El esposo de mi mejor amiga parte 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
A raíz de lo que pasó en mi casa, la situación de mi amiga y su esposo volvió a la normalidad, pasaron los días y no volví a saber de él y por supuesto no me atrevía a buscarlo pues no sabía cómo iba a reaccionar.
Pero me ganó la calentura así que un día, en la tarde me dirigí hasta su taller con la excusa de que mi carro presentaba una falla, cuando iba llegando vi a mi amiga salir del taller en el carro de Alfonso, ella no me vio, cuando el notó mi presencia me saludo como si nada.
– Que pasó profe, que lo trae por aquí.
Me bajé del auto las piernas me temblaban.
– El carro tiene una falla, cuesta encenderlo, si puedes revisarlo.
Él se embarcó yo me fijé que estábamos solos, el intentó encenderlo varias veces y se bajó.
– Eso deben ser las bujías enchumbadas, dijo riendo.
En el deposito tengo la pieza que necesita, yo lo seguí, el deposito era un local mitad bloque mitad cerca de ciclón, con un mostrador.
– Revise esa caja, dijo señalándome una caja negra que estaba en el piso, ahí hay una cajita amarilla, pásemela.
Yo me agaché y comencé a registrar la caja que quedaba justo debajo del mostrador, él se acercó poniéndome el pene demasiado cerca.
Yo comencé a tocárselo, él se abrió la correa se bajó el pantalón, el bóxer y nuevamente tuve aquella preciosa monstruosidad frente a mí.
Comencé a besarlo y a lamerlo luego me lo fui metiendo poco a poco, su pene no estaba erecto completamente y ya tenía más de la mitad en mi boca cuando.
– Olvidaste darme el dinero para los zapatos de Alfonsito.
Era mi amiga, su esposa que había llegado de golpe, el me empujó contra la pared y todo su huevo quedó dentro de mi boca, llegándome hasta la garganta, yo no podía respirar, las ganas de vomitar me invadieron pero tenía que permanecer inmóvil.
– Tu cada día estas más despistada, dijo él.
– Estamos, dijo ella, apúrate que dejé el carro en la calle, él se sacó el dinero del bolsillo de la camisa, yo sentía que me iba a dar algo.
– Apúrese entonces y haga lo que va a hacer que tengo mucho trabajo.
Ella tomó el dinero y al salir se detuvo.
– Vea a ver si trabaja esta noche en la casa que tiene el negocio abandonadito.
– Jajaja se rio el, tranquila que esta noche come carne.
Ella se fue y él se apartó justo en el momento que yo sentía que mi corazón se iba a reventar por la falta de oxígeno.
Yo caí al suelo respirando forzadamente.
– Eso le pasa por puta, pa que vienes a meterte aquí.
Ah y te jodiste, tu socia quiere que la coja esta noche y a esa tengo que darle su lechita completa.
Yo me levanté y acomodé mi ropa, me sentía confundido.
– Ven mañana a las tres a buscar el carro, le hace falta aceite, eso te lo dejo como nuevo.
Me fui a mi casa, mi cabeza era un hervidero de confusión, Alfonso era un desgraciado pervertido, pero su esposa decía lo contrario, que a pesar de ser mecánico, Alfonso era un esposo increíble.
Al llegar la hora de acostarme, comencé a dar vueltas en la cama, sabía que Alfonzo y mi amiga tenían sexo en ese momento, llegué a la conclusión que tenía que calmarme, además lo que había pasado en el taller era prueba de que él quería más, él era el que había tomado la iniciativa.
Me dormí tarde, soñé las mil y una pendejeras y al día siguiente a las tres me dirigí al taller, ahí estaban mi amiga y sus hijos y otros tipos.
Nos saludamos como siempre, conversamos de varias cosas, hasta que el salió.
– Ya el carro está listo profe, vamos a dar una vuelta para probarlo.
Nos embarcamos el conduciría, y salimos del taller, recorrimos varias calles hasta que él tomó una donde habían pocas casas y no pasaba casi carro.
– Bueno Ángel le llegó la hora de pagar.
Se desabrochó el pantalón y no cargaba ropa interior, yo me lancé sobre aquel huevo y lo comencé a mamar desesperadamente, el cómo estaba sentado no podía hacer gran cosa, solo movía sus caderas, de repente me lo sacó, se bajó del carro y abrió la puerta donde yo estaba, me agarró de una por las orejas y comenzó a cogerme la boca, el guiaba los movimientos, yo me dejaba llevar.
Estuvimos así, un largo rato, luego me jaló del brazo y me hizo bajarme el pantalón deportivo que llevaba y el bóxer, se echó saliva en los dedos, me la colocó en el culo y poniéndome el huevo en la entrada comenzó a embestirme hasta que me penetró, yo grité de dolor y de placer, sus movimientos eran violentos, sentí sus vellos púbicos rozar mis nalgas.
– Tienes mejor culo que mi mujer, fue lo único que dijo.
Me obligó a montarme sobre el asiento quedando en cuatro patas y continuó castigándome hasta que eyaculó.
Luego permaneció un rato en silencio dentro de mí, se separó de mi cuerpo se arregló la ropa y volvió al volante para continuar manejando.
Yo me acomodé la ropa y me senté a su lado.
Él iba a arrancar pero se detuvo y me miro.
– Hay algo que quiero decirte.
Me estremecí me imaginé que quería terminar o algo así.
– No sé por qué está pasando esto entre nosotros, pero bueno, está pasando y ya.
No estoy arrepentido, al contrario, hace mucho tiempo que no gozaba un culo de hombre y el tuyo vale la pena.
Me alegré al escuchar aquello.
– Pero yo solo puedo ofrecerte lo que te he dado, cada vez que te agarre te voy a dar a reventar, no sé qué pase más adelante pero por los momentos será así.
No es que vamos a ser novios ni nada de eso, pero en mi tienes un amigo, alguien en quien confiar, pero te repito, va a ser así, con mis reglas y arrecho, violento y duro.
– Yo nunca he tenido fama de cobarde, dije yo, acepto, a ver quién es más arrecho.
Dije extendiéndole la mano, el me la estrechó, era un pacto, luego acerque mi boca a la de él y le estampé un beso en la boca, él se sonrió, y me dio una cachetada, ni remota idea tenia del viajecito que me
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