El largo camino
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mena55.
Parte I – Putitos de camino
Alvaro 12 años
David 11 años
Lucio 25 años, soldado de la guardia real
Capítulo I – El inicio de un largo camino
Corría el año 1745, 10 de mayo.
Alvaro acababa de quedarse huérfano.
Su madre acababa de fallecer, tras una larga enfermedad.
Su padre moría unos años atrás y quedaba él solo.
Su madre antes de morir le dijo que debía de ir a Madrid, allí vivía su hermana y de seguro estaría encantada de tenerle.
A penas dejo nada a su hijo, pocas monedas, ya que enfermedad tuvo muchos gastos.
La mañana del 10 de mayo, Alvaro tomo la decisión de marcharse de ese pueblo del norte de León muy cerca de Galicia, irse hacia Madrid.
Su madre le había dicho que por lo menos tardaría dos meses en llegar a la gran ciudad.
Así que esa mañana tomo consigo las pocas monedas que tenia, comida, queso y pan.
Estuvo andando cerca de tres horas por el camino que le iba a llevando a pequeños pueblos.
Incluso cogía alguna manzana de los arboles.
Cuando visualizo un rio, decidió parar en él y descansar.
Se quedo casi dos horas, en las cuales aprovechó para lavarse los pies, comer y disfrutar del día tan soleado que tenía.
Viendo que ya pasaba la hora del mediodía, por el sol, volvió a empezar su marcha.
Ahora su propósito era buscar un lugar para pasar la noche.
Así que las dos horas próximas es lo que estuvo buscado, hasta que de lejos vio un granero, el pensó que podría pasar allí la noche.
Pero vio que allí había ovejas con su pastor, sentado a la puerta.
-Julio- ¡Chaval, de donde eres! nunca te he visto… ¿andas perdido?
-Alvaro- ¡No! voy a Madrid, me han dicho que por este camino…
-Julio- ¿A Madrid? ¿para que?
-Alvaro- Allá vive mi tía… -le conto un poco su historia- ¿sabes cuánto se tarda?
-Julio- ¡Ni idea! creo que tres meses, por lo menos… ¿pero tienes dinero? digo para comer…
-Alvaro- ¡Solo unas monedas! pero iré trabajando… ¿usted tiene trabajo? digo, me da algo y yo le hago algo…
-Julio- ¿Cuántos años tienes?
-Alvaro- ¡Doce!
-Julio- Con doce años, no se que podrías hacer… -miro al niño guapo, rubio, pelo corto- ¡se lo que podrías hacer! ¡igual no quieres! te daría tres monedas…
-Alvaro- ¿Tres? ¿que tengo que hacer? limpiar…
-Julio- ¡No! –se toco la bragueta se sao la polla- solo meterte esto en la boca… -el chico miro, ya sabia algo del sexo, pero poca cosa- ¡quieres o no el dinero!
-Alvaro- ¡Nunca lo he hecho! pero…
-Julio- Solo tienes que abrir la boca y meterte esto dentro… esto da gustito ¡dime! tu te meneas la tuya, ya te sale la cosa blanca… -el niño bajo la mirada- ¡si que te las haces! ¡eso es normal en los hombres! los hombres tenemos unas necesidades que no las tienen las mujeres.
¡Tenemos que vaciar la polla de la leche que se nos acumula… mira me has caído simpático, aparte de darte el dinero, te puedo dar un truco como sacar mas dinero!
-Alvaro- ¡Truco, que truco! ¿y cómo? ¿qué tengo que hacer?
-Julio- Acerca la boca a mi polla y luego te la diré y te daré el dinero… mira te puedo dar cinco monedas mas si te dejas que te la meta por el culo con el truco…
-Alvaro- ¡De eso nada! el culo no… pero dime qué es eso y me lo pensare…
-Julio- Mira te contare.
Este es un camino por el cual pasan muchos soldados que van a la capital.
Muchos de ellos van con los cogones llenos de leche y buscan a alguien que se los vacié.
Yo cuando era joven, me enseñaron ese truco y me valió para ganar mucho dinero, pasa que ahora ya soy un poco viejo y ellos buscan chicas o chicos como tú de lindos… entonces si les haces una mamada tiene un precio y si les pones el culo otro más caro y si es todo pues mas… mira como tú eres virgen, te voy hacer un regalo si te dejas que yo te dé por el culo, te doy a la burra…
-Alvaro- ¿Y yo para que quiero un burro? y eso funciona, solo por chupar y que te la metan por el culo ¿eso duele?
-Julio- ¿Por qué no me dejas que sea yo el primero? alguien te lo tendrá que hacer… mejor que sea alguien que te lo haga bien y te diga que tienes que hacer para cuando te la metan no te duela…
-Alvaro- ¿Pero me dirás el truco? si me lo dices lo primero, me dejo… además tu eres más fuerte y no tengo donde escapar…
-Julio- ¡Vale! guiñas el ojo izquierdo… así –le hizo la demostración- eso todos lo saben y funciona siempre y cuando el otro lo sepa… por lo general, todos los soldados, pastores… tu lo haces y les dices antes los precios… pero ten siempre limpio el culo y la cola… vamos dentro, allí estaremos mejor…
Julio hombre de más de 40 años, se llevo al niño dentro del corral donde el guardaba a las ovejas.
Le había caído simpático el niño y también deseaba tener sexo con el muchacho tan guapo.
También el, en sus tiempos de joven, le toco hacer lo mismo para conseguir dinero, y aquello le proporciono mucho dinero.
Julio hombre de cara amable, moreno por el sol, delgado pero con un cuerpo fuerte.
Aun corseaba el pelo blanco, sus ojos marrones.
Entraron los dos dentro del corral, allí Julio tenía un cuarto, con una chimenea, mesa, sillas.
Allí tenía preparado algo de comida que ofreció al muchacho.
El hombre no dejaba de mirar aquel muchacho, guapo, bello.
-Julio- ¡Creo que ya podemos empezar! –le dijo sentándose en una silla y bajándose el pantalón gris y los calzones de felpa- ¡acércate y chupa esto!
Alvaro vio otra vez la polla del hombre, pero ahora ya dura.
Se acerco, se arrodillo y la cogió con la mano.
La empezó a mover hacia arriba y abajo.
Hasta que el hombre, le dijo como debía de chupar y dar placer a un hombre.
Si aprendía bien a chupar, muchos soldados correrán la voz sobre él.
Diego fue haciendo lo que Julio le iba diciendo.
La primera chupada al glande le supo raro, pero n dijo nada y volvió abrir la boca.
Pensó que ya había comido cosas peores.
El hombre iba explicando al mucho como tenía que hacer para dar mayor goce, ya que si cobraba por ello, debía dar mucho placer a la persona que se lo hacía, ya que podía correr el riego de que le hicieran daño.
-Julio- ¡si, vas aprendiendo hacerlo bien! tienes una boca muy golosa y caliente… ¡te aseguro que no tendrás problema alguno de conseguir dinero por el viaje! además con que se lo hagas a dos, tienes más que suficiente…
-Alvaro- ¡Espero que les guste! –le dijo el chico con el rabo en la mano-
-Julio- ¡si lo vas haciendo así, gustara! además tu gustas… eres muy lindo.
Ahora quiero que te metas las bolas a la boca y con la mano sigue meneando… ¡así, así! ¡eres muy obediente!
Alvaro hacia todo lo que aquel hombre le decía.
No le tenía miedo, al revés, quería que le enseñara aquellas cosas, así de esa manera pensó que podía ganar más dinero en menor tiempo.
Julio hizo al chico que se pusiera de pie.
con sus manos le subió el jersey, le desato la cuerda que usaba para agarrarse los pantalones, le desabrocho el botón y por si solos se cayeron los pantalones, junto con ellos le bajo los calazones blancos dejando salir la desnudez del niño.
Ya le empezaba aparecer el vello, pero apenas se le notaba, algún pelo.
El hombre acerco la boca a la polla del niño, en ella se fue endureciendo hasta lograr los casi 12cm.
Aquello gusto al chaval y se lo hizo saber.
El hombre que no quería que se viniera, se levanto se dio la vuelta y bajándose la ropa le ofreció su culo, le dijo que la metiera, que supiera lo rico que es meterla.
-Julio- ¡Métela, vamos! que por ese agujero, han entrado de todo… ahora es para ti, quiero darte placer y que aprendas…
-Alvaro- ¡Ya, la meto ya! –le dijo viéndole la raja por donde la tenía que meter-
-Julio- ¡Si, métela! no tengas miedo, tu polla es pequeña para lo que me han metido…
-Alvaro- ¿Duele cuando te la meten?
-Julio- ¡si, al principio duele! pero luego ya no… luego da mucho gusto que te la metan… te lo digo yo, que por mi culo han pasado muchas pollas y si no me gustara o me hicieran daño, no me hubiera dejado… ¡tu tranquilo, que luego te diré lo que debes hacer para que no te duela! ¡tranquilo chaval, me has caído muy bien y pienso enseñarte! mañana te quedaras conmigo, quiero que aprendas y mejor conmigo que ya me he dedicado a esto…
Alvaro se alegraba de haber encontrado a Julio.
Ese hombre le estaba enseñando cosas y como hacer dinero.
Le miro el trasero, con pelos, blanco, ancho, duro.
Guio su dura polla a la raja que ya se abría por si sola y con alguna dificultad la fue metiendo.
El culo ya experimentado de aquel hombre que le estaba desvirgando, sintió un goce el la polla como nunca había tenido.
Le gusto aquello y cogiéndole bien por las caderas empezó a follarle.
Pensó que aquello podría ser muy placentero, que ganar así el dinero era mejor que estar haciendo trabajos duros y que apenas te daban dinero.
Julio le decía cosas bonitas, le movía el culo, en señal que lo estaba haciendo muy bien.
-Julio- ¡Qué bien lo haces, muy bien! pero no quiero que aun te vengas, aun no… así que sácala y vamos a cambiar…
-Alvaro- ¡Ahora me toca a mí! –pensó que se refería a que se la iba a meter-
-Julio- ¡No tengas miedo! si lo tienes… es mejor que no continuemos y punto… continúa tu camino y punto… te he cogido cariño y me gustaría que aprendieras y lo que hay que hacer para que no duela cuando te la metan… mira la primera vez duele, tú tienes un culito chico, pero sé lo que tengo que hacer para que no te duela… ¿quieres continuar?
Julio vio que el chico no decía nada y vio que eso era buena señal.
Se levanto y fue al cajón de la mesa, donde saco un trozo de mantequilla.
Explico al chico para que serbia aquello y le recomendó que tuviera siempre.
Le hizo que se quedara desnudo de la parte de abajo y que se pusiera en cuatro, abriendo bien las piernas y con las manos se abriera bien las nalgas.
El hombre le vio que tenía restos de caca y levantándose, fue afuera.
Entro con un cubo con agua y una pastilla de jabón y mando al niño que se limpiara y le recomendó que aquello debía de tenerlo limpio y que oliera a jabón.
-Julio- ¡No pasa nada, hombre! pasa que hay hombres que eso no le gusta ver, vamos lávate bien la raja… cuando pases por el próximo pueblo te compras jabón, mantequilla o manteca y algún perfume y ropa limpia, sobre todo el interior… porque te aseguro mucho éxito con todos los hombres…
-Alvaro- Dime una cosa… hay más que hagan esto… -le decía mientras se limpia la raja-
-Julio- ¡Que si los hay! muchos, muchos jovencitos como tu… pero ninguno como tú de hermoso… no te preocupes ya hablare yo a los soldado de ti, ya te he dicho que esos van con los rabos muy tiesos y buscan o una boca o una rajita… mañana hablaremos de las tarifas que vas a poner…
Julio miraba al niño, le gustaba ese muchachito y le daba también pena, porque no tenía a nadie y además igual cuando llegara a Madrid podría no estar su tía o podría haber muerto.
El niño volvía a ponerse como Julio quería, a cuatro patas.
Julio miraba aquello, ese chico valía mucho, pensó incluso en quedárselo y tratarle como si una puta fuera.
Pero aquello se lo quito pronto de la cabeza, no era uno de esos hombres y ya el había hecho aquello cuando era joven y no le hubiera gustado que le hiciesen aquello.
-Julio- ¡Que buena raja tienes! ¡los soldados se lo van a pasar muy bien contigo! ¡espero que seas una buena puta para los hombres!
-Alvaro- Eso espero… espero que me enseñes todo…
Julio no dejaba de ver el rico ojete del niño que se mostraba a sus ojos.
Acerco su lengua hasta el, se la paso por el pequeño orificio del chico, haciendo que este se fuera un poco hacia delante, debido a las cosquillas que la lengua le estaba dando.
El hombre quería enseñarle todo sobre el sexo, como chupar una raja de un culo, ya que aquello también gustaba algunos hombres y con un dedo meterlo por dentro.
Cuando el primer dedo del hombre hacia su entrada, el chico pego un pequeño grito, ya que era la primera vez que algo entraba dentro de él.
-Julio- ¡Tranquilo, tranquilo! tienes un bue agujero, muy rico y sabroso… dios mío, cuanto vas hacer disfrutar a los soldados… que ricura de ojete…
-Alvaro- ¡Esta bien eso que me hace!
-Julio- ¡Si, te gusta! vamos a poner la mantequilla y vamos a probar a meter la polla…
Julio le explico lo que ahora debía de hacer.
No le engaño, en ningún momento le dijo que no le iba a doler, todo al contrario, pero todo dependía de el.
El dolor desaparece si uno quiere, pero si solo piensa en ello, el dolor se queda.
Le enseño a ponerse la mantequilla y también a que el otro se la pusiera en la polla.
Le dijo que eso siempre se debía de hacer y mas él, que aun era un niño.
Le hizo ponerse largo, abrirse las piernas y ya el haría todo.
Julio guio su dura polla de 15cm al ya abierto ojete del chico.
El principio le costó un poco meterle la cabeza, pero allí paro, ya que vio que el niño se quejaba.
La saco y estuvo un rato jugando con la entrada, hasta que la polla se fue metiendo ella solita, pero muy despacio, debido a la estrechez del mismo.
-Julio- ¡Haz lo que te dije! empuja, empuja… se que duele, lo se… pero intenta ser paciente y veras que ese dolor se te irá cambiando a un gustito…
-Alvaro- ¡Si que duele! ¡ostia, duele un rato!
-Julio- ¡Lo sé, lo sé! mi niño, a mi me lo hicieron con 15 años… si, fue un soldado que me lo hizo.
Al principio era lo que tu sentías, pero más tarde me daba gusto… a ti también te pasara, veras…
Alvaro confiaba en ese hombre, sabía que no le estaba engañando.
Además el hombre tenía razón, si quería ser puto y cobrar, debía de acostumbrarse a tener eso en el culo, a que los soldados le follaran como a las mujeres.
Solo pensaba como iba a ser el gusto que tanto le hablaba julio, ya que el gusto no le venía ni a tiros.
Julio cambio al niño de posición, se hecho el largo y le dijo que volviera a untar la polla con otro poco de mantequilla, pero que ahora lo hiciera el mismo.
Julio le fue contando las diferentes posturas que había para follar.
En esa, el debía de guiar la polla a su ojete y el ir bajando muy despacio, le conto como debía de hacer.
-Julio- ¡Bien, lo haces bien! me imagino que te ira doliendo un poco menos…
-Alvaro- ¡Si, ya duele menos! y no sé, siento algo raro dentro…
-Julio- ¡Igual es el gustito! veras como te gusta… mañana te entrara mejor y te gustara mas… creo que vamos a ir terminando, va ir anocheciendo y aun tengo que guardar las ovejas…
-Alvaro- ¡si quiere yo le ayudo! ¿vive aquí?
-Julio- No, en el pueblo.
Aquí duermo algunos días, cuando no me apetece ir a casa, hoy me quedare contigo…
Julio acelero sus embestidas al niño, cuando vio que estaba por venirse, le hizo salirse y que le comiera el rabo.
Le dijo que muchos hombres cuando se le comía solo el rabo, le gustaba correrse dentro de la boca.
Julio le empezó a soltar los chorros de leche en la boca, este obediente se los fue tragando.
No le gusto mucho el amargo y salado sabor, pero no dijo nada.
Julio le aconsejo que debía de limpiar la polla siempre.
-Julio- ¡Bien, lo has hecho bien! luego te seguiré explicando mas cosas, pero aun quedas tu de venirse… -el niño se puso de pie y Julio le hizo que se corriera en su boca- ¡poquita, te sele muy poco! ¿pero te ha gustado?
-Alvaro- ¡Si, mucho señor! quiero que me enseñe bien todo esto, aun me duele el culo un poco… tengo la sensación de ir a cagar…
-Julio- Si, ya lo sé… ves allá fuera y mira a ver si te sale algo.
Yo te esperare fuera guardando a los animales.
Durante la cena, Julio le fue explicando al niño y contando muchas cosas sobre el sexo.
Casi le dio una clase.
Le conto todos los secretos, como hacer una buena mamada a un hombre, como hacer que disfrutara del culo, como comerle el culo.
El niño se había excitado con todo aquello y los dos en la cama volvieron a tener sexo otra vez los dos.
Lo mismo que al día siguiente, Julio no paro en toda la mañana en cogerse al niño, con la excusa de querer que aprendiera todo lo referente al sexo.
Después de la comida, Alvaro decidió marchar, ya que tenía mucho camino por delante.
-Julio- ¡bueno chico, aquí tienes tu dinero! ¡Treinta monedas!
-Alvaro- ¡A ti no! tu me has enseñado todo esto… además me llevo a burrita
-Julio- ¡No! esto es tuyo, te lo doy porque eres un buen chico.
Te deseo suerte y recuerda algunas cosas que te he contado, nunca te fíes de nadie y ese dinero llévalo bien escondido… ¡ah! a burrita aparte de ayudarte a llevarte las cosas también te puede servir para algún desahogo, ella tiene una buena concha…
-Alvaro- ¡No creo que haga eso! pero adiós…
Alvaro le dijo a dios y marcho con la burrita hacia adelante.
Iba muy contento de haber encontrado a Julio.
Él le había enseñado como ganar dinero y el truco.
A parte del dinero y burrita le había dado comida, un par de quesos, pan y aceite.
Estuvo un par de horas caminando y también buscaba un lugar para pasar la noche.
Al llegar a un rio, con muchos árboles, decidió parar allí, beber agua y también que la burrita descansara un poco.
La dio de comer fruta que el mismo había cogido por el camino.
Se quedo dormido sobre la manta que se había puesto.
Media hora después, el ruido de un caballo le despertaba.
Vio a un soldado, joven.
-Lucio- ¡Hola chico! descansando… que sed tengo…
-Alvaro- ¡Hola! puede beber todo el agua que quiera, está muy fresquita y buena… ¿de dónde eres?
-Lucio- soy soldado de la guardia real, voy hacia León… ¿y tú?
-Alvaro- ¡De por aquí! –Julio le recomendó que nunca dijera a donde iba y por eso le dijo eso- ¿está casado?
-Lucio- ¡No! pero espero casarme pronto… -este miro que el niño le hacia el guiño- ¿eres puto?
Alvaro vio que aquello que Julio le había contado era verdad.
El chico le había gustado y quería saber si eso funcionaba.
El soldado se quedo sorprendido al ver que el niño fuera puto y se ofreciera sexualmente.
-Álvaro- ¡Sí! –ya no sabía cómo seguir espero a que el hombre hablara-
-Lucio- ¿Necesitas dinero? ¡dime de dónde eres! un chiquillo como tú no puede estar por ahí haciendo esas cosas ¿Cuántos años tienes?
-Alvaro- ¡Doce! vera señor, voy a Madrid y un hombre me dijo que de esta manera podría conseguir dinero para llegar.
Mi madre murió y no tengo a nadie y allá vive mi tía…
-Lucio- ¡Vale, te creo! ¡dime que cobras! eres muy mono… ¿te dejas hacer de todo?
-Alvaro- Cinco por una mamada y todo quince… eso es lo que cobro…
-Lucio- dime quien te ha enseñado esto… ¡ya se! Julio…
-Alvaro- ¿Le conoce?
-Lucio- ¡Pues claro! ¡de acuerdo! quiero un completo… acércate y empieza a poner duro a mi rabo…
El chico se acerco hasta el hombre, largo como estaba, se desabrocho el cinturón negro que llevaba y se bajo su pantalón gris de soldado junto con los calzones.
El niño la cogió y siguiendo los consejos de Julio y algo nervioso se la llevo a la boca.
Hacia todo cuanto hacía aprendido.
-Lucio- ¡Chaval, un diez! un diez… ¡qué bien la chupas! ¡dime, Julio es el que te ha enseñado!
-Alvaro- ¡Sí! el me ha enseñado todo ¿le gusta?
-Lucio- ¡Sí! le tendré que hacerle una visita… aun le van soldados ¿te lo ha contado? es muy bueno en la cama ese hombre, muy bueno…
-Alvaro- Si, me lo ha contado todo…
Lucio disfrutaba de la mamada que el niño le hacía.
Le cogió por la cabellera rubia y se la fue masajeando.
El joven soldado disfrutaba de la pequeña y caliente boca del joven.
A largo su mano hasta el redondo y pequeño trasero por encima del pantalón.
Bajo su mano y con la ayuda del niño le quito la cuerda junto con el botón y le fue bajando las ropas, hasta tener a su disposición las blancas nalgas.
-Lucio- ¡Buen culo, buen culo chaval! ¡qué bien la chupas condenado! –le decía disfrutando de la boca del niño y masajeando las nalgas- ¡que rico, que rico!
-Alvaro- ¡Me alegra que le guste! –le dijo pajeando el rabo y mirando al soldado- ¿quiere ya meterla por el culo?
-Lucio- ¡Si quiero! ¡pero no chillaras!
-Alvaro- ¡No! –pero vio que la polla del soldado era algo más grande que la de Julio- ¿pero me la mete ya? –el soldado con la mirada le dijo que si- ¡entonces espera! voy a coger mantequilla, para que no duela… usted quédese ahí largo y yo lo hare todo…
Se termino de quitarse la ropa de abajo y fue hacia la burrita, donde en una alforja tenia la mantequilla.
Cogiendo un poco se la echo sobre la raja del culo y con otra poco, se acerco hasta el soldado, se la unto sobre la polla.
El mismo fue quien se sentó sobre el hombre y guiando la polla hacia su raja se la fue metiendo muy despacio.
-Lucio- ¡Que rico agujero tienes, cabroncete! ¡sigue bajando, hasta el fondo!
-Alvaro- ¡si, si! –Julio le recomendó que si le dolía un poco que nunca lo dijera y que lo aguantara, que con el tiempo aquello desparecía- ¡si, si, si! ¡que rico, que rico! –fingía un poco, ya que le dolía- ¿le gusta? ¿le gusta?
-Lucio- ¡Claro que me gusta! tienes un buen coño para follar, apretadito, caliente, rico… ¡estás muy rico, niño! sigue moviéndote así, así… ¡qué bien lo haces!
A medida que cabalgaba, su culo se iba abriendo a la polla del hombre y poco a poco aquello le estaba empezado a darle gusto.
Incluso su pequeña cola se excito y el soldado se dio cuenta de aquello.
-Lucio- ¡Míralo, te gusta! ¡Mira, te has excitado, como tienes la pichota! quiero que te pongas en cuatro, vamos… ¡que para eso pago!
Alvaro se levanto y se coloco como el soldado quería, en cuatro.
El hombre acerco su polla al ya abierto culo del niño y se la volvió a meter toda dentro.
El chiquillo pego un chillo de dolor, ya que se la había metido con fuerza y se lo hizo saber.
El soldado se dio cuenta de aquello y le pidió perdón, ya que se le había olvidado que follaba con un niño.
-Alvaro- ¡Joder que daño!
-Lucio- ¡Lo siento chaval! perdóname, me olvide que eras un niño y muy estrecho… estaba muy excitado… me tienes a mil, a mil…
-Alvaro- ¡Ves con cuidado! que tu eres el segundo con quien lo hago…
-Lucio- ¡Perdóname! voy a ir mas despacio, además se nota que solo te ha entrado un rabo, aun eres muy estrecho…
-Alvaro- ¡Ves así, así! ¡así me da gusto!
El hombre continúo cogiéndose al chaval.
Disfrutaba mucho de aquel ano tan estrecho, caliente.
Aquel chiquillo le tenía muy excitado, por lo guapo que era y el buen cuerpo que tenia.
Le saco la polla y le dijo que se la chupara hasta venirse.
El niño se dio la vuelta, se la cogió con la mano y se la chupo hasta que sintió los estrellazos del hombre en su boca que se los fue tragando, hasta dejarle el rabo bien limpio.
-Lucio- ¡Qué bien lo has hecho! ¡qué rico, que rico!
-Alvaro- ¡Gracias! para mí ha sido una alegría que lo haya hecho bien y que usted halla disfrutado… porque usted ha sido el primero…
-Lucio- ¡Ha sido un honor! –le decía mientras se volvía a subirse la ropa- te has portado como una buena puta, mejor que una puta o puto… vas a tener mucho éxito y te digo, que si te dedicaras a esto, te forrabas, ya te lo digo yo… pero espero que tengas suerte encontrar a tu tía… te recomiendo que solo lo hagas con soldados, ellos son todos muy buena gente y que tengan este escudo y ves con cuidado, ¡vale chaval! y guarda bien el dinero… ahora te doy tu dinero, como has sido muy bueno, te doy cuatro monedas de cinco…
-Alvaro- ¡Gracias! ¡tiene hambre! tengo un poco de queso y pan…
-Lucio- Creo que sí, me quedare un rato mas contigo…
-Alvaro- ¿Sabe dónde puedo pasar la noche?
-Lucio- Si, pasado el pueblo hay una granja abandonada, allá puedes pasar la noche, creo que la pasare contigo…
-Alvaro- ¡Gracias! si quiere que le haga algo más, no le cobrare…
-Lucio- Eres un buen chico, lo tendré en cuenta, pero para mañana que me levanto con el rabo bien tieso…
Capítulo II – El niño solo
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