el lado profundo de mi mente
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Continuaba trabajando en la Bonetería y en esas idas a los baños públicos me encontré en las regaderas generales. La peculiaridad de esas regaderas es que no hay privacidad, es una serie de regaderas en una sola línea y todos pueden ver la desnudez de todos. Mente joven, me empecé a excitar y a tener una erección, rápidamente reaccione y un tanto avergonzado me dirigí a los privaditos de los excusados. A pesar de mi vergüenza pude percibir que alguien me seguía, con mañana, me dirigí al último privado y olvide, con intención, el seguro de la pequeña puerta. Apenas pude sentarme en el retrete escuche el caminar de alguien, a propósito, hice ruido con un papel periódico que había cerca de mí, y repentinamente entró un muchacho como de 20 años, había logrado su atención. Yo apenas débilmente protesté su entrada, y sin mirarle a los ojos ya me paraba del retrete. Un trozo de papel había quedado atrapado entre mis nalgas que ya se contraían al emocionarme y que yo había llevado a mis nalgas fingiendo limpieza al pararme del retrete.
“No te preocupes, pude ver cómo te excitabas” me dijo y sin saber cómo o por qué, a la vez que me paraba del retrete, me giré lentamente, él apoyando su mano en mi hombro, me ayudo delicadamente a darle la espalda de tal manera que quedé a expensas. Retiró el trozo de papel.
Mis nalgas se empezaron abrir poco a poco, sentí la tibieza de algo firme pero suave, ¡su miembro erecto me penetraba poco a poco! La piel de su miembro se retraía y podía sentir su cabeza húmeda expuesta que entraba por mis nalgas, luego poco a poco todo lo largo de su miembro. El agua que escurría servía de lubricante. Sus huevos empezaron a pegar rítmicamente mis nalgas. Tomándome de mis caderas, empujaba cada vez más firme su pene dentro de mí. Apoye mis manos en la pared del estrecho privadito y cada que empujaba su miembro yo arqueaba, con movimiento suave, el cuerpo parándome levemente de puntitas. De esta manera intentaba abrir más mis nalgas. Él empujó fuerte, sentí increíblemente toda su verga dentro, yo empujaba mis nalgas hacia él para no dejar nada afuera de mí de su grueso y duro miembro. Cerré mis ojos y me deje coger.
No lo creía, era mi primera vez, ¡me estaban cogiendo! te tocan algo, no sé qué, por dentro que te produce placer. “Que bonitas nalgas, tienes un lunar muy sexi” me susurro al oído mientras me seguía cogiendo. Tome su mano e hice que me apretara mi pene y ya no pude con el placer que expulse un chorro de semen.
Apenado y sin mirarle a los ojos me dirigí a las regaderas, me bañe lo más rápido posible y salí de las regaderas. Ya me estaba vistiendo en un privado cuando llego él y me ofreció algo de beber, yo no quería nada estaba muy apenado y sentía gran culpa no sé de qué.
Fue mi primera vez, tenía 16 años y por mucho tiempo lo oculte en el lado más profundo de mi mente.
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