El hombre maduro ofreció llevarme
Cuando voy por la calle, no se como los hombres se dan cuenta de que doy jalón.
Ese sábado en la noche iba caminando por la avenida principal, ya me sentía algo cansado, pero no me alcanzaba para el taxi. Así que cuando un auto se para junto a mí y el conductor me ofrece llevarme, pues no lo dude ni tantito.
Me subí y sentí un gran alivio al recostarme sobre el respaldo, en verdad que era muy reconfortante.
Fuimos platicando trivialidades, una charla sin tema especial. El conductor era un hombre maduro muy agradable, así que fui agarrando confianza.
Me imagino que el hombre pensó que yo ya estaba agarrando la onda, así que, sin más, me pone una mano sobre el muslo, yo no supe que hacer. El hombre me miraba sonriendo y me decía no sé qué bobadas que en ese momento yo ya ni cuenta me daba de que hablaba.
Estaba yo súper nervioso, el hombre se animaba cada vez más y ya tenía la mano sobre la pierna rozándome el pene sobre el pantalón con los dedos muy discretamente.
Yo estaba muy nervioso, súper excitado, en un movimiento involuntario, separe las piernas, el hombre lo tomo como una muestra clara de que le daba permiso de seguir adelante.
Se detuvo en un lugar oscuro, se sacó la verga y me la dio a manoseársela, yo estaba que me moría, era la primera vez que eso me sucedía. Imagínense, tomándole la verga a un extraño en plena calle y era la primera vez que nos veíamos, ni siquiera lo conocía y ya se la estaba acariciando.
Yo estaba a punto de reventar, estaba de lo más nervioso, el corazón me latía a lo máximo, sentía que me estremecía a cada instante, por la emoción del momento hasta me costaba respirar, pero igual me sentía súper excitadísimo.
El hombre me jalo y me recostó sobre sus piernas y yo ya no me pude resistir, así que sin más se la empecé a chupar. No tenía una gran verga, pero sí que su pene tenía una cabeza enorme, nunca había visto algo así.
Se la estuve chupando un buen rato, estaba yo encantado por la situación, así que cuando me mete mano por detrás no opuse ninguna resistencia, yo solito me bajé el pantalón y le ofrecí las nalgas, ya sin ningún reparo.
El hombre me empezó a acariciar las nalgas, me metía los dedos a la boca para que se los ensalivara y mojándolos con mi propia saliva me empezó a dedear de lo más rico.
El hombre bien que sabía lo que hacía, en unos segundos ya me tenía a mil. Yo ya estaba más que dispuesto para lo que el hombre quisiera hacerme, así que cuando me propuso ir a su departamento, yo sin poderme contener le acepte de inmediato.
Así que el hombre arranco y de volada me llevo a su depa. Apenas entramos me empezó a desvestir y yo a él, nos besábamos apasionadamente como unos amantes.
Ya encuerados nos tumbamos en la cama y nos empezamos a hacer un delicioso 69. Yo se la mamaba ansiosamente, ya quería que me montara, yo ya no podía más, en ese momento ya todo me valía madre, lo único que deseaba es que ya me hiciera su puta. Tenía la verga de lo más dura y parada y mis jugos se escurrían incontrolables.
Finalmente, el hombre se apiado de mí y acomodándome de a perrito, me empezó a tratar de coger, pero como les decía, tenía una verga algo chica pero tremenda cabeza y no entraba, yo movía el culo como loca perdida y nada.
Me estuvo poniendo lubricante y me dedeaba y ensalivaba a cada rato hasta que finalmente, mi culo se abrió y dio paso a su enorme cabeza. Yo grite de dolor, de pasión, de lujuria y de desesperación.
El hombre se aferró a mis caderas y me empezó a coger ahora si como dios manda, lo cual agradecí como buena puta. Se movía rápidamente tratando de darme placer. Yo no podía más y empecé a mover las nalgas atrás y adelante, tratando se sentir dentro de mí su verga lo mejor que se pudiera.
Su enorme cabeza estaba atrapada en mi anillo, lo que nos producía enorme placer a ambos, me tenía trabada como vil perra y así estuvimos cogiendo unos minutos hasta que yo no aguante más y me di tremenda venida, soltando chorros como nunca.
El hombre se dio cuenta y acelero sus movimientos hasta lograr venirse dentro de mi culo llenándomelo todito de chorros de leche caliente. Se ve que tenía tiempo de no coger así que estaba súper cargado. Me tiro leche a lo bestia.
Luego me confeso que para un hombre maduro como el, le era difícil conseguir putas como yo je je, que se dejaran coger a la primera, más que nos acabábamos de conocer.
Yo le confesé que a mi si me gustan los hombres maduros, especialmente vergones, pero que si me había encantado como me trabo su enorme cabeza.
Así que yo, como buena puta, le permití que pasara por mí las veces que quisiera y me llevara a coger, lo que en verdad estuvimos haciendo durante un buen tiempo.
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