El hombre del Parque
Encontrarme ese hombre me abrió la puerta a un sinfín de sensaciones desconocidas.
El hombre de Paseo Bravo
Aquel fin había estado de casa de unos amigos, habíamos visto revistas y películas porno, así que, cuando me fui a mi casa, iba yo de lo más cachondo.
Me dirigía a la parada de autobús ya que no tenía para el taxi. Tuve que atravesar un parque, donde se acostumbran encontrarse las parejas para hacer sus cosas. Ya era un poco noche y ya había varias parejas, yo me entretenía mirarlos a ver que hacían y todo eso.
En esas me encontraba, cuando de pronto me cruce con un hombre maduro como de 60 o más, algo así, se veía algo atractivo, de buen cuerpo, alto y llevaba un pantalón de mezclilla medio ajustado, lo que me permitió ver el tremendo bulto que llevaba ufff.
Eso me agarro por sorpresa y, yo de bruto, sin querer, me le quede viendo sin darme cuenta de que el hombre se había detenido
El muy descarado, muy sonriente me dijo
~Te gusta lo que ves? ~ me decía con una sonrisita entre descarado y divertido, creo yo por la cara de estúpida que de seguro había puesto.
~De que habla? ¿Cómo se atreve? ~respondí todo nervioso y poniéndome de lo más colorado, por la vergüenza que el viejo ese me estaba haciendo pasar.
~Disculpa, me decía. Pero te detuviste nomas para mirarme el bulto. Se nota que eres una putita caliente, me decía el wey, dejándome más nervioso y mucho más colorado de lo que ya estaba.
~Pero que dice? ¿Cómo se atreve?. La verdad es que sus palabras y su enorme bulto ya me estaban inquietando más de la cuenta.
~Mira, bb, no nos hagamos. Acá a la vuelta hay un cine porno, tú dices si entramos. ~me decía ya muy descarado el viejo.
Me quede helado con su comentario. ¿Entrar? Cine porno? ¿Qué le pasa viejo pervertido?
De seguro el wey malinterpreto mi silencio y cuando yo me di cuenta, el hombre ya me llevaba tomado fuertemente del brazo caminando bien rápido, yo tenía que dar mis pasitos a toda prisa para ir a su ritmo y evitar que me jaloneara.
Llegamos al cine y pago los boletos de entrada. Afortunadamente ya era de nochecita, yo me moría de pena de que alguien nos viera entrar. Nos sentamos hasta atrás protegidos por la bardita que siempre divide el pasillo de las butacas.
Apenas nos sentamos, el hombre se recostó hacia adelante y sin más, me puso la mano sobre su bulto y me la movía para que se la acariciara. Apenas sentí el tamaño de su enorme bulto, me sorprendí y con trabajos apenas si pude tragar saliva, al poco yo ya se la estaba acariciando todita sin necesidad que el viejo me tomara de la mano.
~Lo sabía~ me decía con voz de triunfo. ~Eres toda una putita. ~
Ya para entonces, yo ya me empezaba a poner caliente de tanto cachondearle el bulto y sus palabras me excitaban más de la cuenta.
Tal vez el hombre se dio cuenta, el caso es que rápidamente se bajó los pantalones dejando al descubierto su enorme verga, que ya se le empezaba a parar y ahora sí que le veía totalmente hermosa ufff.
Ya no hubo necesidad de fingir, así que, sin pudor alguno, y sin ninguna resistencia de parte mía, de inmediato se la empecé a chupar.
Dios mío, que delicia, pensaba para mis adentros. Suertudo que eres, que buena verga tiene este hombre, a donde fue que me lo vine a encontrar, pensaba feliz.
Yo no paraba de saborearme y hasta la baba se me caía de los tremendos chupetones que se estaba dando al hombre ese. Casi sin darme cuenta, yo ya estaba cómodamente recargado sobre sus piernas mame y mame. Así que el hombre aprovecho para empezar a acariciarme las piernas, subiendo mano por mis muslos.
En eso, no sé cómo logro meterme la mano dentro del pantalón y me dedeaba el hoyito. Eso me calentó a madres ufff, aparte de que yo ya estaba a punto de turrón. El hombre se dio cuenta y me dio dedo con todo hasta hacerme venir tremendo.
Casi al mismo tiempo, se vino tremendo dentro de mi boca llenándomela todita de su leche caliente. Yo me apure a tragármela todita, que delicia.
Nos fuimos y quedamos de vernos de nuevo otro día y así, cada que nos veíamos, se la chupaba siempre dentro del cine porno. Hasta que un buen día, se le ocurrió llevarme a un hotelito de por ahí cerca.
Ya ustedes se imaginarán la clase de cogidas que el hombre ese me daba, además que, como les dije, se cargaba una tremenda verga que me hacía alcanzar el cielo muy rápido y me daba tremendas venidas con su vergota dentro de mi culo.
A mí eso me empezó a gustar demasiado. Muy pronto le agarre el gusto a tener una verga dentro del culo, así que, cuando no podía verme con el señor, buscaba la manera de ligarme a alguien con tal de que me la metiera.
Por supuesto, que, los primeros fueron mis amigos, que luego de que salieron de la sorpresa, cuando les conté mis aventuras, ellos, afortunadamente, se animaron y se dieron a la tarea de cogerme entre todos cada que nos veíamos.
Así pase bastante tiempo dejándome coger por hombres, yo, la verdad, me sentía toda una puta ligando hombres. Qué curioso el destino que te vuelve una puta habiendo nacido hombre.
Habemos muchos chicos que nos gusta la verga y, afortunadamente, hay muchos hombres que les gusta cogerse a los chicos. Ahora, ya mayor, me sigue gustando la verga de machos maduros activos.
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Riquísimo, este relato me encantó ya quiero ser el protagonista para que me hagan lo mismo a mi. Saludos
Amigo creo que hay problema con tu correo porque te envié un msje varias veces y este no pudo ser entregado porfa revisa y publicalo nuevamente
gracias.
como sigue?
Excelente relato. como sigue?
Gran relato. Como sigue?