El jotito que cruzó la calle
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Por fin cuando me faltaban unas cuantas cuadras noté una silueta. Mi corazón latió más rápido. Primero pensé que estaba sin moverse, pero conforme me iba acercando pude ver que estaba como zigzageando. Era algún borracho de por el rumbo, así que sentí cómo mi cuerpo se relajó un poco. Lentamente lo iba alcanzando, él iba lento por lo que era cuestión de tiempo para que nos cruzáramos. De pronto se acercó hacia una pared, puso una mano para recargarse en ella y empezó a orinar.
Justo en ese momento lo alcancé, él volteó para ver quién se acercaba y entonces lo reconocí. No sabía cómo se llamaba pero sí quién era. En uno de los callejones se juntaba una bolita de chicos de entre 17 a 21 años, eran seis y él era una especie de líder, de macho alfa de eso que hay en todos los grupos de adolescentes. Era una bolita de chacales, unos chulitos que no parece que hagan nada sino sólo vagar. Jamás les había prestado tanta atención sólo la necesaria de cuando uno se cruza cotidianamente con alguien en la calle, y así hubiese seguido si no hubiese sido por aquella noche.
Él volteó y yo lo vi a la cara, pero lentamente mi mirada bajó, así pude ver aquella deliciosa verga que se encontraba tirando meados. Era una cosa grande. Sin notarlo mi caminar se hizo más lento mientras veía ese pito delicioso. Él se percató de que me lo quedaba viendo y me gritó: "¿Qué, quieres?" Yo no le hice caso y seguí caminando. Lo menos que quería era una pelea con un borracho, así que seguí caminando. Mientras pasaba y me alejaba escuchaba que gritaba cosas "¿Qué putito? ¿No quieres verga? ¿Unos aventones de tripa?"
Seguí caminando hasta perderlo. Llegué a mi casa, me recosté y de pronto comencé a pensar en ese tipo; su mano sosteniendo su verga y todas las cosas que me había gritado. En el momento más bien me pusieron nervioso, pero ahora me sentía excitado pensando en eso. Empecé a chaquetearmela. Pensé en su cabello chino, su cara de macho semental y esa verga tan deliciosa, me la imaginé parada, dura; mientras me acordaba de todas esas cosas que me había dicho. Hasta que me vine.
Pasó el tiempo y empecé a ponerles más atención. Todos eran los típicos chacales machos, con playeritas de tirantitos o playeras de tianguis, pero siempre cuidando que se noté su cuerpo en formación. A tres sí se les notaban unos pectorales fuertes, y unos brazos anchos que ¡uuuuff! A veces usaban bermudas y se notaban unas piernas fuertes, ricas. El macho alfa además era guapo, tenía el cabello chino, negro y tenía además un tatuaje pequeño en el brazo. Durante dos semanas les miraba más atento, y supongo que ellos se dieron cuenta porque cuando pasaba empezaban algunas risitas. Hasta que un viernes por la tarde, cuando me iba con mis amigos mí mirada se perdió entre ellos y no me dí cuenta que el macho alfa se empezó a sobar la verga por encima del pantalón, a lo que los demás voltearon, me vieron y empezaron las risitas burlonas. Seguí caminando.
Ya cuando regresaba otra vez para mi casa pude ver que ahí estaba la bolita, conforme me iba acercando pude empezar a distinguir que estaba tomando, empecé a caminar lento para que cuando pasara frente a ellos pudiera escuchar las cosas que decía. No me suele gustar que las personas digan cosas ofensivas, pero con ellos era diferente. Además de darme la impresión de ser machos con ricas vergas, el hecho de que lo hicieran de manera discreta me daba más la impresión de ser un juego que una agresión. Ellos jugaban a hacerse los machos diciendo cosas y yo a ignorarlos.
Ya cuando me iba acercando vi que no estaban todos, sólo había cuatro, entre ellos el líder. Supongo que porque estaban borrachos esta vez empezaron a gritar: "¡Ahí viene el putito!, ¡Eh! ¿No quieres?" mientras se agarraban la verga por encima del pantalón. Empezaron a chiflar, hasta que uno de ellos me alcanzó y me dio una nalgada, los demás se empezaron a reir, yo casi sin pensarlo le solté una cachetada, los demás se rieron, pero el tipo se me agarró por las manos y se fue hacia mi espalda. Me asusté, pensé que me iban a madrear o algo, hasta que sentí su verga dura entre mi culo, la apretaba y me dijo: "Si bien que te gusta la macana". En eso lo demás se acercaron, yo estaba entre asustado y excitado. De pronto el que me tenía por la espalda se sacó la verga, ya la tenía dura me agarró la mano y me obligó a agarrársela. Puse resistencia pero era sólo para aparentar, en realidad quería tocarse. Entonces me dijo "Ya ves putito, si bien que te gusta". Los demás se quedaron entre sacados de onda y una risita nerviosa. Hasta que el macho alfa también se la sacó me llevó la mano a la suya, a lo que los demás empezaron a hacer lo mismo. De pronto el líder les dijo "No mamen, vámonos para allá" Y nos dirigimos hacia la entrada de un callejón, el que me tenía sujeto por la espalda jamás me soltó, eso me excitaba más.
– Ahora sí jotito, mámamela. Me dijo al que había visto mear.
El que me tenía agarrado me empujo la cabeza hasta la verga del otro, esa verga que me había imaginado.
– Pinche puto, la mamas bien rico.
El otro me dejó y se puso de frente y empecé a mamárse la también.
-Ya ves putita, si bien que te gusta.
Los otros dos sólo veía, eso me excitaba a un más. Tener la verga de dos chulitos y a otros dos viendo la escena. Sólo uno de ellos se empezó a sobar la verga por encima.
-Sí, así putita, así… puta, ¡qué rico!
Me excitaba que me hablará en femenino.
-Vamos putita, sí que rico. ¿Qué? ¿Te cogemos? Preguntó el de la nalgada.
-Sí wey, ándale pinche jotito te va a gustar. Me dijo el macho alfa.
Yo con las dos vergas sólo dije "Ajá"
-Pinche jotito, ya decía yo que eras toda una zorrita. No mames has de andar en celo ¿verdad?
-A ver, para el culito.
-No mames pinche Pablo, ya vente wey. Le dijo el macho alfa al que se la había empezado a chaquetar. Ya la tienes bien parada, wey ¿no decía que no había cogido con tu vieja? Aprovecha.
El pensar que me estaban usando unos machos me excitaba aún más, por lo que realmente lo estada disfrutando, además pensar que en cualquier momento nos podía ver porque después de todo estábamos en la calle me ponía a mil.
Después de bajarme el pantalón y el boxer el alfa empezó a dedear mi culo.
– Que rico culito. Eh, putita… que rico culito tienes.
-Sí mamita, así la mamas bien rico princesa
Cuando escuché eso casi me venía, tenía a dos machos hablándome así, de putita y princesa. Pfff Estaba a reventar, fue ahí cuando comencé a sacar chorros de precum´y a lanzar pequeños gemidos
– ¿Sí? ¿así putita? ¿así te gusta?
-Vamos mamita hasta el fondo nenita, sí… así
-Ahí te va mi macana putita
Y el macho alfa me la dejó ir toda, lancé un grito ahogado por la verga del otro. El tercero sólo me restregaba la suya por la cara y cuarto al final siguió de público y vigilaba.
-Que rico, sí. Eres una perrita en celo. Que rico culito. Te voy a preñar.
-Si, sácame la leche mamita, sí… toma zorrita.
El tercero de pronto empezó a decir: "Me vengo, tómalos jotita. Trágate mis mecos" Y me aventó un chorro de leche en la cara.
Los otros dos también se empezaban a venir. Al que se la estaba mamando fue el suguiente.
-Sí princesa, toma tu lechita, toma tu lechita… Y me aventó todos sus mecos en la boca. Después sacó cu verga y me la empezó a pasar por los labios. Mientras decía "Que rico mamita, la mamas bien sabroso".
Sólo faltaba el macho alfa, que la verdad me estaba cogiendo super rico. Pero lo que me excitaba más era lo que me decía casi al oído, pues tenía su cuerpo encima de mi espalda.
-Te voy a hacer muchos hijos, muchos hijos putita.
-Sí putita, así, muevete. Eres mi perrita en celo. Muévete putita, te voy a preñar.
Y me pellizcaba las tetillas, por lo que era una sensación riquísima. Junto con lo que me decía y sentir su cuerpo montado encima mío me provocó que me viniera. El piso quedó salpicado de mi semen. Casi después se vino el macho alfa.
-Ahí te va mi leche.
Y entonces empezó a bombear más rápido.
-Toma putita, tooooma
Yo me la había pasado gimiendo todo el rato, pero en ese momento solté un Mmmm… más profundo.
-¿Verdad que te gustó? Pinche putita. Chúpame el pito
Y entonces acercó su verga a mi boca para que se la chupara
-¡Ah, qué rico!
-Pues ya vamonos wey… le dijo el que había escuchado que se llamaba Pablo.
-Pues vámonos, a seguir con las chelas Y me lanzó un eructo a la cara.
-Ahí te ves putito. Y me dio una nalgada.
Mientras ellos empezaron a caminar yo me subí el boxer y el pantalón. La verdad pensé que había pasado muchísimo tiempo, pero vi y fueron 15 minutos. Los quince minutos más ricos que tuve.
Después de eso pasaba la calle como si nada, ellos siguieron haciendo bromitas y riéndose cuando yo pasaba. Los viernes cuando llegaba esperaba encontrármelos, pero nada, ya no.
Después de un tiempo hasta la bromas dejaron de hacer, todo volvió a la normalidad.
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