El Internado Capitulo Uno

Novela autobiografica que narra mi inicio en la sexualidad desde pequeño..
Un día como cualquiera me encontraba recostado en mi cama, en plena mañana nublada de un día que pensé que seria como cualquiera pues hasta este día yo no había tenido nada de especial en mis días, todo era rutina y no es que eso fuera malo pues de hecho me gustaba. Abri los ojos y lo primero que escuche era a mis padres peleando, cosa que era bastante común en mi casa pues mis padres estaban al borde de la separación y eso me hacia mucha ilusión pues yo creía que era mejor buscar la felicidad y no aferrarse a los malos ratos.

Escuchaba atentamente con el fin de saber porque estaban peleando, pero las paredes de la habitacion no me lo hacian nada facil pues solamente escuche a mi padre gritando mi nombre, me dio bastante curiosidad pues no muy amenudo yo era el tema de conversacion entre ellos, menos el de una pelea. Ya resignado a que no podria enterarme hasta que ellos me lo contaran, me di cuenta de que como todas las mañanas tenia una ereccion mas que obvia, si bien no era un chico que estuviera obsesionado con su cuerpo, de un momento al otro me encontraba frente a un espejo de cuerpo completo de mi habitacion apreciando mi cuerpo el cual yo consideraba hermoso, tratandose de un chico de doce años no estaba nada mal o eso pensaba, mientras tomaba mi verga por arriba de mi holgado pantalon de dormir, me subia el sueter para poder apreciar mis abdominales marcados de tanto ejercitarme haciendo deporte, todo esto mientras frotaba la cabeza de mi verga contra mi mano, se sentia delicioso.

Ya entrado en calor, decidi quitarme mi pantalon y quedarme solamente en sueter pues uno de mis muchos fetiches era estar desnudo de la cintura para abajo pues podia apreciar mi verga y mi culo como si ellos fueran los protagonistas, ya masturbandome sentia la necesidad de pasarme mis dedos por la raja de mi culo y es que eso me causaba satisfaccion y me hacia correrme mas rapido, metiendo un dedo en mi ano totalmente lampiño y a la ves masturbandome era como alcanzaba el climax total, me di media vuelta y me inque en la cama para poder apreciar mas mi culo y meterme lo que alcanzaba de mi dedo, ahi estaba yo frente al espejo acariciandome mi ano cuando de repente escucho a mi madre.

– Adan levantantate y ven, hijo – grito mi madre desde la sala.

– Ya voy – le dije, mientras me apresuraba a meterme a la ducha para limpiarme todo el liquido preseminal.

En la ducha y con mi exitacion a todo lo que podia, me apresure a masturbarme rapido para bajar mi ereccion y que no se dieran cuenta que momentos antes su varonil hijo unico habia estado jugando con su verga y metiendose los dedos, pero todo esto lo hacia pensando en Fernando, un apuesto compañero del colegio con el que siempre habia querido tener aunque sea un roce, era de tez morena y tenia un cuerpo hermoso, me imaginaba duchandome con el en las duchas del deportivo de mi escuela, haciendole la mejor mamada del mundo y comiendole el culo y es que el me tenia loco y pienso que tal vez yo a el tambien pues desde niño fui bien agraceado en cuando a belleza, soy de tez blanca, cabello dorado, complexion atletica por hacer waterpolo, una verga de 14cm que para tener doce años no estaba nada mal y un culo parado y totalmente lampiño.

– Que pasa madre, para que me quieren? – dije mientras veia a mi padre sentado con cara de pocos amigos.

– Hijo, sabes que te amamos verdad? – dijo mi madre mientras abria sus brazos en busca de abrazarme.

– Ya diganme que paso ahora mejor – enojado conteste

– Te mandaremos a un internado a que termines tus estudios – dijo mi padre mientras se levantaba del sofa.

– Pero, porque? – conteste, pensando en todo lo que podria perder si me iba de mi ciudad.

– Perdon hijo pero ya lo decidimos Andres y yo – dijo mi madre entre lagrimas.

Corri a mi habitacion dejando a mis padres hablando solos, yo sabia que esto era obra de algunas de sus peleas por mi pues mi madre solamente llamaba a mi padre por su nombre cuando las peleas escalaban a otros niveles, dicho y hecho me informaron que al dia siguiente en cuanto saliera el sol me llevarian a lo que seria mi nuevo hogar, me lo intentaron plantear como un lugar maravilloso donde podria tener mas amigos y aprender mas, pues era un internado solo para varones de alto renombre en mi pais, cosa que intente pensar como un bien pero no quitaba de mi mente que todo esto era un juego de alguno de ellos por intentar hacer ver al otro que se preocupaban por mi, intente dormir y lo logre, sorprendentemente, ya al dia siguiente desperte con mis maletas ya hechas con todo lo que se supone que podria necesitar en el internado.

– Sube al auto que ya vamos retrasados – grito mi padre desde la calle.

Durante todo el viaje no hubo palabra alguna, mi madre pensaba en lo suyo, mi padre igual y yo trataba de conciliar un poco el sueño para poder hacer mas rapido el viaje y no tener que pensar tanto en todos mis amigos, mi escuela y conocidos que dejaba atras, fue hasta que llegamos al perimetro que me di cuenta que efectivamente era un internado bastante completo, su entrada, jardines y edificios lo hacia ver como si del campus de una universidad se tratase, bastante grande y con colores sobrios, tenia toda la pinta de universidad, acercandonos a la entrada pude ver un chico de unos quince años, bastante lindo, oj0s claros y cuerpo firme acercandose al auto a la vez que nos deteniamos.

– Bajemos que hemos llegado – dijo mi padre.

– Vamos hijo, no puede ser tan malo – dijo mi madre intentando alentarme.

Una ves abajo pude apreciarlo mejor, se trataba del jefe del alumnado de secundaria, se veia mejor de lo que lo vi cuando estaba en el auto, su cara tenia facciones lindas y predominaba la belleza femenina, sin duda era guapo y eso se quedaba corto.

– Hola, soy Miguel, el jefe de secundaria – dijo a mis padres mientras me veia de arriba a abajo.

– Un placer, te dejamos a Adan y nosotros nos vamos que se nos hace tarde – dijo apresurado mi padre, pareceria que me estaba abandonando.

– Te juro que te amamos, pero es por tu bien – me dijo mi madre sollozando mientras me daba un abrazo.

Ya una vez de haberse despedido, mis padres pasaron a firmar mis documentos y algunas responsivas para despues irse corriendo como si yo fuera una carga para ellos, eso me lastimo un poco, pero no me quedaba otra mas que afrontar que ahora yo vivia ahi, en un internado.

– Adan, bonito nombre – dij0 Miguel mientras me tomaba del hombro y veiamos el auto de mis padres irse.

– El tuyo tambien es lindo – dije mientras sonreia.

– Tu eres lindo, ahora vamos que te ayudo con tus maletas, aunque no las necesitaras – dijo Miguel mientras ponia una cara de lujuria.

Dentro del internado todo se veia mejor, la decoracion era bastante clasica y sin duda predominaba el silencio, disciplina y el orden, o eso parecia, nos dirigimos a donde se registran las cosas del nuevo alumnado y te daban tu uniforme, una habitacion donde habian muchas otras maletas y donde Miguel me llevo para poner la mia.

– Mientras acomodo tu maleta, quitate toda la ropa para darte el uniforme del plantel – dijo Miguel mientras esperaba mi reaccion.

– Pero, ya?, ahora? – dije sorprendido a tal propuesta.

– Claro, no olvides quitarte tambien tu ropa interior y calcetines, el internado te dara nuevos – dij0 Miguel mientras esperaba atento a que lo hiciera.

No tuve mas opcion que hacer caso a tal cosa, me quite mi abrigo y playera, pantalon y zapatos hasta que quede solo en mi trusa y calcetines, admito que la situacion me calentaba un poco pues estaba frente a un quinceañero parcialmente desnudo mientras el me veia con atencion, suspire y me quite mis calcetines para seguir con mi trusa, todo esto mientras Miguel observava atentamente. Al quitar mi trusa mi verga un poco erecta salio disparado hacia afuera, solo alcance a ver la reaccion de Miguel.

– Wow, tranquilo amiguito – dijo haciendo alusion a mi verga.

– Perdon, no se porque esta asi – le dije apenado, cubriendome la verga con ambas manos.

– Es normal, ademas es linda y algo grande para tu edad – dijo Miguel con cara de lujuria.

– Enseguida te traere tu nueva ropa, pasame la que te quitaste – dijo Miguel con tono de orden.

Yo sin pensarlo lo hice pero no me di cuenta que al darme media vuelta y agacharme para recogerla, deje a la vista mi culo y con ello mi claro ano, ya hasta despues me di cuenta de la vista que le regale a Miguel.

– Adancito eres increible – dijo Miguel ahogado en un suspiro.

– Ten la ropa, date prisa que no quiero que nadie me vea en bolas – dije tratando de hacer que olvide lo que vio.

Miguel salio del cuarto con mi ropa en busca del uniforme, me quede solo en la habitacion en bolas y fue cuando me di cuenta que habia un espejo de cuerpo completo, me gano la calentura y me dispuse a admirarme de nuevo como aquella mañana en que todo cambio, empeze por admirar mis piernas que a decir verdad eran bellas, la mezcla de musculo y volumen perfecta, despues mire mi verga que ya estaba erecta de todo ante aquel escenario, la curiosidad finalmente me gano y me di vuelta para poder admirar mi lindo culo.

– Aqui esta tu ropa, chiquitin – dijo Miguel mientras abria la puerta y me veia admirandome el culo.

– Ah, ehh, gracias. – dije apenado por lo que vio.

– Entonces a ti tambien te gusta lo que ves eh? – dijo Miguel mientras me daba el uniforme.

– Tambien? – dije con curiosidad.

– Lo digo porque a mi me encanta tu cuerpo, eres realmente perfecto – dijo Miguel mientras me daba una trusa blanca delgada, que a simple vista se veia pequeña.

– Ahh, gracias – dije apenado ante su comentario.

Procedi a ponerme la trusa, pero al ponermela me di cuenta de que era rara, no me tapaba nada la verga y por detras solo una ligera linea cubria mi culo, me di cuenta que era una trusa para mujer.

– Miguel, esto no es de mujer? – pregunte con tono serio.

– Date vuelta y lo comprobamos – dijo Miguel espectante a que me diera vuelta.

Me di vuelta y deje a la vista mi culo con aquella trusa que solamente cubria mi ano pero dejaba todo libre, inclusive mis bolas estaban colgando aun y si bien no me desagradaba como se sentia ponermela, me incomodo un poco aquella situacion.

– Ohh, tienes razon – dij0 Miguel mientras se relamia los labios.

– Podrias darme una de hombre? – le pregunte inquiet0.

– Si, pero tendria que ir por ella hasta el almacen – dijo Miguel con tono de cero esperanza.

– Bueno, supongo que la puedo usar hasta que me den otra de hombre – dije resignado.

Continue poniendome el uniforme y me di cuenta de que en realidad me quedaba bastante bien, se ajustaba a mi cuerpo como si de un traje a la medida se tratara, sin duda se notaba el corte de la tanga que tenia puesta, cualquiera que observara con determinacion se daria cuenta que no traia puesta ropa interior de hombre, si no una tanga.

– Vamos a llevarte a tu dormitorio, Chiquitin – dijo Miguel abriendome la puerta de la habitacion y dejandome pasar.

– Como te sientes con tu ropa interior? – pregunto Miguel espectante a mi respuesta.

– Se siente bien, creo – conteste con una sonriza que se podria haber mal entendido como picara.

Caminamos por muchos pasillos llenos de muchos chicos, de todas las edades, alturas, colores y razas, algunos observavan lo que yo sabia que era mi culo con el elastico de la tanga marcado en mi pantalon color azul marino, yo me sentia entre excitado y -incomodo pero en realidad me gustaba, mas porque admiraban mi culo.

– Llegamos al dormitorio – dijo Miguel mientras abria una puerta.

– Veo que llegamos en el mejor momento – dijo mientras me dejaba pasar.

La escena que estaba ante mis ojos era increible, posiblemente habian regresado de hacer deporte pues todos estaban en trusa haciendo fila directa a las duchas que estaban al lado del mismo dormitorio, podia verle la verga a todos marcada por debajo de esa capa fina de tela que se traslucia con el agua, era delicioso, mas porque a algunos se les marcaba un culo hermoso.

– Creo que no deberia estar aqui, menos en este momento – dijo Miguel mientras se despedia y cerraba la puerta.

Pase caminando entre todos mientras algunos me observaban detenidamente y otros seguian con su platica entre ellos, eran a simple vista entre quince o veinte chicos, todos de doce años o menos, basicamente de mi mismo grado, uno de ellos me llamo mas la atencion y se trataba nada mas y nada menos que del jefe de dormitorio, un chico de cabello rizado negro, tez entre morena y quemada, bastante seductora a mi parecer, fue cuando volteo cuando me di cuenta que tenia los ojos verdes, era un maldito angel ante mi y mi sorpresa fue cuando se acerco a mi.

– Hola, tu debes ser Adan cierto? – dijo mientras me observaba directo a los ojos con una sonriza encantadora.

– Eh sii, soy yo – tartamude.

– Bueno, un gusto soy israel, el jefe de lo que ahora es tu dormitorio – dijo mientras me daba la mano.

– El gusto es mio, Isra – le dije en tono ya un poco mas confiado.

– Bueno, veo que ya tenemos confianza – dijo Israel entre risas.

– Perdon, no fue mi intencion – le dije apenado.

– No pasa nada, al contrario, eso significa que no sentiras verguenza ahora – dijo Israel viendome de arriba a abajo.

– Verguenza?, de que hablas? – le dije sorprendido.

– Llegaste justo a la hora de ducharnos, desvistete que te espero para mostrarte las duchas – dijo Israel mientras me esperaba atento.

De repente recorde que traia una tanga, mi mente sobrepenso tanto que me quede paralizado un poco, fue despues cuando me resigne y decidi desvestirme, pagaria por ver de nuevo la cara de Israel cuando le di la espalda y me baje el pantalon, estoy seguro que se deleito tanto con la vista de mi culo siendo solamente tapado por un pequeño hilo que cubria solo mi ano.

– Dios, eso si no lo esperaba – dijo Israel mientras se acariciaba su verga disimuladamente.

– Eh si, no habia de hombre y me dio esta Miguel – le dije intentando normalizarlo.

– Miguel siempre sabe lo que es mejor – dijo Israel ofreciendome una toalla.

Me termine de quitar todo, pude ver como varios me observaban detenidamente pero solo me importaba Israel en ese momento, tome la toalla y me dispuse a seguirlo hasta las duchas, entramos a las duchas y pude darme el mayor festin visual que pude tener, estaban todas las duchas ocupadas, habian chicos de todos los tamaños y colores, vergas claras, oscuras, culos hermosos, unos con bello puvico y otros sin el, era hermoso.

– Hermoso, no crees? – dijo Israel tendiendome la mano.

– Eh? – alcance a contestar, cuando le di la mano y me jalo.

– Hoy te ducharas conmigo en mi ducha – dijo Israel.

Me jalo hasta un cubiculo con paredes, era mas privada que las demas y mas equipada. Israel abrio el agua y me jalo para meternos ambos al mismo tiempo, yo me quede inmovil y Israel noto eso.

– Que pasa, te ayudo? – dijo mientras agarraba el jabon y me lo pasaba por mi abdomen.

– Ehh – dije entre suspiros y una cara de satisfaccion total.

Israel me enjabono el abdomen con tal lentitud y determinacion que mi verga alcanzo su punto mas erecto, fue cuando Israel me dio vuelta y me dio una pequeña nalgada para despues pasarme el jabon por la raja de mi culo, se sentia hermoso tener sus manos tocandome el culo, despues me dio vuelta de nuevo y tomo mi verga erecta con una mano y jalo la piel hacia atras para dejar libre mi cabeza, fue sorprendente cuando se agacho y se metio solo la cabeza de mi verga a la boca jugando con su lengua como si de limpiarme se tratara.

– Ahora estaras mas limpio, Adancito – dijo Israel mientras se sacaba mi verga de la boca por un segundo.

Israel duro como cinco minutos haciendo eso cuando se levanto como si nada, me quito el jabon de encima y de su cuerpo, salimos de las duchas y me mostro mi cama, que casualmente estaria al lado de la suya, despues me conto que solo faltaba la hora de lectura y dormiriamos, al decirme esto me guiño el ojo. La hora de lectura transcurrio normal, me dio un libro que para el era de sus favoritos, se trataba de una novela de amor entre dos vaqueros, si dos vaqueros, yo lo vi algo raro pero me termino de importar pues era mas que obvio que la mayoria aqui eran como yo, supongo que al no haber chicas todos optaban por los chicos. Llego la hora de dormir y algunos se empezaban a quitar sus trusas para dormir, suponia que lo hacian por comodidad pero yo no dejaba de ver sus hermosos cuerpos, Israel me vio y con la mirada me ordeno que hiciera lo mismo, para sorpresa de muchos asi fue, me quite mi trusa que ya para entonces si era de hombre, me meti debajo de las sabanas y cerre los ojos hasta que senti algo.

– No me ibas a esperar – dijo Israel entrando en mi cama lentamente sin hacer ruido.

– Pero, para que? – pregunte inocente y me di cuenta que el tampoco llevaba ropa interior, eso me calento.

– Tu sabes para que, pequeñin. – dijo mientras con una mano me abrazaba de cucharita y alcanzaba mi verga.

– Israel, nos pueden descubrir – dije entre pequeños gemidos.

– Nadie lo hara, ademas tu eres mio ahora y te protegeré. – Dijo Israel mientras ahora acariciaba mi culo y pasaba su dedo indice por mi raja.

Fin del capitulo uno.