El inicio de mi vida sexual (incesto). Parte 5.
Historia de amor entre un adolescente y un niño. Continúo aprendiendo de mi bello novio..
Al día siguiente de mi primer sexo oral me dolía un poco la mandíbula pero no le dije nada a mi flamante novio, no quería preocuparlo. Fuimos caminando a la escuela como de costumbre, fui a clases, vigilé a Fran en el recreo, y todas esas cosas. Ya al salir para volver generalmente nos llevaba el papá de Maxi o algún otro compañero de Fran pero ese día tuvimos que volver caminando. Me cansé super rápido y a los 300 metros ya andaba por el alma por los suelos quejándome sin parar de todo y de todos. Fran se cansó de escuchar mi lamento y decidió cargarme así que pronto estaba encima de su musculoso brazo recostando mi cabeza en su hombro. Se sentía muy bien, me gustaba que el fuera mi novio e hiciera eso por mí. Fran mencionó que eso hacían los hombres de verdad y deseé poder ser como él, tener su fuerza o su carisma, ese chico era mi absoluta admiración. Así me cargó como kilómetro y medio hasta que estuve obligado a continuar a pie.
—Voy a tener que cobrarte, estoy super cansado ahora —dijo Fran una hora más tarde tirado en la cama sin nada de energías. Ya habíamos comido y ese día se suponía que tenía que dormir la siesta o hacer tareas pero Fran tenía otros planes para mí.
—¿Querés que te haga masajes? —pregunté inocentemente, puesto que esa era la forma de desestresar a mi tía cuando estaba super cansada y pensaba que Fran quería eso.
—Emm, más o menos. La verdad que quiero que chupes mi pene como la otra vez. ¿Te animarías? Solo si querés.
—No sé… bueno, está bien —le dije sin estar convencido del todo. Él rápidamente se quitó la ropa y se recostó por la cabecera de la cama. Yo subí a la cama también pero completamente vestido y empecé a chupársela porque el ya la traía bien dura. Mientras estaba en pleno proceso noté como ponía sus manos en la parte posterior de mi cabeza y de repente me la agarró con fuerza y empujó mi cabeza introduciendo su verga por la fuerza en mi boca. Me recontra dieron arcadas y sentía que me ahogaba, empecé a lagrimear y rápidamente me aparté porque no me había gustado nada eso.
—Eze —dijo Fran con cara de espanto —. No era mi intención. Perdón, es que me dejé llevar. Perdóname por favor.
—Es que no podía respirar y quería vomitar —le dije con voz ronca y todavía lagrimeando.
—Perdón nene precioso. No quería que te pase eso. Prometo que no lo vuelvo a hacer. Es que yo… me encantaría que mi pene entre entero en tu boca pero es que estas bien chico para eso todavía. Perdón—insistió mientras se acercaba a mí y me acariciaba el rostro. Luego se inclinó y me besó, como pidiéndome perdón. Lo abracé y me dispuse a perdonarlo.
—Fran, quiero seguir chupando tu pene. Es que estás muy cansado.
—¿Seguro lindo? Si no quieres, no lo hagas. En serio —dijo mientras volvía a besarme y me agarraba de la mano.
—Es que hoy me alzaste mucho. Pero no me hagas eso que me hiciste que quiero vomitar.
Acto seguido el volvió a su posición y yo seguí en mi trabajo. Intenté esforzarme al máximo porque si el quería que entre todo su miembro en mi boca, tenía que intentarlo, es que amaba que esté orgulloso de mí. Obviamente no lo logré, me la pasé intentando, forzandome al límite, así que me la pasé atragantando como un loco mientras no lograba contener salivar como un idiota y emitir sonidos raros con la garganta. Fue algo frustrante pero logré que entre bastante (era menos de la mitad pero bueno, era mucho para mí).
Cuando estuvo cerca de eyacular otra vez retiró su pene de mi boca y el semen fue a parar sobre su abdomen así que esa vez lo limpié yo.
—Mmm, te quiero muchísimo mi corazoncito —exclamó Fran cuando terminé con mi labor —. Ven conmigo, lo hiciste super bien. Perdón si te sentiste mal. Es que te amo muchísimo. Sos mi hermanito, mi novio, mi protegido.
Fui a sus brazos, a entregarme a ese chico guapo que amaba y deseaba. Dejé que me abrace, toqué su cuerpo, su cara, besé sus labios, lo hice mío a mi manera.
—Te amo mucho mucho mucho Fran. Vos también sos mi hermano y sos mi primo y sos mi novio y sos super lindo y bueno.
No me cabían los calificativos para decírselos. De imprevisto me bajó el short y empezó a manosear mis piernas, a acariciarme. Me dejé llevar, me gustó y mucho más cuando empezó a masturbarme suavemente. Así estuvimos más de una hora en un ciclo de disfrute interminable y delicioso para mí en donde me venía vez tras vez (orgasmo seco por supuesto) y gemía de puro placer.
Por supuesto que apenas terminado eso me dormí, es que ese día había sido duro, demasiada energía usada a pesar del extremo disfrute.
Así seguimos dándonos placer el uno al otro, disfrutando y yo siempre aprendiendo e intentando de todo.
Una noche que dormía con el me hizo acostarme sin ropa junto a él y comenzó a manosearme. Primero fue tocando mis hombros, mi pecho, abdomen y luego empezó a tocar mis piernas hasta que de repente sentí su mano acariciando mi culito de forma muy insistente y continuada.
—¿Te gusta? —me susurró al oído.
—Sí me gusta, pero porque tocás tanto mi cola? —le dije.
—Es que me gustas mucho Eze y eso es algo que hacen los novios. Me gusta tocarte. ¿A vos te gusta tocarme?
—Sí me gusta —respondí mientras el seguía acariciando mis nalgas pero sin intentar nada más que eso. Así el abrió un nuevo capítulo en mi sexualidad que más adelante se desarrollaría.
Más o menos por esos días David volvió a pedirme que lo masturbe. Quise negarme porque tocarlo así era cosa de novios según Fran, pero terminé aceptando por imbécil, encima que no le dije nada a Fran, en parte por miedo y en parte porque mientras David solo me hiciera masturbarlo no era para mí realmente un problema así que lo hice sin muchos reparos unas 2 veces ese mismo día. Lo único bueno es que el no pedía seguido, podían pasar semanas entre una vez y otra.
—Ezequiel, si no vas a quedarte callado y quieto, vas a tener que salir o mamá despues te va a retar—me dijo Hugo en voz baja. Estábamos en la iglesia y estaba sentado a su lado en una de las últimas filas y ese día estaba algo revoltoso, había veces que me comportaba como santo y otras que o no podía dejar de hablar o no podía quedarme quieto, causando que al volver a la casa mi tía siempre me rete mucho por eso. Me encantaba pasar tiempo con Hugo porque era muy divertido aunque algo estricto, el tema es que al estar tan ocupado siempre apenas podía tenerlo para mí fines de semana, por eso elegía sentarme con el en la iglesia aunque a veces Fran anduviera medio celoso.
A Hugo no le hacia gracia que mi tía me rete mucho entonces ese día me mandó fuera, al baño. —Andá al baño y después con Fran. El está en la última fila. Portate bien ahí, es que no quiero que mamá te rete —me dijo mientras me daba paso para que salga.
Fui al baño, donde me entretuve varios minutos hablando con otro niño y después fui a sentarme con Fran. El estaba super solo en la última fila y fui a sentarme junto a él mientras intentaba concentrarme en el programa. Después decidí que quería sentarme sobre sus piernas así que eso hice pero no me podía quedar quieto así que empecé a moverme buscando una posición cómoda.
En eso noté algo sumamente interesante: había un bulto presionando contra mis nalgas suavemente. Me di cuenta que era el pene de Fran que estaba sumamente erecto pero no le dije nada al respecto. Relacioné su ereccion con el hecho de que yo ne haya movido de un lado a otro friccionando contra el así que decidí seguir haciendo eso para ver que pasaba y me puse a moverme medio en círculos sobre su paquete bien marcado mientras el se excitaba mucho y me ayudaba susurrando a mi oído como moverme mejor. Al estar en la última fila nadie nos veía y aun así era muy difícil porque estábamos bien cubiertos dentro de todo. Seguí moviéndome mientras Fran intentaba quedarse quieto sin llamar la atención y sin hacer ruido ni nada. Después de varios minutos, cerca del final de la programación, me abrazó con mucha fuerza mientras se frotaba con todo contra mí y en un ratito me di cuenta que su pantalón de vestir estaba mojado, bastante mojado.
—Tengo que ir al baño. ¿Vienes? —dijo Fran en voz baja.
Lo seguí mientras el caminaba raro hacia el baño y caí en la cuenta que lo mojado era semen.
Una vez ya encerrados los 2 en el baño procedió a sacarse su cinto y bajarse el pantalón mientras intentaba limpiar lo mejor posible su ropa interior y su camisa que habían hecho contacto con su abundante leche de hombre.
Al verlo con los pantalones por las rodillas me fijé en sus muslos y vi que prácticamente no tenía pelos, mientras Hugo e incluso David tenían pelo ahí.
—¿Por qué tenes tan poco pelo en tus piernas? Es que Hugo tiene mucho y vos no.
—Ahh, es que mirá, cuando yo era muy chiquito me eché agua caliente en las piernas y por eso prácticamente no tengo pelos ahí. Eso y que también rasuro los que quedan —me explicó.
Bueno, eso era algo nuevo que sabía sobre él. Pronto Fran ya estaba más o menos limpio y la mancha de líquido podía pasar por agua que lo había salpicado así que salimos del baño, dándonos cuenta que la programación ya había terminado y nos pusimos a saludar gente mientras mi novio guapo se ponía a confraternizar con algunos jóvenes que estaban por ahí. Intenté quitarme los celos de la cabeza pero no lo logré, me daba miedo que el quisiera ser novio de otro chico. Fran tenía que ser mío siempre a toda costa.
Ya cuando estuvimos de vuelta en casa, en su pieza, tocó cambiarnos de ropa y me quité la camisa y el short vaquero que llevaba quedándome en ropa interior porque debajo tenía un bóxer medio largo que me gustaba usarlo así solo, sin nada de ropa encima. En eso me senté a observar a Fran cambiándose así que me puse a entretenerme mientras el desabotonaba su blanca camisa lentamente. Al finalizar con el último botón ya estaba babeando por el, jamás había caído en la cuenta de que parecía un dios griego así con su musculatura asomando debajo de su camisa desabotonada.
Me acerqué a él y con cuidado toqué su cuerpo, su bajo vientre.
— No te la quites. Te ves lindo —le dije cuando hizo el ademán de quitársela.
—Mmm, te gusta como me veo, ¿verdad? Vos también te ves muy lindo bebé —dijo abrazándome
—No soy un bebé —le reclamé.
—Claro que sí, sos mi bebé, mi primito preferido, mi hermanito —respondió mientras se inclinaba y me llenaba de besitos.
—No sé —dije sin estar del todo convencido.
Fran rió y me prometió que ese día no se iba a sacar la camisa y que la iba a dejar así desabotonada, la llevó hasta casi entrada la noche cuando mi tía lo obligó a sacársela para lavarla.
A la noche siguiente tocaba dormir con Fran y ya con las luces apagadas empezó otra vez a manosear mi trasero y agarraba fuertemente mis nalgas mientras tocaba a más no poder, dándome cosquillas en ciertos momentos. En eso sentí que separó mis nalgas y se puso a tocar mi ano y eso puso mis sentidos alerta porque la última vez que alguien me tocó ahí había terminado super mal.
—¿Porque tocas ahí? Es que es muy sucio porque por ahí voy al baño —le dije nervioso al punto que sintió la preocupación en mi tono de voz. Yo estaba encima suyo, pecho con pecho.
—¿No te gusta? —dijo mientras que con sus dedos trazaba círculos en mis nalgas.
—Tengo miedo —le dije y era totalmente verdad. Que alguien toque mi culo seguía siendo un sinónimo de sufrir mucho, de sangre y desconcierto, así que tenía mucho miedo de que me hagan eso otra vez.
—No lo sabía. Tienes que decirme si no quieres —dijo mientras besaba mi frente —. A ver bomboncito, mira, todas estas cosas que hacemos, solo tenemos que hacerlas si vos querés porque siempre tenes que estar de acuerdo. No quiero lastimarte, no quiero que te sientas mal, no quiero que tengas miedo. Pero quiero que sepas que cuando 2 novios se aman, es normal que uno toque el culo del otro, que le de caricias o hagan cosas medio sucias o raras, aunque jamás tiene que ser sin que el otro esté de acuerdo, tienes que querer—me explicó.
—¿Pero si me duele? —le dije pensando en las horribles experiencias que ya cargaba a mi corta edad.
—A veces duele, es cierto, pero si quieres a tu novio y quieres hacer eso no es algo malo. Ahora, sí otra persona que no es tu novio viene y te hace cosas raras, secretas y que duelan, ahí eso está super mal y tenés que contarme. Estas cosas no se hacen con cualquiera y vos tenés que amar mucho pero mucho a esa persona ¿Vos me amás?—dijo mientras agarraba suavemente mi cabeza entre sus manos.
—Sí Fran yo te amo mucho —le respondí observando su rostro en la semipenumbra —. Vos si podés seguir tocando mi cola.
Después de eso Francisco continuó tocando suavemente mis nalgas, ahora con más cuidado y delicadeza. En cierto punto volvió a separar mis nalgas y tocar mi ano pero se lo dejé. El me amaba, entonces podía hacerlo y ya no me daba miedo.
No hizo nada más que tocar ahí, no avanzó porque la verdad era tarde y estaba todo oscuro aunque me dijo que ya otro día le iba a enseñar más cosas, lo que me dió más curiosidad. ¿Que podía enseñarme él que estara relacionado con mi culito?
Así fue como Francisco me dio mi primera charla seria de educación sexual sobre consentimiento, algo que valoro muchísimo, aunque si lamento que el no haya indagado más sobre porque me sentía así, el pudo haberme sacado la historia de mi violación si hubiera sido más vivo. Igual no es su culpa, no tenía forma de sospechar porque solo podía culpar a su ex amigo de la otra vez por mis miedos.
Al día siguiente cuando volvimos de la escuela, antes de que Fran salga a hacer su trabajo en el campo decidió que tengamos un buen momento a solas así que nos encerramos en su pieza y ambos nos quitamos la ropa.
Una vez desnudos Fran me puso a chupar su pene cosa que hice con entusiasmo, metiendolo en mi boca todo lo posible intentando aguantar. Seguía estancado sin poder succionar más de la mitad de su verga pero aun así lo hacía con la maestría propia de un niño a esa edad chupando una paleta mientras mojaba su pene y me iba tragando su líquido preseminal sin reparos. Empecé a chupar tal como el me había enseñado, subiendo y bajando mi cabeza, metiendo la verga de mi amado lo más dentro mío hasta que sentía que iba a vomitar, todo eso mientras Fran no paraba de lanzar suaves gemidos de placer y de decirme cosas lindas.
En un determinado punto aún sin venirse me pidió parar y acostarme sobre la cama boca abajo. Eso hice y vi que sacó de un cajón de su ropero una crema.
—¿Qué es eso? ¿Qué vas a hacer? —le pregunté con mucha curiosidad. Me pareció reconocer que esa era una crema para masajes o algo así.
—Voy a poner esta crema en tu culito y ahí vas a ver.
—Oohhh! —respondí más intrigado aún mientras me agarraba de las piernas y me ponía al borde de la cama, dejando mis piernas y mi culo colgando al aire.
Luego empezó a ponerme esa crema en mi traserito expuesto, se me hizo super relajante porque lo hacía muy suave y en un momento volvió a acariciar la línea entre mis nalgas, a tocar mi ano con suavidad.
—Eze, voy a meter mi dedo en tu agujerito, ¿ok? Es algo que los novios hacen, no te preocupes.
No dije nada y el continuó untando más crema sobre mi ano que el creía que seguía virgen para luego mientras con una mano sostenía mi culo bien abierto, deslizar lentamente su dedo índice dentro.
Lo hizo con algo de dificultad intentando dilatarme lo más posible e introduciendolo con sumo cuidado tras algunos intentos fallidos.
—Ayyy —le dije sobresaltado al sentir su dedo dentro mío —duelee.
—¿Te duele bebé? Es normal. ¿Duele mucho o poco? Dime.
—Duele pero cuando lo mueves.
—Ah, ok, ya te vas a ir acostumbrando.
Dejó su dedo dentro mío sin moverlo como medio minuto y luego siguió moviéndolo en círculos dentro de mi ano, expandiéndolo y jugando con él mientras yo daba auténticos gemidos de incomodidad, además de bastantes quejas cada 2×3.
Luego de eso simplemente me sacó el dedo, me pasó una toalla para limpiarme el exceso de crema y me dejó en paz aunque dijo que le gustaría hacerlo otra vez al otro día. Algo confundido le dije que sí y luego de besarme suavemente se fue a hacer sus cosas.
Me quedé solo en la pieza pensando. No me había gustado mucho lo que Francisco me había hecho pero no terminaba de comprenderlo. No se sentía mal pero tampoco bien y tenía bastantes dudas. Ya le preguntaría a mi amorcito de todo esto.
Al día siguiente volvió a hacer algo parecido. Primero me dio sexo oral hasta complacerme y luego otra vez me puso la crema y empezó a meterme su dedo, esta vez el del medio. Impresionantemente entró con algo más de facilidad y no dolió tanto, aunque lo sentí bastante igual.
—¿Por qué los novios hacen estas cosas? Es que duele —me animé a preguntarle.
—Mmm, no sé como decírtelo. Es que es algo que todas las parejas hacen, se meten cosas y los dedos y cosas así. Ya vas a ver que te va a ir gustando mucho, no te preocupes, dejate llevar precioso. Vas a ir descubriendo como es la cosa. Ah, y acordate de decirme si te duele mucho porque no quiero lastimarte —me explicó mientras seguía metiéndome el dedo.
—Uggghhh —gemí con fuerza. Me lo había metido de repente y hasta el fondo.
—¿Te dolió corazón? —dijo Fran mientras me dedicaba una sonrisa pícara.
—Ay Fran, eso me dolió mucho —le dije muy serio. Me ardía por dentro y sentía como algo raro.
—Te metí 2 dedos —me dijo el mientras seguía moviéndolos dentro mío, probando cada área, dilatando mucho mi agujero. Eso era lo raro que había sentido, el otro dedo, con razón sentía tanto ardor.
Fran siguió en lo suyo hasta que pedí que pare, ya no quería. El inmediatamente me hizo caso y los sacó de ahí, pero noté que su pene estaba literalmente saliéndose de su bóxer, esa verga se veía maravillosa así que pensé que podía chuparsela porque a él le gustaba mucho eso, ¿no?
—No te muevas —me dijo imprevistamente.
Eso hice y quedé boca abajo sobre la cama como ya estaba.
Se bajó el bóxer y su puso sobre mí, como montándome, empezando a frotar su verga contra mi culito.
—Eze, me gustas tanto, tu piel es tan suave —dijo mientras lanzaba un par de gemidos.
La verdad estaba bastante avergonzado, me gustaba sentir su peso sobre mí y tenerlo tan cerca pero simplemente me daba vergüenza que el se frote así contra mí. En unos minutos se vino sobre mi espalda gimiendo fuertemente y comenzó a hablarme al oído después de limpiarme.
—Te amo nene. Sos tan especial para mí, solo quiero que me digas como te sientes.
—Bien —le respondí. No valía la pena decirle lo que pasaba por mi cabeza en ese momento —. Quiero un beso.
Fran me dio la vuelta para que lo mire y empezó a besarme con pasión.
—Mmm, quiero que seas todo mío y muy feliz. Sos mío y de nadie más, me volvés loco, te deseo muchísimo —dijo tras terminar de besarme para después besar suavemente mi cuello, sobre la pequeña cicatriz que ahora llevaba. Su mirada se ensombreció al hacerlo.
—Decime la verdad. ¿Te duele todavía?
—Mmm, muy poquito —le dije sin mentir. Era una molestia mínima y ya se me había pasado la vergüenza de antes. Si había algo claro en mi cabeza es que tenía que dejarme llevar, que Fran no me iba a hacer daño como aquellos otros chicos. Capaz lo otro habia sido un sueño, o es que esas cosas dolian mucho cuando la otra persona no te amaba. Con Francisco era distinto, él si me amaba. Además, yo también podía golpearlo a fin de cuentas.
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