El empleado me partió
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
desde mi pubertad tenía ya cierta inclinación homosexual porque de chiquito me hicieron montadas y culiadas los vecinos grandes, admito que desde la primera vez que me lo hicieron me gustó aunque yo disimulaba mi deseo era un gaycito tapado.
Quedé huérfano de padre y mi mamá trabajaba de cocinera con mi hermanas mayores en el negocio de un restaurant en el centro del pueblo, allí trabajaba un mozo que se llamaba Eugenio por aquel tiempo tendría sus 19 años, vivía con nosotros mi sobrino Sebastián de 10 años, ambos se llevaban muy bien.
Tan bien se llevaban que veía raro los abrazos y los topeteos de caricias que se daban, una vez los sorprendí en un paseo a la montaña cuando Eugenio le daba bolsas al culo de Sebastián, se acostaron y se dieron vuelta se besaban en la boca como dos tortolitos, me impresionó que ambos hicieran eso, sobre todo que a Sebastián le pasara eso, me pregunté desde hace que tiempo lo venían haciendo, porque para ambos eso ya era normal, me di cuenta por qué Eugenio le daba dinero a Sebastián, era para eso.
Mi verga se me entiesó viendo eso, Sebastián le mamaba la verga a Eugenio, se pusieron de lado boca arriba el uno mamándole la verga al otro eso me entusiamó mucho ya que me bajé el cierre y estiré mi verga masturbándola rapidito en nombre de esa ricura de verga peluda que tenía Eugenio, a mis 15 años ya botaba semen y fue un chorrote que estampé en el suelo al rato vi que se vistieron yo los seguí detrás.
Desde ese momento me propuse que esa verga iba a ser mía, pasaba el tiempo y yo hacia el detalle de ponerme de culo detrás de Eugenio para que se diera cuenta a manera de broma pero seguía culiando a mi sobrino, me deseperaba por tener esa vergota, sentía vergüenza divulgar mi personalidad, realmente estaba enamorando de su verga y cada noche deseaba ser suyo hasta que se me dió un día en que estaba solo en casa y Eugenio vino a ver unos comprados, yo estaba viendo tv con las piernas abiertas puestas en el sillón moviéndome la verga con mis manos dentro de mi short, le vi su verga que se endurecía por ese pantalón ajustado, atrevidamente pasó las manos por mis piernas ese movimiento hizo que mi verga se parara más, con la mirada le invitaba a que siguiera al mismo tiempo que me estiraba la verga, los dedos pasaron por los muslos hasta llegar a mis bolsas me las sobaba tan rico que me ladeaba en el sillón mi piel se puso caliente y de gallina, dejé que me estirara la verga tan suave que parecía que iba a estallar del deseo, me levanto y me dijo que si quería culiar, con la mirada le insinué mi cuarto, sin decir más me abrazó pegó su cara en la mía y llegamos a la cama me pidió que le quitara la ropa, empecé por su camiseta se acostó en la cama y me dijo que le besara el pecho y el abdomen mi lengua y saliva actuaban en esa piel tan deliciosa que le hacía botar quejidos de placer, le fui bajando el cierre del pantalón y hasta sacarle por el calzoncillo esa deliciosa verga que tenía sin que me lo pidiera se la mamé, en cada mamada la verga se me hacía maàs rica y eso me daba gusto de sguir sin parar, dentro de mi me vino el placer y sentir el garadao de por fin tener esa rica verga, Eugenio se sentía complacido se incorporaba un poco para besarme los hombros y parte de la espalda estaba tan excitado que luego de mamarle y de besarme deliciosamente no dudé en decirle que me culiara, su bigotito pasó por mis nalgas haciendo sentir un gusto enorme, los dientes rozaban entre duro y suave mis nalgas, pasó la lengua botando saliva en mi culo virgen quería sentir esa verga dentro de mi, había soñado tanto ese momento que me relajé, sabía que me iba a doler pero mi culo desarrollado iba a resistir la embestida de verga que me iba a dar, yo elegí a Eugenio como el hombre que me iba a partir en dos y asi se lo permití, la verga al principio se desviaba a mis testículos que ya estaban humedecidos de tanta saliva que botaba a mi culo repetidamente, usó los dedos para dilatar el hueco de mi culo, no duró mucho en hacérmelo, hasta que fue metiendo la verga yo inhalaba y pujaba en cada metida y sacada suave que me hacía.
Me encorvó levantando mi verga sobre las almohadas me abrió un poco más las nalgas sus piernas pasaron cerca de mi cara, él estaba algo recostado me llevó hacia él y me hizo mover adelante y atrás sentí estar en el paraíaso, qué rica culiada que me deba con la verga, me hizo sentar sobre él, mi culo cabalgaba sobre su verga que buscaba refujiarse en el interior de mi culo, mis entrañas sintieron parte de su verga metida, me hizo ir hacia delante de cara al colchón ahora en cuatro y ahí sentí el más grande dolor que sentí que me partía en dos, pese a la angustia y defensa natural de mi cuerpo, mi mente sentía la delicia de haber probado esa rica verga, Eugenio siguió y siguió metiéndola, hasta sentirla al fondo cayó su cara sobre mi cabellera, nuestros sudores se confundieron el uno con el otro ambos respirábamos aceleradamente en forma armónica, me giré para verle su cara de satisfacción, nos besamos pero en esos besos gemia de dolor, me levantó de la cama y vimos las sábanas con pintas de sangre, me costaba estar de pie, la verga de Eugenio seguía parada quería más de mi culo, él todavía no había botado el semen, me paró y el se arrodilló a mamarme mi verga, sentía delicioso como por delante era dulzura lo que me hacía y por detrás tenía la molestia del dolor y algo de ardencia, no sabía si orinar o defecar, le hice parar para que me lleve al baño, me limpié el culo sabia que eso me iba a pasar, sentí un arrepentimiento y algo de vergüenza al ver roto mi culo, Eugenio no me dejó pensar mucho y me llevó de vuelta a la cama, se sentó un rato conmigo podía verle su rostro lleno de preocupación y recelo, me dejó ver su verga parada, me dijo que le diera mi culo le respondí que me dolía pero él me dijo que no pasaría algo grave, de tanto insistirme acepté con temor y me metió algo de la verga en la entrada era delicioso, quizo metérmela más pero me dolía asi que terminó sobando su verga en mis nalgas y botó el semen en el coxis y en las nalgas me levante y otra vez me fui al baño a limpiarme, él me siguió desnudo con su verga húmeda que me la aplicaba en las nalgas y nos lavamos.
Eugenio dejó de culiarlo a mi sobrino a petición mia no por celos sino por estimación que me tenía, nuestros encuentros en mi casa o al finalizar el trabajo era de grandes cogidas, poco a poco en cada metida de verga en mi culo se iba lubricando y endureciendo las paredes de mi culo, no solo lo hice con Eugenio sino también con los compañeros de universidad con quienes hasta ahora comparto mis intimidades sexuales.
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