El largo camino – Capítulo VIII – El pasado de Alvaro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mena55.
Parte II – Aventuras en la isla
Alvaro 12 años
Oscar 13 años
Diego 16 años
Nicolás 40 años Pirata
David 11 años
Fernando Rey
Isabel Reina
Lucio 25 años, soldado de la guardia real
Capítulo VIII – El pasado de Alvaro
Llegaron al palacio de Tordesillas un poco cansados y los niños fueron llevados a acostarse.
Al día siguiente el rey, reunió a Lucio, al jefe de la guardia y a Jaime, la persona que fue de máxima confianza para él.
Les dijo que los tres niños iban a ser llevados al pequeño palacio de Aranjuez, la casita del príncipe y allí pasarían el verano juntos.
Su hermana la condesa se haría cargo de ellos.
-Pablo- ¿Pero Majestad?
-Fernando- ¿Qué le pasa? ¿esta celoso del niño? Lucio usted cuidara de los niños, le estoy sumamente agradecido y Jaime usted se hará cargo de la formación de los tres niños, quiero la máxima educación para los dos niños, les debo mucho.
Ya hable con el príncipe y él me ha dicho que le gustaría que Alvaro fuera su mano derecha y lo puedo entender, le ha salvado la vida… y mi hermana se encargara de la educación de los buenos modales, para que lleguen a ser unos buenos caballeros… además ese niño rubio, a mi hermana le encantara, siempre ha querido ser madre y ahora tiene la oportunidad de serlo y además he concedido a los niños los títulos de condes para cuando sean mayores de edad…
-Lucio- ¿Usted lo ha hablado antes con él? vera, el es muy suyo y es muy humilde… no si todo eso le va a gustar…
-Fernando- No, pero durante el viaje les iré hablando… porque yo mismo les voy a llevar a palacio y antes vera a su tía… ese niño es grande, muy grande y la reina ya esta desando conocerlo… estoy seguro que muchas princesas van a quererlo tenerlo de príncipe, es muy bello…
Lucio no se podía creer todo aquello que a su amigo le estaba pasando.
No sabía cómo iba a reaccionar.
Incluso el, había ascendido de puesto, ya que ahora su trabajo era custodiar a los niños.
Al jefe de la guardia real no le gusto mucho todo aquello, pero lo tuvo que asumir.
El mismo rey fue quien hablo con los dos niños y les dijo cual iba a ser su futuro.
Los dos lo aceptaron con mucha alegría y Alvaro le gusto aquel de ser el protector del futuro rey.
Lucio tuvo que hablar con los soldados que se habían acostado con él, sobre todo para que no dijeran nada, los soldados todos se alegraron por los niños y sobre todo por Alvaro.
Lucio les advirtió que nada de aquello llegara al jefe de la guardia real, porque de seguro que lo iba a usar en contra del niño.
Ya en el palacio, de Tordesillas, los dos niños vestían con ropas de rico, las niñeras, habían vestido a los dos niños con las mejores ropas, ya ninguno de los dos parecían unos niños pobres y todas se quedaron embobadas con Alvaro, ya que era un niño muy hermoso.
Aquella tarde los tres niños salieron a jugar a los jardines.
-Alvaro- ¿Aun quieres que te llamamos Oscar?
-Oscar- ¡Si, por favor! es una lata ser el hijo del rey, pero me alegra que ustedes dos van a estar conmigo… Alvaro espero que llegues a ser un gran caballero…
-Alvaro.
– ¡Eso espero! yo te protegeré.
-David- ¡Una cosa! ¿Cómo vamos hacer ahora para follar?
-Oscar- Pues entre nosotros… ya no hace falta que le pongan el culo a nadie… gracias a eso pudimos escapar de allá…
-David- ¡Gracias al culo de este! –Lucio se les unió al verles de lejos- tu culo sí que es grande ¡Álvaro!
-Alvaro- ¡Lucio! que guay, eres nuestro guarda y protector… ¡gracias a nosotros!
-Lucio- Pues si… ¡eres un valiente! Y tu culo también -le dijo riéndose-
-Álvaro- ¡dejaros de guasa! ¡joder! Si no fuera por mi tesoro, y por mi belleza, todo hay que decirlo ¿dónde estaríamos? Así que, a callar, lo que tienen envidia es de mi culo…
Los cuatro fueron caminando, hasta llegar al establo donde se guardaban los caballos.
En ese momento no había nadie y entraron.
-Alvaro- Lucio, el príncipe quiere verte la cosa… ¡enséñasela!
-Lucio- ¿Qué dicen ustedes? jamás hare eso a mi futuro rey y deben de andar con cuidado…
-Oscar- ¡Bajase los pantalones, es una orden! ¡vamos!
-Alvaro- ¡Ya lo has oído! pero no creas que se la vas a meter por el culo… él no se deja ni a tiros… a él le pondrás el culo, a tu rey…
Lucio hizo lo que los niños le mandaron.
Se bajo sus ropas de uniforme hasta dejar ver su polla aun flácida.
El joven príncipe se arrodillo y cogiéndola con la mano se la llevo a la boca, con la sorpresa de Lucio.
El joven deseaba chupar una polla grande, tal como sus dos amigos les había contado.
-Alvaro- ¡chúpala, chúpala! veras que rica esta… además, Lucio es muy guapo…
-Lucio- ¡Gracias Alvaro! ¡valla, le habéis enseñado a chupar!
-Alvaro- Tu dirás… nosotros no sabíamos que era príncipe y para estar con nosotros debía de ser puto… y le tuvimos que enseñar ¿a que lo hace bien?
-Lucio- ¡Eres un buen maestro! además creo que un futuro rey, no debería de estar haciendo estas cosas… ¿mira si luego no cumple con una princesa? su deber es preñar…
-Oscar- ¡tú no dirás nada, a nadie! eres nuestro amigo y quiero que me llames Oscar, cuando estemos entre nosotros…
-Lucio- No os preocupéis, además tengo la misión de hacer de Alvaro un caballero para que en el futuro luche por su rey y lo proteja, aparte de ponerle el culo… ¡claro esta! Espero que también te vallan los coños, pequeño príncipe…
-Alvaro- ¡Que gracioso! ¡yo, Alvaro el gran Caballero y protector de Carlos III! y David mi ayudante…
-David- ¡Menos mal, pensé que os estabais olvidando de mi!
-Lucio- Vamos a ir deprisa, puede venir alguien y si nos pillan… a los tres nos cortan los huevos…
David se coloco junto con Oscar y entre los dos le fueron dando gusto a Lucio, que se moría de placer, ante los dos niños.
Alvaro se fue bajando sus ropas de bajo y también le ofreció la suya para que David se la chupara.
-Alvaro- ¡Ahora, Lucio le vas a poner el culo a nuestro príncipe! ¡no nos mires así! el nuestro ya se lo ha follado… debe de probar otros culos… y el tuyo está muy rico
-Oscar- Os voy a follar a los tres, para eso soy el príncipe…
-Lucio- ¡Para lo que te interesa! mira este
-David- ¡Por mi vale! yo encantado que me folle un príncipe…
-Lucio- ¿Luego no te vas a dejar? digo, que te folle…
-Alvaro- Creo que no… no sería bueno que un rey tuviera el culo ancho… solo se dejara de nosotros que las tenemos chicas y te recuerdo que yo soy su protector, fui quien mate a cinco personas…
-Lucio- si, eres un valiente, pero sin experiencia… tuviste suerte porque usaste tu trasero y tus encantos de chico guapo… -todos rieron-
Lucio junto con David se colocaron en cuatro y Oscar fue quien se la metió al soldado por el culo.
El soldado recibió el pequeño rabo del príncipe que le daba duro.
Alvaro por su parte se coloco detrás de su amigo y se la enchufo toda para dentro.
-Oscar- ¡Es rico follar! ¡qué gustito me da!
-Alvaro- ¡Si, mucho!
-Lucio- ¡Si, dale, dale! ostia, que picha tienes ya…
-Oscar- ¿Te gusta mi picha? es picha de príncipe…
-David- ¡Luego me follas tu a mí! quiero que me folle el príncipe…
El joven príncipe le gustaba el culo rico del joven soldado, por momentos le paso por la cabeza, que él le follara, ya que quería sentir un rabo más gordo dentro de sus entrañas, pero Alvaro le había recomendado que mejor no… ya que un rey no debía de ponerle el culo a nadie, salvo a él.
Oscar miraba a su buen amigo Alvaro, le parecía un chico muy hermoso, más que el.
Pronto decidió cambiar de culo y follarse a David.
Lucio cuando vio que Oscar se la sacaba se ponía de pie y mando a Alvaro a que se echara largo y levantar las piernas, ya que deseaba follarle.
El niño le dijo que no tenía mantequilla y que igual le podía doler.
Pero Lucio insistió y le dijo que el usaría la lengua para abrírselo y además le recordó, que como hizo para follarse a sus captores…
-Lucio- Mira no me vengas con ostias de que te duele o no… dime… ¿tenias mantequilla cuando fuiste poniendo el culo a tus captores?
-Alvaro- Eso fue distinto, claro que me dolía… pero lo hice para salvar a mis amigos y a mí mismo… además tu picha es más grande que la de esos…
-Lucio- ¡Ostia, que estrecho te has suelto! me parece que solo quieres que te folle tu príncipe… como ahora tu situación ha cambiado…
-Alvaro- ¡Que tiene que ver eso! mira, tú chúpamelo, pero si me duele mucho la sacas y además aun me sigue gustado… lo que no me gusta es que me duela…
Lucio no quiso discutir más.
Saco su lengua y la fue pasando por la raja de su amigo.
Oscar miraba como le comía el culo, y como el soldado le iba metiendo un dedo dentro.
Alvaro le miraba, aquello le gustaba porque se lo estaba haciendo con delicadeza.
Sin darse cuenta unos gases se le escaparon y Lucio le gusto muy poco aquello, se incorporo y de muy mala leche cogió su dura polla directo a meterla dentro.
Oscar se dio cuenta de aquello…
-Oscar- ¡Si le haces daño te acuerdas de mí! si se ha pedido, pues se le habrá escapado al pobre… pero no es para que le hagas lo que le vas hacer… ¡ten cuidado!
-Lucio- ¡No te preocupes, no iba a ser un bestia pero eso de bufarte en mi cara…
-Alvaro- Lo siento, lo siento… ha sido sin querer –dijo bajando las piernas- así no me vas hacer daño… -le chillo- ¿pero de qué vas tú? ¿no te he comido yo el culo oliendo peor que el de una vaca?
Pero Lucio se dio cuenta y vio que había actuado mal con el niño.
Pero con el rabo tieso se lo apunto a su ojete y muy despacio se la fue metiendo, tal como al niño le gustaba que le follaran.
Lucio le pedía perdón, se había comportado con él como un pendejo.
Alvaro e acepto las disculpas y le dijo que fuera un más deprisa, ya que apenas le dolía el rabo.
Oscar continuaba follandose al niño y su culo andaba con ganas de que aquello se metiera dentro de él.
Tenía el ojete caliente, pero vio que aquello no podía estar bien, el era príncipe y futuro rey y no debía de ir poniendo su culo a cualquiera y menos a ese soldado.
-Oscar- ¡Te gusta! ¿te folla bien?
-Lucio- ¿No quieres probar tu? menudo culo que gastas…
-Oscar- ¿Mi culo? no… mi culo no se lo pongo a nadie, te recuerdo que soy un futuro rey… tu serás quien me lo pongas cuando lo desee…
-Lucio- Pero seguro que lo tienes caliente… no es lo mismo esta de Alvaro que la mía… mira como disfruta tu amigo…
-David- Si, hasta que te da gusto… antes duele un poco…
-Oscar- ¡No te preocupes, David! mi culo no se lo pongo a nadie… ¡Alvaro, menuda cara que pones!
-Alvaro- ¡Esta rico! pasa, que mi culo ya está bien abierto a los rabos…
-Lucio- ¡Tu dirás! te has cogido a casi medio ejercito… ostia, como no lo vas a tener…
-Alvaro- A tantos no me he cogido… pero a unos diez si…
-Oscar- ¡Tantos! pues si que tu culo lo tienes bien abierto… ¡pues yo me voy a correr!
El joven príncipe no pudo aguantar mas y le echo toda su leche al orificio de David.
Oscar le cogió su picha dura por debajo para hacer que el niño se corriera y no le basto que se la meneara mucho para que también se corriera, soltando unas gotitas.
-Lucio- Yo creo que le voy a llenar a este de mi leche… estoy a punto…
-Alvaro- Si, échamelo todo dentro… quiero tu leche…
-Lucio- ¿Quieres un hijo mío? lo quieres…
-Alvaro- Si, quiero un hijo tuyo…
-David- Eso préñalo…
-Alvaro- ¡Porque no me la chupas! yo quiero correrme también…
David acerco su boca a la picha de su amigo, pronto Alvaro sintió los estrellazos del soldado dentro de su interior, dejándole lleno de leche.
Alvaro por su parte soltó lo suyo en la boca de su amigo, que este pronto lo escupió.
Los cuatro volvieron a colocarse sus ropas y volvieron a salir del granero, sin que nadie en ese momento les viera.
Tardaron casi cuatro días en llegar a Madrid.
Con ellos en la carroza real iba el Rey, donde durante todo el camino le agrado la compañía de los niños.
Pero sobre todo de Alvaro.
El niño le recordaba a alguien y pensó que ese niño, rubio fuer hijo de uno simples pastores, tal como el niño le había ido contando su vida.
Mando a los niños que fueran a Palacio y pidió a Lucio que le llevara a donde estaba su tía.
La tía de Alvaro era monja de clausura de las Carmelitas Descalzas.
Cuando las monjas se enteraron que el rey iba a verlas, todo el convento se levanto en pie para recibirlo.
La priora fue quien le recibió detrás de la reja saludándolo con la mano.
El rey pidió ver a la monja que estaba allí y recibía el nombre de María Aznar, tía de Alvaro.
La priora fue hacerla llamar y preguntó al rey que porque la quería ver.
Él le dijo como rey le conto la historia de su sobrino.
La mujer aprecio con el velo bajado, pero la priora se lo hizo levantar y por deseo del rey fue dejado con ella a solas, lo mismo Lucio que tuvo que salir.
-María- ¡Hola, majestad!
-Fernando- Hola Hermana y tía de mi niño Álvaro, ¡qué gran chaval!
La mujer pronto recordó a su sobrino gracias al rey y le conto las proezas del niño con tan solo doce años.
Pero el rey fue mas allá y le dijo que ese niño le era un poco difícil que fuera hijo de unos pastores, era muy hermoso y muy inteligente.
El rey pronto vio en la mujer que ocultaba algo, y le pidió que se lo dijera ¿Quién era ese niño? y ¿de quién era? ¿y quién era ella?
-María- ¡Se lo diré! porque usted es la persona más cercana a él.
Ese niño no es hijo de mi hermana, solo lo acogió y sé que ella ha sido su verdadera madre.
-Fernando- ¿Que quiere decir que yo soy la persona más cercana? Diga todo lo que sabe…
-María- En el parto de su mujer, la reina Bárbara hubo el nacimiento de dos niños… Carlos y Alvaro…
-Fernando- ¿Que quiere decir? ese niño es mi hijo…
-María- Además es el mayor… por favor no me interrumpa… Los dos niños son mellizos, porque vera que no se parecen mucho los dos.
Alvaro nació el primero y por tanto es el primogénito, su mujer tuvo un desfallecimiento y las que estábamos allí pronto vimos que su mujer daba a luz otro niño, que era Carlos.
Yo fui quien salió para dar la noticia a su jefe y él me dijo que no podía ser, dos niños.
¿Quién iba a ser él rey? Una de ellas, dijo que Alvaro estaba muy débil, igual el niño iba a morir.
Entonces dio la orden de que al niño se le matara, pero a mi dio mucha pena.
Entonces, pedí que me dieran al niño, que yo me encargaría de matarlo sin que sufriera…
-Fernando- ¡Dígame! la reina supo de los dos niños…
-María- Si, pero le dijeron que había nacido muerto… Don Alcázar, el que fuera su secretario y jefe, dio orden a todos los que allí estábamos de que nada de aquello debía de salir de ese cuarto, incluso amenazo.
Entonces el niño se lo entregue a mi hermana, que en ese momento había dado a luz y su bebe había nacido muerto, aun le pudo dar el pecho…
-Fernando- Dígame… ¿Cómo es que Alvaro tiene un año menos? ¿y porque no se parecen?
-María- Ya le he dicho, no son gemelos, sino mellizos y no tiene porque parecerse… estoy seguro que su madre lo reconocería… en cuanto lo del año menos, fue mi hermana, pensó que así sería mejor… no tiene doce sino trece…
-Fernando- ¡Dios, ese niño mi hijo! se nota que es un Borbón, valiente, inteligente, astuto.
Creo que por ahora no le diré nada, antes lo tengo que habla con la reina… Gracias hermana por haberle dado en buenas manos…
El rey marcho a Palacio.
Allí vio a los tres niños jugando por los jardines, se acerco hasta ellos y en Alvaro vio la imagen de su madre, por eso de su pelo rubio, sus ojos azules.
Miro a su hermano, en ese momento su cabeza se lio.
Entro a palacio e hizo llamar a la reina Isabel de Farsenio.
-Isabel- ¡Hola querido! ¿esos dos niños que has traído?
-Fernando- ¿Que te parecen? dime… ¿a quién te recuerda el mayor?
-Isabel- Mira, no he tenido tiempo de verle de cerca… pero hay algo en ese niño que me ha hecho que mis tripas se revolvieran… no sé.
Pero es muy hermosos para ser hijo de pastores… pero ya me ha contado nuestro hijo su gran proeza…
-Fernando- Dime, nunca me dijese que en tu parto nacieron dos niños… -la reina callo, el rey se dirigió hacia la ventana- ¿Por qué? yo era el padre y creo que fue el mayor…
-Isabel- Veras, yo cuando di a luz me quede sin fuerzas, me dijeron que el niño estaba débil… más tarde empecé a tener contracciones y nació otro niño más sano… al rato me dijeron que el niño moría, no quise darte ese digusto… lo más importante es que el sano vivió y es el fututo rey…
-Fernando- A veces eres un poco fría… ¿nooo? -pensó- esta mañana he estado con una de las comadronas que te asistió en el parto… el niño jamás murió –la reina se quedo boca abierta- ¡no hace falta que digas nada, querida! solo que eran dos, no sabían que hacer… uno era el enfermo, ¡en ese momento! y decidió, el jefe de estado, que era Don Alcázar, que el niño muriera, qué un hijo mío lo mataran… pero, hubo una mujer piadosa, que era esta monja, que decidió entregar al niño a su hermana…
-Isabel- ¿entonces mi hijo está vivo? ¿dónde está? –el rey le señalo- ¿Alvaro? ese… ¿pero es rubio? no se parecen mucho…
-Fernando- No son gemelos, sino mellizos y no tiene porque parecerse.
Si te fijas un poco se parece mucho a mi madre y a ti… tu eres su madre y además el que le corresponde el trono de rey… ya que su hermano no podrá serlo por su delicada salud…
-Isabel- Por eso antes ese niño me hizo sentir algo en mi interior, porque era mi pequeño… tengo que abrazarle, besarle… ¿y Carlos?
-Fernando- No se… sabes, Alvaro es más fuerte que su hermano, más valiente y creo que será un gran rey… pero claro, eso sería enfrentar a dos hermanos… por ahora Carlos seguirá siendo el mayor y Álvaro el segundo… voy hacer que le llamen…
A los diez minutos Alvaro se presentaba en el despacho de los reyes.
Les vio a los dos un poco raros y a la reina muy nerviosa.
Pensó que lo iban a echar.
-Fernando- ¡Alvaro! hay algo que te vamos a decir y por ahora debe de ser un secreto.
Esta mañana he estado con tu tía y me ha confesado algo.
Tenía curiosidad de saber, porque un niño tan hermoso como tú, rubio, ojos azules, listo, valiente… había nacido en el seno de unos pastores, y claro después de haber visto a tu tía… ella me ha confesado… que nosotros somos tus padres, -Alvaro se quedo blanco y muy quieto- eres el hermano mellizo de Carlos –en ese momento se desmayo-
-Isabel- ¡Hijooooooo! mi niño, eres mi hijo… sí que lo eres –poco a poco fue viniendo, la reina lo abrazo-
-Fernando- Eres mi hijo… además eres el primogénito, pero no quiero que Carlos los sepa… por ahora no digas nada a nadie… por favor y menos a David…
-Alvaro- Yo hijo vuestro… no entiendo mucho… pero yo sigo queriendo a mi madre y no quiero ser rey…
-Isabel- Tu madre fue muy buena, doy gracias a dios por ella, tú serás lo que tu padre ordene… por favor abraza a tu madre…
Alvaro abrazo a sus padres, era un príncipe, no se lo podía creer, deseaba ir a David, a Lucio.
Pero prometió guardar el secreto.
-Alvaro- Solo quiero una cosa de vosotros, David es mi hermano y quiero que se le cuide… ¿Por qué no lo votaran? le quiero mucho…
-Isabel- ¡Naturalmente que no! ¡qué guapo eres! este va a traer por la calle a las princesas… vas a ser el blanco de toda la realeza… -los tres rieron-
Dos días después, David y Oscar encontraban muy raro a Alvaro, había algo que les ocultaban.
Esa mañana David andaba un poco mal, la reina se preocupó por él y vio que tenía fiebre, mando que le acostaran e hizo llamar a un medico.
El médico le mando guardar cama, durante unos días.
El rey llamo a Jaime, que volvía a ser su jefe de la casa real y le mando que enseñara a Alvaro la ciudad y que le llevara a Aranjuez, allí su hermana la Condesa, deseaba verles a los dos.
Incluso el rey se atrevió a confesarle quien era Alvaro y este supo guardar el secreto.
Para Alvaro conocer la ciudad del reino fue todo un placer, le encanto la capital de reino.
Desde allí fueron al palacio de Aranjuez, donde la Condesa Bárbara, hermana del rey.
La hermana desconocía quien era Alvaro, solo lo que su hermano le había contado por carta y nada más.
La condesa, era una mujer muy alegre, hermosa y soltera.
Recibió a los dos niños con abrazos, besos y una buena merienda.
Por orden del rey, Jaime informo a la Condesa, que Alvaro era su sobrino, hermano mellizo de Carlos y además el heredero al trono.
La Condesa no se podía creer aquello, pero cuando vio a su sobrino más de cerca vio a la imagen de su madre.
Al día siguiente los dos niños se vistieron de niños pobres y se fueron por fuera de palacio.
Pero había alguien que los iba persiguiendo y cuando se adentraron en el bosque, un grupo de hombres los rodearon, los cogieron y se los llevaron.
Debieron de darles un golpe en la cabeza, para que se callaran.
Los dos niños fueron introducidos en una carreta y sacados fuera de Madrid.
Horas más tarde, llego la noticia a palacio, los príncipes habían sido secuestrado.
La reina mando que no dijeran nada a David, ya que se encontraba bastante débil y aquello le podría agravar un poco más.
El rey mando desplegar todo su ejército para encontrar a los dos niños donde reunió a su gabinete y conto que Alvaro era su hijo, hermano mellizo de Carlos y heredero al trono.
Los dos niños iban atados y con un pañuelo en la boca.
Uno de sus secuestradores entro en la carreta.
No le conocían de nada.
Les hablo a los dos y les dijo que si querían seguir vivos que no dijeran palabra alguna.
Llegada la noche pararon en unas ruinas y montaron un pequeño campamento.
Sacaron a los niños de la carreta para que pudieran hacer sus necesidades y también para darles de comer.
Pronto los volvieron a meter en la carreta.
Los mismos hombres sabían que todo el ejército de la guardia les estaban buscando.
Así que cogieron a los dos niños, los montaron en caballo, y salieron de allí a toda velocidad.
Volvieron a darles otro golpe en la cabeza, ya que no dejaban de moverse y chillar.
Al día siguiente por la tarde, llegaban a Huelva, donde un barco les estaba esperando y allí fueron introducidos.
El rey fue informado quien había secuestrado a sus dos hijos, era el pirata Nicolás, hermano de Cesar, por tanto su primo.
Seguro que quería venganza, por la muerte de su hermano.
Pero aun no sabía qué condiciones quería para la liberación.
Ya David un poco recuperado, ya sabía quién era Alvaro, la reina se lo confesaba y prometió que él se iba aquedar en palacio como un hijo más.
Mientras en la bodega iban los dos niños, aun maniatados.
El capitán y pirata ordeno que se los llevara a su camarote.
-Nicolás- ¡Hola mocosos de niños! no saben quién soy yo… soy familiar tuyo, majestad –se dirigió a Oscar- soy hermano de Cesar, quien esta mierda mato… pero os voy hacer pagar todas juntas a los dos… ¡sobre todo a ti! –le dijo a Alvaro- pero no os preocupéis, aquí solamente se yo, que tu eres el príncipe, ningún marinero lo sabe… ahora os vais a trabajar, a fregar la cubierta los dos…
Dicho esto los dos con mucho miedo, fueron llevados a la cubierta y allí les dieron agua, jabón, esponja, los dos de rodillas estuvieron hasta el anochecer fregando la cubierta.
A la noche fueron bajados al dormitorio común de todos los marineros, allí dieron a los niños su ración de comida.
Aquella bodega, de toda clase de olores por parte de los hombres, donde los había que solo se tiraban pedos, eructaban… Las luces de las velas se fueron apagando, fue señal de que era la hora de dormir.
A la media hora, un marinero llamo a Alvaro y le hizo ir hasta el camarote del capitán.
-Nicolás- Entra rubito… entra… ¡puedes largarte! –se acerco hasta el chico un poco asustado- ¡eres muy lindo! si… muy lindo… -de un golpe le arrodillo- ¡chupa, cabron! te vas acordar de tu puta madre…
El capitán, hombre de cerca de cincuenta años, fuerte, alto, con barba blanca.
Se fue bajando su pantalón junto con los calzones hasta que dejo su polla morcillona toda ella con mucho vello.
El niño sabiendo lo que debía de hacer, acerco su boca al rabo y la empezó a chupar.
Pero no lo hizo, como el sabia hacerlo.
-Nicolás- ¡Cabron, te gusta, te gusta! ¡chupa, chupa!
Alvaro no decía nada, el rabo del capitán poco le gustaba, le sabia a rancio, con restos de semen pegados por el prepucio.
Pero no podía decir nada.
En ese momento estaba siendo abusado por un hombre muy peligroso y además hermano de quien él hacía poco había matado.
-Nicolás- ¡ahora guapito! te vas a bajar tus ropas y te vas a poyar en la mesa, quiero que abras bien las piernas… como te atrevas a decir algo, o a chillar, te echo a los marineros, que no les importaría cogerse un culito como el tuyo… ¡vamos!
Alvaro hizo lo que le había mandado.
Se bajo sus ropas y se coloco, apoyando sus manos sobre la mesa y esperando a que el hombre se la metiera.
Por lo menos, el tamaño no era muy grande.
En ese momento el hombre intentaba meterla, pero no podía, el ojete del niño era demasiado pequeño para su rabo y además virgen, pensó el.
-Nicolas- ¡Mierda, mierda! como no entre, te la meto a la fuerza… -el hombre vio sobre su mesa un poco de mantequilla- a ver con esto…
Le echo un poco sobre el ojete y le fue metiendo un dedo.
Allí el niño pego un chillo muy flojo de dolor, pero el hombre le dijo que si volvía abrir la boca, se la metía a la fuerza.
Así que Alvaro no volvió a decir ni mu y dejo que ese hombre abusara de él.
-Nicolás- Pendon, pendon… como te entra de bien… joder que estrechito eres… toma, toma… tú te vas a acordar de haberte cargado a mi hermano, pero fuiste valiente, muy valiente… ¡toma, toma! ¿no dices nada? ¿te gusta? ¡mañana me cogeré a tu amigo!
-Alvaro- ¡No, al él no! él es el hijo del rey…
-Nicolas- Tienes razón… te lo follaras tu… quiero ver cómo te lo follas… creo que no sería bueno que a un rey le gustase tener un rabo en el culo…
Alvaro no le gustaba nada aquello, no sentía placer como las otras veces.
Tenía miedo a ese hombre, per su culo no le daba ningún dolor, pero el en todo momento se quejaba, de manera que el hombre viera, que era virgen y aquello no le gustaba.
Pronto sintió dentro de sus entrañas la leche del hombre que se corría, donde le dejaba dentro su recuerdo.
-Nicolas- ¡Que rico! muy rico culo… seguros que serias una buena puta para mis marineros… si no quieres que me coja a tu amigo, mañana te quiero aquí… no te has quejado, como otros nenes como tú que me he tirado… te has portado bien… ¡ahora vete!
Álvaro salió de allí medio llorando.
Subió a cubierta, vio que la luna aquella noche le daba luz.
Vio el mar tranquilo.
Allí vio a un chico un poco mas mayor que el, donde este se le acerco.
-Diego- ¡Hola, lo siento! a mí también me lo hizo, pero tú eres más chico que el… ¡mañana creo que se lo hará a tu amigo!
-Alvaro- ¡No se atreverá!
-Diego- ¿Pues claro! ¿Por qué lo dices?
-Alvaro- Porque te lo digo yo… ¿Quién eres?
-Diego- Me llamo Diego y quiero ser marinero… ¿y vosotros?
-Alvaro- Eres de fiar… ese que está ahí, es Carlos hijo del rey, yo solo soy su amigo y nos han secuestrado… es una venganza… yo mate a su hermano –allí le conto-
-Diego- Pues si… eres un valiente…
Allí aparecieron dos marineros, vieron a los dos muchachos.
Se acercaron hasta ellos.
-Marco- Mira, tenemos allí a nuestra puta y a la nueva… ¡vosotros dos, acercaros! queremos que nos la chupen…
-Diego- El es muy niño… fijaros si se entera el capitán…
-Marco- Pues que mire y que aprenda… ese será uno de sus trabajos en el barco… ¡mira niño, como s chupa una polla!
Alvaro se quedo un poco apartado y se quedo mirando, como los dos marineros, abusaban del joven.
Los dos marineros, de treinta años, delgados, pelo largo, negro, solo se burlaban del chiquillo.
-Cipriano- ¡Chupa, chupa! como te gusta chupar buenos rabos… luego te irán las dos por el culo… a falta de coños, un culo también sirve… ¡tu niño! mira como se hace… dentro de poco, tú y tu amiguito harán esto…
-Marco- Si, pero antes tiene que ser probado por el capitán… ¡seguro que ya le ha echado el ojo!
-Cipriano- ¡Seguro! voy a darle por el culo… mientras a ti te la chupa…
Colocaron al chico sobre la cubierta en cuatro, se bajo sus ropas dejando al aire su trasero ya con algo de vello, rosadito, chiquito.
El chico con un poco de saliva, se lo hecho sobre su ojete para lubricárselo un poco y ya empezó a sentir la cabeza de la polla del marinero.
-Cipriano- ¡Abre ese culo! ¡ábrelo! –le decía al chico- ¡eso es! seguro que hoy te habrás cogido a unos cuantos… ¿cuántos te han dado por el culo?
-Marco- ¡No contesta! ¡di! ¿cuántos te han follado?
-Diego- Siete… creo…
-Marco- ¡Siete! tendrás el ojete bien abierto… ¿te gusta que te den por el culo?
-Diego- ¡Si señor! me gusta…
-Cipriano- ¡Tiene buen ojete! sí, señor… ¡que rico!
-Marco- ¿Déjame? anda, déjame que me lo folle… ¡niño, mira como le gusta! pronto tu también sabrás lo que es tener una en el culo…
Alvaro le daba pena el chaval.
El estaba en ese barco solo para satisfacer sexualmente a los marineros, y pensó que él le iba a ocurrir igual.
Giro su cabeza por todos los lados, pronto vio una barca colgada sobre varias cuerdas.
Pensó en como poder escapar de aquel lugar.
Pronto volvió a llevar su mirada hasta el joven, donde ahora el otro marinero le empezaba a dar por el culo.
-Marco- ¡Joder, que culo más rico!
-Cipriano-Sera… porque llevamos días sin cogernos a mujeres, y claro…
-Marco- Sera eso… pero este tiene un buen culo… parece de mujer, hay algunas que lo tienen asqueroso…
-Cipriano- Sí, pero esas son ya las pasadas de años, pero las jovencitas… como ese que esta hay, que tendrá un buen culito para coger…
Alvaro escuchaba lo que esos dos hombres hablaban de el, que no era nada bueno, al revés, solo deseaban abusar de él.
Su cabeza pensaba como poder escapar, como salir de ese infierno.
Pronto vio que los dos marineros acaban de follar al joven, uno le dejaba la leche en la boca y el otro en el culo.
Se volvieron a vestir y dejaron al chico tumbado en el suelo medio llorando.
-Alvaro- ¡No llores! vamos a escapar de aquí…
-Diego- ¿Escapar? no tengo a donde ir… aquí solo tengo que poner el culo y ya está…
-Alvaro- Mira, si me ayudas a salvar al príncipe, seguro que el rey te recompensara, además nadie, salvo el capitán sabe que es el hijo del rey y heredero al trono… no sería bueno que abusaran de el… tengo ya pensado un plan… creo que mañana aun hay luna… cogeremos esa barca y nos escaparemos… solo tienes que hacerte con varios puñales…
Nota: el pasado del niño no tiene nada que ver con la realidad y menos aun con la historia, es una historia que yo me he inventado y gracias por los comentario y me alegra que haya gustado
Capitulo IX – Hacia la isla
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!