El inicio de mi vida sexual (incesto). Parte 7
Historia de amor entre un adolescente y un niño. .
Los 2 días siguientes estuve intratable. La mezcla de cansancio extremo y molestias en mi ano y a la hora de ir al baño mantuvieron bien alejados de mí a todos excepto a David, que no paraba de molestarme por todo haciendo peor la cosa.
Ya después de eso al desaparecer las molestias y recargar mis energías volví a ser el niño agradable pero pesado de siempre.
Pasó así toda la semana en donde volví a hacerle sexo oral a Fran, sin nada de incidentes, aunque en general él estaba medio raro, como distante. Volvió a meterme los dedos pero de una forma no invasiva y prometiendo que solo iba a hacer eso así que lo dejé pasar. El fin de semana David volvió a pedirme que lo masturbe, cosa que hice sin más vueltas puesto que dejé de prestar atención a su comportamiento huraño conmigo y me daba igual tocarlo o no, mientras menos durase mejor. Por suerte se venía rápido aunque odiaba mancharme de su semen.
El fin de semana Fran hizo una débil propuesta de intentar penetrarme otra vez, pero me negué de forma tan rotunda que ni siquiera insistió así que se conformó con que se lo chupe ese día y los siguientes y él hacer lo mismo conmigo.
Por esa época empezó el Mundial 2014 y ese fue mi primer contacto con el mundo del fútbol a nivel televisivo. Como mi país no fue al Mundial mis primos hincharon por Argentina porque Messi era su jugador preferido, así que definitivamente también se convirtió en el mío.
El nivel de obsesión de esos 3 chicos por el fútbol era tan obsesivo que todo ese mes andaban pendientes de la televisión e incluso descuidando sus responsabilidades, se ponían a ver partidos super aburridos para mí entre naciones de las que jamás habia escuchado hablar antes. En estos partidos me gustaba subirme encima de Fran y taparnos con una frazada para así poder manosearnos a gusto ahí debajo. Igual eran toques suaves, cariñosos, que servían para recordar lo mucho que nos amábamos y así poder seguir disfrutando el cuerpo del otro. Algunas veces Fran terminaba frotando su miembro contra mi culito hasta acabar pero no era algo que ninguno de los 2 buscaba, mucho más cuando había gente cerca así que en general no llegaba más allá de agarrarse las manos o yo tocar su abdomen.
Uno de esos días cuando quedamos solos, Francisco volvió a insistir en volver a realizar sexo anal.
—Por favor lindo. Prometo que va a dolerte menos.
—Pero me va a doler —sentencié desconsoladoramente.
—Ey en serio, todos los novios hacen estas cosas y siempre duele un poquito.
—No sé. Es que es muy sucio.
—Yo me encargo de eso guapo. Dejamelo todo a mí. ¿Lo intentarías?
—Bueno. Pero no quiero que me duela mucho.
—Claro que sí amor. Lo que vos quieras —dijo Fran mientras no paraba de darme besitos en todo el rostro.
—Mmmmm dejameeee —le dije mientras intentaba librarme de él.
No lo logré así que me resigné a que me lleve en brazos hasta el baño donde como me había prometido se encargó del lavado anal correspondiente.
Luego de eso me llevó a su cama, en donde me acosté ya desnudo y lo miré mientras el se quitaba la ropa y buscaba almohadas y cremas para usar.
Se acercó a mí con una sonrisa y se puso a acomodar almohadas en torno mio para mi comodidad para luego ponerme al borde de la cama y lubricar bien mi culito. Empezó a meterme sus dedos, primero uno, después 2, y después en medio de quejidos 3.
—Sabes que, me di cuenta que me gusta más así para poder mirarte. Te ves lindo —me dijo guiñando el ojo mientras seguía moviendo sus dedos en mi interior.
Me sonrojé mucho, cosa que le dio gracia, su risita suave ayudó a que pueda relajar más mis músculos.
Luego, todavía dejando su dedo índice dentro mío se puso a lubricar mucho más tanto mi agujero como su verga y empezó a hacer presión para meterla dentro.
Intenté relajarme lo más que pude y pronto ya la punta estaba dentro mío.
—Aayyyy.
—Duele?
—Sí pero poquito. O sea mucho.
Así en medio de quejas y grititos ahogados Fran me la fue metiendo por segunda vez. Impresionantemente lo hizo aún más suave que la otra vez y no la metió toda, ya con algo más de la mitad dentro se dio por satisfecho.
Volvió a moverse cuidadosamente dentro mío pero con la diferencia que al mirarnos cara a cara podía medir mis reacciones y saber mejor como estaba.
—Ay ternurita. No llores —dijo mientras extendía su brazo y limpiaba la lagrima rebelde qué se abría paso por mi rostro.
—No es… no estoy llorando —dije entrecortadamente. No estaba llorando aunque estaba muy dolorido, yo era un nene fuerte.
—¿Puedes seguir?
—S-sí Fran.
—Bueno niño precioso. ¿Ya te dije que sos lo más lindo que hay en el mundo? Creeme, lo sos.
Asentí y respiré profundo mientras Fran empezaba a moverse más rápido dentro mío, inclinándose más sobre mi a tal punto que podía sentir su respiración sobre mi cuerpo desnudo que el estaba acariciando.
—Estoy cansado. Quiero terminar —le dije mirándolo a la cara.
Se veía guapo, infinitamente guapo con esos rulos cayendo sobre su frente. Levanté uno de mis brazos y le toqué el pecho, cosa que parece ser que lo excitó demasiado.
Moviéndose rápidamente (aunque respetando mis límites) llegó al clímax en menos de un minuto lleno de intensidad en donde otra vez terminé lagrimeando de dolor. Mi novio se vino dentro mío y me llenó de su leche, que volvió a sentirse bien calentita, con una sensación agradable. Me puse a gemir por el ardor que sentía y Fran se inclinó sobre mí hasta lograr besar mis labios y mi frente.
—¿Ves? Lo hiciste mejor, fue más facil. Estoy orgulloso de vos —dijo acariciando mi frente— ¿Te dolió menos?
—Un poco menos. Pero se siente raro —dije pero refiriéndome a toda esa leche dentro mío, que estaba saliendo manchando su cama.
Viendo precisamente eso me llevó al baño, me limpió, volvió a eliminar evidencias y me dio medicina contra la inflamación.
—Tenés que intentar caminar —dijo cuando ambos ya estábamos vestidos. Hacía bastante frío y estaba tapado a más no poder, no me había dignado en intentar caminar, simplemente me dolía mucho y ya.
—No quiero. Voy a dormir. Traeme comida —ordené. Me sentía dueño de mi chico guapo.
—Dale Eze. Mamá va a hacer preguntas y se puede enterar que somos novios. Se va a enojar mucho y nos vamos a tener que separar. ¿Queres eso?
—No. No quiero esoo!! —me lamenté— pero es que me duele todavía.
—Bueno. Está bien, podes quedarte acostado por ahora. Le vas a decir que te duele la cabeza a mamá, pero vas a tener que caminar un poquito para que no se le haga todo tan raro. ¿Sí?
—Sí. Dame un beso.
Francisco se acostó a mi lado y se puso a besar mi cuello de tal forma que me empecé a matar de la risa, daba demasiadas cosquillas.
Tras hacerme reír a más no poder mi chico guapo me llevó en brazos a informarle a su mamá que me dolía la cabeza, naturalmente nos creyó y me puso a descansar después de hacerme tomar un té.
—Andá, acostate y mañana vemos si vas a la escuela —me ordenó mi tía mientras me pellizcaba la nariz.
—Sí tía —respondí y me di la vuelta.
Y bueno, tuve que ir caminando hasta la pieza de Fran porque justo él estaba cocinando así que fui dando un paso tras otro, pasos muy chiquitos e intentando disimular mi dolor hasta que llegué.
Era una fea sensación, un ardor intenso, difícil de describir del todo, pero me las arreglaba como podía.
Me tiré sobre la cama luego de pasarme como un minuto intentando subir y me oculté entre las frazadas para que nadie que entre vea mis lágrimas causadas por la continua molestia que sentía.
—Eyy!! ¿Que haces ahí todo tapado? —dijo Hugo apareciendo con un plato de comida.
Ya algo libre del dolor y sin lloriqueos, le expliqué que me dolía la cabeza y que por eso tenía que quedarme en cama. Justamente por eso me trajo la cena para que la coma ahí mismo, le di las gracias y me dejó solo. Devoré toda la comida lejos de cualquier mirada juzgadora hasta quedar totalmente lleno y me puse a esperar a que alguien venga a recoger el plato. Fran se presentó pronto y se puso a darme masajes en mi espalda además de aplicarme la crema esa que tanto odiaba.
Pronto se fue llevando llevando el plato vacío y volvió para hacerme compañía mientras hacía su tarea.
—¿Qué hacés? —pregunté mirando su libro. No entendía nada de nada de lo que veía.
—Tarea de química.
—Parece difícil. No entiendo nada.
—Es difícil y es horrible.
Lo miré resolver los ejercicios y me sentí orgulloso de él, haciendo esos símbolos tan raros con esa letra tan fea propia de él. Lo amaba.
—Quiero ponerme tu remera. Como la otra vez —lancé de repente.
—No sé, es que hace frío.
—Por favooor.
—¿Y si te ponés mi buzo? Así no quedas desabrigado.
Se sacó el buzo con capucha que llevaba y me lo puso luego de hacerme quitar el abrigo que llevaba. Se sentía caliente, pero todo lo sentía a él.
—Mañana te despierto temprano y te lo sacás. No quiero que Hugo te ande haciendo preguntas —dijo riendo.
Dormí esa noche a su lado, descansando confiado en su presencia y con todos mis peluches alrededor nuestro también.
A la mañana siguiente mi tía dictaminó que tenía que ir al colegio porque «un dolor de cabeza no podía durar tanto» así que fui sin remedio, Fran tuvo que cargarme todo el camino de ida porque o sino hubiéramos ido MUY lento.
En el recreo también vino junto a mí y se quedo conmigo, porque no podía jugar con mis compañeros de forma normal así que para alegrarme me llevó a la cantina a comprarme comida y hasta me dejó entrar a su salón de clases para ver como era, y ya en casa se dedico a darme sexo oral como forma de consentirme y hacerme disfrutar.
Así fue pasando el tiempo en donde fuimos establenciendo un ritmo sexual consistente en lo siguiente: nos dábamos sexo oral mutuamente, entre 1 y 2 orgasmos diarios, o más también dependiendo de la calentura del día o la situación y el sexo anal lo hacíamos algo así como una vez por semana, no era tan seguido porque me dejaba 2 días con dolor y/o mal humor además de que Francisco respetaba que yo no quisiera y no tenía problemas en parar y terminar el acto si así yo lo sentía.
Ya en vacaciones de invierno, mis padres me buscaron para pasar tiempo con ellos y mis hermanos (son 2, el mayor tenía 12 años en ese momento y la menor como 2 o 3) así que abandoné a mi novio un par de semanas para ir a casa de mis abuelos maternos en otro país.
Gente, estoy muy feliz que le den apoyo a mi historia. Escribo desde el corazón para que la gente sepa lo mucho que un niño puede llegar a amar y disfrutar.
Me encanta leer sus comentarios, por si las moscas quieren contactarme, mi tg es Intaac19.
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