El Gran Miguel
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Miguel, me fue buscando al punto de ser su confidente, contarme que ya trabajaba para ayudar en casa y empezar a invitarme antojitos y a veces regalitos. Yo no los aceptaba, ya que si los llevaba a casa, no me quería exponer al interrogatorio de mi Padres, quienes si eran muy desconfiados de todo.
Me había acostumbrado tanto a la amistad de Miguel, que por motivos de salud se ausento por un buen tiempo. Bueno lo extrañaba, el aula no era igual se sentía tremendo vacío. No era para menos mi protector no estaba, pese a que cuando estaba Miguel, no me sentaba con él, como era el más alto y fornido del aula siempre se iba para atrás y yo me sentaba al centro y sin un compañero especifico.
Miguel, regreso a clases luego de veinte días, se le notaba un poco delgado y con los estragos de haberla pasado mal, y le Pregunte:
– Yo: Miguel, que sucedió? Qué te pasó?
– Miguel: Oh, estuve enfermo. Parece que haber trabajado mucho, me hizo mal.
– Yo: Que, lástima, el aula no es igual sin tí.
– Miguel: Me extrañaste?
– Yo: Si, mucho
– Miguel: Cuánto?
– Yo: Bueno, muchísimo?
Miguel, reaccionó y me dio un abrazo y me dio un tierno beso en la cabeza. Me quede sorprendido y a la vez congelado por su expresión de cariño. Me dejo sin reacción
– Miguel: Que tienes?
– Yo: Nada, solo que me sorprendió tu abrazo y beso.
– Miguel: Ah, no te preocupes, es que yo también, te extrañe mucho, no sabes cuánto pensaba en ti.
– Yo: En mí…
– Miguel: Si en ti, por eso te traje un regalito, espero que te guste.
– Yo: Para mí. Pero, por qué?
– Miguel: Ábrelo con cuidado, no dejes que lo vea nadie.
El regalito era una cajita, envuelta muy cuidadosamente en papel de regalo y su lazo. Tal como me recomendó Miguel, abrí el regalo con mucho cuidado, vi que se trataba de un calzón para chica de color negro, específicamente un diminuto calzón para chica. Una vez más me quede perplejo y le dije:
– Yo: Miguel, Creo que te ha confundido de regalo, no es para mí.
– Miguel: No… no me he confundido, te dije que pensé en ti y te lo compre pensando en ti…Si realmente me quieres te lo tienes que poner. Ahora no, y cuando te lo pongas me avisas para mirarte como te queda.
– Yo: Pero es un calzón de chica, no me puedo poner esto.
– Miguel: Sí…eso, serás mi chica.
Miguel, nuevamente me abrazo, esta vez un poco más fuerte. No lo rechace me agrado, pero seguía sin reacción, estaba más que atontado. Lo más curioso era que entre Miguel y Yo, nunca había roces ni coqueteos, nos tratamos como amigos normales, es más yo a pesar de estudiar en un Cole Mixto, nunca tuve inclinación ni por chicos ni por chicas, no se me cruzaba por la mente pensar en sexo. Preguntándome y a la vez confundido por lo hablado con Miguel.
Luego de lo sucedido con Miguel, lo evitaba, no sé si era temor o vergüenza. Me distancie de él, pero a la vez necesitaba de su compañía, pensaba en sus abrazos y sobre todo en el regalito que me dio. En sí debería ponerme o no. Me seducía usarlo y probarme.
Hasta que un fin de semana y solo en casa, decidí ponerme el diminuto calzón que me regalo Miguel, como era un hilo dental, se metía en mi raja y me fastidiaba. Pero al mirarme al espejo, me pregunte: Sí esa cola era mía. Sinceramente me agrado verme de un lado para otro al espejo y gustarme lo bien que me quedaba tan diminuta prenda.
Empezó, la semana y aún no me acercaba a Miguel, quien guardaba distancia y era muy respetuoso de mi silencio.
Hasta que llegó el día viernes, decidí ponerme el calzón e ir al cole. Lo primero que hice fue acercarme a Miguel y decirle:
– Yo: Miguel, he traído puesto el regalito que me diste.
– Miguel: Su expresión era de Felicidad, ah, caray!!!! A qué hora me lo muestras?
– Yo: Cuando vaya a los servicios, te parece?
– Miguel: Perfecto, quedamos, entonces.
Me incomodaba el calzón, la parte del hilo se metía a mi raja. Tenía ansiedad por dos motivos:
Que Miguel, me vea con su regalito puesto y sacarme el calzoncito. Así, que llego la hora, me adelante y fui a los servicios, deje la puerta entreabierta y vi que entro Miguel, mi corazón latía aceleradamente, como si hubiese estado en una maratón, un poco más y empiezo a temblar. Raudamente entró Miguel y cerró apresuradamente la puerta del excusado.
Me abrazó fuerte y me dijo:
– Miguel: Es verdad que te lo has puesto?
– Yo: Si, pero me molesta, la parte del hilo se mete en la raja
– Miguel: Porfa, muéstrame para ver cómo te queda?
–
Mirando a Miguel, me subí la camisa, y me baje el pantalón -este acto me excito un poco-, luego Miguel me cogio de los hombros y me dio vuelta, para mirar mis nalgas, diciendo:
– Miguel: ¡Que rica cola ¡¡¡ tienes mi amor, no me equivoque contigo. Sí que estas, muy rica.
– Yo: Verdad, te gusta mi trasero?
– Miguel: Ese calzoncito marca el contorno de tu culito, que se ve bien rico al igual que tú.
– Yo: Me agrada, que te guste, ahora me la puedo sacar?
– Miguel: No por favor, aún no quiero mirarte. Te puedo tocar tus nalgas?
– Yo: Sorprendido una vez más – Bien si quieres, puedes hacerlo
Apenas termine de aceptarle, Miguel, tocaba y acariciaba con brusquedad mi culo, lo besaba y metía sus dedos entre mis nalgas. La excitación fue tal que me excito sobremanera y no pude resistir la excitación í y se me vino un chorro. La verdad, me hizo llegar a las nubes, me agrado y gustó muchísimo. Miguel no paraba de acariciarme y besarme. Hasta que saco su miembro estaba erecto. Para mí el tamaño de su verga era descomunalmente grande – mucho más grande que mi mano – , rosada con una enorme y apetecible cabeza. Miguel me dijo cógela. Le dije que no, pero mi interior me decía que lo haga. Con cierta timidez, la toque estaba caliente, dura y su cabeza suave y botando un líquido transparente.
Luego me dijo bésala en la cabecita. Ni hablar, le dije que no, que estábamos yendo muy lejos. Pero cuando me dijo mi amor, yo seré tu chico y además me quieres, verdad? , le respondí que sí, pero………… Miguel, me dijo, nada de pero, vamos nenita, te va a gustar un beso chiquito. Con mucho recelo me incline a besar la cabeza de su verga, el olfato a sexo, juro que me excitaba. Logre besarlo y me levante. Miguel me acaricio mis nalgas y quería introducir sus dedos en mi ano, le dije que no. Entonces, me dijo, nenita, no me vas a dejar así, mostrándome su verga como un palo, cogió mi mano y la llevo a su verga y yo abriendo la palma comencé a moverla de arriba hacia abajo – esa acción me ponía fuera de control – no podía creer lo que estaba haciendo y sobre todo que me gustaba. Miguel me dijo bésala, como ya estaba excitado la bese, empecé a pasar mi lengua, por la cabeza, por el tronco y luego como estaba apetecible le di una chupada y como estaba rica y me gusto, logre introducirme la mayor parte de la verga en mi boca, al punto que el pobre Miguel se corrió con unos disparos hacía la pared del servicio, me quede feliz de haber disfrutado mi primera experiencia con mi chico.
Asi fue mi inicio Gay, agradeciéndole a Miguel fue quien descubrió mi sexualidad hacia los chicos y quien me desvirgo. Pero esa Historia, se la relataré en otra oportunidad.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!