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Gays, Incestos en Familia

El inicio de mi vida sexual (incesto). Parte 4

Historia de amor entre un adolescente y un niño. Progresan mis sentimientos por Francisco .

Un día, de tarde, vino un jovencito de más o menos la edad de Hugo de visita, ni recuerdo su nombre excepto que empezaba en A (y así lo llamaré) y que ya lo había visto varias veces antes. No entendía bien quien era excepto que era algo amigo de mis primos. Ellos solían traer a algún amigo, incluso amigas a la casa así que estaba acostumbrado a eso, me gustaba confraternizar con las visitas y hacerlas jugar conmigo, o por defecto, andar alrededor de Fran para que no me lo quiten, celándolo y andando de mimoso con él.

El jovencito este me caía bien, parecía amistoso siempre que tratábamos aunque era algo raro para mí y un poco bruto. Su aspecto era el del típico gringo inmigrante de campo que hay en mi país, bien alto, muy delgado, ojos azules descolocados y no necesariamente un lindo rostro. Después de un rato también llegó un amigo de Fran, Maxi, un chico buena onda al que ya conocía bien y que quería mucho, su hermanastro era mi compañero y cuando iba a su casa él jugaba con nosotros.

Aprovechando la ausencia de mi tía que no llegaba hasta tarde esa noche ellos se pusieron en sus planes para tomar, y ver o hablar de cosas cuestionables y de grandes dejándome de lado. No tuve tiempo para ponerme celoso con Fran porque tenía tarea y como me había portado mal antes estaba algo castigado así que me metí de lleno en mis cosas, pero yendo a pedirle ayuda a Fran o Hugo cuando la necesitaba. Era un día de bastante calor a pesar que ya era otoño, así que andaba en ropa interior por la casa, y mientras me movía de un lado a otro sentía que A. me estaba mirando y me ponía algo incómodo, cada tanto alargaba su mano y me atraía hacia él agarrándome del brazo como el bruto que era y me hacía preguntas estúpidas u obvias.

Los abrazos o toques que intentaba darme no eran como los que Maxi o los otros amigos de mis primos me daban, había algo que estaba mal y me era familiar pero para mal así que intentaba alejarme de él, aunque igual me caía bien porque era chistoso.

Sobre eso de las 7 decidieron ir a comprar algo pero tenían que ir caminando y era medio lejos, todas las distancias eran algo grandes de todas formas, así que tenían que dejarme por lo lejos y lo oscuro que era todo. Fran dijo que se quedaba, pero no sé que se dijeron entre ellos y como que A. se ofreció o algo así y terminó quedándose conmigo.

Inicialmente, una vez ya solos, me quedé lejos de el pero enseguida empezó a hablarme y le seguí la corriente. Era bastante agradable y me hacía reír también. Al final me dijo que podíamos jugar a algo lo cual me pareció super bueno, y lo llevé a la pieza de Fran donde siempre tenía algún juego armado. Jugamos un rato pero luego el se sentó en la cama de Fran y me hizo acercarme a él. Yo lo hice sin problemas y me senté a su lado. Empezó a enseñarme palabras en polaco, su idioma, y se me hizo super divertido. En un determinado momento me agarró y me puso sobre él mientras me seguía hablando. En un determinado momento sentí que me estaba agarrando fuerte los brazos e intenté bajarme pero no hubo caso, apretó más su agarre y ya comenzó a doler bastante. Le dije que quería bajarme y que tenía que irme al baño pero el dijo que no, que ahí me iba a quedar. Con una de sus manos bajó mi ropa interior dejándome desnudo y sentado sobre el y ahí si me preocupé mucho porque estaba bien solo con él. Después de la nada empezó a besar mi cuello y me dieron tremendos escalofríos.

— Pará, no me gusta —le ordené. — Le voy a decir a Fran —sentencié. Ahí es como que se le transformó el rostro y se enojó muchísimo, me agarró tan fuerte de los brazos que dolía un montón y empecé a gritar del dolor y del miedo.

— No le vas a decir nada a nadie —dijo mientras empezó a morderme el cuello. Dolía mucho y me desesperé, empecé a moverme como loco buscando salir pero me sujetó más fuerte, con una mano me retenía del torso y de mis brazos y con la otra me agarraba el cabello para dejarme quieta la cabeza, exponiendo mi cuello que ahora estaba mordiendo. Me puse a gritar como loco pidiendo ayuda a Fran, a mi tía, a mi mamá, quien sea. Había demasiados recuerdos que volvían a emerger mientras luchaba por zafarme de su agarre. De repente sentí un dolor desgarrador que me hizo gritar como nunca de dolor, haciéndome lagrimear mientras sentía algo que se deslizaba por mi cuello. Sangre. El estúpido me había mordido tan feo que estaba sangrando. La cabeza empezó a darme vueltas y apenas me di cuenta que pasó excepto imágenes borrosas de que me estaban sacando de ahí y gritos enfurecidos resonando en mi cabeza. Cuando salí de ese lugar en donde mi cerebro me había metido para autopreservarme, estaba en los brazos de Fran, que me cargaba con mucha suavidad. Me estaba diciendo algo que no entendía para nada, apenas podía escucharlo pero me di cuenta que estábamos fuera, en la calle de tierra.

De repente algo se soltó dentro mío y me largué a llorar. Lloré con todas mis fuerzas, desesperado, confundido y dolorido. Me dolía el cuello, los brazos, el cabello, y sobre todo me dolía mucho el corazón, ahí dentro donde algo se me había roto.

Fran no dijo nada, solo me siguió rodeando con sus brazos impregnandome de su aroma mientras besaba con suavidad mi cabello.

Pasaron los minutos y no podía parar de llorar, simplemente todo esto era demasiado abrumador para mí, no podía articular palabra y mis pensamientos eran un caos en donde solo podía ponerme a recordar los recientes sucesos y también aquellos que hasta ahora había logrado olvidar, los de aquella terrible violacion de hacía ya un año. Fran al ver que continuaba empezó a susurrarme cosas lindas al oído. Me dijo que me quería mucho, que era el el mejor, que me iba a cuidar mejor. Afirmó que nada de esto era mi culpa y que ese chico no me iba a hacer nada más. En vez de sentirme mejor, sin tener idea de porque me sentía así de mal, me puse peor. Solo podía tirarme sobre él rodeando con mis lastimados brazos su cuello y enterrar mi cabeza en su hombro. Lloraba tanto que empecé a quedarme sin aire, a desesperarme totalmente. Fran también empezó a asustarse y de mil formas distintas intentó calmarme o convencerme de que deje de llorar.

— Q-q quiero a… quiero a m-mamá —logré decir llorando a mares. A esas alturas ya estaba todo mojado de lágrimas, saliva, sudor y algo de sangre. De repente me di cuenta que no estaba desnudo sino que tenía puesta la remera de Fran y que el estaba sin ella.

— Por favor Eze, por favor te pido. Mirame. Ey Eze, mirame. Vos sos mi hermanito. Te quiero muchísimo. Te voy a cuidar. Calmate, vas a estar bien. Perdón Eze, perdón, esto es mi culpa —dijo haciendo que lo mire a los ojos.

— Nooooo —le grité llorando. Esto no era su culpa, no podía imaginar que ese chico tan lindo tenia la culpa de eso. Todos menos él, todos menos él. Lo abracé con más fuerzas todavía, pero todavía no podía calmarme, ahora estaba llorando por pensar que era su culpa. Fran empezó a caminar hacia la casa mientras seguía intentando tranquilizarme.

De nada sirvió porque cuando me di cuenta que lo que tenia en mi cuello era sangre seguí llorando más fuerte todavía, ahora totalmente consciente de mis heridas y del dolor que me provocaban.

Fran se detuvo a mitad de camino yendo hacia la casa y ya muy desesperado me descolgó de él, se arrodilló y me puso sobre el pasto.

— Eze, por favor pará de llorar. Si mamá se entera que lloraste se va a enojar mucho y tu mami ahora está lejos, trabajando. Vas a tener que confiar en mí y yo te voy a ayudar. Respirá hondo.

Respiré tomando mucho aire pero me atraganté y me puse a toser así que seguí llorando.

— S-soy muy maloo. Q-quiero a mamá. —En mi mente no lograba comprender porque me pasó eso, ya era la segunda vez que me traicionaban y hacían daño. ¿Por qué a mí? Se sentía mal y la lejanía de mis padres estaba empezando a cobrar factura.

Fran, en silencio, arrodillado frente a mí, limpió mis lágrimas con amor, luego agarró tiernamente mi cabeza entre sus manos y se inclinó hacia mí, poniendo su rostro bien cerca del mío. Acercó sus labios a los míos hasta que hicieron contacto con suavidad y así es como Fran me besó. Mi primer beso. Me besó en la boca en un acto de desesperación pero también demostrando todo su amor puro y perfecto hacia mí, arrebatando la virginidad de mis labios con ternura y afecto. Mantuvo sus labios contra los míos un par de segundos, pero para mí fue una eternidad, una sorpresa de dicha absoluta. Ese beso significó todo para mí, en mi cabeza eso se me hizo la mayor manifestación de amor posible, algo que solo había visto en películas románticas y en grandes eventos como casamientos. Significó que el me amaba, y eso era lo que yo necesitaba desesperadamente.

El beso tuvo un sabor a sangre, no la mía, sino la suya. Me di cuenta que tenía herido el labio, muy probablemente se lo hizo mientras forcejeaba con mi agresor. Disfruté de ese beso como nunca y cuando el separó sus labios de los míos no pude más qué abrir los ojos en sorpresa absoluta y mirar ese rostro tan bello que tenía. Ya no quería llorar, necesitaba parar de llorar, ya había vertido demasiadas lágrimas.

— Eze… Te amo. Sos mi novio, ¿te acordás? Dejá de llorar, me duele verte así. Prometo que te voy a proteger con mi vida de ahora en más —me dijo mientras levantaba mi mentón con su dedo índice para que lo mirara. —¿Vos me amás? —terminó diciendo con algo de miedo en su voz.

Intentando controlar mis lagrimas le susurré: —Sí Fran te amo. Te quiero mucho mucho mucho.

Alcé mis manos hacia él, quería que me alzara y poder sentir su piel, su abrazo cálido y acogedor. El entendió mi gesto y otra vez terminé en sus brazos, donde fui calmandome y dejando de lagrimear a poco.

— ¿Vamos a entrar? Tenés que bañarte antes de que llegue mamá —me dijo.Yo asentí así que comenzamos a dirigirnos a la casa caminando los 2 de la mano luego de que me baje puesto que ya estaba cansado de tanto cargarme. Al entrar ya no estaba ni Maxi ni mi agresor. Después me enteré que lo apalearon sin misericordia entre Hugo, David y Maxi mientras Fran me sacaba para que no sepa nada de eso y A. nunca volvió a hacerse presente en mi vida, no lo volví a ver. No sé los pormenores de lo que le hicieron, pero hubo bastante sangre.

Hugo y David apenas me vieron se acercaron a abrazarme y dirigirme palabras de ánimo. Hugo se ofreció a bañarme porque estaba hecho un asco, pero Fran se negó, el quería acompañarme en cada momento. Esto era su responsabilidad, su descuido.

— Ya limpiamos todo, pero las sábanas no se limpiaron, las tuve que tirar. Ah, y después tenemos que hablar de que vamos a tener que decir —dijo Hugo mientras Fran me buscaba ropa para ponerme luego del baño.

Pronto estuvimos los 2 en la ducha, en donde Fran con mucho cuidado trató mi herida sangrante en el cuello, limpió mi cabello haciéndome masajes y me dio muchos mimos en todo el cuerpo mientras me lo lavaba. Yo estaba algo preocupado por su labio pero el me dijo que no tenía caso, no era nada grave.

Al salir Fran me secó bien, me puso mi pijama y luego fuimos con Hugo y David. Ahí luego de hablar entre ellos decidieron crear la siguiente historia para mi tía: Fran y yo estábamos peleando y la cosa se descontroló hasta el punto de que el me dio varios puñetazos y en consecuencia lo mordí, lo que llevó a que el me mierda mucho más fuerte. Ahora, los motivos de esta mentira era proteger la vida de mi agresor, pues en ese lugar la justicia era por mano propia y fácilmente la comunidad lo iba a matar o discapacitar de por vida, además del hecho que iba a tener que volver a vivir con mis padres sin remedio. Ninguno de ellos quería eso así que fácilmente me convencieron de decirle a todos esa historia si preguntaban por mis heridas.

Al llegar mi tía esta pronto notó mi cuello mordido. Antes de que pueda decir nada, Fran se adjudicó la culpa y contó la historia falsa creada para la ocasión. Mi tía se puso a rabiar como loca contra los 2, aunque especialmente contra Fran. Y sí, los 2 ligamos ese día y el llevó la peor parte. Se me salieron algunas lagrimas al recibir mi «merecido» y al ver como castigaba a Fran.

Esa noche obviamente dormí con Fran. Estaba super cansado pero no podía dormir, había demasiados traumas y recuerdos despertados, me sentía horrible y sucio.

— Quiero a papá y a mamá —le dije a Fran por lo bajo y noté que su mirada se entristeció. Me hacían demasiada falta, muchísima falta.

— Lo sé. Pero mirá, soy tu novio ahora. ¿Qué te parece si me das un besito y piensas que soy tu mamá? —dijo señalando su mejilla

— Dale — respondí mientras le daba besos en su mejilla. Fran me miró fijamente.

— Te amo Ezequiel. No te olvides de eso. Prometo que en serio te voy a cuidar bien y que nadie te va a hacer nada. Solo quiero que te sientas bien.

Asentí sin palabras y lo abracé mientras el correspondía mi abrazo. Abrazado a él, descansando junto a su poderosa y reconfortante presencia, me fui quedando dormido.

 

— Calmate. Ezequiel. Ezequiel escuchame, calmate, estás bien. Era un sueño, estoy con vos. Queres que prenda la luz?

Habían vuelto mis pesadillas de antes pero peores. Ahora involucraban mordidas, gritos, y una ayuda que nunca llegaba. Y eran seres deformes y horribles los que me hacían daño vez tras vez en un bucle infinito.

Fran prendió la luz y empezó a pasarme la mano por el rostro, me ofreció agua y me llevó al baño. Estaba empapado de sudor y lágrimas así que tuvo que cambiarme.

— Contame que soñaste —me dijo ya de vuelta a la cama pero con una pequeña luz encendida cerca de la cama. Le conté todo, le expliqué como pude, pero evidentemente no se dio cuenta que había soñado con 2 vivencias distintas, no una sola. Me escuchó, tranquilizó y dio la seguridad y el cariño que necesitaba. Lo vi muy triste, hasta noté que se le escapó una lágrima, nunca lo había visto así. ¿Tan convencido estaba de que era su culpa?

El resto de la noche dormí profundamente, estaba demasiado exhausto y dolorido.

Fran me sacudió levemente para despertarme a la mañana siguiente.

— Despierta lindo. Vamos, que es algo tarde.

Lo miré y me acordé de algo: ese chico que me estaba sonriendo era mi novio. El era mío y solo mío así que le sonreí también olvidando todas mis penas.

—Quiero un besito —le dije. El se inclinó y me dio uno en la mejilla.

—Noo, en la boca, yo quiero en la boca —le dije descontento. El se sonrojó mucho y parecía que no me lo iba a dar, pero de repente se inclinó y rozó mis labios con los suyos rápidamente.

—¿Así? —preguntó nervioso.

Asentí satisfecho y el empezó a explicarme que este tenía que ser nuestro secreto, que nadie podía saber nada ni de los besos, ni de ser novios, ni lo que había pasado el día anterior y entendí todo aceptando guardar todos esos secretos con tal de permanecer junto a mi amor.

Las 2 semanas fueron un claroscuro total para mí. Por una parte estaba loco de amor por Fran pero por otra me sentía super mal y con mucho miedo por mis traumas recientes y antiguos y tuve pesadillas casi cada noche. Durante todo ese tiempo Hugo, Fran, David e incluso Maxi me ayudaron mucho, tratándome super bien, dándome confianza, cariño y jugando conmigo. David especialmente se comportó bien y me sentí querido por primera vez por él, también me ayudó las veces que tuve pesadillas durmiendo en su cama.

Mientras tanto seguí explorando el cuerpo de Fran, tocando sus músculos, su cuerpo, manoseando su verga, admirando cada rincón de cuerpo. El también ahora ya no se negaba a que toque sus partes íntimas, no siempre sacaba semen pero evidentemente disfrutaba bastante. El me siguió besando siempre que no hubiera nadie a la vista y yo empecé a verlo como mío, como mi propiedad, y sobre todo a disfrutar de sus labios aunque eso sí, me dió algo de asco la vez que el me besó con lengua la primera vez.

Ya con el tiempo mis malos sueños fueron desapareciendo, como todo niño me recuperé rápido. Pronto David comenzó a ser el hijo de puta que era conmigo y todo volvió a la «normalidad».

Empecé a celar a Fran como un loco, me encantaba que me haga caso y que pase tiempo conmigo, amaba pedirle que ande por la casa sin remera y tomé la mala costumbre de que el me haga las tareas de la escuela. El siempre era muy complaciente y eso era algo maravilloso para mí.

Un día mientras estaba masturbando a mi novio se me cruzó una idea: le di un beso en su verga. Sus ojos brillaron de emoción y le pregunté si le gustó, me respondió que sí así que volví a hacerlo, le di muchos besitos en todo su gran miembro dejándolo alucinando de placer.

Realmente ayudaba mucho que el tenga buena higiene y por ese tiempo estaba bien depilado también así que la verdad no me daba asco, no le olía mal ni era repugnante de ver, de hecho estéticamente hablando su pene era muy lindo a mis ojos de niño.

—Dejame pesado de mierda —me decía David. Ya otra vez lo estaba molestando, era algo que no podía controlar, admito que lo buscaba solo para que se moleste en ocasiones.

Me tiré sobre él y volví a decirle que tenia que jugar conmigo. Ahí si lo enojé, odiaba que invadan su espacio personal sin permiso.

—Estoy cansado de vos, hijo de puta, sos una molestia —me gritó. Me agarró del cabello con fuerza hasta desequilibrarme y me tiró al suelo mientras me decía una sarta de cosas. No lloré porque sabía que era merecido y me levanté. Apenas estuve en pie me llevé un puñetazo en el hombro. Eso sí dolió y casi me caí, pero de repente escuché un grito airado: era Fran que justo entraba después de atender sus responsabilidades fuera.

—David, sacale las manos de encima. Vi como le pegaste —le dijo en voz fuerte mientras yo corría hacia el y lo abrazaba. Fran me separó suavemente de el y avanzo hacia David y sorpresivamente le dio un puñetazo todavía más fuerte del que recibí en su cara.

—¿Así está bien? ¿O queres más? No le vuelvas a pegar, ¿escuchaste? —le decía mientras seguía golpeandolo.

David recibió muchos golpes y amenazas a tal punto que nunca más se animó a tratarme mal si Fran tenía la mínima oportunidad de verlo, generando dentro de todo una mejor convivencia entre ambos y yo también dejé de molestarlo tanto, Fran también habló conmigo de eso.

 

—Eze… será que puedes… no sé, meter mi pene en tu boca? Me gustaría que lo intentaras.

La propuesta me tomó por sorpresa, nunca lo había pensado y era super raro, encima su pene era super grande.

—O puedes chuparlo como chupas una paleta —dijo con mucho nerviosismo.

—No que asco —le respondí haciendo muecas.

Ambos estábamos sin ropa recién salidos del baño en una nueva sesión de exploración.

—Por favor, inténtalo —siguió insistiendo él. Volví a negarme así que aceptó resignado aunque de repente tuvo una idea.

—Eze, acuéstate —me dijo. Me recosté en su cama y el se inclinó hacia mi entrepierna, hacia la pequeña erección que tenía ahí abajo fruto de la excitacion que me daba la situación, y comenzó a tocar mi pene, a masturbarlo y luego imprevistamente se lo llevó a la boca

—Que haces —le dije sorprendido aunque no intenté moverme, sentía una especie de cosquilleo agradable mientras recibía placer de su parte.

—Te estoy chupando el pene. ¿Te gusta? —dijo él luego de detenerse un ratito para luego continuar.

—Sí, m-me gusta mucho —dije lentamente. Me costaba hablar y realmente se sentía muy placentero, era algo que nunca lo había sentido así, tenía ganas como de reír pero al mismo tiempo el placer que sentía era algo totalmente diferente.

El siguió chupando mi pene, pasando su lengua por todo mi pequeño miembro haciéndome ver las estrellas para que al final de repente sienta una sensación de cosquilleo intenso mientras el placer que sentía se intensificaba y me desbordada, de mi boca salió un gemido que no pude controlar llegando así a mi primer orgasmo infantil.

Jadeando y sin comprender bien lo que me había pasado miré a Fran, el ya se había incorporado y también me estaba mirando evidentemente sabiendo que me había pasado así que me explicó que fue eso y porque se sentía tan bien, que así se sentía él cuando lanzaba semen.

Después volvió a insistir para que yo haga lo mismo, meter su pene en mi boca aunque sea un poquito y decidí aceptar el desafío e intercambiamos posiciones, ahora él acostado en la cama y yo de costado en su cama sobre su pene. Inicialmente solo lo tocaba con mis manos, me repugnaba un poco meter a mi boca el mismo órgano con el cual orinábamos. Empecé dándole besos a la hermosa verga de mi novio, en el glande, en el tronco, hasta en sus testículos. Después acerqué mi boca a la punta de su pene y después de mirarlo a la cara y obtener su aprobación bajé mi rostro despacio sobre su verga metiendola así lentamente dentro de mi boca, pero entró solo la punta, intenté seguir (quería meterlo todo porque había visto que el hacía lo mismo pero no captaba la diferencia de tamaños del todo) pero me dieron arcadas y no podía continuar así que me saqué su pene de la boca rápidamente para dejar de sentir esa sensación.

—No hace falta que lo metas todo, solo un poquito y ahí vas chupando como si fuera un chupetín y tipo lo vas sacando y metiendo, ¿entiendes? —dijo Fran mientras observaba divertido mis esfuerzos.

—Entiendo —dije y proseguí en mi labor volviendo a chupar tal como me había dicho aunque me cansé rápido.

Fran sugirió cambiar de posición y eso hicimos, el se paró frente a la cama y yo quedé sentado al borde de la misma y ahí tenía que seguir chupandoselo.

Volví a intentarlo y ahora era incluso un poco más fácil porque el agarraba mi cabecita con sus manos y así iba guiándome mientras acariciaba mi pelo.

Estuve así varios minutos, chupando, babeando, aprendiendo, aunque nunca logré que me entre más allá de la cabeza de su pene sin que me dieran arcadas.

En un determinado momento el sacó bruscamente su miembro de mi boca mientras jadeaba fuertemente y se vino sobre mi rostro con mucha excitacion, largando espesos chorros de semen sobre mi piel bañándome entero. Una vez finalizada la descarga se encargó de limpiarme y me confesó que se sentía mal por haberme pedido eso pero le dije que él era mi novio y que no se preocupara. Nos abrazamos y como ya era tiempo de dormir el se quedó abrazándome y dándome besitos en el pelo, las mejillas e incluso mi cuello hasta que me dormí.

103 Lecturas/10 junio, 2025/0 Comentarios/por Eze019
Etiquetas: amigos, baño, hermanito, hijo, incesto, mayor, primos, recuerdos
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