El Gordo de Don Serch y Daniel – El inicio
Don Serch el gordo vigilante de mi unidad me cuida y yo sin querer lo empiezo a excitar.
Me llamo Daniel soy el hijo menor de un matrimonio, soy moreno y toda la vida he sido delgado, tengo un hermano 8 años mayor que yo que se llama Jorge, la relación con mi hermano no era muy buena y se podría ser que era nula, debido a la diferencia de edad, con los años mejoramos nuestra relación, pero en la infancia le estorbaba en su vida de adolescente. Mis padres toda la vida han trabajado, mi papá trabajaba de oficinista y mi mamá trabajaba de limpieza en una fábrica, antes de que mi hermano naciera mis papás rentaban un departamento en CDMX, pero cuando nació mi hermano mis papás compraron un departamento en una unidad en el estado de México.
La unidad constaba de diez edificios con cinco pisos cada edificio, yo vivía en el primer edificio entrando a la unidad, pero vivíamos en el último piso, no todos los departamentos estaban habitados, ya que algunos los rentaban y otros aún estaban en venta. Desde que yo recuerdo en la entrada de la unidad siempre existió una caseta de seguridad me contaron mis papás que esa caseta de seguridad se construyó debido a que antes de que yo naciera unos ladrones ingresaron a un departamento y se robaron muchas pertenencias de ese departamento, por lo cual entre todos los vecinos cooperaron para cerrar la unidad y poner una caseta de seguridad.
En la caseta de seguridad trabajaban dos hombres Don Serch y Don Chucho, cada uno de ellos trabajaba 12 horas. Don Chucho es un señor alto, moreno y delgado, él vivía en otra unidad cercana a mi unidad, él trabajaba de 7 pm a 7 am. Don Serch vivía dentro de la misma unidad, él vivía en el primer piso de los últimos edificios que aún estaban sin habitar, él es soltero y sin hijos, es gordo, moreno claro, tiene barba completa, un poco más bajo de estatura que Don Chucho, él tenía poca higiene en su persona, siempre andaba con la misma ropa como por 3 o 4 días seguido, olía a sudor de axilas y siempre fumaba mucho. Su ropa era algo vieja y sucia, pero supongo que su ropa se encontraba en ese estado, porque también trabajaba haciendo reparaciones de aparatos electrónicos, pintaba casas, resanaba casas, destapaba coladeras, entre otras cosas más, todo ese tipo de trabajos Don Serch los realizaba. Don Serch era el vigilante durante el turno de 7 am a 7 pm, pero a veces no estaba en la caseta, por estar realizando los trabajos que le salían en la semana, que se iba a pintar un departamento, que se iba a reparar la televisión de tal vecino, era descuidado en su trabajo de vigilante.
La mayoría de los vecinos se expresaban mal de Don Serch por oler mal, aparte decían que también veía de forma morbosa a las mujeres jóvenes y por sus descuidos de vigilante, ya que los vecinos tenía una cuota semanal para pagarles y se les hacía injusto que se le pagara a Don Serch por ser descuidado, pero nadie lo quitaba del puesto, ya que él era muy atento con todos los vecinos, ya que muchas veces los ayudaba a cargar muebles o si el trabajo que le pedían no le costaba mucho trabajo no les cobraba y sobre todo era muy honrado, él era el encargado de llevar el dinero del mantenimiento del edificio y siempre daba bien sus cuentas y como un plus Don Serch era un amor de persona con todos los niños de la unidad, siempre en día de reyes, navidad, día del niño, compraba dulces y nos regalaba a todos los niños independientemente si nuestros papás se llevaban bien con él o no y a veces se ponía a jugar futbol con nosotros los niños, siempre era el portero y a todos los niños nos decía amiguito o amiguita.
Como les conté mis padres siempre han trabajado, por lo cual Doña Elba una vecina que vivía un piso antes que nosotros nos cuidaba a mi hermano y a mí, ella tenía dos hijos, la mayor que era de la edad de mi hermano que se llama Karla y el menor Francisco que tiene 2 años más que yo. Pero hubo un detalle en la época que Doña Elba me cuidaba y es que Francisco un día de la nada sus juegos eran raros, ya no jugábamos con muñecos, carros, y juguetes, ahora los juegos eran cuando nadie nos veía era bajarnos el pants y el calzón y tocarnos los penes, nunca llego a pasar más de eso, a pesar de que no me gustaba mucho ese juego, era el juego favorito de Francisco, este juego pasaba cuando Doña Elba nos dejaba en casa solos a Francisco y a mí mientras ella se iba de compras al mercado o salía a hablar con alguna vecina y nosotros nos quedábamos en casa solos, como sabrán no podía decir nada ya que me tenía amenazado con decirle a mis papás que era un puto por andar tocando el pene a otra persona y como castigo mis papás me correrían de la casa. Ese juego termino cuando iba a iniciar mi segundo año de primaria, Doña Elba y su familia se mudaron de casa, debido a que su esposo encontró un trabajo mejor y le quedaba muy lejos, por lo cual decidieron poner en renta su departamento y ellos ir a rentar una casa más cerca del trabajo de su esposo, razón por la cual mi mamá deja de trabajar para poder cuidarnos de mi hermano y de mí.
Un día cuando estábamos por mitad de año escolar y nos empezaban a enseñar las tablas de multiplicar, mientras mi mamá me preparaba para llevarme a la primaria, recibe una llamada telefónica de la cruz roja (un hospital mexicano) que habían atropellado a mi tía y necesitaban un familiar ya que se encontraba sola, y mi tía puso a mi mamá como contacto.
Mi mamá le pide de favor a Don Serch si nos puede cuidar a mi hermano y a mí, en lo que llega mi papá o ella, Don Serch acepta muy amablemente, mi mamá decide que no vaya a la primaria y que me quede con Don Serch en la caseta de seguridad con él, mientras mi hermano se queda en el Departamento haciendo tarea, para después irse a la secundaria, ya que él iba a la secundaria en el turno de la tarde.
Don Serch fumaba mucho, así que mientras me cuidaba me llevaba algunos departamentos hacer sus trabajos extra, mientras trabajaba, fumaba 1 o 2 cigarros, recuerdo que hizo trabajos como destapar caños, arreglar algún aparato electrónico, después de un rato mientras estábamos en la caseta toma algo de dinero y se le caen unas monedas al suelo, cuando se agacha a recoger el dinero, su pants se le baja por la parte de atrás, dejándome ver parte de su calzón blanco y un poco de su raya de sus nalgas, por algún motivo en vez de molestarme o darme asco, esa escena me gustaba y no dejaba de mirar, termina de recoger el dinero, y pasamos por mi hermano para ir al tianguis a comer unos tacos y después llevar a mi hermano a la secundaria.
Regresamos de comer y en su caseta empieza a fumar, empieza hacer unas cosas en la caseta, mientras a mí me prestaba gises y me dejaba dibujar en un pizarrón que tenían en la caseta, cuando de repente Don Serch se echa un pedo fuerte.
Don Serch: perdón amiguito, se me salió un pedo.
Daniel: jajajajaja, se escuchó fuerte y chistoso.
Don Serch: veo que te gustan los pedos, pues hay te va otro.
Don Serch se echa un segundo pedo con sonido fuerte.
Daniel: jajajajaja, ahora voy yo.
Pero mi pedo no sonaba tan fuerte como los de Don Serch.
Don Serch: jajaja te echaste un pedito de bebito.
Al estar tratando de pujar para que me salieran más pedos, me dan ganas de ir al baño.
Daniel: Don Serch quiero ir al baño.
Don Serch: ¿Quieres miar o quieres cagar?
Daniel: Quiero hacer de la popó.
Don Serch: Vamos a tu departamento a que hagas del baño, porque el baño de la cabina está muy sucio para un niño como tú.
Don Serch me lleva a mi departamento, cuando abre el departamento yo entro directo al baño y Don Serch me espera en la sala, en ese entonces tenía miedo de quedarme solo porque mi hermano y yo vimos la serie de It el payaso asesino y me daba miedo quedarme solo en cualquier lugar, incluso en el baño después de ver que el payaso le salía a un niño mientras se bañaba y a una niña se le apareció mientras se lavaba las manos, por lo cual no me daba miedo quedarme solo en cualquier lugar.
Daniel: Don Serch puede venir.
Don Serch: ¿qué paso amiguito?, ¿tan rápido terminaste?
Daniel: no, es que tengo miedo ¿se puede quedar conmigo?
Don Serch: cierra la puerta del baño y yo te espero afuera, no me iré a ningún lugar.
Daniel: porque mejor no le hace como mi mamá, ella entra conmigo al baño mientras termino.
Don Serch: mejor deja la puerta abierta, y yo te espero aquí afuera del baño para que ya no te de miedo.
Así pasó, yo estaba dentro del baño vaciando mis tripas, mientras Don Serch estaba afuera del baño esperándome, después de que termine de vaciar mis tripas, me levanto de la tasa del baño para limpiarme y Don Serch me mira.
Don Serch: ¿ya terminaste?
Daniel: si, ya terminé ¿me va a revisar como mi mamá?
Don Serch: ¿Revisar que cosa?
Daniel: Las pompis para ver si me limpie bien.
Don Serch: ¿no te sabes limpiar la cola?
Daniel: Si, pero mi mamá me dice que algunas veces le dejo sucios los calzones.
Don Serch: confió en ti, estoy seguro que si te limpiaste bien la cola, no hay necesidad de que te revise.
Me salgo del baño y me lavo las manos en eso veo que Don Serch entra al baño.
Don Serch: salte amiguito, que ahora yo voy a entrar al baño.
Daniel: ¿pero…?
Don Serch: voy a dejar la puerta abierta como tú para que no te de miedo, pero eso sí, sí huele feo te tapas la nariz o te vas a otro lado porque también voy a cagar.
Me salgo del baño y veo como se baja el pantalón y el calzón de un solo golpe dejando sus prendas un poco más arriba de la rodilla, supongo que eso lo hizo para tratar de cubrir sus partes íntimas, se sentó y empezó a pujar yo solo escuchaba como chocaba su chorro de orina en la tasa del baño, sus pedos fuertes que se echaba, lo cual me seguía causando gracia escuchar sus pedos, incluso escuchaba como caía su popó a la tasa del baño, Don Serch lo veo que se apena un poco se levanta y yo entro para poder tomar él papel y poderle ayudar a limpiarse, como mi mamá algunas veces lo hacía conmigo.
Don Serch: ¿qué haces amiguito?
Daniel: lo voy a ayudar a limpiarse.
Don Serch: ¿me quieres ayudar a limpiarme la cola?
Mientras hablábamos me fijo en sus calzones y veo que sus calzones se encuentran manchados, por la parte de atrás se encuentra una ligera mancha color café (mancha de popó) y por enfrente una mancha color amarillo (mancha de orina).
Daniel: si, mi mamá dice que siempre hay que ayudarnos el uno al otro, y usted me ayudo a no dejarme solo en el baño.
Don Serch: no amiguito, yo si se limpiarme la cola.
Daniel: no es cierto, también deja sucios los calzones, mire.
Le señalo su calzón, pero ahora que él se encuentra volteado hacia mi puedo ver su pene y los huevos de Don Serch, eran dos enormes y gordos huevotes morenos llenos de pelos, una verga pequeña morena dormida escondida en su prepucio, entre esos huevotes y de una mata de pelo que estaba rodeaba su pene.
Don Serch: no es que no me sepa limpiar la cola, es que como estoy gordo me cuesta trabajo limpiarme bien la cola.
Daniel: ¿entonces si le ayudo?
Don Serch: pero tú tampoco te sabes limpiar bien la cola, ¿Cómo me vas a limpiar la cola a mí?, aparte no está bien que un niño le limpie la cola a un adulto, se puede mal interpretar.
Daniel: ¿por qué no se puede limpiar la cola a un adulto y aun niño si se le puede ayudar?
Don Serch: no se puede porque eres un niño, si tus papás o alguien más sabe que me ayudaste a limpiarme la cola, se pueden enojar conmigo y me pueden correr del trabajo.
Daniel: no le digo a nadie que le ayude a limpiarse la cola.
Él se queda pensando un poco, yo no apartaba mi vista de esos huevotes y de esa verga que parecía, como cuando una tortuga esconde su cabeza dentro de su caparazón, a decir verdad, lo que tenía enfrente de mi si me gustaba a diferencia de Francisco que con él nunca me gusto verle el pene, ni sus testículos. Tal vez por el juego que me obligaba a jugar Francisco, no dejaba de ver su pene y sus huevotes a Don Serch.
Don Serch: ya se cómo me puedes ayudar, corta el papel del baño y me lo vas pasando, pero no le digas a nadie que me ayudaste.
Daniel: sí, se lo prometo.
Don Serch: lo prometiste, que no se te olvide.
Él se gira un poco de forma que me impide ver sus huevotes y su pene y tampoco me deja ver su trasero, Don Serch empieza a limpiarse la cola, yo mientras me acerco más a Don Serch para cortarle el papel y dárselo, cuando estoy cerca de Don Serch me llega un olor extraño que nunca había olido antes, ese olor era diferente al sudor de sus axilas y a la de su popó, era un aroma combinado con el de orines y algo más que para mí era algo agradable a mi olfato.
Don Serch: ¿y no te da asco ver mi caca en la tasa del baño, ni el aroma que desprende mi caca?
Me dirijo a cortar más papel cuando escucho lo que dijo, Don Serch se voltea frente de mí y veo por segunda vez esa verga pequeña y esos huevotes peludos, pero esta vez su verga se le veía un poco el glande asomándose de su prepucio, el color de su glande era un poco menos moreno que su tono de prepucio y su glande era brillante.
Don Serch: ¿Qué pasa amiguito?, ¿Nunca habías visto una verga?
Yo solo me quedo callado recordando lo que me decía Francisco de ser puto y Don Serch me quita el papel de la mano y se limpia otra vez el culo.
Don Serch: recuerda no decirle a nadie que me ayudaste a limpiarme la cola, ni que viste mi verga.
Él se acerca para tirar el papel y jalar la palanca del baño, y sin pensarlo y por instinto tomo con una mano su verga.
Don Serch: ¿¡Qué haces!?
Con mi mano sostengo un rato su verga y empiezo a masturbarlo como Francisco me decía que le hiciera y luego empiezo recorrer mi mano por sus pelos, su pene, sus huevotes y veo que su verga empieza a crecer un poco y Don Serch se queda quieto por un rato, para mí era algo raro ver pelos en la parte púbica, ya que Francisco y yo no teníamos pelos ahí en ese entonces por ser niños.
Daniel: ¿por qué tiene pelos aquí? Yo no tengo pelos.
Don Serch: deja de tocar mi verga, esto no está bien, además si alguien se entera, se pueden enojar conmigo y correrme del trabajo.
Don Serch un poco serio me retira la mano de su verga, inmediatamente yo con la otra mano le vuelvo a tomar la verga y la sigo masturbando y empieza a crecer poco a poco y me llega un aroma de orines combinado con ese aroma extraño que me empieza a gustar cada vez más y más.
Don Serch: amiguito no lo hagas que me estoy poniendo caliente y contigo no puedo hacer nada porque eres un hombre y aparte eres un niño.
Sigo masturbándolo, su pene crece por completo y se pone muy gordo, tanto que mi mano no le podía rodear su verga por completo, mientras sigo oliendo ese aroma que me gustaba y hacia ruidos con mi nariz cada que inhalaba ese aroma, debo admitir que lo que alguna vez hice con Francisco, lo quería hacer con Don Serch, su pene por algún motivo me gustaba mucho y luego con ese aroma extraño que me estaba gustando quería seguir masturbándolo y seguir oliendo ese aroma.
Don Serch: ¿te está gustando agarrarme la verga o te está gustando el aroma que desprendo?
Yo muevo la cabeza diciendo que sí, el aroma a orines combinado con el otro olor que no sabía describir se intensificaba más, sentí un poco mojada mi mano, pero no hice caso.
Daniel: me gusta el olor, ¿Por qué huele así de rico? Nunca había olido ese aroma, además tiene un pajarito (palabra que me decía mi mamá que se llamaba el pene) gordo, grande y suave
Don Serch: Es olor a macho, a mí y a mi verga nos gusta que nos toques de esa forma amiguito, pero ya quita tu mano no está bien que hagamos esto y si seguimos así no se si me pueda controlar.
Me quita la mano de su pene y veo una especie de hilo de baba que sale de su verga y mi mano también lleva un poco de esa baba que desprendía su pene.
Daniel: se le está saliendo la pipí.
Don Serch: no es pipí, es una babita especial que mi verga te da como premio porque le estaba gustando como lo agarraste.
Daniel: si a usted y a su pajarito le gusta como lo agarro, ¿por qué no quiere que lo agarre otra vez?
Don Serch: porque no está bien que hagas estas cosas, además me ibas ayudar a limpiarme la cola pasándome el papel y terminaste agarrándome la verga.
Daniel: pero a su pajarito si le gustó, mire le está saliendo más babita.
Su pene no dejaba de salir el hilo de baba escurriéndole, Don Serch se sube el calzón y el pantalón enseguida, pero le cuesta abrocharse el pantalón
Don Serch: si le gusto a mi verga que lo agarraras y que hicieras otras cosas más ricas para que este más feliz, pero eres un hombre y un hombre niño y no puedo hacer esas cosas contigo y tú tampoco debes de agarrar vergas, además si tus papás se enteran de que me agarraste la verga y me ayudaste a limpiarme la cola, me matan.
Daniel: ¿qué otras cosas ricas le puedo hacer a su pajarito para que este más feliz?
Don Serch: mira dejemos eso a un lado y mejor vamos a fuera que debo de cuidar la entrada y tú puedes ir a jugar con tus amiguitos.
Veo en mi mano que aún tengo la baba de su verga y me llevo la mano a mi nariz. No olía a nada la baba, pero mi mano si olía a el olor a macho que se me penetro al tocarle su pene. Don Serch se da cuenta que huelo mi mano con su baba y se queda de pie observándome.
Don Serch: lávate las manos por favor amiguito, … espera aún no te las laves, ¿enserio te gusto tocar mi verga y el aroma que desprendo?
Daniel: si me gustó mucho Don Serch
Don Serch: porque no pruebas esa babita que mi verga le regalo a tu manita, puede que te guste, y si te gusta puede que te enseñe a jugar con mi verga
Yo con mi lengua pruebo un poco de la babita de mi mano, sabia un poco saladito, espero un poco más de tiempo y ahora con mi lengua me como toda la babita que quedaba en mi mano.
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