El Largo Camino Capítulo II – El niño solo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mena55.
Capítulo II – El niño solo
Alvaro paso la noche con Lucio en el granero abandonado.
A la mañana siguiente, Alvaro le prestó su cuerpo al joven soldado sin que este le cobrara nada, pero el soldado le dio un par de monedas.
Los dos se despidieron y esperaron encontrarse algún día.
El chaval iba muy contento, ya que en dos días que llevaba fuera había ganado cincuentas monedas.
Así que se hecho al camino y continuo su viaje hacia Madrid.
Entre campos de trigo, cebada, fue pasando esa mañana calurosa hasta llegar a una granja, en la cual vio a un hombre joven ordeñando a las vacas.
Entro para comprarle un poco de leche y el buen granjero le dio a cambio de una moneda.
-Rogelio- ¡Así que vas a Madrid! aun tienes mucho viaje… por lo menos entre dos y tres meses, siempre y cuando el tiempo y las fuerzas te acompañen, pero eres un chico joven, fuerte, llegaras… te puedo vender algo de comida, fruta, queso, embutido… si me das cinco monedas te doy un poco de cada cosa…
-Alvaro- ¡Vale! tenga la moneda… el hombre entro en la casa y a los diez minutos salió con comida para niño, embutido, queso- ¡muchas gracias! –le hizo la señal-
-Rogelio- ¿Te vendes? ¿Cómo puedes hacer eso? ¡pero si eres un niño!
-Alvaro- ¡Ya, pero lo hago para sacar dinero! y porque me gusta… me lo enseño uno que cuando era joven lo hacía… cobro 15 por todo…
-Rogelio- ¡Quince! espera que te vea… mira te doy mas comida, embutido y no me cobras nada… además te devuelvo lo que me has dado, sales tu ganando…
-Alvaro- Creo que si… -se le acerco al hombre y con la mano ya le buscaba la polla por encima del pantalón- ¡está casado!
-Rogelio- ¡Sí! tengo dos niños… pero alguna vez me gusta cambiar, además ahora que está preñada no se deja… ¡venga chaval empieza! además mi mujer no hace esas cosas, de chuparla, solo los putos y putas…
Rogelio era un hombre de 28 años, bajo, delgado, pelo corto castaño.
Se ganaba la vida de pastor y de cuidar las tierras que tenia.
Rogelio dejo a la vaca que estaba ordeñando y aun sentado en la banqueta, se bajo la ropa de trabajo junto con los calzones y le ofreció al chaval su duro miembro.
-Rogelio- ¡Venga puto, chúpala bien!
-Alvaro- ¡Si señor! espero que le guste como lo hago…
-Rogelio- ¡Me parece que tienes experiencia en comer rabos! –el niño se llevo la polla a la boca haciendo que el pastor se le escapara gemidos de placer- ¡ostia niño, como la mamas! ¡qué puto mas bueno eres!
Alvaro se alegro de que aquello lo estuviera haciendo bien y que gustara.
Ya que era la única forma de ganar dinero sin apenas hacer nada.
Se esforzaba mucho con la boca, quería dar el mayor placer que pudiera.
Rogelio miraba como ese pequeño disfrutaba comiéndole la polla, solo los hombres sabían hacerlo, ya que las mujeres que se la habían chupado ninguna la lo hacía como los putos.
-Rogelio- ¡Rico, muy rico! ¡levanta y quítate eso de abajo!
-Alvaro- ¡Ya me la va a meter! ¡quiere mi culo!
-Rogelio- ¡Si que lo quiero! ¡que lindo eres! –miro al niño su parte baja ya sin nada- ¡valla, aun no te han salido pelos! póntela dura, quiero ver como la tienes ya… ¿me la quieres meter por el culo?
-Alvaro- ¡Lo que tú quieras! ya sabe, que yo hago lo que me mande…
Rogelio se dio la vuelta y colocándose en rodillas en el suelo, mando al chico que se la metiera por el culo.
El joven colocándose detrás, guio su pequeña polla al ojete del hombre y se la metió toda dentro, dejando salir de este un pequeño gemido.
-Rogelio- ¡Bien chico, bien! métela, métela toda dentro…
-Alvaro- ¡Le gusta! pasa que la tengo pequeña
-Rogelio- ¡Si, me gusta! no pasa nada el tamaño, me das gusto…
El niño cogiéndole de las pequeñas nalgas le follaba, miraba como le entraba y salía de ese culo pequeñito, como el hombre, con algo de vello.
Rogelio le gustaba mucho como la pequeña polla le estaba dando gusto dentro de el.
el mismo movía sus caderas, hasta que sintió un pequeño liquido que era la corrida del chico que no pudo contenerse.
-Rogelio- ¡valla chaval, te has corrido!
-Alvaro- ¡Si, ya no podía aguantar más!
-Rogelio- ¡Veo que mi culo te ha gustado! ahora cambiaremos, quiero tu raja en mi rabo…
Alvaro se levanto y fue hasta la burra.
Rogelio no sabía a qué demonios había ido el niño, pero cuando le vio que sacaba mantequilla pronto supo para que la quería.
Regreso junto al pastor, le dio un poco y este ya sabiendo lo que tenía que hacer, se la echo sobre la polla.
-Rogelio- ¡Venga ponte en cuatro! ¡ya tienes el culo preparado! ¿te la han metido más grandes que esta?
-Alvaro- ¡Sí! –vio que la del soldado era un poco más grande que esa, esa le pareció igual que la de Lucio- pero más o menos son todas iguales…
-Rogelio- ¡No todas! ¿has visto alguna vez la de un caballo?
-Alvaro- ¡Sí! pero eso es un animal… ¡ves despacio, vale! mi culo es un poco estrecho al principio…
Rogelio se la fue metiendo despacio, ya que no quería lastimar al chaval y también porque ese culito era muy pequeño.
Pero vio que no tenía muchos problemas al meterle el rabo, ya que el ojete lo tenía ya algo usado y sabia lo que tenía que hacer…
-Rogelio- ¡Valla con mocoso! ¡tienes el culo bien abierto!
-Alvaro- ¡si señor! pero al principio me duele un poco…
-Rogelio- ¡Te follas a muchos soldados!
-Alvaro- ¡Si! esto solo lo hago por dinero, solo por eso… tengo que ir a Madrid…
-Rogelio- Pues con este culo, chico, vas a dejar a los soldados bien satisfechos y no digamos con esa boquita… te has ganado hoy bien tu trabajo… eres muy bueno, mejor que muchos que m he tirado por ahí y cobrando…
Alvaro le gustaba que le dijeran aquello, por lo menos iba viendo que lo hacía bien y podría de esa manera ir ganando dinero y si en una de estas no encontraba su tía, podría dedicarse hacer esto, tal como Lucio le dijo.
-Rogelio- ¡Creo que voy acabar dentro de tu culo! ¿me dejas?
-Alvaro- ¡Donde usted quiera! yo hago todo lo que tú quieras…
-Rogelio- ¡Pues te va dentro! ¡ahaaaaaaaa! ¡qué rico culo, enano!
-Alvaro- ¡Gracias a usted!
Rogelio quedo satisfecho con el niño.
Le gusto lo cariñoso que era.
Alvaro fue hasta el pozo y saco agua para lavarse el culo.
Rogelio invito al chico almorzar con él y este encantado se quedo.
Rogelio le devolvió las seis monedas y aparte le dio otras cinco y la comida como le había prometido.
Queso, carne ahumada, leche en una vasija pequeña de barro y queso.
Le deseo suerte al pequeño y que tuviera cuidado por el camino.
Esa tarde volvió a descansar en un rio, a beber agua y a comer algo.
Estaba contento por todo lo bien que le estaba pasando.
Aunque tuviera que poner el culo, aquello le gustaba y además ganaba dinero que era lo más importante y además tampoco las tenía todas con el que su tía le fuera aceptar o que estuviera viva.
Al rio se acercaron dos soldados, que llevaban el mismo escudo que Lucio, aunque estos eran algo mayores, mas fuertes, pero no eran nada feos.
Estos saludaron al chiquillo, lo mismo que él.
Le dijeron que si era de por la zona, y este les dijo que sí.
Alvaro pensó que era dos y se podría multiplicar por dos, así que cuando el más joven le miraba para preguntarle el le guiño el ojo.
-Roberto- ¿Eres puto? ¿Un crio como tú, un puto?
-Raul- ¡Ya ves, quiere marcha el mocoso!
-Alvaro- ayer estuve con Lucio, el soldado y le gusto mucho…
-Roberto- ¿Con Lucio? valla el condenado… ¿qué cobras?
-Alvaro- Quince todo y cinco una mamada, pero como son dos el doble…
-Raul- ¿Qué hacemos? ¡te apetece el crio! esta rico…
-Roberto- ¿Por qué no? cada uno paga lo suyo… acérate chaval y ves comiendo esta primero…
Roberto el más joven de 35 años, hombre de 1,65, robusto, pelo un poco largo, negro.
Raul más mayor, más bajo, pero igual de fuerte que su compañero.
Alvaro se acerco hasta el rabo que el hombre ya se había sacado y se lo llevo a la boca.
Raul por su parte se coloco detrás del niño y le bajo la ropa haciende salir el pequeño trasero.
-Raul- ¡Mira que culo más rico!
-Roberto- Si ya se lo veo, chico, ¡como chupa el condenado! dios, como chupa… ¡métesela y que a mí me la chupe! luego cambiamos…
-Alvaro- ¡No, espera! –se levanto- voy a coger mantequilla, para que no me duela…
-Roberto- ¡Mira como sabe!
-Raul- ¡Es un puto, muy rico! mírale que cuerpecito tiene… como Lucio habrá disfrutado… ¡vamos niño!
Alvaro dio un poco de mantequilla a Raul para que se la pusiera y otro poco se la puso el en la raja.
Volvió a chupar la polla de Roberto que se alzaba tiesa, pero no era muy grande, apenas le llegaba a los 15 y su compañero algo más.
Antes el niño le aviso que fuera al principio despacio, ya que le solía doler si se la metían fuerte.
el soldado hizo caso y se la fue metiendo despacio.
-Roberto- ¡Qué bien la chupa, que bien!
-Raul- ¡Ahora la meto, que culito más rico… ni una tía lo tiene así…
-Roberto- ¡Sabes, la chupa mejor que la puta del otro día! ¡mejor!
-Raul- ¡Me alegra! ni este culo lo tenía la puta… ¡adentro!
El hombre la fue metiendo despacio, como el niño se lo había pedido.
El estrecho agujero del niño encanto al soldado que no dejaba de decirle a su amigo lo rico y apretadito que estaba la pequeña cueva del crio.
Lo mismo que el soldado más joven, que disfrutaba de la buena mamad del niño.
Levanto sus piernas y mando al niño que le comiera la raja del culo.
El olor que desprendía, del sudor, de la mal higiene hizo que el niño se echara un poco atrás y se lo pensara antes de meter la lengua.
Pero recordó lo que su amigo Julio le dijo, que nunca dijera no a nada, porque a veces podría salir perdiendo y mas él, siendo un niño.
Así que saco la lengua y la llevo a la raja peluda del soldado.
-Roberto- ¡Lo hace rico!
-Raul- ¡Si, muy rico! es buena puta… le gusta comer el culo… la polla la chupa de miedo… seguro que ha tenido un buen maestro que le enseñara…
-Roberto- ¡el culo no digamos! le entra que te cagas… ¿no quieres probar?
-Raul- ¡si quiero probar! ¡tú dirás, cabron!
Raul se levanto, lo mismo su compañero que le dejaba el puesto con el culo abierto.
Raul no tuvo problema en meter el rabo por el culo y Roberto se coloco en cuatro para que el niño le comiera también a el culo.
Alvaro le paso lo mismo, el culo desprendía el mismo olor que el otro, pero no dijo nada, saco la lengua y con las manos le abrió las nalgas y empezó a comerle la raja también peluda del hombre.
-Roberto- ¡Joder como come la raja! eso es, que rico lo haces, como me haces disfrutar…
-Raul- ¡Tiene buena lengua el condenado! ¡dios que culo de miedo! ¡qué buena puta es este niño!
-Roberto- ¡Si, si! ¡chúpame la polla, chúpamela!
Alvaro bajo un poco la cabeza para poderle chupar la polla de esa postura.
Viendo el hombre que era un poco difícil, se dio la vuelta y sentándose le hizo que tragara su mástil.
Le cogía de la cabeza y le hacia tragar hasta el fondo.
Con eso hizo, que el chico tuviera arcadas y se pusiera a toser.
-Raul- ¡Que te atragantas con el rabo! –ya que no hacía más que toser- ¡ya está, ya esta! pobre…
-Alvaro- ¡Jojojojojoj! –tosía- ¡eso no me lo hagas!
-Roberto- ¡Venga ya esta! –le dijo acariciándole la boca- ¡pasa que eres tan bueno, que nos tienes muy excitados!
Aquellas palabras orgulleció al chaval, ya que le gustaba oír aquello, ya que era buena señal de lo que hacía estaba bien y que les gustaba.
Los dos soldados le hicieron ver al niño que se iban a correr, Raul se decidió a dejárselo dentro y Roberto a que se lo tragara.
El como buen chico no dijo nada y su culo recibió los chorros de leche y su boca la corrida del soldado mas mayor.
Tanto al uno como al otro les dejo las pollas limpias con la boca.
-Raul- ¡Chico un diez! eres bueno, no excelente… ahora te daremos tu dinero, porque te lo has ganado, mucho más que otras y otros que cobran algo más que tu… ¿verdad? –se refirió a su compañero-
-Roberto- ¡Sí! así que vamos a limpiarnos un poco…
-Alvaro- ¡Me alegra que les allá gustado! y también que se lo hayan pasado bien… me gusta vuestro traje… -vestían con pantalón azul marino, chaqueta marina con borde rojo…
-Roberto- ¡Nos alegra que te guste! ¡toma mi dinero! te doy tres de cinco y dos de uno como propina por lo bien que lo has hecho…
-Raul- ¡No seas tacaño! dale una de cinco… toma yo te doy cuatro de cinco…
El hombre no le quito las dos de uno y le dio una de cinco.
El niño se puso muy contento y estos dos se despidieron del chico y le desearon suerte y precaución…
-Roberto- ¡Chico, si alguna vez te ves en peligro! acude a un soldado que vista como nosotros y solo dices nuestros nombres, Roberto Suarez y Raul Almendro y cualquier soldado te ayudara…
Alvaro les vio desaparecer en su caballo y guardo su dinero.
En verdad que aquellos hombres tenían razón, alguien le podría quitar su dinero ya demás él solo era un crio.
Además no todo el mundo podría pensar que un crio como el llevara tanto dinero encima.
Así que se metió en el rio y se baño con la pastilla de jabón que Julio le regalo.
También se puso a lavarse la ropa, y se puso otra muda que llevaba.
Pensó que se podría comprar algo de ropa cuando llegara a la gran ciudad de León.
Por el camino iba muy contento, miraba el cielo, como las nubes pasaban y cantaba a la burrita.
Miraba los grandes campos de cereales.
Vio a lo lejos una torre, así que ahora debía de pasar por otro pueblo, pero como tenía suficiente comida, decidió pasar por el de largo.
Pero antes se saco unas monedas por si veía algo que le podía interesar.
Al pasar por la plaza del pueblo, vio un taller de cerámica en la cual vio botijos no muy grandes para llevar el agua.
Así que compro uno, también un plato y una navaja.
La mujer que atendía le pregunto que a donde iba, y el niño le dijo que a León.
La mujer le dijo que en dos o tres días podría estar en la ciudad.
Incluso la mujer le dijo que a media hora tenia las ruinas de un castillo en el cual podría quedarse a dormir.
Al pasar el pequeño pueblo, a lo lejos vio a un chiquillo sentado en el suelo y con la cabeza al suelo.
Paso por él, le dejo atrás, pero hubo algo en el que le hizo volverse y preguntarle lo que le ocurría.
-Alvaro- ¡Hola! ¿qué te pasa? –el niño no decía ni mu- ¿te han pegado? ¡di algo, porras!
-David- ¿Qué te pasa a ti? vete y déjame…
-Alvaro- A mi me da igual… pero si te puedo ayudar… ¿Dónde está tu familia?
-David- ¡Y a ti que te importa! ¡porque no sigues tu camino!
-Alvaro- ¡Mira me da igual lo que te pase! ¡adiós!
Alvaro dejo al niño maleducado y siguió su camino.
El chaval le vio irse por el camino, pero continúo allí sentado.
A la media hora llegaba a las ruinas del castillo, tal como la mujer le había dicho.
De lejos vio al niño que le había estado siguiendo y que él le había visto, pero en ningún momento paro y le hizo ver que no sabía que le seguía.
Dio de comer a la burrita fruta que ella agradecía al niño.
El por su parte se metió en el torreón que aún le quedaba aquel castillo, aun con el techo.
Pensó en hacer fuego y así comer carne que llevaba del pastor que esa mañana le había dado.
Pero pronto pensó en ese niño, así que salió disparado del torreón y fue hasta la burra, por si le pudiera robar algo.
En ese momento ya no le vio, pensó si podría estar escondido.
Llego a pensar que podría estar como él, sin nadie, solo y muerto de hambre.
Así que cogió palos que había e hizo una pequeña hoguera, que con las dos piedras que llevaba la encendió.
Saco el plato de barro que había comprado y allí puso la carne con un poco de mantequilla y con ese olor el niño asomo su cabeza, Alvaro le vio y con la mano le dijo que se acercara.
-Alvaro- si me dices que te ha pasado, igual te doy algo de comida… ¿estás solo?
-David- ¡Si, mis padres murieron y mis tíos me tratan muy mal! por eso me he escapado… ¿y tú? ¿Cómo te llamas? ¿me das?
-Alvaro- antes te lavas las manos en el rio… -se levanto y le dio la pastilla de jabón- me llamo Alvaro y estoy como tú, voy a Madrid…
-David- ¿A Madrid? ¿donde está eso? ¿está muy lejos?
-Alvaro- Un poco… ves a lavarte las manos y la cara y creo que todo el cuerpo
-David- ¡Tu andas chalado! las manos y cara ya vale…
El niño hizo lo que le había mandado y muy pronto se sentó sobre una piedra junto al fuego a esperar a que Alvaro le diera algo de comer.
Alvaro le dio pan y le dijo que podía coger un trozo de carne, este se lo comió muy a gusto, hasta pudo comerse otro trozo.
Luego le dio un poco de queso.
El chico dio las gracias a Alvaro y este no sabía qué hacer con el chavalín.
Le miraba su carita de niño, le pregunto la edad, once.
-Alvaro- Ahora vamos a preparar las mantas para dormir, mañana a las siete nos vamos para Madrid, tú te vienes conmigo… ahora no estarás solo…
-David- ¿Me dejas ir contigo? ¿de verdad?
-Alvaro- Si, pero mañana cuando pasemos por un rio te bañas y esa ropa la lavas y te dejara algo que llevo yo…
Alvaro estuvo pensando todo el rato lo que acaba de hacer.
Ahora tenía a ese niño con él.
¿Cómo se las iba apañar para tener sexo? pensó que debía de enseñarle y que él también se tendría que convertirse en puto.
El día siguiente fue normal.
Obligo al niño a bañarse en el rio, cosa que al final hizo y le dio ropa suya para que fuera limpio.
A media mañana como siempre buscaba un rio, donde descansar y comer.
Tuvo a un soldado en el rio, pero no quiso hacer nada con él.
Culpo al niño por la pérdida de dinero, pero siempre para sus adentros.
Pero a medida que pasaba el día, se le iba haciendo agradable la compañía del niño, pero debía de tomar una determinación con él.
Aquella noche no tuvo el valor de decirle nada, ya que veía que era muy pequeño aun.
Al día siguiente volvieron otra vez al camino, como siempre buscaba un rio hacia el mediodía, para lavarse, y descansar en el.
Oyó el ruido de un caballo, pensó, otro soldado.
Sí, pero vio que era Lucio que venía montado en caballo.
-Alvaro- ¡Lucio!
-Lucio- ¡Hombre mi campeón! ¡veo que llevas ahora ayudante!
-Alvaro- ¡No! es un niño que me encontré antes de ayer…
-Lucio- ¡Ya veo! acércate un momento, quiero hablar contigo ¿puedo?
-Alvaro- si, ves hacia allá abajo, que ahora voy yo… -el hombre bajo del caballo y fu rio abajo- ¡David! el soldado es amigo mío y quiere decirme algo, puede que este media hora con él, vas te vale que no te acerques o te largas de mi lado…
-David- ¿Por qué? no te preocupes, me quedo aquí… ¿no será malo?
-Alvaro- ¡No! es amigo mío… ya sabes lo que te puede pasar…
Alvaro dejo atrás a su amigo y fue rio abajo, hasta encontrarse con Lucio que le esperaba sentado en la orilla, tirando piedras.
Se sentó junto a él.
-Lucio- ¡Dime! ¡cuéntame quien es!
-Alvaro- David, tiene once años.
Pero el no sabe nada, me lo encontré hace dos días y está solo y viene conmigo.
Pasa que le tendré que enseñar este oficio… ¡pero no le hagas nada!
-Lucio- ¡No te preocupes! te andaba buscando, sabía que podría encontrar por aquí.
Ayer estuve en León y te quería pedir un favor.
Me gustaría que te acostaras con un marques, el ya es muy mayor, tiene mucha pasta, te podría dar hasta cien monedas o más, le he hablado de ti y quiere acostarse contigo… ¿qué me dices?
-Alvaro- ¡Eso es mucho! ¡hace! pero que no se entere David, todavía no… ¡vale!
-Lucio- ¡No hay problema alguno! entonces te estaré esperando en el convento de las monjas clarisas que está a dos millas antes de entrar a la ciudad.
Creo que pasado mañana llegaras… ¡ahora porque no me haces una mamada!
Alvaro le desabrocho el botón de metal del pantalón y le busco por encima de los calzones la polla.
Se la saco y se la llevo a la boca.
Lucio le acariciaba el pelo, la boca cálida del niño le gustaba.
-Lucio- ¡Mierda! veo que aprendido a chuparla mejor… ¡veo que has tenido clientes!
-Alvaro- ¿Conoces a los soldados, Roberto y Raul? el otro día estuve con ellos y se fueron muy contentos…
-Lucio- ¿Estuviste con ellos? ¿te trataron bien?
-Alvaro- si, muy bien… les gusto mucho lo que les hice… lo malo que les tuve que chupar el culo, y claro, les olía un poco mal…
-Lucio- ¡Que grande eres! ¡yo no hubiera sido capaz de hacer eso! ¡grande, eres grande! y muy bueno…
David se encontraba sentado en una piedra.
Se levanto y muy despacio, fue hacia donde Alvaro había ido.
De lejos vio algo muy raro, su amigo se encontraba de rodillas, con la ropa bajada y el soldado haciéndole algo que no sabía lo que era, pero debía de ser algo rico, porque veía que su amigo le gustaba.
Alvaro en un reflejo le vio y tuvo ganas de matarlo, porque le había desobedecido.
Sin hacer ruido y pensando que no le había visto volvió a su sitio y su imagen era, el hombre metiéndole la cosa de mear por el culo.
No sabía lo que era aquello y el porqué lo hacían.
Mientras ellos continuaban con lo suyo, pero Alvaro muy enfadado, porque no le había gustado que le hubiera visto de esa manera.
Pero no le dijo nada a su amigo que continuaba cogiéndole por el culo.
-Lucio- ¡Que buena puta, que puta más rica!
-Alvaro- ¡Más, más! ¡qué rico, que rico! –ya aquello le gustaba, su culo se había acostumbrado a ser follado- ¡termina ya! ¡es por David!
-Lucio- ¡Tranquilo, ya estoy a punto! ¡sabes, eres muy bueno! enseña bien a ese niño, los dos harían una buena pareja… pero me tienes que prometer, que yo seré el primero en entrar por su culo…
-Alvaro- ¡Por treinta!
-Lucio- ¡Trato hecho! ¡ya te estoy llenando el culo de leche!
-Alvaro- ¡Lo noto, lo noto!
Lucio termino dentro del chaval.
Saco el rabo y este marcho hasta el rio donde se lavo la raja del culo, mientras veía al hombre subirse la ropa.
El hombre se acerco hasta el chaval y le dio un beso en los labios.
Ya que ese chico tenía mucho valor.
Volvieron con David, donde este continuaba sentado en la piedra.
Alvaro ofreció al soldado quedarse a comer, pero este le dijo que no.
Se despidió hasta dentro de dos días que le estaría esperando.
Alvaro se puso frente a su amigo…
-Alvaro- ¡Que te dije, que te dije! ¿qué has visto?
-David- ¡No se! me viste… ¡pensé que no! ¿pero qué hacían?
-Alvaro- ¿no sabes lo que hacíamos? –el niño le dijo que no- ¿no sabes lo que es el sexo?
-David- ¡No! me vas a echar… -el niño se puso muy triste, pero Alvaro se acerco y le abrazo-
-Alvaro- No… luego te enseñare lo que es el sexo… gracias a eso me da dinero…
-David- ¿Por eso? ¿qué tengo que hacer? quiero aprender y así te puedo ayudar… mi culo sirve…
-Alvaro- ¡Sí! pero aun tienes que aprender… no sabes nada… ¡vamos a comer! luego cuando encontremos esta tarde un refugio te enseñare…
-David- ¡Si, quiero saberlo todo! ¡que me enseñes todo!
Alvaro miro al niño y vio lo inocente que aun era, ya que desconocía todo lo referente al sexo.
Incluso desconocía como se hacía para tener niños.
La única respuesta fue, un chico y una chica, pero ya nada más.
Capítulo III – Enseñando al nuevo putito
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