El juego del «gusanito»
Un nuevo «gusanito» llega a la vida de Jorgito y Laura.
Continúan las vivencias de Jorge y Laurita con un vecino y su «gusanito»
Dejemos que sea Jorgito quien nos narre este nuevo episodio en sus vidas:
«Aún recuerdo la última vez que lo hicimos don Raúl y yo, en el cuarto de herramientas, donde yo le ayudaba y al terminar su jornada él se cambiaba
Ya no me decía nada, sólo ponía una cubeta y me subía en ella, él ya con los pantalones abajo. Bajaba mi pantaloncito y calzoncitos, me pedía agacharme para que mi hoyito quedara expuesto a su vista y frotaba en él su gusanito hasta venirse.
Pero enfermó y ya no volvió y Laura y yo nos quedamos sin jugar al gusanito durante algún tiempo.
Cuando yo tenía poco más de 6 años y ella casi 8, mi mamá (Janeth), empezó a salir un tiempo con un vecino de nombre Roberto.
Tal vez Roberto notó algo en nosotros o no sé qué ocurrió, pero al poco tiempo, mientras mamá estaba en el mercado, lo sorprendí jugando al «gusanito» con mi hermana en su recámara.
Recuerdo que ella lloraba y le pedía parar pero él le decía que aguantara un poco más, que ya casi terminaba.
Después, ella me contó que tenía días tocándola y frotando su «gusanito» entre sus piernas, por donde hace pipí y que él le daba besitos ahí, le pasaba si lengua y lamía y la metía en ella.
Que después de varios días comenzó a meterle un dedo y sacarlo hasta acostumbrarla y luego dos de sus dedos.
Ella me dijo que al principio le dolía pero después ya no. Y fue entonces cuando él le dijo que ya estaba preparada para recibir su «gusanito» en su vagina. Y fue la vez que los sorprendí yo, cuando no se contuvo y la hizo mujer.
Cuando los sorprendí, no pude evitar preguntarle qué estaban haciendo, y él me respondió que jugando al «gusanito» como con don Raúl, yo supongo que ella le contó eso.
–A tu hermanita ya la hice mujercita, a tí también te voy a hacer hombrecito pronto.
–Pero yo ya soy un hombrecito– le dije.
–Aún no, falta que meta mi gusanito en tu colita.
Aún así, durante varios meses ella fue su preferida y conmigo no jugaba. Hasta una ocasión, un sábado, en que mamá se llevó a Laurita al mercado mientras él aún dormía.
Fuí a despertarlo para que me preparará mi desayuno pues tenía hambre, y él me preguntó si ya se había ido mi mamá.
–Sí, hace rato se fue al mercado.
–¿Y Laurita, tu hermana, dónde anda?
–También se la llevó mamá al mercado, ¿Por qué?
No contestó pero se molestó, seguramente porque había despertado con una erección y no iba a tener cómo desahogarse.
Yo vestía un pijama de Mickey Mouse y unos calzoncitos de superhéroes. Sin decirme nada, me pidió subirme a la cama y abrazarlo. Me puso encima de él y me movía de arriba abajo para que frotara y sintiera su gusanito. Hasta que me dijo:
–Jorgito…¿Me dejarías jugar con mi gusanito en tu colita?
Yo, feliz porque por fin se había fijado en mí e iba a jugar de nuevo al gusanito acepté y me bajé pijama y trucitas para moverme como don Raúl nos había enseñado.
—¡Hummmmmm, Jorgito, qué rico te mueves y quélinda colita y hoyito tienes! A ver, voy a acercar mi gusanito a tu colita y lo voy a frotar en ella..
Yo a todo decía que sí y él se frotó un buen rato en mí, provocándome risitas por las cosquillitas que me daban.
Luego, se separó un poco, me abrió las nalguitas y comenzó a besar mis nalguitas y hoyito. Yo me sorprendí mucho porque don Raúl nunca jugó así conmigo, Roberto me pasaba su lengua por mi culito e incluso la metía un poco. Luego, llenó uno de sus dedos con saliva y lentamente me frotó alrededor de mi agujero, y después lo metió en mi colita poco a poco.
A mí me dolió un poco, pero rato después dejó de dolerme pues comenzó a gustarme lo que sentía. Era una sensación nueva sentir su dedo entrar y salir de mi hoyito.
Finalmente, volvió a frotarme ahí con su gusanito y hacía presión para meterlo, pero no lo logró pirque aún estaba yo muy cerradito y tuvo que conformarse con venirse en mi culito y espalda.
Yo le pregunté qué era eso, creí se había orinado en mí pero él me explicó que su gusanito producía una lechita especial cuando se sentía muy feliz.
Me limpió con papel higiénico y me llevó a desayunar. Me pidió no contarle nada a mí mamá y me preguntó si me había gustado y yo le dije que sí.
Sin embargo, fueron pocas las veces que jugamos al gusanito pues como él sí penetraba a mi hermanita y a mí no pudo, la siguió prefiriendo a ella.
Me preparó para ser penetrado, llegó a meterme dos de sus dedos y me echaba su lechita ahí, pero antes de que me lo metiera, él y mamá se disgustados y separaron.
De nuevo, mi hermanita y yo nos quedamos sin jugar al gusanito, hasta que llegó a nuestras vidas alguien especial que me prefirió sobre mi hermanita y él sí…
C. O. N. T. I. N. U. A. R Á…
comos igue
excelente
cuando sigue el gusanito
me regusto
Que buen relato, ojalá Don Raúl vuelva a ser el protagonista de la tercera entrega o alguien de su edad o más