El hombre de la limpieza III
Despues de un tiempo volvimos a las andadas.
En mis dos relatos anteriores, les contaba como fue mi debut y relación con este hombre que limpiaba las oficinas. Nos dejamos de ver, pues su vida volvó a su cause de heterosexual.
Pues bien, pasaron casi dos años y me lo vuelvo a encontrar en un boliche. Charlamos mucho y tomamos más. El me dijo que yo lo quería seducir nuevamente y yo riendome le dije que sí.
No habia encontrado otro hombre en ese tiempo, tan bueno en la cama como él y mucho menos con su dotación.
Se ve que esto le gustó, a cualquiera le gusta que le digan que es el mejor en una cama y él no era diferente.
Cuando terminaba la noche, me propuso ir a su casa a seguir la fiesta, yo primero me negué pues entendía que estaba muy borracho y solo eso hacia que me quisiera llevar.
Ante la insistencia acepté y nos fuimos . Cuando llegamos a su casa me invitó a que nos ducharamos juntos para que se nos pasaran un poco los tragos.
No bañamos y casi no nos tocamos aunque a ambos se nos paró, estabamos calentando el ambiente.
Luego nos tomamos un café, puso música y nos quedamos otro rato charlando. Desnudos los dos sentados en un sillón. Despues de unos minutos me dijo, basta de conversación, me puso la mano en mi nuca, empujó hacia abajo y yo abri grande la boca para meterme su verga ya bien hinchada. Empecé a chupar con gusto y alegría, mientras lo acariciaba y daba pequeños apretones a sus testiculos, quería ir amasandolos para espesar bien su semen.
Despues de trabajar bien con mi boca me dijo que estaba por acabar y casi al mismo tiempo senti los chorros de leche en mi boca y empecé a tragar con golosidad, ese esperma caliente y espeso.
Como tantas veces, yo tuve un orgasmo fantastico sin necesidad de tocarme, la calentura que me producia mamar esa leche era suficiente estimulo.
Me quedé con su miembro en la boca, ya mas blandito, cabeza apoyada en su regazo. El me acariciaba el pelo y me confesaba que ninguna mujer lo mamaba como yo, dejandole los huevos bien vacios.
Despues de un rato se la empecé a chupar de nuevo, pero ahí ya me dijo basta de mamadera, te quiero llenar la pancita, quiero preñar esa cola grande y durita con buena leche de macho.
Sos mi hembra de vuelta y te voy a usar como yo quiera. Me dio unos chirlos en la cola y yo sumisa y obediente me fui a la cama. Me encantaba cuando se ponía en dominador y me trataba como una mujer.
Me abrió bien la cola y empezó a chupar mi agujerito, que si bien estaba muy usado, nunca con un pijudo como él. Siempre me hacia sentir un poquitos de dolor y eso me enloquecía de placer. Mi fantasía era pensar que estaba casada con un marido que siempre me vivia rompiendo la cola y haciendome ensanchar las caderas, para aguantar mejor su tronco.
Despues de chuparme bien y dejarme caliente como yegua, me montó y empujando con ganas me ensartó nuevamente. Grité por ese dolor que igualemente me producía y eso lo enloqueció del todo.
Me decía: putita, te tengo que coger yo para hacerte gozar, necesitas a este macho para ser feliz en una cama, me hablaba mientras me bombeada a fondo y yo sentía los golpes de sus huevos en mi carne, con cada embestida.
Era hermosos ser ensartada por un hombre así, yo empujaba con mi cola hacia arriba para que me entrara bien hasta el fondo, quería estar bien rota para él, bombeó un largo rato hasta que con una estocada final, me empezó a llenar la cola de leche. Yo le grité mi amor preñame mi vida, siempre voy a ser tuya, mientras los espasmos de mi ano le ordeñaban los huevos y yo acababa como loca.
Al final, me quedé el fin de semana con él, y retomamos esporádicamente nuestra relación. Si bien siguió con su vida, cada tanto nos veimos y gozábamos de buen sexo.
Bufff que buen macho, que rico te coge y que bien te deja, así da gusto tener un macho para que te preñe todos los días.