El heroísmo se paga con sexo tiernito
Saludos colegas pervers, agradezco su lectura y los invito a leer todos mis relatos dando clic a mi nombre de usuario al final de esta misma historia. Recuerden, son ficticios y narro en primera persona..
Mi nombre es Erick, tengo 25 años, soy soldado del ejército, gracias a ello tengo un buen físico rematado con una buena verga de 19 cm; en el aspecto sexual, no puedo quejarme, he disfrutado mucho, hombres y mujeres por igual, la verdad es que soy muy cachondo, pero nunca imaginé que la mejor experiencia de mi vida sexual llegaría como “recompensa” de mi heroísmo militar.
Todo comenzó cuando mi agrupamiento fue comisionado a una zona de la sierra de Guerrero (México); un área muy aislada donde pueblos, rancherías y hasta pequeños asentamientos pesqueros eran continuamente azotados por el crimen. En uno de esos pueblos fuimos recibidos como héroes, luego de concluir un operativo donde desarticulamos un grupo de taladores que controlaba el lugar. Y no era exageración, el pueblo (de no más de 500 habitantes con múltiples asentamientos de familias regadas por la selva y el monte) nos organizó una fiesta.
En la convivencia con la gente, noté a uno de mis compañeros, Esaú (26 años, originario de aquí en Guerrero, un moreno costeño con cuerpo de salvavidas, o mejor dicho de saltador de la “Quebrada en Acapulco”) que estaba conversando con uno de los pobladores con mucha confianza, como si lo conociera y volteando hacia la multitud como si buscara algo, equis, no le di importancia.
Nos dividieron en varias escuadras (grupos de cuatro soldados) para patrullar en los alrededores del monte, en zonas donde no encontraríamos a más de 4 o 5 familias viviendo en chozas de paja o adobe en obra negra; la que nos tocó a nosotros era muy bonita, estaba en un área de árboles y arbustos muy frondosos, con un pequeño manantial al pie de un arroyo. Se supone que acamparíamos para descansar en un algún lugar libre, pero tuvimos suerte, conocimos a Zeferino, un fruticultor cuyo producto vendía en el pueblo cuesta abajo, conocía a nuestro superior y recibió permiso para hospedarnos en su casa, la más grande de las 5 que vimos en nuestra zona.
Zeferino nos explicó que tenía un cuarto libre, porque cuatro de sus seis hijos habían emigrado, los mayores, y solo le quedaban Ismael de 12 y Vicente de 8. Como nos turnábamos de dos en dos para dormir y comer, yo estuve con Esaú en la cena, acompañados de la familia de Zeferino. Durante ella, el hombre no dejó de agradecer nuestra labor, los taladores tenían al menos 15 años cometiendo cualquier maldad en la zona, ahora los habitantes se sentían liberados y con lágrimas en los ojos insistía en decirnos:
Zeferino: De verdad amigos, lo que gusten, estamos infinitamente agradecidos y les pagaremos con lo que sea.
Erick: No para nada señor, es nuestro deber, ya con ver que usted y su familia están bien, con eso es suficiente.
Esaú: Bueno mi Zefe, ya sabes, yo no te pido que me des, sino que me pongas donde hay jajaja
Zeferino y Esaú reían con mucha complicidad, como si tuvieran un chiste o secreto local que compartir. Ahí supe que don Zefe era el poblador con el que hablaba Esaú en la fiesta del pueblo. En ese momento se me acercó Vicente, el más pequeño, descalzo pero muy limpio, flaquito, pero con la típica pancita de desnutrición, me regalo una figurita de madera de un águila (o eso parecía ser) como muestra de afecto y con los ojos llorosos me dice:
Vicente: Gracias por cuidarnos
Ismael: Pero dile que yo la tallé menso
Erick: jajaja, no niños, gracias a ustedes.
Zeferino: ¿A poco no están re chulos mis muchachos?
Esaú: chulísimos Zeferino.
Nuevamente, esa mirada de complicidad entre el anfitrión y mi compañero, mientras el pequeño Vicente me sonreía y abrazaba. Cuando Esaú y yo nos fuimos a dormir, él aprovecho para mirar porno en su celular (no había internet, pero tenía descargados videos).
Erick: Wey no mames, bájale el volumen, te van a oír; nomás no vayas a empezar de cerdo a jalártela.
Esaú: No mames, wey ni está tan alto. Chale, de haber sabido que nos iban a poner a patrullar hubiera cogido desde la base, a ver si contrataba alguna puta. Pero los videos no están tan mal, tapate para podérmela jalar jajaja.
Erick: No wey, duérmete, yo también ando medio caliente, pero me sé aguantar.
Esaú (ya sabía que yo me cogía hombres también): Nah wey, tu porque tiene más oportunidad, te apuesto que te echaste algún mayate pasivo de ahí por la base.
Erick: Si me chingué uno, pero no fue hace poco, pero no sé, como que no se me antoja nada de por aquí.
Esaú: Por ahora
Erick: ¿Qué?
Esaú: Oye wey, ya aquí en confianza, te puedo hacer dos preguntas
Erick: Si
Esaú: ¿Qué es lo más cabrón que has hecho? Y ¿Qué tanto harías por una buena cogida?
Erick: Háblame claro cabrón, si traes algo, yo no le saco a nada jajaja
Esaú: Bueno, sin comprometerme wey; mañana cuando te toqué tu rondín del medio día, ve allá por el manantial, pero del lado donde están los arbustos más frondosos, si te gusta lo que ves me dices, si no, yo jamás hablé de esto y tu no oíste nada.
Erick: jajaja, ya we ¿Qué te traes?
Esaú: Tu hazme caso
No seguí la conversación, pero me dejo intrigado, como casi todo lo que este wey había hecho desde que llegamos, pero en fin, por puro aburrimiento hice lo que me dijo. Al medio día durante mi rondín fui al manantial cerca del arroyo por el lado más frondoso. Al acercarme por un pequeño pasaje, se podía escuchar el ruido del agua, pero también unos gemidos y risas, me imaginé que este pinche morboso me mandó a un lugar donde se bañaba la gente, pero nada del otro mundo para impresionarme como el pretendía. Sin embargo, al asomarme entre la maleza, noté a un grupo de cinco o seis niños, de entre 8 y 12 años, desnudos jugando en el agua, pero al mismo tiempo lanzando piedritas a un rincón oculto del cuerpo de agua, todo entre risas y gemidos fingidos. Entre ellos estaba Ismael, el hijo mayor de nuestro anfitrión quien gritaba en dirección al rincón del manantial.
Ismael: ¡Wilson, apúrate que Vicente se tiene que ir!
Por supuesto me dio curiosidad saber que pasaba en ese rincón que los niños desnudos señalaban con risas, lanzando piedras y chorros de agua. Me acerqué del lado frontal al rincón del manantial, tomé mis binoculares y vi a un chavito de entre 16 o 18 años quizá, muy flaco, pero tipo correoso, ósea, marcado dentro de su complexión; también desnudo, de espaldas a los niños y agitándose de atrás hacia adelante. De repente volteó, y en sus brazos traía a Vicente el hijo menor del anfitrión, y lo estaba cogiendo; los binoculares no mentían, el chavo se recargó sobre una roca y dejo ver la penetración de su verga en el culo del pequeño.
De mi boca surgieron un ligero suspiro y una leve carcajada diciendo “pinche Esaú quería que viera morritos cogiendo”. Jamás había tenido una experiencia morbosa así, y vaya que tuve de todo en mi vida. Sorprendido tal vez, decepcionado jamás. Decidí seguir viendo el espectáculo, obviamente concluí que el chavo flaco y cogelón era ese al que le gritaban “Wilson”.
Wilson sacó su verga del culo de Vicente y dejó ver las dimensiones de su miembro, para ser un adolescente estaba muy bien dotado, aunque poco comparable a la mía, que empezaba a hincharse. Vicente fue tomado de la mano por Ismael, quien le dio un pequeño llegue riéndose y se acercó a la orilla a cambiarse. Mientras, el “galán” Wilson, sin desparpajo dijo “¿quién sigue?”
Increíblemente los cinco niños restantes gritaron “¡yo, yo!” Wilson agarró a uno tan pequeño como Vicente y exclamó.
Wilson: ¡Mámamela, pinche cara de verga jaja!
El pequeño comenzó a mamar la punta del largo miembro de Wilson. La escena era super excitante, por lo que decidí jalármela. Por la intensidad con la que lo hacia el niño y la cara de excitación y seguridad de Wilson, yo sabia que no estaba ante un abuso, se ve que no era la primera cogida, no digo de la vida, sino de la semana, entre este morboso grupo de niños funda y su sable juvenil y preñador.
Cuando me disponía a acomodarme para presenciar y jalármela mejor, me sorprendió una carcajada.
Esaú: ¡jajaja, lo sabia cabrón, lo sabía, sabía que te iba a gustar!
Erick (tratando de guardarse el tronco venoso): No mames cabrón me sacaste de onda pendejo.
Esaú: No hay pedo wey. ¿Entonces qué? ¿rico lo que viste?
Erick: No mames perro ¿Por qué no me dijiste que esta era tu sorpresa? Yo no tengo pedo con la “pedo”, jajaja, siempre y cuando no haya problemas con quien te metes.
Esaú: Al chile no quería contarte que onda con esto; primero porque lo tuyo son las viejas y los maricas, igual te emputabas; y también porque fuera de broma eres el más honesto del agrupamiento y temía que me denunciaras o algo así. Pero te seguí y vi tu reacción, y dije “a huevo a mi Erick le gusta la carnita fresca y blanda” jajaja.
Erick: No wey, no hay pedo, por lo que veo no hay abuso, lo están disfrutando los morros y el ñango vergón ese. Pero bueno, ya me bajaste la erección del susto ¿Qué pedo, cuéntame que es todo esto?
Esaú: Yo soy de esta región, aquí es muy común que los niños y los adolescentes sean muy desinhibidos y precoces; por lo aislado, porque se protege mucho a las niñas hasta que están grandes, porque no hay mucho de donde escoger, no sé. El caso es que, entre los machitos, morritos y adolescentes, se dan las primeras experiencias sexuales. Cuando un adolescente pasa de la pubertad se busca un morrito para que se la jale y se la chupe por primera vez, si les gusta a los dos, se vienen a lugares como estos a coger. Me imagino que el Wilson es el iniciador de estos. Y el ciclo se repite, en unos años estos nenes, cuando ya tengan pelos en las bolas, iniciaran a otros. No hay pedos de abuso, algunos papás lo saben, hasta sacan provecho de eso.
Erick: No mames we, y así te pasó a ti.
Esaú: Así es, como yo era el mayor, el que me inició fue un primo, y yo inicié a mis hermanitos.
Esaú: Cuando supe que veníamos para acá, pensé “a huevo, al Erick le puede gustar, ese cabrón es bien cachondo, ya viéndolo no lo hará de pedo”.
Erick: Me hubieras mostrado un video pendejo, y ya te ahorrabas estas mamadas.
Esaú: No we, esta no es la sorpresa. Acompáñame.
Caminamos fuera del área del arroyo y llegamos a la casa de Zeferino. Antes de entrar por fin habló Esaú:
Esaú: ¿Te preguntaras quien es don Zeferino? Es el papá del wey que me inició, y después del operativo me dijo “mis niños ya están iniciados, nuevos no tengo, pero cuando gustes; invita a tu amigo, a mis muchachos les gusto”. Y pues es mucho banquete de agradecimiento para mi jajaja.
Antes de contestarle cualquier cosa tuve un lapsus de shock en mi cabeza y un ligero hormigueo en mi pito.
Erick: No mames we ¿es neta?
Esaú: Ya está todo arreglado, el Zefe se fue a vender su fruta.
Entramos a nuestro cuarto y ahí estaban Vicente e Ismael completamente desnudos; contrario a lo que se pudiera pensar, no se veían nerviosos, sino ansiosos y algo alegres.
Esaú: Qué onda morritos ¿listos? Sin pena we, di algo
Erick: Hijole uff, pues que te digo, pinches morros se ven bien buenos
Ismael: Ve Vicente
Vicente se levantó de la cama y se dirigió hacia mí, me tocó por encima del pantalón el pito y me prendió con lo que dijo:
Vicente: ¿usted me va a coger a mí? ¡ándele diga que sí!
Con un nudo en la garganta de la emoción, primero volteé a ver a Esaú que sonrió mordiéndose los labios y luego acaricié la mejilla de Vicente.
Erick: Claro que si mi amor, yo te voy a coger.
Esaú: Aprovecha perro, desde un principio Vicente dijo que te quería a ti. Estas carita pinche vato.
Levanté a Vicente y lo sostuve de sus nalguitas desnudas, que empecé a acariciar y tratar de acercarlo al bulto cada vez más hinchado de mi pantalón. El niño tenía iniciativa, pues comenzó a desabotonar mi camisa. Mientras Esaú se acercó a Ismael y directamente lo besó mientras apretaba con fuerza sus nalgas. He estado en muchas orgias, pero está rebasaba cualquier nivel, dos cachondos morritos de 8 y 12 años con dos machos de veintitantos.
Una vez que Vicente logró desabotonar mi camisa, fue directamente sobre mi pezón a succionarlo como si fuera la teta materna; la reacción de mí paradísimo pene era suplicarme con dolor que lo sacara de mi pantalón, pero no quería soltar a mi amante que deseaba terminar de criarse jaja.
Me senté sobre una de las camas para que Vicente estuviera más cómodo. Esaú ya iba a prisa, sentado en la otra cama ya tenía arrodillado a Ismael mamándole la verga. Yo soy muy cachondo, por lo que el faje es ley antes de cualquier cosa, por eso no apresure a Vicente, para que gozara mis pezones lo que quisiera.
Erick: No mames wey, es lo más pervertido que he hecho ¿por qué no me dijiste antes? lo hubiéramos gozado desde ayer y hubiera entrado a chingármelo en el arroyo.
Esaú: Ya se wey, pero no son enchiladas, no te lo iba a soltar así ¿Qué tal?
Erick: Está riquísimo este morrito, tiene las nalguitas redonditas y suaves, la lengüita la mueve muy bien y me maman los ojos que me hecha cuando me mira al mamar mi pecho. ¿y tú?
Esaú: Pues envidia, me gustan más chicos, pero no te creas, el Ismael es toda una putita, el año pasado cuando vine de vacaciones me lo chingué, y es toda una putita, ve como la mama, parece becerro.
Erick: Es increíble que, siendo tan pequeños, sean tan eróticos, este cabroncito me empezó a desnudar por su cuenta.
Esaú: No puedo esperar para cogérmelos
Vicente (abrazando y acariciando el pecho de Erick): Gracias por salvarnos de los pinches delincuentes (le da un piquito a Erick)
Erick: Son muy cachondos, pero muy también lindos, eso es lo que me mama de “la pedo”, que un niño te puede dar un tierno beso con una sonrisa, al mismo tiempo que te chupa la verga viéndote como cualquier puta.
Esaú: A mi lo que me mamá de esto es que aprietan bien rico sin importar si los usaron porque inconscientemente su culo se resiste, pero lo más cachondo es ver la desproporción de tamaños, las manos de ellos y nuestras, su culito y nuestros dedos, nuestras vergas y sus bocas o rajitas.
Ismael: Eso no es nada (dirigiéndose a Erick). Vicente (hablándole a su hermano) enséñale como te gusta ser.
Vicente (jalando la cara de Erick): ¡bésame papi!
El niño me dio un ardiente beso, parecía una puta experimentada, su lengua se movía mejor que la mía, al tiempo que le faltaban manos para manosear mis pectorales, mi abdomen, mis brazos. Se bajó y me empezó a quitar las botas, los calcetines, el pantalón y los calzones, mientras apretaba sus labios con los dientes y me lanzaba sonrisas picaras acompañadas de miradas morbosas.
Ismael: A Vicente le gusta ser dominante
Me prendí con lo que dijo su hermano, y Vicente lo confirmaba con sus actos, cuando acabó de desnudarme, me tumbó sobre la cama, y se movió sobre mi pene con mucha intensidad, alternando su culito y su propia verguita, que también estaba durita y a reventar.
Ismael (dirigiéndose a Esaú): Tu no te hagas wey, ya métemela
Esaú: jajaja ¡eso es perra, pídeme verga con tu voz infantil!
Esaú puso a Ismael a darse sentones en su verga. Pero yo quería seguir cachondeando a Vicente, era delicioso sentir ese jueguito de intercambio, frotaba su pitito en mi verga y luego su rajita; no supe de donde, pero saco un frasquito de aceite, se puso en su pitito y rajita, lo que volvió aun más excitante la escena.
Vicente (hablándole al oído a Erick): ¿te gusta lo que te hago?
Erick: Si mi perrita, me encanta (le doy un beso, y es que de verdad disfrutaba su dulce lengua dentro de mi boca)
Vicente: ¡Tú me gustas mucho!
Erick: ¡y tú a mí cabroncito, todo tu es una mezcla de cachondearía, actitud de puta, dominante como macho y tierno como morrito. Chúpamela!
El niño obedeció con gusto, y me regaló una magistral mamada, como nunca me la habían hecho, no solo era la forma, intercalando chupadas a la cabeza, lamidas al tronco y los huevos, sino la actitud, hacia todo por mantener dentro de su pequeña boca mi frondoso miembro, sin importar las arcadas que, se veía, eran más por mi tamaño que por su falta de experiencia.
Vicente: La tienes más rica que el Wilson
Erick: ¿Ese pendejo te estreno?
Vicente: No, fue uno de mis hermanos mayores cuando tenía cuatro.
Ismael (hablando y gimiendo pues lo estaban destrozando a sentones): Es que lo normal es como a los seis, pero como mi hermano ya se iba al norte lo estreno antes, y eso que yo tenía ocho.
Esaú: te digo wey, este es el paraíso para los que buscamos el morbo de morbos.
No quise distraerme con la plática, prefería solo escuchar los sonidos y palabras calientes que surgían de la perversa boca de mi amante. El pequeño Vicente era fuego puro.
Después de la chupada, lo puse patitas al hombro para metérsela; imaginé que con lo puta que era no le preocuparía que se la metiera rápido, no de un golpe, pero tampoco cuidando la delicadeza. Al metérsela profundo me incliné por completo quedando de frente a su cara, me jaló para besarme y me dijo.
Vicente: ¡Me gusta mucho, de verdad mucho tener tu pito adentro de mí!
Cuando dijo eso salió un chorro de orina o precum infantil.
Ismael: No mames Chente te viniste antes de tiempo, hoy está de delicadito, quien sabe que le pasó.
Vicente (dirigiéndose a Erick): Discúlpame mi amor, es que siento bien bonito como tu verga se mueve en mis tripas.
Erick: Lo sé, a mí me encanta sentir tus tripitas calientes, pero bueno, visto esto, seré un poco más rudo contigo. Te lo voy a meter muy fuerte y rápido.
Vicente: ¡Ah, se siente muy bien! Tu verga hace temblar todo mi cuerpo ¡Ah, ah, agg, ohh, increíble!
Erick: ¿Te gusta?
Vicente: ¡Mmm si! Estoy temblando, tu pene se siente muy bien
Erick: ¡Eso mi amor! Tu cuerpo está temblando, tu pitito saca chorritos de no sé que
Vicente: ¡Tu verga, oh, tu verga, ayy, se siente rica entrando y saliendo!
Erick: ¡También tu culito se siente rico por dentro y moviéndose por fuera!
Cambié de posición para cargarlo como al inicio, de frente para metérsela haciéndolo saltar.
Vicente: ¡Se siente muy bien!
Erick: ¿Te gustan los pitos verdad, te gustan las vergas?
Vicente: ¡Ahh si, ahh, más fuerte, más fuerte!
Me moví a la cama para que se sentara sobre mi verga y repitiera los movimientos de cuando se puso el aceite.
Erick: Siéntate, en esta posición tu tienes el control y no te dolerá tanto, aguantaras más.
Entre sentones, recordé que no estábamos solos, y que mejor que engrandecer el placer volviendo esto una orgia. Volteé a Vicente, lo llevé cargando a donde cogían como locos su hermano Ismael y Esaú; mi amigo recostado tenía aun a sentones al puberto. Me subí sobre la cama (teniendo ensartado a Vicente), me coloqué encima de la cara de Esaú y dirigí el cuerpecito de Vicente hacia él, de tal manera que Esaú pudiera chupar el pitito del niño.
Después de eso recostamos a los niños sobre la cama y nuevamente comenzamos a cogerlos de frente, y lo más juntos posible.
Erick: Besa a tu hermano Vicente, besa a Ismael.
Los morbosos escuincles se besaron con lujuria mientras trataban de abrazarse, pero las vergas que tenían clavadas limitaban sus movimientos. Aceleramos el ritmo y nos volteamos a ver cómplices Esaú y yo.
Erick: ¡Si, si, así mi amor, así, tienes tu interior muy caliente papito, quiero preñarte, quiero llenarte de leche, uff ahh!
Vicente: ¡Si, si dámela, quiero tus hijos, lléname de jugo de pito!
Esaú: ¡Ay pinche Ismael estas bien rico, te voy a llenar de mecos putito!
Ismael: ¡Si, si si, dámelos!
Esaú se vino primero dentro de Ismael, pero eso no cesó la calentura del morro, pues se dirigió a su hermanito para hacer que se la mamara a él, mientras yo lo seguía cogiendo. Vicente era toda una puta, pues mientras engullía el pequeño pene de Ismael, me suplicaba que le metiera la verga con todo y huevos.
Erick: ¡Si, si, si, ahh, ay cabrón, que pinche rico estas, ahh, ahh, agg!
Vicente: ¡Si, si, tu pito, tu pito!
Al venirme vencí mi cuerpo sobre el de Vicente, para que mi verga, tal como lo pidió el morrito le llegara lo más dentro posible.
Vicente: ¡Tu leche, tu leche calientita, la siento adentro!
Erick: ¡Si, si, yo siento todas tus tripitas mojadas de mi leche, estas hirviendo, mmm!
Se la saqué y ahora se la metí en la boca para sintiera lo que se mezcló en su culo con mi leche. Lo besé cachondamente y chupé su pitito para que se orinara de nuevo.
Después de eso, descansamos un rato, e intercambiamos a los niños, cogimos como locos toda la tarde.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!