El Embajador (Capítulo 6)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por RogerFed.
-Arturo: – ¿Alexander? Tengo una gran noticia que darte, baja por favor
-Yo: – Dígame Licenciado, ¿qué es lo que pasa?
-Arturo: – ¿Recuerdas que te dije que podrías pertenecer al nuevo cuerpo diplomático en Alemania? Pues ya es un hecho, ahora eres el nuevo Agregado Adjunto en Asuntos Políticos, sólo debes aceptar para hacerlo oficial
Estaba anonadado, por fin podía tener la oportunidad que siempre desee, y ahora ya era un hecho, pero por otro lado estaba Felipe, ¿Qué debía hacer? Tenía que sacrificar a uno de los dos más grandes sueños de mi vida… pero ¿a cuál de los dos elegir?
-Yo: – Claro que acepto Licenciado, será un honor estar dentro de su cuerpo diplomático
-Arturo: – Perfecto, entonces ahora mismo daré aviso a las autoridades pertinentes, los nombramientos se harán este viernes, y también se harán entrega de las cartas credenciales ante las autoridades de Alemania
-Yo: – Estaré listo para el viernes entonces Licenciado, y de nuevo muchas gracias por esta gran oportunidad
Todo en mi cabeza daba vueltas, yo amaba a Felipe, no quería dejarlo, y además esto no me lo iba a perdonar, mi corazón me decía que me fuera con él sin mirar atrás, pero mi cabeza me decía que debía permanecer en lo dicho, una oportunidad como esta muy difícilmente se me volvería a presentar. Así que le llame por teléfono y le explique que no me iría esa noche, que lo veía al día siguiente en el mismo parque donde nos habíamos visto, Felipe no estuvo muy de acuerdo, pero al final acepto. Al día siguiente asistí puntual a la cita.
-Felipe: – ¿Qué pasa amor? Me dejaste muy preocupado ayer con tu llamada
-Yo: – Felipe, tengo algo muy serio y delicado que decirte y no podía hacerlo por teléfono
-Felipe: – Me estas asustando, ya dime que pasa
-Yo: – No me iré contigo, no puedo hacerlo
-Felipe: – ¿Porqué? ¿Ese Canciller te amenazo?
-Yo: – No, al contrario, me ha ofrecido ser parte del cuerpo diplomático en la Embajada de Alemania y yo acepte
-Felipe: – ¿Renunciaras a nuestro amor por un puesto en la Embajada?
-Yo: – Entiéndeme Felipe, yo necesito esta oportunidad, difícilmente volveré a tenerla si la rechazo
-Felipe: – Yo te apoyaría si lo hicieras con integridad y dignidad, pero te estás aprovechando de muchas cosas Alexander y de muchas personas, tu ambición es demasiado grande y te va a acabar por destruir, pero ya no puedo hacer más para hacerte entender
-Yo: – No me digas eso Felipe, no te conviertas en un obstáculo para mí, yo sabré enfrentar a quien se interponga en mi camino, pero a ti no puedo enfrentarte
-Felipe: – No es necesario que me enfrentes, yo me haré a un lado, he entendido que aunque yo te ame como a nadie no es suficiente para ti, te dejaré seguir tu camino y de verdad deseo que seas muy feliz con lo que has elegido, y espero que jamás te arrepientas por tus decisiones
-Yo: – Estoy seguro de la decisión que he tomado, y ya no pienso mirar atrás nunca más, no renunciaré a mis sueños y haré lo que sea para alcanzarlos, entiendes lo que sea.
-Felipe: – Entonces ya no hay nada más que decir, adiós Alexander… siempre amaré al chico lleno de sueños que algún día fuiste – dicho esto Felipe dio media vuelta y se marcho, yo me quede parado en aquel parque y sólo pensé: Y yo siempre amaré al hombre que me hizo soñar. También di la vuelta y me fui tratando de contener las lagrimas y con un enorme nudo en la garganta.
Al llegar a casa de los De la Riva me encontré a Luis, quien al verme me abrazo felicitándome por mi nuevo nombramiento en el cuerpo diplomático.
-Luis: – Muchas felicidades Alexander, te lo mereces, estoy seguro que llegaras muy lejos
-Yo: – Gracias Luis, la verdad estoy muy feliz con esta oportunidad que me está dando tu tío, y sí, ya verás que pronto comenzare a subir, pero sin mirar atrás
-Luis: – ¿Qué te pasa? Te noto muy raro, ¿estuviste llorando?
-Yo: – No, nada de eso, es solo que no quisiera dejar a mi familia
-Luis: – ¿Después de lo que te hicieron aún los defiendes y los extrañas?
-Yo: – Claro, son mi familia y a pesar de todo los quiero y me duele dejarlos
-Luis: – No cabe duda que eres muy noble y bueno Alexander, por eso mi tío no ha dudado nunca en apoyarte en tu carrera
-Yo: – Tú en mi lugar harías lo mismo Luis
-Luis: – Bueno ya no estés triste, mejor vamos a que te compres un buen smoking para la gala del viernes, debes verte a la altura de todos
-Yo: – Esta bien vamos, quizá eso me ayude a animarme un poco
Mientras estábamos en una famosa plaza comercial de la ciudad Luis aprovecho para ir a arreglar un problema en el banco y yo me quede viendo las diferentes tiendas de lujo que había, cuando de pronto una voz a mis espaldas dijo:
-Carlos: – Miren a quien tenemos aquí, al maricon de vecindad
-Yo: – ¿Qué demonios quieres Carlos?
-Carlos: – Ya me entere que te vas a la Embajada de Alemania, ¿cómo le hiciste? ¿Te acostaste con el Canciller De la Riva?
-Yo: – La envidia te corroe ¿verdad? No soportas que ni con todas las influencias de tu padre lograras entrar al Servicio Exterior y yo si
-Carlos: – Si lograste todo eso fue gracias a que te le metiste a la cama al Canciller
-Yo: – Por favor, no me hagas reír, el que tu no tengas la inteligencia y las capacidades necesarias para este trabajo no quiere decir que yo no las tenga, porque ni con todo el dinero del mundo Carlos, podrás tener todo lo que yo tengo
-Carlos: – Yo tengo mi propio dinero y cuando trabaje junto a mi padre tendré mucho más
-Yo: – ¿Y para qué quieres tener más dinero? Si no tienes la inteligencia para conservarlo, eres tan imbécil que en menos de un año te gastarías toda la fortuna de tu familia
-Carlos: – Ahora no me hagas reír tu a mí, la fortuna de mi familia es inmensa, mucho más dinero del que podrás ver en tu vida maldito muerto de hambre
-Yo: – Tranquilo Carlos, no pierdas el control, para que haces estas escenas, pareces una vieja verdulera, no pienso rebajarme a tu nivel, solo recuerda que yo no me dejo, y te las estoy guardando todas y cuando menos te lo esperes te las voy a cobrar
-Carlos: – ¿Qué me podría hacer un puñal como tú?
-Yo: – Hasta de una puñalada puedes morir, nunca olvides eso
Solo me di media vuelta y me marche con una sonrisa burlona, sabiendo que había dejado a aquel pobre idiota muerto del coraje. Pronto me encontré de nuevo a Luis y nos fuimos a comprar nuestros trajes para la gran noche.
Durante la noche del viernes me estaba arreglando para la cena de gala y mientras me abotonaba la camisa no dejaba de pensar en Felipe, en el daño que le había hecho y si algún día podría entender mis razones por las que hice todo esto, cuando de pronto tocan a mi puerta.
-Yo: – Adelante…
-Arturo: – Te ves radiante esta noche Alexander, mucho más que otras ocasiones
-Yo: – Le agradezco el cumplido
-Arturo: – Pero te falta algo – cuando dijo esto, Arturo saco de su bolsillo una pequeña caja negra en donde se encontraban un par de mancuernillas de oro blanco y una A mayúscula grabada en cada una – Me tome el atrevimiento de comprarte estas mancuernillas, espero me hagas el honor de portarlas esta noche
-Yo: – Muchas gracias, pero no sé si sea correcto aceptar tan ostentoso obsequio
-Arturo: – Por favor acéptalas, las mande grabar especialmente para ti
-Yo: – Esta bien, será honor para mí usarlas, gracias de nueva cuenta
-Arturo: – ¿Me dejarías ponértelas?
-Yo: – Por supuesto – al ponerme la última mancuernilla Arturo acaricio mi mano de una forma sutil y de pronto me miro fijamente
-Arturo: – Ya esta… como te dije te ves radiante Alexander
-Yo: – Me sorprende, nunca pensé que un hombre como usted pudiera ser también un hombre tan galante, cualquiera se sentiría halagado de estar al lado de un hombre como usted
-Arturo: – ¿Lo dices en serio? Nadie me había dicho algo así
-Yo: – Pues créalo, porque esa es la verdad, al menos yo estaría orgulloso de estar a su lado… perdóneme no sé que estoy diciendo, le agradezco mucho las mancuernillas voy a terminar de alistarme que ya es tarde
-Arturo: – Si está bien, te dejo que termines de arreglarte, nos vemos abajo
Mi nueva jugada había resultado como esperaba y ahora me encontraba más cerca de mi objetivo, muy pronto Arturo me daría lo que quería, pero debía irme con mucho cuidado para no cometer ni un solo error.
En cuanto termine de alistarme Arturo, Luis y yo nos fuimos a la ceremonia, en donde rendimos protesta como nuevos servidores exteriores de nuestra nación y se nos hizo entrega de las cartas credenciales, que debíamos entregar ante las autoridades de Alemania. Después del protocolo vino la cena de gala, en donde conocí a todos los grandes diplomáticos, políticos, empresarios y otras personas importantes, pero entre todos destaco Gabriel Icaza, un importante directivo de Relaciones Exteriores, y quien era el padre de Carlos, me llamo mucho la atención que iba solo al evento, y lo que más me sorprendió fue su forma de hablarme.
-Gabriel: – Buenas noches Arturo, que gusto me da verte y a ti también Luis, estas muy cambiado
-Arturo: – Buenas noches Gabriel, el gusto s nuestro, creí que no vendrías, supe que tu esposa está de viaje en Montreal, creí que estarías con ella
-Gabriel: – Y lo estaba, pero no me perdería por nada tu nombramiento como el nuevo Embajador en Alemania, muchas felicitaciones
-Arturo: – Muchas gracias, y hablando de eso, permíteme presentarte a Alexander Rangel, nuestro nuevo Agregado en Asuntos Políticos
-Gabriel: – Mucho gusto Alexander, y permíteme felicitarte por tu nuevo nombramiento, eres muy joven, ¿eres algo de los Rangel de Guadalajara?
-Yo: – El gusto es mío y le agradezco mucho, pero no, de hecho yo no provengo de ninguna familia acaudalada
-Gabriel: – Ya veo, de cualquier forma te reitero mis felicitaciones – en ese momento otra persona vino a felicitar a Arturo y nos dejo solos a Gabriel y a mi – Y ¿en dónde conociste a Arturo?
-Yo: – En una reunión en casa de mi mejor amigo, Gerardo Alcázar
-Gabriel: – Ya veo entonces supongo estudiaste junto a Gerardo, seguramente conociste a mi hijo Carlos Icaza
-Yo: – Si de hecho fuimos compañeros en la universidad
-Gabriel: – Muy bien, él nunca te ha mencionado
-Yo: – Nunca fuimos propiamente amigos, solo compañeros de grupo
-Gabriel: – Tienes una enigmática mirada, ahora veo que es lo que vio Arturo en ti
-Yo. – ¿Disculpe?
-Gabriel: – No hagas caso, tienes todo para conseguir llegar muy alto y si gustas puedes contactarme, yo te ayudare en todo lo que necesites, esta es mi tarjeta.
-Yo. – Gracias, aunque no creo que sea necesario recurrir a usted
-Gabriel: – Uno nunca sabe, conservarla, por si acaso
-Yo: – Lo haré, buenas noches
-Gabriel: – Un gusto Alexander
Todo en la fiesta corrió de forma normal y sin muchas novedades, hasta que de pronto Gabriel comenzó a beber de forma descomunal, ya estaba bastante ebrio y alcance a ver cuando entablo conversación con un joven mesero que no debía sobrepasar los 20 años de edad, el chico no estaba nada mal, al contrario era bastante simpático, lo más interesante vino al ver como Gabriel se lo llevaba a un cuarto contiguo en el segundo nivel del salón, yo por supuesto los seguí sin que nadie se diera cuenta y tuve que buscar un lugar por donde poder espiarlos sin ser visto por nadie, por fin encontré una pequeña bodega que daba hacía el cuarto donde se habían metido aquellos dos, cuando me subí por una silla hacía la pequeña ventana que daba hacía el cuarto pude divisar muy bien aquella escena: Gabriel estaba de pie en medio del cuarto y aquel joven estaba de rodillas mamando el pene del político, Gabriel tenía los pantalones hasta abajo e igual su ropa interior, agarraba de la cabeza al mesero y lo empujaba hacía su miembro de forma rápida y fuerte, se veía que tenía un miembro de tamaño respetable, calculo 18cm aproximadamente y grueso, tanto así que aquel muchacho se ahogaba con cada embestida que el hombre le propinaba sin ninguna piedad, se notaba que Gabriel lo estaba disfrutando pues le decía cosas obscenas como “así puto que bien la mamas” “abre toda la boca eso es lo que hacen las perras como tú” “¿Lo disfrutas verdad?” “Voy a reventarte ese culo de puta que tienes”.
Yo aproveche la vista para sacar mi teléfono móvil y tomar varias fotos de aquellas escenas propias de película porno barata, con esas fotos en mi poder tendría a la familia Icaza en mis manos, y sobretodo el futuro del estúpido de Carlos.
Después de otros minutos con su verga en la boca del mesero lo levanto bruscamente y lo giro de forma que le diera la espalda, le bajo los pantalones y el slip de forma agresiva y apretó, golpeo y mordió aquel par de nalgas morenas, nada extraordinario, pero se veían respetables, el muchacho solo gemía del placer y dejaba escapar pequeños gritos de placer y dolor al sentir ultrajadas sus nalgas por aquel hombre maduro, el cual pronto se encontraba perforando aquel pequeño ano con un par de sus grandes dedos, no importándole el dolor que le causaba al chico, quien solo permanecía en su posición sumisa y abnegada, entregándose a su dueño. Y de pronto Gabriel saco de su pantalón un condón y sin esperar ni un minuto más se levanto su camisa y comenzó a penetrar al joven mesero, aunque al principio no entraba obligo a su recto a ceder ante su miembro y fue tal el dolor que debió causarle al chico que este se arqueo y dejo escapar un grito más fuerte
Gabriel solo le tapo la boca y le dijo “esto es lo que querías no perra, ahora aguántate y cállate o nos van a descubrir”. En ese momento se me ocurrió tomar un video ya que Gabriel cambio de posición y tumbo boca arriba al muchacho en una pequeña mesa, le quito sus zapatos, pantalón y slip y así puso sus piernas en sus hombros y metió su pene de un golpe haciendo soltar un gemido al chico y en esa pose su cara daba hacía donde yo estaba y así con extremo cuidado comencé a grabarlos, así tendría suficientes pruebas en su contra. Tan solo unos minutos después Gabriel comenzó a acelerar el ritmo y el mesero solo apretaba con sus manos los extremos de la mesa para aguantar el ritmo con el que estaba siendo cogido y en su rostro se dibuja el gesto de dolor pero a la vez placer, apretando sus dientes y los ojos cerrados, segundos más tarde Gabriel saca su miembro del culo del mesero y le ordena ponerse de nuevo de rodillas para después eyacular en su boca, el chico quería retirarse de él, pero Gabriel lo obligo literalmente a tragarse hasta la última gota de su semen, después de eso se subió su trusa y pantalón, se fajo bien la camisa y abrocho su cinturón, saco de su cartera unos cuantos billetes y de los tiro al suelo al joven mesero, quien los recogió a toda prisa y sin decir ni una palabra más Gabriel salió del cuarto, el joven todavía se quedo en aquel cuarto unos minutos más, se vistió y guardo el dinero y también salió.
Yo me apresure a salir de aquella bodega y me fui hacia dirección de las escaleras para interceptar al mesero, pues había algo en el que me hacía sospechar. Y por fin lo vi venir hacía mi.
-Yo: – Disculpa, ¿hacía donde están los sanitarios?
-Mesero: – Están al final del pasillo señor
-Yo: – Muchas gracias, ¿cuál es tu nombre?
-Mesero: – Pablo señor
-Yo: – Muy bien Pablo, te ves muy joven para estar trabajando ya
-Mesero: – No señor, tengo 19 años
-Yo: – ¿Seguro? – Se lo pregunte mirándolo fijamente a los ojos, el pobre chico no pudo sostenerme la mirada y agacho la cabeza
-Mesero: – No señor, tengo 16 años, pero no le diga a nadie, necesitaba el trabajo
-Yo: – No te preocupes Pablo, yo no le diré a nadie y gracias por la información
Así que la estupidez de Carlos la había heredado de su padre, el imbécil ni siquiera se dio cuenta que acaba de cometer un delito al tener sexo con un menor de edad, y además le había pagado, por lo cual podía ser tomado como prostitución. Tenía todo para hundirlos de inmediato, pero debía planearlo muy bien para evitar que descubrieran que yo había sido el que los grabo, me tomaría mi tiempo para vengarme de Carlos.
De pronto suena mi celular y al ver era una llamada de Felipe, dude en contestarle, pero al final lo hice:
-Yo: – ¿Qué quieres Felipe?
-Felipe: – Necesito hablarte Alexander, por última vez – por el tono en el que me hablaba era obvio que Felipe estaba ebrio, tanto o más que Gabriel.
-Yo: – No, y menos en el estado en que estas
-Felipe: – Si estoy así es porque has roto mis sueños y mi corazón, lo menos que puedes hacer es aceptar verme
-Yo: – No me vas a chantajear con ese patético discurso Felipe
-Felipe: – Por favor Alexander, sólo esta vez, la última – cuando me dijo esto se le quebró la voz, seguro comenzó a llorar
-Yo: – Esta bien Felipe, te veré en una hora en aquel parque donde estuvimos aquella vez
-Felipe: – Bien, allí te veré entonces, no faltes mi amor
-Yo: – No faltare, te lo juro
Me las ingenie para salirme de la gala sin que nadie se diera cuenta y ya estando afuera tome un taxi a toda prisa para ir al encuentro de Felipe, pero quizá ese sería un grave error que me podría costar mis planes con Arturo y la Embajada.
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