El huésped… debajo de las sabanas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ElMarques.
II
Todo comenzó a la tarde; el cielo era gris pero con resolana. Oscar estaba en el solar, sentado en la pared y bajo la sombra del árbol de cemeruco. La casa estaba sola, o al menos casi en totalidad; el veía a la puerta del patio de la casa de su vecino Julio, deseaba que saliera, con su acostumbrado short holgado y ancho, pero la puerta, cerrada estaba. Se imaginó que debía estar ahí y la ansiedad que sentía, le hizo estremecer y tocar su erección oculta en el short de poliéster.
Ya entrada la noche, la hermana de Óscar se prepara para salir; el maquillaje, las lentejuelas y el peinado, la hacían ver hermosa. El chico aun sin bañarse, la madre de este, le ve y lo manda, y no se le haga tarde para ducharse.
Solo con su madre, ambos comían un perro caliente, acompañado con una gaseosa. Sentados en el porche de la casa, una camioneta se ha parado en todo el frente, tanto su madre, como Óscar, ven perplejo, para ver de quien se trata… un hombre se baja, con un morral negro en las manos, el cabello alborotado y cubierto con una gorra, no lo deja ver bien, el hombre se despide, con el que lo ha traído; al hablar, la señora lo reconoce, y Óscar cree también saber, quien es el visitante que ha llegado…
III
Ya estaba de regreso a la casa, en sus manos, dentro de una bolsa de papel marrón, trae el perro caliente que le han mandado a comprar, Óscar le entrega la bolsa a su madre, está la abre y se la entrega al hombre que ha llegado; es el hijo menor, de una vieja amiga de la madre de Óscar. Miguel venía de un pueblo, es un hombre alto, delgado y de manos huesudas, Óscar veía, como miguel, se hurgaba los dedos de los pies, al mismo tiempo el hombre habla con su madre, el tipo de unos 26 años, traía escasos pelos en la barbilla, más el bigote, si lo traía crecido, dejando que su labio superior, se viera rojo, y con el pico en punta.
Ana, es delicada con su habitación, Rosario no puede, y la única accesible (no solo en este caso) ha sido la habitación de Óscar. En la habitación, que es grande, hay dos camas; una matrimonial y una individual.
El huésped, después de un baño se instaló en el cuarto. La noche ya era bastante entrada, y Óscar en la sala, veía la televisión. La conversación de la señora rosario y miguel, tuvieron que dejarla para el día siguiente.
IV
Ella dice que en sus sueños aparezco antes que todo antes de cerrar los ojos oh da gracias a la vida que suerte
Él me dice que en sus sueños soy rocío que se esconde como la primera noche como el día que despierta y se duerme… Juan Luis Guerra
Sentado en la sala, el televisor le alumbraba. Afuera, la noche era joven, y las canciones, de lejos llegaban como melodías arrastradas por el aire.
A Óscar le embargaba un sentimiento, y él no sabía por qué. Cuando apago la televisión, camino en la oscuridad hasta llegar a su habitación; empujo la puerta que no estaba totalmente cerrada y, luego predio la luz…
El joven quedo atónito, miraba a la cama matrimonial, ahí en ella, dormía miguel, el huésped. El escalofrió, subió y descendió por todo el cuerpo de Óscar, hasta este momento, nada le había pasado por su cabeza, hasta entonces… el hombre duerme, el pecho delgado, es de piel amarilla, con algunos pelos en el pecho y muchos en las axilas, la sabana, le cubre solo debajo de la cintura, y los pelos de la ingle, asoman, como un arbusto sin podar.
Trago grueso, y se quedó inmóvil; pensaba en apagar la luz, o dejarla prendida por un momento más. Dejando grabada la imagen en su cabeza, Óscar ha pagado la luz y a la camita se ha acostado.
V
El pensar, le carcomía, no estaba tranquilo y ni pizca de un poco de sueño tenia. Óscar, se levanta y va al baño, de regreso, queda de pie en el pasillo de la cocina y, luego de pensarlo un rato, entra a la habitación y prende de nuevo la luz del cuarto; la imagen de esta vez, fue un pálpito a sus sentidos, y su mirada fija, prendió en calor todo su cuerpo. El desnudo de miguel era palpable, bajo de esas sabanas, no había ropa interior, no había nada que obstruyera el camino de su mano, si él iba y lo tocaba.
Como si el piso le movieran, Óscar temblando, a la cama llego. Acostado y con los ojos, mirando a la penumbra del techo, imaginaba, el llegarse hasta la cama, donde duerme miguel.
Bajo de la cama a gasta, gateo y llego hasta la cama matrimonial, ahí se detuvo y a la orilla, levanto la cabeza; la oscuridad, cegaba su visión, Óscar se preguntaba, si estaba seguro, que podía suceder a igual como lo hizo con su primo. El temor, le dejo un rato ahí de rodilla, a la orilla de cama.
De solo imaginar, que el hombre acostado en la cama, estaba desnudo, la erección, dura pegaba al lateral de la cama; Óscar, olvido todo, no pensaba en nada mas, que ir hasta la entrepierna de miguel.
Metió la mano por debajo de la sabana, fue tanteando el terreno, y cuando sus dedos, tocaron piel; Óscar se retuvo, y cuidadoso volvió a tocar… la piel de ese hombre, está caliente y cuando sus dedos suben, el espeso pelo, le enmaraña las ñemas de los dedos. A Óscar le da escalofríos, y tocando, el tronco del guebo, masajea toda la verga y esta aguada y delgada.
El hombre se ha movido, y la piernas ha abierto, del lado que esta Óscar, ve como la rodilla de miguel le apunta, y por ella, con la oscuridad disipada en sus ojos, se guía y por la rodilla baja con la mano, encima de la sabana, toca la verga de miguel, y aun flácida esta, pero el hombre esta vez no se mueve.
Habiendo tocado, una u otra vez, la verga de miguel; Óscar opta por hacer otra cosa. Se acuesta en la cama; la osadía no fue tan fácil, al dejar caer su peso, la cama chirrió, y el mudo, con el corazón en la boca, se quedó quieto y espero.
Se acomodó de cucharita, mirando hacia al lado que esta acostado miguel. Poso la mano (rápidamente) en la entrepierna del hombre, y formo con su paquete un bulto, por encima de la sabana. Pero aun el hombre, no reaccionó, ni se movió siquiera un poco, solo su respirar, era el que se oía acompasado con el movimiento de su pecho.
VI
El tiempo sin movimiento, se volvió apagado, el sueño asomo con un bostezo y lágrimas en los ojos, pero aun así, Óscar espera acostado en la cama, al lado de miguel.
Le cogió por sorpresa, cuando sintió, el brazo, cruzando en su pecho, y luego la pierna, casi rosando su entrepierna. A Óscar, el corazón le latía en la cabeza, la piel se crispo y los nervios, sintió, cuando miguel lo ha abrazado. Se quedó inmutado, quieto y a medio cerrar los ojos.
La respiración de miguel, le acariciaba la mejilla, Óscar espero un momento, y cuando se movió, su cuerpo ya estaba caliente de nuevo. Temía que su erección, fuese rozada por la pierna de miguel, y sin querer acabar con aquella posición; Óscar cerró los ojos, y fingiendo a la perfección, como alguien dormido se movió, y de cucharita, dando la espalda al hombre, Óscar ejecuto lo que había pensado.
Está de más decir, que el corazón le iba a explotar, y los nervios, cada vez más, le era imposible controlar. Los espasmo venían sin avisar y el, titiritaba bajo el cuerpo de Miguel. Menos quería echar a perder todo, pero Óscar deseaba mucho más. Se removió y pego su cuerpo al de miguel; si no trajera una polera puesta, sintiera, piel a piel, con el hombre. Aun así, el calor que emana, le causa calor, pero Óscar levantando el trasero, busca lo que quiere… sentir el miembro viril del huésped.
O eran cosas de él, o era tan grande su excitación, pero cuando pego el trasero, la entrepierna de miguel, estaba más abultada, caliente y como que, creciendo. Óscar sigue fingiendo, cuando la apoyada en su raja, no es el, que la hace, abre los ojos, y su pensamientos se turban.
Espero lo necesario, si de nuevo miguel, le daba otra apoyadita, y cuando estuvo seguro, con su mano fue tocando, con dificultad por la posición en la que se encuentra, Óscar mete la mano entre ellos dos y al tocar la verga del hombre… quedo pasmado.
Era duro, caliente, grueso y vida propia tenia. Cuando toco, de una palpito en sus dedos, bajo la sabana, se prenso el glande, y Óscar con la garganta seca, cerró los ojos y sus dedos le dieron la visión, de cómo debe ser la virilidad de miguel.
El bigote del hombre, se incrustó en el cuello de Óscar, la caricia le erizo la piel y aguanto la cosquilla. Presiono su erección, en todo el trasero de Óscar, y arropando también al muchacho, miguel debajo de la sabana, le bajo el short y el calzón.
Las nalgas del chico quedaron expuestas; el short y el calzoncillo quedaron hasta las rodillas. El hombre, con su mano huesuda y grande, tanteo la piel suave del muchacho, bajo por la espalda electrizando al chico, y en la raja del culo, el dedo del medio, lo toco como si de un botón fuese.
Óscar temblaba y se dejaba hacer, quedo boca abajo y el short junto con la ropa interior, quedaron a los pies de la cama. Miguel se montó arriba del muchacho, aparto las nalgas y toda su virilidad, quedo en el medio, rozando la raja del culo. Movía la cintura y en la nuca del joven, gemía y rapaba su piel con la barbilla; bajo hasta las nalgas, escupió y toda saliva le unto en el culo, para luego clavar el dedo; Oscarcito pujo del dolor, y miguel le siseo al oído… shhh…
El glande grueso, como brocha, se resbalaba en el culo de Óscar, y la saliva de miguel en la espalda le quedaba al estar el mordiendo con delicadeza.
Prenso y pujo, el glande entro en el culo, Óscar se arrepintió… – ¡le ha dolido! –. Las palabras llegaron a su oído; un susurro, de tono grave, caliente y excitado… – ¿no es, esto lo que querías? –
Con la erección muerta, le toco empinar el culo, el trozo de carne gruesa y caliente, le fue atravesando, hasta dejarlo totalmente clavado el culo. La peluda ingle, choco con sus nalgas y ahogando el dolor en silencio, los movimientos de cintura de miguel, le destrozaba el culo, una y otra vez.
El hombre gimiendo, lamia el lóbulo de la oreja del muchacho, chirriaba con los labios, cerca del oído de Óscar, y cuando se dio cuenta, ya su cuerpo, caliente y erecto de nuevo, Oscarcito; sintiendo la fricción del meter y sacar, le hizo olvidar el dolor. Se sujetó a la pared y levanto el culo, Miguel cogiéndolo en cuatro, le agarro de la cintura y lo clavo sin compasión alguna. La cama se movía al ritmo de ellos dos; Oscarcito se corrió en su mano, y miguel dándole duro por el culo, en vario espasmos y trallazos, le lleno el culo de leche al muchacho…
Cansados y sudados en la cama quedaron. La calma en la habitación, quedo espesa y con olor a sexo, el semen inundaba la habitación, y de nuevo en la calle, la noche era joven y las melodías llegaban arrastradas por aire…
Si tú eres mi hombre
Y yo tu mujer,
Dondequiera que estés amor,
Contigo estaré.
Lejana o cercana,
Tú lo quieras o no.
No hay muerte en el mundo
Que consiga matar una historia de amor.
No hay muerte en el mundo
Que consiga matar una historia de amor. The New York Band
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