El Juego del Dado Parte 6: Un Nuevo Jugador: Clímax y decadencia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Naniano.
La tenía más gorda. No sé el tiempo que pasó, meses tal vez, pero el caso es que cuando reanudamos el juego después de un nuevo parón, cuando por fin volví a bajarle los pantalones a CTR para meterle la mano en el calzoncillo y sacarle la polla para dar cuenta de ella, me pareció que la tenía más gorda y así se lo hice saber. El parón tampoco había sido debido a ninguna causa concreta, siempre era así, íbamos por rachas, por temporadas y así debió ocurrir con aquel también. Lo más probable es que yo no me hubiese aburrido y que hubiese estado jugando con mi hermano todo aquel tiempo, pero al segundo participante siempre lo eché de menos, tal como me continúa pasando hoy mismo.
Con aquel reencuentro estaba a punto de arrancar la última, y más jugosa, fase de nuestro más íntimo y cerdo secreto, el cual terminaría un tiempo después para no volver jamás. Esta etapa bien podía resumirse con cosas que ya he venido anunciando pero que durante este periodo se agudizaron aún más. Básicamente son que asumí un rol casi totalmente sumiso al follar con CTR y mi enganche a las mamadas. A hacerlas, para ser puntillosos.
Así, y en referencia a estos dos puntos y a lo que cuento de la vuelta al juego de mi amigo, aquel mismo día floreció en mí una afición por su polla que me volvió loco. Le tuviese más gorda o no, aquel mismo día y allí mismo, en el salón de mi casa, con los pantalones a medio bajar y el calzoncillo bajado lo justo como para poder sacarla, se le empecé a comer y ya no iba a parar.
Nuestros polvos comenzaron a ser así. CTR llegaba, nos lanzábamos, yo lo desnudaba, se la mamaba hasta el extremo, hacíamos alguna postura, se la chupaba, hacíamos otra postura, se la chupaba y así…Por supuesto, todo mi deseo de aquella época era hacer que se corriera mientras se la mamaba.
A CTR parecía darle igual todo aquello. Ponía el mismo interés de siempre pero sí que es cierto que a menudo yo le pedía que me avisara cuando fuese a correrse para hacerlo bien y que terminase sobre mi cara o en mi boca, que era lo que me moría de ganas de llevar a la práctica, pero normalmente no hacía caso y si me estaba follando se corría sin decirme nada en la postura que fuese. Sí que es cierto que logré que me llenase de leche en alguna ocasión, pero no pudo ser en la cara como yo pretendía. Como ya digo el tipo era tan inmutable que en alguna ocasión, al menos recuerdo un par, mientras yo me afanaba en trabajarle el rabo con la boca, se acabó corriendo en mi boca, pero de tan silenciosa forma que yo apenas me daba cuenta sino era cuando notaba que se le bajaba la erección, puesto que no se echaba demasiada cantidad de lefa y entre mis babas y tal no reparé en que hubiese pasado nada.
Recuerdo una de ella, con CTR tirado en el suelo y yo con su polla en mi boca. Se corrió así, mientras se la mamaba, sin avisarme, lo cual no pudo sino alegrarme porque al fin conseguía lo que quería, o al menos en parte, pero por lo menos podía alegrarme de CTR, con su silencio, se había acabado corriendo dentro de mi boca. La segunda vez que se fue en mi boca, fue porque se lo dije yo mismo. Habíamos estado follando bastante y yo ya suponía que estaría a punto de acabar. Me senté en el sofá, totalmente en bolas y le pedí que se situara de pie delante de mí. Tenía su verga a la altura de mí cara por lo que empecé a imaginar que por fin iba a cumplir mi deseo. Al final se le chupé tanto que se corrió de nuevo dentro de mi boca. Esa vez sí que sentí como caían los goterones sobre mi lengua, como salían expulsados con fuerza de su capullo hacia mi paladar, sentí como me llenaba la boca, a fin de cuentas. Después fui hacia el baño, me miré en el espejo y saqué la lengua para comprobar la corrida que tenía y que estaba a punto de tragarme.
En cuanto a mi papel como miembro pasivo de aquellos juegos, casi todo se puede reducir a que yo ponía el culo y CTR me daba bien. Siempre disfruté mucho de cualquier postura con él pero ponerme a 4 patas para él era otro nivel. Me daba con fuerza, me agarraba de la cintura o directamente de las nalgas y con su picha frotándome no fueron pocas los orgasmos que tuvo. Como ya conté, era bastante discreto, nunca o casi nunca lo escuché gemir al eyacular, tampoco mientras me embestía, así, cuando estábamos dándole en alguna postura y me pedía que me pusiera así o asá, sobre todo cuando me pedía que me pusiera a lo perrito, mi polla goteaba de morbo. De todos modos, supongo que ya hacía el final de los días de nuestro juego, sí que hubo un polvo memorable que para mí, junto a ese par de mamadas con corrida que acabo de narrar, son lo mejor de lo mejor, el clímax.
Ese día CTR acudió con ganas. Yo hice el ritual de siempre y tardó muy poco en abalanzarse sobre mí. Por supuesto yo se la chupé bien como siempre hacía y poco después nos pusimos a darle. Ese día hubo gemidos, bufidos, incluso algún grito discreto, aunque yo siempre he sido más escandaloso y siempre lo animaba a que me diera fuerte, o le decía que me follara bien, que no parase, le preguntaba si le gustaba follarme y algunas veces, cuando me demostraba que le gustaba de verdad, yo le decía aquello de fóllame cabrón que tanto me ponía. Aquel día se notaba que estaba cachondo y que le estaba gustando mucho el polvo. Cuando llegó el momento de ponerme a 4 patas…bueno, no sé bien como definirlo, solo puedo decir que me sentí de lo más cerdo, me sentí deseado, me sentí como un animal que soporta las embestidas de otro animal tan cerdo como yo. Los empujones que me daba, así como los gemidos que CTR soltaba mientras me follaba por detrás aún me mojan. Y qué decir del ímpetu que me dedicó…tanto que varios días después aún tenía agujetas por todo el cuerpo. Me violó de lo lindo. Y yo encantado. No había cosa que más me gustase que llevar la mano a las nalgas, merodear por mi raja y dar con la corrida, que a veces me llegaba hasta el mismo ojete. Una pasada.
Después nuestros polvos fueron tardando más en darse, uno al mes, uno cada tres meses, dos al año. Recuerdo uno de aquel descenso de la frecuencia en el que aproveché un breve rato en el que mis padres habían ido a tomar algo a una fiesta para correr hasta su casa, ir hasta la mía, follar como locos hasta corrernos y todo antes de que llegase mi familia una hora y poco después. Recuerdo también que ese mismo día yo también fui a la fiesta porque unos amigos fueron a buscarme para ir con ellos. Recuerdo que fue todo tan rápido que no pudo ni ducharme, por lo que acudí a la fiesta pegajoso de semen y hasta sin calzoncillos…
En fin, así eran aquellos tiempos. CTR y yo nos distanciamos, también la edad hizo de las suyas, al igual que las chicas y creo que fue con 19 o 20 años la última vez que nos encontramos desnudos y con las pollas dispuestas a disfrutar. Pero siempre me quedará el recuerdo de su picha, de tamaño normal aunque bastante gorda y de piel muy suave, de un sabor muy agradable, así como sus pelotas, que también me comía a menudo, o su culo, que siempre me gustó, si bien no tanto como el de mi hermano, pero me molaba aferrarme a él mientras me follaba a lo misionero, o de pie, o cuando yo se lo follaba a él, que tampoco fueron pocas las veces que se dio. Solamente puedo desear que él disfrutase conmigo la mitad que yo, solo con eso me bastaría para estar conforme y que sintiera lo mismo al pensar en aquellos años, claro. Si además me confesara que tiene ganas de repetir y de probar ahora que somos adultos, me moriría de placer…
Pero quién sabe si algún día volveremos a jugar. Actualmente estoy en casa de mis padres, desde donde estoy escribiendo esto. CTR sigue viviendo muy cerca, el atajo nos acerca todavía más y hoy me siento especialmente cachondo. Y nostálgico…
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