El juego de los sabores ¿Parte uno?

Soy Guillermo y tengo una familia como cualquier otro padre tendría, o tal vez un poco diferente….
 Hola mis pervertidos lectores ¿lectoras?. Bueno, hoy me levanté con ganas de algo gay, así que les presento el siguiente relato.

 

 Soy Guillermo y tengo una familia como cualquier otro padre tendría, o tal vez un poco diferente…

 

 Tengo una esposa llamada Carla y un pequeño hijo llamado Esteban pero le decimos Teo. Tengo una casa bastante buena y cómoda tal vez un poco grande para los tres pero este no es el caso. 

 

Soy chef y tengo mi propio restaurante en una pequeña ciudad, mi esposa es odontóloga y trabaja en las mañanas hasta las dos de la tarde y yo voy a mi restaurante cuando ella vuelve, pues no puedo dejar a mi pequeño de cinco años en casa.

 

 Desde siempre ha sido así. Y como todo chef y padre que soy debo cumplir en cuidar y alimentar a mi hijo. Lo he alimentado desde siempre y jugamos un juego de sabores que le encanta gracias a un amigo en común que me brindó esa información.

 

-¡Teo, siéntate en la mesa porque ya casi está el desayuno!

 

-¡Ya voy papá!

 

 Aprovechando que mi hijo bajaba las escaleras desabrocho el botón de mi pantalón y bajo en cierre de mis pantalones, y voy terminando con la receta para el desayuno. Primero puse los hotcakes en el plato con el trozo de mantequilla, y leche en un vaso, luego me comienzo a masturbar poniendo el plato de hot cakes enfrente de mi verga.

 

-Hmm, hmm, aah

 

 Hay que batir el pene muy rápido porque no queremos que nos atrapen, luego echar las cargas de leche paterna las veces que sean necesarias en los cupcakes, finalizando eso preguntamos cuántas cucharadas de azúcar quiere el pequeño anfitrión.

 

-¡¿Teo cuántas cucharadas de azúcar quieres?!

 

-¡Solo dos papi!

 

 Es un niño muy bueno. Luego de colocar las cucharadas coloca el pene en el vaso de leche para mezclar ¡y listo!. Después se guarda el pene y servimos el desayuno.

 

-Aquí tienes Teo, lo hice con mucho amor de Papi. Cómetelo todo.

 

-Si papi, tu comida es la mejor.

 

 Luego simplemente te sientas a contemplar lo bien que te ha salido el desayuno hasta que se lo acabe todo, para después de unos minutos servir el postre.

 

-Papi, ya terminé ¡estaba delicioso!

 

-Si campeón, ¿quieres el postre?

 

-¿No es temprano para un postre? Mamá dice…

 

-¡Es un postre distinto! No le hagas caso a tú madre. Vamos a jugar al juego de los sabores ¡ese que te encanta!

 

-¡Si papi, quiero jugar!

 

-Vé por la venda para los ojos

 

 Mientras el pequeño iba por su venda de ojos, yo saqué varias cosas para untar en la paleta de papi, entre ellos leche condensada, Nutella, miel, helado de vainilla y mermelada de fresa. Todo para que al final saque la leche paterna.

 

-Listo papi, ten.

 

-Voy a vendarte los ojos, y con doble nudo para estar seguros de que no hagas trampa

 

-Nunca hago trampa, papi. ¿Vas a buscar tu paleta papi?

 

-Si.

 

 No me malinterpreten por esto, siempre he sido un buen padre y no quiero que mi hijo algún día se vaya. Y gracias a mi amigo que me abrió los ojos y me mostró una manera de pasar tiempo de padre e hijo y que seamos inseparables. Simplemente desabotonar, bajar el cierre y dejar los pantalones hasta la rodilla y para más comodidad quitarlos. Ya con mi pene a más no poder unto el helado en la punta de mi pene y lo pongo frente las narices de mi bebé.

 

-A ver Teo ¿que es?

 

 Mi pequeño se acerca y siente el frío del helado en su nariz.

 

-Oop, ¡papi!. Está frío.

 

 Ver su dulce boquita con la lengua fuera, y su nariz con un poquito de helado me puso a mil y comencé a soltar precum.

 

-Vamos Teo, prueba…

 

-Es helado.

 

-¿De qué sabor?

 

 Pongo mi mano en su cabeza y ayudo a que pueda lamer la punta de la paleta de su papi.

 

-Sii, ooh.

 

-Papi, otra vez haces ruidos extraños.

 

-Chupa la paleta y dime el sabor, bebé.

 

 Su boquita estaba tan caliente y babosa, pero no tanto como mi verga…

 

-Es de vainilla Papi.

 

-Sii bebé, es vainilla.

 

-Pero otra vez se sintió la baba amarga de la paleta.

 

-No te preocupes, vamos con el siguiente sabor.

 

 Unto la Leche condensada un poco más de la cabeza de mi verga cubriendo cuatro centímetros, de mis diecinueve centímetros de larga y un poco gorda polla.

 

-Ven bebé, prueba…

 

-Ump. Ah, es leche condensada.

 

-Ah, qué rápido.

 

-Cada vez hay más baba papi.

 

-No te preocupes, recuerda que te hará crecer grande y fuerte.

 

 Siguiendo con el juego pongo la Nutella cubriendo seis centímetros de verga, la miel en cubriendo otros seis y el favorito de Teo, la mermelada de fresa hasta el final de lo que quedaba.

 

-Listo bebé, comienza y saborea despacio.

 

-Ump. Es Nutella Papi.

 

-Aún te falta, acábatelo todo, tienes que comértela toda bebé.

 

 Sin medir mis actos tomo con fuerza el cabello de mi pequeño y comienzo un vaivén hasta limpiar toda la Nutella.

 

-UFFF UFFF, vamos…

 

 Con la calentura del momento no me detuve al escuchar los sonidos ahogados y sumergí mi verga hasta dejar impecable la zona de miel.

 

-mmmh mmmh, así bebé, limpia toda la paleta de papi.

 

 Para acabar con el postre final, le hundí la verga hasta la garganta sin importar los forcejeos por sacar mi pene de su boquita. Hasta que llegué al clímax y eché toda la leche de papi en su estómago, apretando mi bolas debajo de su carita.

 

-UUUFF UUUF… bien bebé AH AAH

 

 Saco mi verga húmeda de su garganta, y se echa al suelo para torcer.

 

-COF COF COF papi, me la comí toda papi…

 

 Así es como jugamos, mi pequeño ya es un experto, desde que jugamos tuve que amarlo, cuidarlo y usarlo de esta manera, para seguir unidos como familia. Y tal vez otro día le cuente cómo empezamos, porque es aún más divertido.

 

Bueno, hasta aquí en “relato” (historia). Déjenme más ideas y comenten si les encanta el morbo de darle de tomar leche a alguien junto con la comida.