El inicio de una larga relación…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El último día de escuela, al acabar la ceremonia, sus papás estaban platicando con mis papás. Cuando llegamos, nos anunciaron que me habían dado permiso de quedarme dos semanas con un familiar de ellos. Al día siguiente, pasaron por mí a mi casa. Me llevarían a una casa en Teques. Cuando llegamos, me presentaron con un tío, que era el dueño de la casa, de Víctor; también me presentaron a uno de sus primos: Pedro.
¿Qué puedo decir? Lo vi y al momento supe que lo amaba. Nunca le había dicho a Víctor que yo era gay, ya que temía perder su amistad. Su primo era muy guapo, medía cerca de 1.70; piel bronceada, ojos cafés, cabello corto y café también y las facciones de su cara eran muy finas. El chico me fascinaba. Yo nunca había tenido novio, ni me habían dado mi primer beso, así que aún no me sentía tan valiente como para declarármele a Pedro.
Nos dimos la mano y nuestras mirada se cruzaron. Sentí que me sonrojaba, así que aparté la vista. Nos soltamos y dijo:
-¿Cómo te llamas? -Me sonreía.
-Toño.
-Ah, Antonio. -Ser rió y me despeinó con su mano, no le importó que todos nos veían-. Yo soy Pedro, tengo 15. ¿Tú…
-14 -dije con una tonta rapidez.
-Cumple años en cuatro días -dijo Víctor.
-Ya veo… -me miraba de arriba abajo.
-Se quedará con nosotros dos semanas -dijo el tío de Víctor, que se llamaba Omar.
Los papás de Víctor y Omar se fueron, dejándonos a Pedro, Víctor y a mí solos.
-Serán dos semanas muy divertidas -se dijo Pedro para que sólo él se pudiera oír, pero yo lo escuché.
-¿Mande? -dije.
-Nada.
Me mostraron la casa. Todo marchó bien los otros tres días. Cada día Pedro me gustaba más y nos hicimos muy amigos. Mis papás llegaron al cuarto día para que me celebraran. Mi papá se emborrachó, así que mi mamá y los papás de Víctor fueron al hotel donde mis papás se quedaban para dejarlo allí, ya que mi mamá no sabía manejar. Como ya era muy tarde (cerca de las dos de la mañana), nos dijeron que los papás de Víctor también se quedarían en el hotel para no llegar ya muy tarde a la casa y poder dormir más.
Cuando se fueron, Pedro dijo:
-Quisiera ir a caminar un rato, no tengo sueño. ¿Alguien me acompaña?
-Yo -dije.
-Yo no -dijo Víctor-. Me caigo de sueño. -Y se fue.
Salimos al jardín. Mi corazón estaba a mil por hora. Pedro estaba al lado mío. Se veía tan bonito y pacífico. La luz de la luna proyectaba sombras en su fino rostro y lo hacían ver 200% más guapo. Después de unos tres minutos dijo:
-Perdóname.
-¿Por qué? -dije riéndome para quitarle importancia.
-Que no te regalé nada -dijo, se detuvo y me miró.
-No te preocupes. -Yo también paré y lo miré. Chocábamos miradas y cada una me mandaba una serie de shocks elécctricos por todo el cuerpo. De repente, al estar los dos solitos, sentí mucha valentía. Me acerqué un poco y le dije-: Puedes darme mi regalo ahorita.
-¿Qué quisieras de regalo? -Él también se acercaba.
-Tú deberías saberlo. -Ninguno de los dos paraba de acercarse.
-Dame… pistas.
-No. -Me estaba divirtiendo.
-Entonces te daré lo que yo quiera. -Nuestros cuerpos se juntaron. Él me rodeó con sus brazos y me acercó hacia él-. Feliz cumpleaños Toño.
-Llámame Jorge (es mi segundo nombre).
-No sabía que tenías dos nombres. ¿Qué más me ocultas? Los guapos siempre ocultan cosas.
-¿Te parezco guapo?
No contestó. Me acercó más hacia él y nos besamos. ¡Fue el mejor beso de mi vida! Sus labios carnosos sobre los míos. "Así debe sentirse el primer beso" pensé. Muchas mariposas en el estómago. Lo abracé también y posé mis manos en su nuca, para jugar con su cabello. Mi sabor favorito es el chocolate. Para mi cumpleaños me habían comprado un gran pastel de chocolate, y, para mi sorpresa, era el sabor que él tenía impregnado en su boca. Metí mi lengua en su boca y comenzamos a jugar con nuestras lenguas.
Comenzó a caminar hacia adelante, sin dejar de besarme, para que nos recargáramos en un árbol. Me estrelló fuertemente contra el árbol, aunque yo no me quejé, no podía detener por nada del mundo ese beso.
Después de unos cinco minutos dijo:
-Vamos, volvamos a la casa.
Caminamos de la mano por todo el jardín y entramos. Me llevó a mi habitación. Creí que ahí me daría mi beso de buenas noches y se iría, pero en cambio, me levantó del suelo, entró en mi cuarto, echó el seguro a la puerta y me depositó en la cama.
-¿Y tu pijama? -dijo.
-¿Eh?
Al ver que yo no entendía, me besó y me dijo:
-Te arroparé. ¿Dónde está tu pijama? -Señalé un cajón si dejar de mirarlo. ¡Era el chavo más lindo que yo había visto! No era como todos, que a la primera oportunidad tienen sexo. No, él era diferente. Me desvistió y jamás mostró intención de masajear mi pene, y eso que yo lo tenía ya enorme. Me puso la pijama, me volvió a cargar y me puso bajo las cobijas-. Hasta mañana Jorge… te amo
-Hasta mañana Pedro. Yo… también te amo. -Y nos besamos. Creí que lo sentiría meterse en mi cama porque había cambiado de opinión, pero no; oí sus pasos alejarse hasta salir del cuarto.
Pasaron cuatro días más. Cuando estaba el sol queríamos sólo estar los dos, lo cual era imposible por Víctor. Durante la noche, me arropaba y se iba.
A la quinta noche desde cuando nos hicimos novios, llegamos muy calientes a mi cuarto. Nos besábamos apasionadamente. Cerró la puerta con seguro como hacía siempre, me recargó sobre un pared y comenzó a quitarme el abrigo. No era algo normal en él hacerlo de esa forma, así que al instante supe lo que iba a pasar. Me aventó a la cama y comenzó a desabotonar mi camisa. Mientras tanto, yo le desabotonaba la suya. Se la quitó cuando acabé y me la quitó a mí. Luego se desabrochó el cinturón y se sacó los pantalones. Vi por primera vez su bulto. Estaba exquisito. Su pene debía medir unos 16cm. porque se le iba de lado. Me sacó los pantalones sin desabrochármelos. Con el pantalón se fue mi calzón. Estaba tan concentrado en ver su bulto al principio, que ni siquiera me di cuenta que él usaba tanga. Se la quitó y me comenzó a masturbar, mientras con la otra mano se masturbaba él. Se inclinó sobre mí para besarme el pecho y lamérmelo, pellizcando de vez en cuando mis pezones. Yo gemía como una perra sin poder controlarme, esperando que por vida de Dios no se oyeran todos los sonidos que salían de mi boca afuera del cuarto.
-Ah, ah Pedro -decía-, ¡ah Pedro! Sigue, sigue, mueve más aprisa, aaah.
Luego comenzó a darme sexo oral. Sus gruñidos me hacían excitarme más y gemir más. Le agarré la cabeza y se la acaricié mientras me lamía la polla como un niño lame la paleta de hielo más deliciosa que ha probado. Una vez mientras sacaba mi pene de su boca, le eyaculé en toda la cara. Sin parar de masturbarme, ahora con la mano otra vez, sacó su lengua y me miró mientras tragaba todo el semen que podía. Lo que no alcanzaba se lo limpió en la sábana. En su mano quedó también un poco de semen, así que se la lamió. En mi panza había quedado un poco de esa sustancia, así que me la lamió mientras me acariciaba los huevos. Lamió un poco más mi pene y de vez en cuando mi huevos y regresó a mis labios. Cuando acabó, se tumbó a un lado con respiración cansada y abrió las piernas y los brazos, indicándome que era mi turno. Me puse encima de él y le comencé a besar el cuello. Sentía un gran placer por todo lo que pasaba: él soltando gemidos y diciendo cosas como "Eso, eso, así, Jorge así", su panza moviéndose debajo de mi como haciéndome un estriptis, la cabeza BIEN morada de su pene rozando mi ombligo, el olor a semen que había adquirido todo el ambiente; todo eso me volvía loco. Me llevé su gran tronco a la boca y comenzó a gemir más alto.
-Ah, ah, ¿ya lo has hecho cierto? Creí que eras principiante. Aaaaah, sí, muy bien. No pares. Creo que voy a…
Un sonoro "aaaaaaaaaaaaah" salió de su boca cuando un líquido caliente y con sabor extraño me llenó la boca. Me tragué ese líquido y seguí chupando su polla.
Terminé y me dijo:
-Ahora sí, ahí viene lo bueno. Ponte en cuatro patas.
Si bien era mi primera vez, sí sabía lo que eso significaba. Obedecí y sentí muchísimos cosquilleos cuando su lengua luchaba por abrirme el ano.
-Si te duele, dime, que yo pararé -me dijo entre jadeos.
Metió su pene con mucha delicadeza. Cuando (yo calculo) iba a la mitad, yo sentía ya mucho dolor y le comencé a gritar:
-¡Me duele! Auch, ¡duele!
-Concéntrate Jorge. No quiero detenerme, por favor. Siente mi ser dentro del tuyo, respira. Luego comenzarás a sentirte completamente bien, lo prometo.
Después de que todo su monstruo entrara, yo ya no quería que terminara. Sí, me dolía, pero nada comparado con todo el placer que sentía. Al parecer, él la estaba pasando de maravilla reventándome el ano, porque su voz delicada cambió a una voz brusca pero provocadora:
-Ah sí. Ésto querías ¿no? Ah sí. ¿Eres gay?
-Aaaah, ah.
-Claro que sí. ¿Está grande? ¿Mi pene? Delicioso ¿no?
Noté que eyaculaba en mí. Apreté las pompis para que mi ano "tragara" tooooodo el semen de mi amante.
No lo penetré yo, así que me masturbé y rápidamente dos disparos de leche dieron contra el piso.
Nos acostamos boca arriba, para ver el techo.
Después de unos minutos, me dijo algo que me hizo reír por mis adentros, pero que lo terminó haciendo muchísimas veces durante nuestro noviazgo:
-Mañana te llevaré a un sitio muy bueno que conozco a comprar tangas. Vas a ver que te van a encantar.
No le contesté y al poco rato nos dormimos.
Unos gritos por parte de Omar nos despertaron.
-¡¿Qué significa todo ésto?!
Continuará…
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