El hermano de mi mejor amiga IV
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Noickro.
Muchas gracias por sus comentarios. Les dejo los links de los anteriores en esta serie y en mi perfil encontrarán los demás. Gracias por sus mensajes y comentarios.
Parte I: http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-17611.html
Parte II: http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-17814.html
Parte III: http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-17996.html
Después de haber podido sentir a Sergio dentro de mí como yo quería, me sentí satisfecho por un par de días en los que me conformé con masturbarme recordando su cuerpo varonil sudando por mí, su voz gruesa gimiendo por mi culpa y sus manos lujuriosas recorriendo mi cuerpo, pero como dice el dicho “la cabra tira al monte” y yo pronto necesitaba compañía de nuevo.
Algunos días me iba con Diana a las canchas de básquet del colegio para platicar, y muchas veces me desconcentraban los cuerpos adolescentes que ahí jugaban, era algo que no podía evitar, sus camisetas sudadas, su ropa deportiva marcando perfectamente su figura era como un imán para mi vista; al que más me gustaba observar era a Jorge, no podía evitar sonreír cuando a través de su pantalonera se podía ver su paquete y pensar que lo que había debajo ya había sido mío.
Mis ganas volvían a apoderarse de mí pero las cosas seguían básicamente igual con los dos, Jorge me sonreía y se sobaba, me acariciaba las nalgas pero hasta ahí y Sergio parecía creer que yo tenía la peste cuando estaba en su casa. Así pasaron dos o tres semanas hasta que mientras hacíamos una tarea en su casa, la mamá de mi amiga me invitó a ir con ellos a un balneario al día siguiente. Comenzaba la temporada de la primavera y querían aprovechar para salir todos juntos, yo dije que tendría que pedir permiso y ellos llamaron a mis padres para pedirles el permiso por mí, y además les pidieron permiso para que me quedara a dormir esa noche en casa de ellos para salir al día siguiente a primera hora. Mis padres aceptaron y fui a mi casa a recoger mi ropa de dormir, un cambio de ropa, mi traje de baño y un poco de dinero para la entrada y las chucherías del día siguiente y no ser una carga para la familia de mi amiga, metí todo en una mochila y regrese emocionado pues pasaría la noche en la misma casa de Sergio, por un momento pensé que me invitaría a dormir a su cuarto pero deseche esa posibilidad después de la cena cuando él se fue a encerrar sin decir nada. Evidentemente los papás de Diana no me dejarían dormir con ella así que me acomodé en el sofá.
Con la cabeza en la almohada que me prestaron y cubierto con la sabana estaba quedándome dormido cuando escuché una puerta, desde donde yo estaba podía ver, en la penumbra de la noche, el umbral del pasillo que daba hacia las recamaras y ahí vi aparecer la sombra de Sergio que caminaba sin hacer ruido. Se acercó hasta donde estaba yo y se hincó a mi lado, me habló con susurros pero yo me hice el dormido.
Entonces levantó la sabana que me cubría y puso una de sus manos en mis nalgas y comenzó a acariciarlas mientras seguía hablándome en susurros, solo levante la cabeza y le sonreí esperando que las sombras le permitieran verme. Tomó mi mano y la puso en su paquete que marcaba una enorme tienda de campaña en la parte de enfrente de su ropa de dormir mientras metió la suya por debajo de mi bóxer y comenzó a jugar con mis nalgas y mi rayita pasando por ella sus dedos buscando mi culito mientras yo lo masturbaba sobando su erección con la tela de su ropa. Acercó su boca a mi cuello, lo besó, lo mordió, lo lamió, me dijo al oído lo mucho que le gustaba mi culito al tiempo que introducía un dedo entero y lo movía llenándome de placer.
Sin decir más se subió encima de mí haciendo crujir el sofá con el peso de los dos, sacó su verga erecta por la abertura de su pijama, bajo mi ropa de dormir junto con mi bóxer solo lo suficiente para descubrir mis nalgas, me pasó su glande humectado con liquido preseminal a todo lo largo de mi raya buscando mi culo, cuando lo encontró comenzó a hacer presión para metérmelo, cosa que no logró tan fácil pero tampoco fue una hazaña. Lo que sí es que lo hacía maravillosamente bien. Comenzó a cogerme de forma deliciosa, lento, rítmico profundo. Yo estaba con los ojos cerrados disfrutando de mi macho que me hacía suyo a placer y me respiraba en el cuello, con uno de sus brazos rodeo mi cuerpo por enfrente tomándome del hombro para jalarme hacia abajo y la otra la puso sobre la mía agarrándome fuerte mientras al oído me decía cosas como “que rico jotito” y “me encantas”.
Sentía su verga recorriendo mi culo cuando entraba y salía, podía sentir el calor de su piel en mi ano y eso me excitaba demasiado. Su respiración agitada mientras su verga me penetraba me puso bien caliente.
Soltó mi mano y uso la suya para taparme la boca porque su rítmica cogida ya me tenía gimiendo de placer y eso lo enloquecía. Me decía que le encantaba oírme gemir como su perrita. Me cogió hasta que me lleno el culo de leche y se despidió con un rico beso en el cuello y me subió el pijama. Cabe decir que dormí tan a gusto con su leche en mi culo.
Al día siguiente, a primera hora nos fuimos al balneario para encontrar buen lugar en el área de bancas y asadores. Mientras sus padres acomodaban todo Diana, Sergio y yo nos fuimos a los vestidores para ponernos los trajes de baño y meternos al agua fresca, en cuanto él y yo entramos al de hombres, Sergio se aseguró que no hubiera nadie y me pidió que me desnudara todo, así lo hice, me pidió que me diera una vuelta para dejarlo ver mi cuerpo entero y lo complací y me percaté que en su jeans se apreciaba como su paquete se iba apretando.
Luego me pidió que le quitara la ropa a él y se la quite completa liberando su cuerpo masculino de la ropa y revelando su verga a medio erectar. Puso su mano en mi cabeza y comenzó a hacer presión y me dijo así con todo el descaro “mámamela” yo me hinque y comencé a lamerlo desde la cabeza gorda hasta la base, recorriendo cada centímetro de su gorda verga con mi lengua. Me llene la boca de carne hasta donde pude y jugué con mi lengua hasta donde alcancé mientras el con nerviosismo revisaba la puerta para asegurarse que no venía nadie.
Mis manos acariciaban sus piernas y sus huevos mientras ahí estaba yo, un puberto subdesarrollado comiéndome la verga deliciosa de un universitario caliente mientras lo miraba a los ojos.
Tomo firmemente mi cabeza con sus dos manos para marcar el ritmo. Prácticamente se estaba masturbando con mi boca. Me encantaba su masculinidad, su erotismo, su decisión, su dominación. Uso mi boquita cálida para masturbar su gorda polla hasta que me lleno de leche rica que vorazmente devoré.
Cuando terminamos tomó mi traje de baño y me lo puso acariciando mis piernas en el trayecto hacia arriba. Él se puso el suyo y nos fuimos. El resto del día transcurrió normal y al final fueron a dejarme en mi casa. Yo estaba feliz y cansado y me fui a dormir. En el transcurso de la semana volví a ir un par de veces a casa de Diana y el jueves me dijo Sergio, cuidando que nadie nos oyera que fuera el sábado, que tendríamos la casa sola para nosotros y que me tenía una sorpresa.
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