El joven que me enseñó a amar a otro hombre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Vivía mi vida tranquilo, de la casa a la escuela cercana, y viceversa, iba y venía caminando.
Era un chico delgado, definido, pero de fuertes piernas y de un trasero ancho, nalgas redondas y duras, pues me la pasaba corriendo bicicleta y caminando.
No me atraía eso, de estar encerrado viendo TV o jugando juegos de Play Satation, todo el tiempo.
Uno de mis hermanos mayores llegó un día con un amigo, y yo me quedé impresionado con aquel joven, por su belleza masculina y su físico.
El joven se dió cuenta de mi turbación y que no le quitaba los ojos de encima, así que cuando mi hermano no lo veía, me sonreía y se agarraba el bulto con su mano, sobándose.
Yo no entendía por que hacía eso, pero la naturaleza del cuerpo, no engaña; pues me sentía que me recorría un calor por el cuerpo, por mi espina dorsal, que me llegaba a mi virginal esfínter y paraba mi pene.
Ya en la escuela había sentido rosar mi trasero, por compañeros de clase, cuando hacíamos filas, para el Comedor Escolar y se empujaban unos a otros jugando, pero había uno mayor que le gustaba frotar su pene vestido, por encima de las nalgas de uno.
No niego que eso me gustaba y me quedaba quieto, como ignorándolo.
Un día estaba yo caminando por una solitaria vereda de dónde vivía, cuando Manuel que así se llamaba el amigo de mi hermano, me llamó para preguntarme por él.
Le dije que no sabía dónde estaba y él me invitó entonces a buscar guayabas a un árbol que había entre los matorrales, que se erguían alrededor de un riachuelo cercano.
Yo ingenuo me fui con él y cuando llegamos al árbol de guayabas, comenzó a rozar mi trasero cada vez que me decía: Mira tumba esa guaya tú, entonces se me pegaba, bajaba y agarraba el ramo del árbol, restregandome su pene bien duro entre mis nalgas y a mi me gustaba eso, pero estaba muy nervioso y mi corazón se me quería salir del pecho.
Aquel joven ya tendría unos 17 años aproximadamente, pero era alto y de un cuerpo bello, desarrollado.
Comenzó de repente a hacerme movimientos como si me estuviera cogiendo, pero vestidos y yo le pedí que me dejara, que me soltara.
Manuel respiraba agitadamente y me decía, "vamos a meter, vamos, nadie lo va a saber, yo se que te gusto" Al ver mi cara de asombro y terror, me soltó, me dijo que no dijera nada a nadie y me explicó que era el sexo, lo que él quería de mi, etc.
A todo esto nos sentamos en el suelo, en la falda del árbol y me puso mi mano en su su dura verga, yo no la retiré, entonces luego de sobarle el pene por encima de la ropa, Manuel se lo sacó, era enorme (era el primero que veía de alguien más grande y estaba bien parado) blanquísimo, la cabeza como un hongo, roja y babiante!
Se la sobé muchísimo, él me dirigía en como hacerlo, nunca olvidaré ese olor a hombre de esa primera vez, con un pene ajeno en mi mano.
Al cabo de unos minutos la tenía dentro de mi boca y me gustaba, no me daba asco ni nada, y cierto que él estaba muy limpio, aquella verga tan grande y venosa sabía a jabón y loción de hombre! Así, así que rico, que rico, sigue.
ahhhhhhh, gemía Manuel una y otra vez, mientras su mano se metía por dentro de mis calzoncillos, explorando entre mis nalgas, mi inexplorado orificio ana.
En mi excitación no me di cuenta que me había bajado bastante mi pantalones cortos, que por ser de elástico, bajaron fácilmente.
Se mojó el dedo con saliva y con el dedo humedecido hacía círculos en mi hoyo, que me hacían gemir de placer y gusto, y no tardó en dilatarme y entrar todo su dedo en mi culo, yo lo contraía por que me dolía, y Manuel me pedía que me relajara.
Me desvistió completo y él hizo lo propio.
Quedé maravillado y embelesado de contemplar, aquel adonis desnudo, realmente era perfecto, hermoso, hasta entonces no me había fijado bien, en sus enormes bolas y la cabellera que adornaba el nacimiento de aquel enorme pene.
Me puso en cuatro y comenzó a besar mis nalgas, a apretarlas a la vez que me las elogiaba, diciendo que tenía un culo precioso, maravilloso, y que de ese día en adelante era solo de él.
Yo gemía por las cosquillas que sentía, cuando de pronto me abrió bien las nalgas y su lengua luchaba por penetrar mi apenas dilatado ano.
Gemí y por instinto comenzé a moverme circularmente, echando más para atrás, restregándole mi culo en su cara: Manuel se dió cuenta, que ya yo estaba listo para entregarme a él!
Me trató muy dulcemente y me fue enterrando la cabeza, su precum y la saliva, lo ayudaban a resbalar yo trataba de relajarme como él me pedía, pero el miedo y el dolor me ganaba.
Así seguimos en intentos fallidos y descansos, para yo relajarme y respirar, etc.
hasta que en una se me fue la misma mitad de aquel enorme mástil, lo dejo ahí quieto y me decía: Respira hondo papito, que ya te clavé! Al cabo de un rato empezó el mete y saca, y el dolor se desapareció, excepto cuando en su euforia por penetrarme, me la metía muy duro y me dolía mucho.
En cuatro, de lado y al final con las piernas sobre sus hombros me la estuvo metiendo y sacando mucho tiempo, para mi una eternidad, me dolía pero no quería que se acabara aquello tan rico, que descubrí aquella tarde, el sexo! Él me besaba, me mordía suavemente, me tenía en el mismo paraíso.
ya yo era todito de él! De un momento a otro me la metía bien fuerte, y ya no me dolía solo gemía, gemía: Ayyyyy, ayyyyyy, Manuel, ayyyyyy.
y cuando gritó que se venía, sentí como toda la fuerza de su cuerpo en el mio, se había venido en leche, semen de un macho ardiente, dentro de mi desflorado ano.
Hablamos mucho luego, tirados bajo el árbol de promesas, juramentos, su miedo de que mi hermano lo supiera o alguien, por que yo era menor.
La cosa es que cargó baterías en ese largo descanso y me volvió a coger, ya yo era fuego, ansias, deseos y él era tan hermoso y dotado, que no me importaba el dolor, solo que fuera mio, que me la metiera todo lo que quisiera.
Cuando llegué a casa ese día no tenía fuerzas, me dolía todo, mi culo me ardía y destilaba leche, mis piernas temblaban.
pero estaba feliz, el hombre que me gustó desde que lo vi, había abierto mis ojos y sentidos al placer.
Esa noche apenas dormí, repasando paso a paso todo, uyyy me enamoré de Manuel!!! Y ese fue el principio de una hermosa relación, que nunca nadie de nuestros conocidos imaginó!
Que rico similar así me paso a mi con mi primo, hasta el día de hoy seguimos juntos15años de estar juntos y aun lo disfruto mucho estar con el