EL JOVEN ASIATICO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por morochouruguayo.
Soy un hombre de 40 años, que siempre busca en los avisos
de la web para encontrar personas similares a mi a fin de tener encuentros
sexuales de puro placer sin ataduras, ni mayores complicaciones, ni
trascendencia.
Hace unos días revisando la página local había un aviso de alguien
que buscaba un hombre cuyo perfil se ajustaba perfectamente a mi. El aviso
lo había colocado un joven de 19 años, lo que en otra ocasión hubiese hecho
descartarlo. No tengo nada contra los jóvenes, sólo que resulta muy
comprometedor que te vean en la calle con un muchacho que puede ser tu hijo.
Sin embargo, en esta oportunidad había un detalle que llamó mi atención, era
un joven con rasgos orientales ya que es descendiente de japonés y
uruguaya. Debo decir que siempre he sentido una debilidad por los hombres
japoneses, tal vez sea que son muy diferentes a mi ya que yo soy más del
tipo latino, o por lo inusual ya que la colonia japonesa en Uruguay es muy
escasa.
Le escribí y casi de inmediato contestó. Se llamaba Eduardo, hijo único, y
estudiante del último año de bachillerato. Esto más lo complicado de mi
agenda limitaba mucho la posibilidad de un encuentro. Le di el número de mi
celular y quedamos que me llamaría tan pronto él encontrase una oportunidad
para conocernos.
Pasaron varios días hasta que llamó cerca de las 6:00 pm de un jueves
diciéndome que sus padres habían salido y que si quería podía ir a su casa.
La idea me asustaba ya que no estaba en mis planes ser encontrado en la cama
con un muchacho. Pero eran tantas las ganas de conocer a mi
japonesito que me dirigí de inmediato a la dirección que me había dado.
Se trataba de un pequeño edificio de tres pisos con un apartamento por piso,
Cuando llegué una figura desde el tercer piso me hizo señales de que ya
bajaba a abrirme la puerta. Yo tenía miedo de lo que me iba a encontrar ya
que Eduardo no se había querido describir físicamente. Me imaginaba que era un
una loca soltando plumas por todos lados, o tenía un pene minúsculo.
Pues no, resultó ser de lo más atractivo, tenía esos ojos orientales
que tanto me perturban parcialmente escondidos
detrás de unos lentes correctivos de armason muy moderno, medía como 1,75m y
se podía ver que debajo de la remera había un buen cuerpo. No mostraba
tampoco ningún amaneramiento, así que seguramente su problema era de pene.
No había duda, debía tenerlo como dicen que lo tienen los hombres de su
raza.
Subimos las escaleras hasta el ultimo piso, yo estaba decidido a hacer de
todo con él, sin importar su edad, ni el tamaño de su pene. Al llegar al
tercer piso Eduardo me echo un balde de agua fría cuando me dijo que no
podíamos entrar en su casa porque en ella estaba un tío enfermo que no se
podía parar. Yo estaba tan caliente que no pensaba perder la oportunidad de
finalmente tener algo con un japonés (o medio japonés como en este caso).
Así que en el entrepiso entre el 3er piso y la azotea me le acerqué y empecé
a abrazarlo y besarlo apasionadamente.
Estaba ávido de saciar mi curiosidad sobre su pene, así que no esperé en
bajar casi de inmediato a su encuentro. Oh! nueva sorpresa, su pene no era
como lo imaginé, tenía como 16 cm de largo, era más bien gordo, y la piel
parecía seda oriental. Pero más que el tamaño lo que me llamó la atención
fue lo perfecto que era. Glande rosado y redondeado, tronco duro como una
piedra y todo apuntando al cielo. Es uno de los penes más hermosos que yo he
visto.
Había en él un detalle que me perturbaba, me trataba de "usted".
Usted quiere que le desabroche el pantalón?, Usted
quiere que lo bese?, etc.
Resultó ser un jovencito bastante novato, trataba desesperadamente de
bajarme los pantalones sin mucho éxito, creí que me iba a romper el cierre
en el intento. Por su forma de besar casi puedo apostar que era una de las
primeras veces que lo hacía. Finalmente bajó mis pantalones y sacó mi pene
totalmente erecto, sus labios dejaron salir un que grande!. Me
confesó que era el segundo pene erecto que había visto en su vida, y que
nunca sa había imaginado que iba a mamar un pene de ese tamaño (20cm). Se
arrodilló hasta que mi pene quedó a la altura de su boca, poco a poco se lo
fue metiendo y yo suavemente iba dirigiendo su cabeza con mis manos. Resultó
ser un buen aprendiz, al poco tiempo no necesitaba más guía, engullía mi
pene y apenas dejaba un poco sin abarcar. Me llegó a calentar tanto que tuve
que hacer esfuerzos para no eyacular en su boca.
Yo no pensaba dejar desatendida la hermosa y gruesa verga, así que
lo fui llevando poco a poco hasta que se sentó en las escaleras. Allí pude
contemplar de nuevo esa hermosura, aunque no por mucho tiempo porque muy
pronto estaba dándole una mamada fenomenal.Eduardo gemía, temblaba, y no me
pude tener todo lo que quería a su pene ya que el pibe estaba a punto de acabar
en cualquier momento y yo tenía intenciones de que siguiéramos gozando un
poco más.
Nos paramos y nos entregamos de nuevo a una sesión de besos y abrazos. Yo le
propuse penetrarlo pero le daba miedo el tamaño del mío, así que pasamos a
mi. Le puse el condón que había comprado camino a su casa, me incliné un
poco para facilitar su entrada. El se puso en posición y me lo metió de un
solo envion, no pude evitar lanzar un quejido. Sacó su pene mientras con
voz de asusto decía Ay Señor, discúlpeme pero no tenía intención de
causarle daño.
Lo tranquilicé diciéndole que el quejido era de puro placer, así que de
nuevo le expuse mi culo y él diligentemente me lo metió. Que ricura, saber
que esa hermosa herramienta esta haciéndose camino dentro de mi ano. Eduardo
no lograba encontrar el ritmo adecuado, así que yo lo hice apoyarse de la
pared y empecé a culear hasta que logré sacarle toda la leche.
Me volteé y él me empezó a masturbarme con poca destreza, pero el grado de
excitación que tenía fue suficiente para tener una tremenda acabada en que
cayó en su cara y llenó sus manos. Con mis dedos retire parte del semen que
llenaba su cara y chupé mis dedos, luego los volví a llenar con mi semen, y
esta vez fue él quien probó mi semen. Era genial verle oler y probar mi
semen como si fuera algo raro, pero lo más genial fue ver que esa maravilla
que tenía entre sus piernas volvía a tomar tamaño (nada como tener 19 años).
Así que empezamos de nuevo, yo me apoyé sobre los escalones y abrí mis
piernas para que pudiera penetrarme de nuevo. No había terminado de tomar
posición cuando él volvió a metermelo de un solo envion, sólo que esta vez
mi ano estaba plenamente dilatado y entró sin causar dolor. Fue tal la
cogida que me estaba dando que eyaculé sin casi tener que tocarme mi pene,
él por su parte acabó lanzando una gran grito de satisfacción.
Creo que fue en ese momento en que nos recordamos que estábamos en el
descanso de la escalera de su casa con los pantalones por los tobillos, mi
camisa desabotonada, su remera por el piso, y ambos completamente sudados.
Esta situación hizo evocar mis inicios con mi primo, también en una escalera
hace muchísimos años.
Apresuradamente nos acomodamos lo mejor que pudimos y bajamos para que me
abriese la puerta. Lamentablemente, aunque hemos intercambiado mails no ha
sido posible lograr un nuevo encuentro, aunque sea en unas escaleras. Al
menos tengo la satisfacción de haber cumplido con fantasía de tener algo con
alguien del lejano oriente.
Si hay alguien oriental que desee un encuetro aca estoy
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