Y para que querría yo tu perdón? – Cuando le dije esto mi mamá me abofeteo – ¿Cómo te atreves a tocarme? Esto no lo voy a olvidar mamá, te vas a arrepentir
-Mamá: – No me hables así y ven conmigo
-Yo: – Suéltame, me voy a donde si tengo que estar – me subí al taxi y me fui a la casa de los de la Riva
-Mamá: – Es terrible Felipe, cuando Alexander habla así me da miedo
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!