El intercambio pt 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por JbLink.
Hola a todos, Me llamo Luis, esta es la primera vez que escribo.
Soy de Villahermosa, Tabasco.
Actualmente tengo 25 años.
Esto ocurrió hace dos años.
Cuando me fui por un semestre a estudiar a Salamanca, España.
Me fui con unos amigos, juntos rentamos un piso para amortiguar los gastos.
Acordamos nuestras habitaciones, yo compartiría con Joel.
A mí siempre me había gustado, principalmente por el paquete que se le marcaba sin importar lo que se pusiera, además ya había tenido la oportunidad de verlo en bóxer.
Joel ya sabía que yo soy gay, se lo había dicho hace tiempo.
Una vez que se quedó a dormir en mi casa, no podía resistir la tentación de tenerlo en la misma habitación.
Esa noche no pude dormir bien, deseando probar lo que tenía entre las piernas, pero el miedo a una reacción negativa, me hizo desistir de intentar algo.
Al día siguiente, en la mañana antes de partir juntos a la universidad, mientras bajamos las escaleras, él detrás de mío, me detuve, y me giré, me arme de valor y le pedí lo siguiente:
?¿Puedo darte una mamada?
?No, Luis, no.
?respondió poniéndome una mano en el hombro, quizá para hacerme saber que todo seguía bien entre nosotros.
Más tarde por mensajes de texto me preguntó porque le había pedido eso.
Sé que a todos ustedes como a mí nos encanta el sexo, de otro modo no estarían leyendo, pero tener plena confianza en la otra persona, lleva las cosas a otro nivel, y quería sentirme seguro.
En una ocasión más se lo volví a pedir, sin éxito alguno.
Ahora, en Salamanca compartiríamos habitación por cerca de 5 meses.
Los días pasaron, se volvieron semanas, meses, y el tiempo sin sexo, hacia crecer la libido de cada uno de los que vivíamos ahí.
Un día después que Joel se tomó un baño, entre para hacer lo mismo, y vi un bóxer blanco sobre el inodoro.
Estaba lleno de semen seco, lo tome en mis manos, y aspire ese olor salado, de macho.
Me excite de inmediato.
Esa noche me dispuse a pedirle me dejará darle una mamada nuevamente, como no tenía el valor para pedírselo cara a cara le envíe y un mensaje.
Su respuesta fue que si no fuéramos amigos, me dejaría, porque no quería arruinar nuestra amistad.
Dejando este tema de lado, vivir con alguien más siempre complica las cosas, el caso es que surgieron cosas que complicaron nuestra convivencia.
Dadas las situaciones, buscaría en otro lado con quien saciar mi sed de sexo.
Buscando páginas de citas doy con Adanel, solo conocía ManHunt, pero no encontraba usuarios conectados.
En cambio esta otra página tenía más presencia en Salamanca.
Encontré a un chavo, a un tío, como dicen por estos lugares, no enviamos fotos, él era algo llenito y velludo, por mi parte le envíe fotos de mi trasero, que siempre ha sido mi atractivo principal.
Quedamos de vernos más tarde.
Como mi piso estaba en la Avenida Portugal, y le quedaba al paso, pasaría por mí.
Esta sería mi primera experiencia probando el platillo local.
Yo soy moreno, no de piel muy oscura, ni tampoco moreno claro, estoy entre esos tonos.
Aunque ya nos habíamos visto en fotos, aún tenía algo de nervios.
Al recibir un mensaje de él, me acerque a la parada donde me esperaría, abrí la puerta, lo salude tímidamente y nos pusimos en marcha.
Él era alguien de piel blanca, cabello corto, labios muy delgados.
Notando mi timidez, tomó mi mano, para calmarme.
Hablamos un poco sobre nosotros.
Ya lejos de la ciudad, nos detuvimos en un pequeño cerro descampado, saliendo a unos metros de la carretera.
?Pásate hacia atrás? Me dijo al tiempo que hacia el asiento del conductor hacia adelante para tener más espacio.
Una vez juntos atrás nos fundimos en un beso intenso, con carisias mutuas.
Yo estaba sobre él, con mis piernas abrazando su cuerpo.
Movía mi cuerpo cabalgando a mi hombre.
Mis ganas por probar su hombría hicieron que mis manos fueran hasta la hebilla, él me ayudo a quitarse el cinturón y se abrió el pantalón.
Palpe con mis manos su polla, baje su bóxer y acerque mi boca.
Le di una lamida al glande, pasando mi lengua por el agujerito.
Lo que más resaltaba era lo gruesa que era, tenía que abrir considerablemente mi boca para tragar su animal.
Succionaba y succionaba, mientras acariciaba sus huevos.
“Detente” me dijo, “Si no me voy a venir”.
Se dirigió a mi sexo, me desabroche el pantalón, y me empezó a dar una rica mamada.
No me lo esperaba, no es algo que busque, pero es algo que estaba disfrutando.
Acariciaba sus cabellos indicándole que lo hacía bien.
Después de un rato nos seguimos besando, y masturbando mutuamente entre caricias.
Termine por quitarme totalmente mi pantalón para tener movilidad, le di la espalda, y restregué mi culo por su polla.
Él movía con buen ritmo su polla, restregándola por mi culo.
Este es uno de los juegos preliminares que me encantan, podía sentir su babeante miembro pasar a lo largo de mi rajada.
“Quiero que me la metas” dije.
“Aquí no” me susurró.
Nos volvimos a besar.
Salimos del auto a la oscura noche, entre besos y caricias terminamos masturbándonos hasta que cada uno se vino.
Sentirlo ese pedazo de carne, quedaría para otra ocasión.
Espero sus comentarios, a ver si me animo a contar la segunda parte de esta historia…
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