El Hermano de Mi mejor Amiga III
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Noickro.
Muchas gracias a todos por sus mensajes y comentarios. Una disculpa por las demoras pero no me gusta enviar un relato hasta que veo la publicación del anterior, por leer sus comentarios y esta vez se tardaron bastante en publicar el ultimo.
Les dejo los links a los dos anteriores y en mi perfil encontraran los demás. Por favor sigan comentando, eso motiva a seguir escribiendo.
Parte I: http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-17611.html
Parte II (aunque fuera de tema): http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-17814.html
Bien de lleno a la acción.
Habían pasado dos o tres semanas desde el día de la fiesta y mi vida iba normal, a diferencia de que Jorge y sus amigos no me molestaban y Sergio se me escondía cuando iba a casa de Diana. Ese viernes tocaba hacer trabajo en binas y quede con Diana en su casa esa misma tarde porque al día siguiente ella no podría. Trabajamos en total normalidad hasta que Sergio llego, se quedó un poco petrificado cuando me vio en el comedor y saludo, cortés y fríamente y se encerró en su habitación, lo que me puso medio de mala gana. Terminando el trabajo, antes de irme a mi casa pedí prestado el baño y para llegar tenía que pasar frente a la puerta de Sergio. Cuando pase cerca de su habitación, instintivamente voltee y lo vi acostado viendo televisión, me vio pero yo seguí mi camino. Escuche por el pasillo pasos rápidos de ida, luego de venida y el cerrar rápido de una puerta y cuando salí note que había sido la suya. Bueno, pues esa historia ya había sido y aunque medio me fastidiaba no podía hacer nada, me despedí y me fui.
Cuando llegue a la casa me puse a alistar mis cosas del colegio y entre los cuadernos de mi mochila me encontré con una nota corta, rápida y clara “Mañana al medio día en mi casa. Sergio”. Mi corazón latió fuerte y esa noche apenas pude dormir.
Para tener una excusa de salir avise en mi casa que iría con Diana a terminar el trabajo y me fui, a las 12 en punto estaba tocando el timbre y escuche la voz de Sergio gritarme que estaba abierta la puerta, que pasara y así lo hice. Él estaba en bóxer solamente, un bóxer ajustado color rojo en el cual se marcaba su bulto. Yo estaba muy nervioso pero también muy excitado.
Nos sentamos en la sala y empezamos a platicar normal, como si nada raro estuviera pasando hasta que me dijo: “Bueno, tenemos la casa para nosotros solos, ¿qué quieres hacer?” Me recargue en el sintiendo su calor y su aroma y, jugando al inocente, le dije “no se” mientras con la punta de mis dedos comencé a rozar su paquete en su bóxer.
Su verga comenzó a erectarse y mis labios buscaron los suyos, pero él los esquivo. Me importo poco y apunte a su cuello que comencé a besar y lamer mientras metía mi mano por debajo de su bóxer y comencé a masturbarlo lenta y deliciosamente. Su mano se metió debajo de mi playera y comenzó a acariciar mi espalda y de rato se pasaba a mis pezones mientras daba pequeños gruñidos y gemidos de placer.
Tenía a un hombre completamente extasiado y yo aún no me quitaba una sola prenda.
Su mano se fue a mi cuello y comenzó a hacer presión hacia abajo, a estas alturas, yo ya sabía lo que quería pero me levante del sillón y me pare frente a él y mirándolo a los ojos me saque la camiseta y la arroje a un lado, me saque los zapatos y las calcetas y desabroche mi pantalón y lo avente también mientras él se sobaba el paquete y me veía con ojos de lujuria, al final me di la vuelta y dando le la espalda me quite el bóxer agachándome lo suficiente para que me viera el culo, arroje mi ropa a un lado y me hinque frente a el que abrió las piernas para mí, las acaricie las dos juntando mis manos sobre su enorme bulto el cual destape y sin miramientos me dispuse a mamar. Sus gemidos fueron exquisitos para mí. Su placer era el mío y por eso me dispuse a darle la mejor mamada de todas. Me esmere lamiendo, chupando, sobando cada centímetro de su mástil, lo masturbe mientras lamia sus bolas y sus gemidos de placer llenaban el cuarto y sus dos manos posaban sobre mi cabeza. Disfrute ese enorme pedazo de carne por un rato hasta que me lo saque y fui lamiendo camino arriba, sobando con mi tierno y desnudo cuerpo su verga hasta que llegue a sus pezones, los cuales chupe mientras lo masturbaba y luego me fui a su cuello y le dije al oído “cógeme”, el me tomo de la cintura y me cargo subiéndome encima de él, acomodo mis piernas una a cada lado de él y mirándome a los ojos me dijo: “Tu solito puedes, móntala” y me sentó encima de su verga.
La podía sentir dura entre mis nalgas y comencé a moverme así un poco, después la tome con mi mano y puse su punta en la entrada de mi culo. Podía sentirla hirviendo, caliente por mí, mojada por mí y con ganas de entrar así que, doblándome un poco hacia enfrente comencé a bajar metiéndomela en el culo.
Su verga era enorme y gorda y me lastimo un poco, aunque agradecí no ser virgen porque pude soportar que entrara completa, centímetro a centímetro, con una de sus manos en cada una de mis nalgas y con sus ojos cerrados el tenía la cara de éxtasis más puro. Empecé a moverme, hacia los lados, hacia adelante y atrás, hacia arriba y hacia abajo, en todas direcciones disfrutando de ese hombre que estaba dentro de mí a mi antojo. Sus manos se pasaron por mis muslos y justo iba a comenzar a masturbarme cuando sentí el orgasmo que lo mojo todo y el, estimulado por mi culo que se apretaba con mi clímax, se vino dentro de mi llenándome de leche mientras gemía ruidosa y deliciosamente.
El comenzó a manosearme las nalgas aun con su verga dentro de mi culo y a chuparme los pezones. Me dijo que había sido el culito más rico que se había cogido y que esperaba que volviera pronto. Como eso lo dijo mientras me daba mi ropa entendí que quería que me fuera y lo hice, pero por supuesto no fue la única vez que disfrute de ese rico hombre.
En otras ocasiones les seguiré contando de las delicias que me hizo este macho en casi por todos los lugares de su casa.
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