• Registrate
  • Entrar
ATENCION: Contenido para adultos (+18), si eres menor de edad abandona este sitio.
Sexo Sin Tabues 3.0
  • Inicio
  • Relatos Eróticos
    • Publicar un relato erótico
    • Últimos relatos
    • Categorías de relatos eróticos
    • Buscar relatos
    • Relatos mas leidos
    • Relatos mas votados
    • Relatos favoritos
    • Mis relatos
    • Cómo escribir un relato erótico
  • Menú Menú
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (27 votos)
Cargando...
Gays, Incestos en Familia

El joven y el niño II

Relatos de un amor prohibido y del inicio sexual de un niño. El cumpleaños de Maxi.

A fines de marzo era el cumple 18 de Maxi.

Impresionantemente su papá se puso las pilas y le armó una fiesta super grande para festejar, pero el tipo decidió a quien invitar así que invitó demasiados adultos nadaqueverientos además de comprar un montón de alcohol cuando el pobre de Maxi ni siquiera tomaba.

Mi nv y yo fuimos a casa de Maxi ya después del almuerzo aunque el festejo era a la noche, porque Francisco iba a ayudar en todo lo posible y también porque yo me iba a quedar esa noche a dormir ahí y mientras tanto a la tarde íbamos a usar la pileta mientras no había nadie todavía.

Apenas llegué, fui con el regalo que habíamos traído hacia Maxi para dárselo.

—¡Hola Maxi! Feliz cumple —dije abrazándolo con todas las fuerzas que poseíaa mis 8 años.

—Hola Eze. Muchas gracias. Supongo que eso es para mí —dijo mientras miraba el regalo.

—Sí. Tomá, es tuyo.

—Gracias lindo. Entrá que Sebas te espera.

Entré mientras Francisco y Maxi se saludaban entre ellos como los grandes amigos que eran.

El resto de la tarde Sebas y yo nos la pasamos jugando en el agua, ahogándonos el uno al otro y haciendo todo tipo de competencias hasta el cansancio. Ya con el tiempo tuvimos que salir antes de que llegue la gente y fuimos un ratito a dormir algo.

Me desperté antes que Sebas así que salí a ver que había afuera. Ya estaba llegando gente y casi todo estaba listo así que Fran estaba tirado por ahí descansando. Me acerqué y me senté sin pedir permiso encima suyo de sorpresa.

—¿Qué hacés Fran?

—Estaba descansando en paz hasta que ALGUIEN muy pero muy lindo cuyo nombre no voy a decir vino a sentarse encima mío —dijo con un tonito de queja.

Me reí. Me encantaba su humor y su sarcasmo (siempre que lo entendiera claro está).

Mientras la gente pasaba, mi nv me rodeó con sus brazos e inclinó su cabeza para oler mi cabello.

—Eze. Quiero pedirte algo.

—¿Qué cosa?

—De ahora en más no te separes de mí ni de Hugo. Quedate con Sebas, Hugo, y conmigo, jamás te quedes solo ni hables mucho con la gente que no conozcas. Va a haber mucha gente.

—¿Pero por qué tengo que hacer eso?

—Porque va a haber gente mala. Te pueden hacer daño.

—¿Cómo A.?

—Como él.

—Bueno. Me quedo con vos.

—Me parece perfecto.

Mi resolución de quedarme con él me duró hasta que Sebas apareció a mi lado y pronto me esfumé con él para probar comida y esas cosas.

La fiesta empezó ahí en el patio con música, un medio dj si mal no recuerdo, y muuucho alcohol y ruido. La verdad era la fiesta del papá de Maxi en vez de ser suya, vi a Maxi algo incómodo aunque creo que era porque estaban familiares de su familia materna (su mamá estaba muerta). Para colmo, llegado cierto punto había puros borrachos, para mí gusto había demasiado ruido y había que conversar a los gritos así que eventualmente yo y Sebas nos robamos la mayor cantidad posible de comida y gaseosa y fuimos a su pieza a devorar todo eso.

Terminamos sin poder comer nada más así que nos tumbamos un rato a descansar en la cama. La mamá de Sebas también nos había dicho que teníamos que andar dentro de la casa porque en la fiesta no había muchos niños así que eso hicimos.

Nos llamaron para salir en fotos y cantarle feliz cumpleaños a Maxi, y en todo momento cumplí mi promesa manteniéndome pegado a Hugo y mi nv.

Cuando intenté agarrar dulces de la mesa de postres, vino un tipo hacia mí. Francisco inmediatamente me puso una mano al hombro y me puso detrás suyo mientras le dedicaba al tipo una mirada feroz que lo hizo retroceder. Me sentí súper importante, como si tuviera mi propio guardaespaldas. No creo que me haya querido hacer algo pero a todas luces estaba muy alcoholizado y Fran no permitía que la más mínima cosa me pudiera amenazar.

Después de comer la torta y cosas dulces Sebas y yo nos volvimos a meter en la casa y tirados en el sofá empezamos a hablar de todo un poco.

—¿Querés que te cuente un secreto? —me dijo mi inseparable amigo.

—Dale.

Se inclinó hacia mi oído para susurrarme la gran revelación.

—Maxi tiene revistas de chicas y chicos desnudos en su pieza. Yo sé donde están.

Eso me tomó por sorpresa. No sabía de la existencia de la pornografía y me resultaba difícil imaginar esas revistas. ¿Acaso habría niños de mi edad en ellas?

—¿Pero como las viste?

—Las guardó en uno de sus cajones cuando entré a su pieza sin tocar la puerta y se molestó porque justo él las estaba viendo. Piensa que no las vi.

—¿Y como son las fotos de esas revistas?

—Es que no son solo fotos. Los chicos que salen ahí hacen cosas.

—¿Qué cosas?

—Cosas de grandes —me respondió encogiéndose de hombros como si eso fuera respuesta suficiente.

Empecé a hacerme una idea de que se trataba. Sexo. Esa era la única respuesta.

—¿De cuando se chupan el pene y todo eso? —seguí preguntando. La verdad me daba mucha curiosidad.

—¡Siii! Como eso. ¿Querés verlas?

—Bueno. ¿Pero Maxi no se va a enojar si entramos a su pieza?

—No. Él nunca se enoja conmigo.

De un salto ambos atravesamos toda la casa y llegamos a la pieza de Maxi, que estaba al lado de la de Sebas y como la puerta estaba sin traba entramos sin ningún problema. Su habitación estaba en perfecto orden y era todo muy agradable a la vista.

—Las tiene en sus cajones —indicó Sebas dirigiéndose al armario mientras yo lo seguía de cerca.

Empezamos a revisar uno por uno todos los cajones pequeños donde se suponían que iban a estar pero no veía nada. Había otras revistas, perfumes, cosas de la escuela, ropa interior, medias, pero nada de porno, así que pasamos de revisar cajones a revisar todo el resto del ropero, entre las ropas de Maxi. Seguimos sin encontrar las dichosas revistas así que le sugerí a Sebas que capaz estaban demasiado ocultas, pero él insistió en seguir buscando así que eso hicimos.

Revisamos absolutamente toda la habitación y al final la búsqueda de las revistas terminó pasando a segundo plano y pasamos a analizar y revisar todas las cosas personales de Maxi porque eran muy interesantes.

Había cartitas de chicas aunque eran casi ilegibles. Sebas se enojó al leerlas y se las puso todas en el bolsillo diciendo que estaban mejor con él. Había certificados de distintos tipos, dibujos viejos de Sebas, fotos viejas de Maxi haciendo artes marciales, chucherías baratas e interesantes, y hasta encontramos su reserva de dinero. Era realmente mucho ahora que lo pienso y nosotros al ser chicos nos parecía DEMASIADO dinero. No tocamos nada de la plata y la dejamos porque tocar dinero ajeno no iba con ninguno de nosotros. Fran también tenía su lugar donde guardaba dinero que yo no tocaba.

En su mesita de luz encontramos un paquete que no sabíamos que contenía y decidimos no abrirlo, pero a día de hoy sé que eran condones.

Al final terminamos con la habitación hecha un absoluto y puto desastre, habíamos hasta revisado debajo del colchón para ver si había algo interesante. De las revistas ni rastro, pero ya las habíamos olvidado.

La pieza estaba llena de ropa tirada, cuadernos abiertos, la frazada hecha un bollo al pie de la cama. Sebas se tiró de espaldas sobre el colchón, muerto de risa por cómo habíamos dejado todo.

—Si Maxi nos agarra así, nos mata —dijo entre carcajadas, con las manos en la nuca.

—¿No me habías dicho que nunca se enojaba? —le pregunté. Él solo me tiró una mirada rara.

Yo lo miré con media sonrisa. —Vos seguro corrés a esconderte y me dejás solo.

—¿Qué? —se levantó de golpe, indignado—. ¿Quién te dijo que yo me escondo?

Me acerqué a la cama y le di un empujón en el hombro. —Siempre hacés eso, Sebas.

Él se quedó mirándome con esa mirada de reto y, sin avisar, me agarró del brazo y me tiró encima suyo. La cama chirrió fuerte cuando caímos, y en segundos ya estábamos forcejeando, revolcándonos entre las sábanas arrugadas.

—¡Dale, cagón, soltame! —me gritaba, riéndose, mientras yo intentaba inmovilizarlo.

—¡Callate, que ya te tengo! —le respondí, apretando los dientes.

Nos agarrábamos de las muñecas, de los hombros, dábamos vueltas de un lado al otro. Había momentos en que nos reíamos a carcajadas, y otros en que la fuerza se ponía seria: cada uno intentando demostrar que podía más.

En un giro rápido, Sebas me tiró de costado y quedó encima mío, con una rodilla apoyada sobre mi pecho. —¡Viste! Yo soy más fuerte.

Yo, jadeando, lo miré desafiante. Con un movimiento brusco lo empujé y rodamos de nuevo hasta quedar pegados al borde de la cama, a punto de caernos.

—¡Te voy a ganar siempre! —dije, riéndome entre la lucha.

—¡Jamás! —contestó él, con la cara roja de esfuerzo.

La cama rechinaba y las paredes parecían retumbar con el ruido de nuestra pelea. Afuera, la fiesta seguía con su música, pero ahí adentro todo era nuestro: risas, empujones, la adrenalina de estar en la pieza de Maxi haciendo lío y la sensación de que ninguno de los dos quería rendirse.

Peleamos varios rounds bien en serio sin contenernos pero no hubo un ganador claro. Terminamos llenos de moretones, algo de sangre, la ropa revuelta y totalmente llenos de sudor.

—Tengo calor —dijo Sebas mientras se quitaba la remera para refrescarse.

—Tenemos que ordenar la pieza porque Maxi se va a enojar.

—Bueno, está bien.

Empezamos a ordenar lentamente las cosas, intentando acomodarlas en un burdo intento de que todo quede bien.

Sebas agarró ropa de Maxi y se quitó la suya para ponerse la de su hermanastro encima. Se puso a caminar, imitándolo y hablando imitando su voz y sus expresiones, lo que causó que los dos nos matemos de risa hasta que nos dolió la panza.

Al final nos retiramos de la habitación de Maxi dejando muchas cosas fuera de lugar. Ni hablar de la ropa que no pudimos doblar bien.

Después de quedar tan sucios y cansados, los dos nos fuimos a bañar y luego a dormir, aún con la fiesta de fondo.

Me desperté bien temprano a la mañana siguiente y fui hacia el baño para peinarme y lavarme la cara.

La puerta estaba medio abierta, así que entré. Todavía tenía el cuerpo medio cansado de la noche anterior y creo que tenía el labio medio partido por la pelea. El vapor de la ducha se mezclaba con el olor a jabón, y de repente ahí estaba Maxi. No me había percatado de que estaba ahí dentro antes de entrar, y ahora lo veía terminando de afeitarse frente al espejo. La luz de la ventana caía justo sobre él, marcando sus rasgos y haciéndolo ver todavía más guapo de lo normal. Recién había terminado de bañarse, así que apenas con una toalla blanca ajustada a la cintura lo cubría. Se veía varonil de una forma que me dejó helado: los músculos bien marcados al nivel de Fran, los hombros anchos, y esos ojos que parecían brillar más con la luz que entraba por la ventana. El moreno de ojos verdes más precioso que vi y veré en mi vida, he de confesar.

En mi indecisión y sorpresa, se dio cuenta de mi presencia y me miró por el reflejo, sonriendo tranquilo, como si nada. Como si supiera que pasaba dentro de mi mente.

Se lavó la cara y giró hacia mí, acercándose con los brazos cruzados, lo cual solo resaltaba más la amplitud de sus brazos.

—Buenos días Eze —dijo con una voz suave, casi seductora. Ese tono que te toca el corazoncito.

—Ho… hola.

—¿Dormiste bien? —dijo inclinándose hacia mí y extendiendo uno de sus brazos para tocar la herida de mi labio. Yo solo asentí en respuesta a su pregunta.

—¿Como te hiciste eso? ¿Te duele? Apuesto a que te lo hiciste jugando en mi pieza, ¿no? Ciertas personitas anduvieron anoche tocando todo parece.

Tragué saliva con esfuerzo. Me daba vergüenza el haber desordenado sus cosas y el toque de su mano en mi labio.

—Perdón —murmuré.

Maxi acercó su rostro más al mío, y para mi sorpresa absoluta cerró sus ojos y me dio un beso corto en la boca. Fue solo juntar sus labios suavemente con los míos, algo delicado y lindo, pero mis ojos casi se me salieron del cuerpo por la sorpresa.

Quedé absolutamente sin habla y me puse rojo como un tomate y un terremoto de emociones atravesó mi cuerpo.

—No me pidas perdón precioso. Nunca. Vos podés hacer lo que sea —dijo después del beso.

—Bueno.

—Ah. Y lo que pasó acá es un secreto.

Salió del baño tras guiñarme un ojo, totalmente divertido por mi reacción y con una sonrisa en el rostro.

Me quedé alucinando, nervioso, pero feliz. Me ardían las orejas y el rostro por culpa del beso, y estuve dentro del baño un rato más de lo esperado hasta quedar bien tranquilo. Maxi se me hacía demasiado lindo, era ese tipo de chico al que no podés dejar de mirar, era imposible no verlo o evitar fijarse en él. Y él se fijó en mí.

Me sentí, importante, como si Maxi fuera también un poco mío y no solo de Sebas. No hace falta aclarar que el resto del día estuve pegado a Maxi, recostándome contra él o intentando sacarle conversación.

Cuando nos metimos a la piscina, no tuve que buscar una excusa para andar tocando el físico de Maxi, ahora ya mayor de edad. Simplemente lo hice, y él se dejó.

Sebas se puso algo celoso, pero se resignó. El pobre vivía viendo como su querido hermano traía siempre novias que lo dejaban de lado, así que ya estaba acostumbrado a ser segunda opción.

Cuando volví a casa con Fran, estaba muy excitado, no podía parar de hablar de las cosas que había visto en la pieza de Maxi, ni de lo lindo que era, ni de lo bueno que eran él o Sebas conmigo. A Fran no le hizo tanta gracia que digamos todo ese tema de andar describiendo físicos ajenos pero se moderó en mi presencia aunque lo sentí incómodo así que me callé antes de decir algo del beso.

Esa noche me cogió con todo y lo hizo un poco duro, como recordándome quien era mi dueño y mi novio.

#

—¿Te gusta ser mi novio?

—¡Sí, me gusta mucho!

—¿Querés que siga siendo tu novio?

—Sí Fran. Yo quiero ser tu novio.

—¿Y si alguien se entera?

—Nunca digo nada.

Conversaciones como estas se repetían algo seguido desde que Fran y yo nos reconciliamos. Mi nv siempre necesitó validación de los otros (cosa que lograba fácil por lo excepcional que era), y ahora desde que me había violado se había vuelto demasiado dependiente de mi validación. Por suerte yo se la daba siempre y en grandes cantidades, aunque me aburría un poco que volviera a preguntar cosas similares una y otra vez. Esto llevaba a que de alguna manera, Fran actuara como muy infantil conmigo, pero esto sí me gustaba porque servía a mis oscuros propósitos de volverlo mi compañero de juegos. Lo hacía jugar conmigo con mis animales, autitos o juegos fuera de la casa, lo cual me divertía en extremo. Él solo me seguía la corriente, y me tenía encantado.

Cuando me tocaba dormir en su cama lo disfrutaba a lo grande, solo tenía que pedirle que duerma sin ropa y ese chico lindo ya era todo mío. Era súper cariñoso y me gustaba dormir bien abrazado a él o llevar alguna remera suya encima mío como pijama.

—Fran, ¿cuando sea grande nos vamos a casar? Yo quiero vivir con vos —le pregunté una tarde mientras jugábamos con autos de juguete.

—No sé. Es complicado.

—Pero los novios se casan.

—Es que… nosotros no tenemos que casarnos. Somos 2 hombres. Mirá Eze, cuando seas grande podés seguir viviendo conmigo, pero te tenés que casar con una chica. ¿Vos querés tener hijos?

—Sí, quiero.

—Bueno, solo podés tener hijos si te casás con una chica. Igual podemos vivir juntos y seguir siendo novios.

Medité en silencio su propuesta, me parecía interesante tener de grande una esposa y un novio.

Ahora que miro para atrás me doy cuenta que Fran odiaba feminizarme, siempre quiso que me desarrolle como todo niño y que también termine interesado por las chicas. Y bueno, gay no salí.

Esa noche mi nv y yo nos pusimos a forcejear, jugando a la lucha como hacíamos a veces. Esta vez Fran no se dejó ganar así que pronto estuve con la cabeza enterrada en la almohada sin posibilidad de moverme.

—Gané.

—Ya sé —dije molesto por perder.

Me senté contra el respaldo de la cama y miré a Francisco. Se veía guapo, como siempre. Jamás me acostumbré a su belleza y creo que jamás podré transmitir correctamente y en su totalidad todo lo que sentía por él y lo que él era para mí, la belleza que ese chico tenía jamás va a poder ser descripta del todo.

—Como perdiste, te toca un castigo.

—No. ¿Por qué?

—Porque lo digo yo.

—¿Y qué castigo va a ser?

—Vas a tener que chuparme el pene —dijo con un aire seductor mientras se tocaba el paquete por arriba de su ropa. Se notaba que ya lo tenía bien erecto.

—No sé…

—Tengo ganas de meterte todo esto en tu boquita. Que te quedes sin aire.

—¡Ey! Yo no quiero eso.

—Tenés razón. No hagas nada que no quieras —dijo acariciando mi mejilla.

Ahora era un súper fan del consentimiento y a la primera que yo decía que no, dejaba de insistir.

Me quedé pensando en su propuesta y para cuando me acosté a su lado ya me sentía algo culpable, porque él siempre aceptaba jugar conmigo a lo que sea y me seguía en ritmo mientras yo me negaba a estas cosas.

—Fran.

—¿Sí?

—Si querés podés meterme tu pene en mi boca. Podés meter todo.

—¿Seguro?

—Sí, yo quiero.

—¿100 por ciento seguro?

—Que sí.

—Bueno. Pero acostate.

Eso hice y mientras Fran se quitaba la ropa, me quedé inmóvil con la cabeza sobre el borde de la cama, boca arriba.

Acercó su pene semierecto a mí y empezó a pasarmelo por el rostro, trazando círculos por mis infantiles rasgos.

—Mmm, como se nota que querés verga, ¿no? Dale, decime que la querés.

—Quiero tu verga Fran, me gusta mucho —dije bien incómodo.

—Ay, bebé pechocho, estás todo sonrojado. En serio la querés. Bueno, ahora te la voy a dar —dijo mientras la introducía aún semierecta en mi boca con mucho cuidado.

La dejó ahí un rato, metiéndola y sacándola un poco, haciéndome chupar y babear su miembro y diciéndome que era mi mamadera hasta que llegó a la totalidad de su erección. No me gustó eso de mamadera. Ni que fuera un bebé.

—Acostate boca arriba, ¿sí?

Eso hice y Fran se subió encima mío arrodillado para empezar a darme toda su verga como quería.

Levantó con cuidado mi cabeza y se puso a meter su pene lentamente en mi boca, dejando que me acostumbre a la sensación. Pronto ya tuve más de la mitad de su verga en mi boquita y parecía que no entraba más, pero él quería que entre todo así que siguió presionando con cada vez más fuerza hacia mi garganta.

Comencé a quedarme sin aire y a arrepentirme de mi decisión, pero ya era tarde para salir porque Fran tenía bien sujeta mi cabeza. Empezó a penetrar sin piedad mi pobre boca, taladrando hasta lo más profundo aunque dándome tiempo de recuperar aire. Eso no evitó todas las arcadas que vinieron ni las lágrimas que corrieron por mi rostro del esfuerzo de tener una cosota tan grande en mi garganta.

Mi nv aceleró su embate contra mi pobre garganta y ahora sí empecé a quedarme sin aire. Confié en él, sabiendo que no me iba a hacer tanto daño, así que decidí entregarme por amor a él.

Tras un minuto tragando saliva y precum, babeando casi como un bebé, empecé a sentirme en mi límite, con unas arcadas tremendas y una falta de aire crónica. Fran ya me la estaba poniendo demasiado adentro y yo no podía dejar de hacer ruidos raros con mi garganta como pidiéndole que pare. De repente, cuando iba a hacerle una seña o intentar empujarlo, él se retiró de encima mío, dejándome libre. Solté una gran arcada que pensé que terminaría en vómito pero no pasó nada.

—Perdón lindo. Me di cuenta que estaba a punto de hacerte daño. ¿Estabas mal, no?

Llevé mis manos a mi garganta recuperando el aire y limpié mi boca llena de líquidos contra la almohada.

—Sí. Ya no podía respirar —dije bajito, me costaba hablar.

—Bueno. No te preocupes, ya se acabó. Lo único es que ahora quiero que tragues mi leche, ¿puede ser?

—Dale. ¿Pero vas a volver a meter tu pene en mi boca?

—No, ya no. Pero voy a largar mi leche dentro, ¿sí?

—Está bien.

Fran se paró al lado de la cama y yo me senté en el borde. Empezó a masturbarse con fuerza para llegar al orgasmo con una mano mientras con la otra me jalaba del cabello y me acercaba a su miembro aunque sin meterlo en mi boca.

En un par de minutos comenzó a gemir bien suavecito y se puso a agarrar mi cabello con más fuerza.

—Eso bebé. Abrí la boca para darte tu lechita de mamadera.

Casi inmediatamente después de decir eso se vino, y los chorros de semen aterrizaron directo en mi lengua, en mi boca abierta.

—Eso putito, tragá toda tu leche para crecer más.

Tragué con algo de esfuerzo. Nunca me gustó el semen y siempre que lo tragaba lo hacía obligado.

Al final terminé chupando y pasando mi lengua un poco más su pene para limpiarlo y sacar cualquier resto de semen que hubiera quedado. La erección se le fue bajando así que facilitó mi trabajo, y tras terminarlo me acosté en la cama, cansado y con bastante dolor de mandíbula.

—¿Por qué me dijiste eso?

—¿Qué cosa?

—La mala palabra.

Entendió que me refería a lo de puto así que se inclinó sobre mí para hacer contacto visual.

—Perdón. Vos no sos eso y yo no creo eso de vos. Solo que cuando estoy muy excitado, las malas palabras se me escapan. ¿Me perdonás?

—Sí.

—¿Hoy fui muy bruto con vos?

—No Fran. Estuvo bien, no fue tanto.

Era una media mentira.

Miré sus ojos y su rostro de chico guapo un rato. Francisco limpió algo de semen de la comisura de mis labios y me dio un besito en la boca.

—Te quiero. Gracias por hacer esto, sos el mejor.

Esa noche dormí contento a pesar del dolor de mandíbula. Yo era el mejor.

133 Lecturas/23 septiembre, 2025/4 Comentarios/por Eze019
Etiquetas: amigos, baño, cumpleaños, gay, hermano, mayor, semen, sexo
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en X
  • Share on X
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Los juegos con Leo 1
La Venganza
II – Ricardito.
Vacaciones nudistas 2
Mi puta personal de 10 años.
Mi prima se emborrachaba y yo me aprovechaba hasta que…
4 comentarios
  1. Javy Gonzales Dice:
    23 septiembre, 2025 en 10:36 pm

    Que lindo cada capitulo se pone mas interesante espero el siguiente capitulo

    Accede para responder
  2. barcelona22 Dice:
    24 septiembre, 2025 en 11:18 am

    gran relato con ganas de leer la continuacion

    Accede para responder
  3. Dennis_Nein Dice:
    24 septiembre, 2025 en 1:10 pm

    Como sigue?

    Accede para responder
  4. ItLuca_27 Dice:
    24 septiembre, 2025 en 2:15 pm

    Excelente relato. Como sigue?

    Accede para responder

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Buscar Relatos

Search Search

Categorías

  • Bisexual (1.222)
  • Dominación Hombres (3.705)
  • Dominación Mujeres (2.784)
  • Fantasías / Parodias (2.968)
  • Fetichismo (2.476)
  • Gays (21.339)
  • Heterosexual (7.664)
  • Incestos en Familia (17.300)
  • Infidelidad (4.271)
  • Intercambios / Trios (2.961)
  • Lesbiana (1.113)
  • Masturbacion Femenina (859)
  • Masturbacion Masculina (1.716)
  • Orgias (1.880)
  • Sado Bondage Hombre (424)
  • Sado Bondage Mujer (166)
  • Sexo con Madur@s (3.943)
  • Sexo Virtual (245)
  • Travestis / Transexuales (2.326)
  • Voyeur / Exhibicionismo (2.337)
  • Zoofilia Hombre (2.114)
  • Zoofilia Mujer (1.624)
© Copyright - Sexo Sin Tabues 3.0
  • Aviso Legal
  • Política de privacidad
  • Normas de la Comunidad
  • Contáctanos
Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba