El largo camino Capitulo XIV – El colegio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mena55.
Capitulo XIV – El colegio
Los dos niños fueron llevados en carruaje a la ciudad de Salamanca para empezar sus estudios.
El convento de los dominicos seria su residencia, donde el rey había pedido que se le tratara de la forma más sencilla, pero sabiendo en todo momento que era el príncipe y heredero al trono.
Los dos niños llegaron después de casi una semana de camino, a la puerta del convento el superior les esperaba, donde les recibió con todos los honores al príncipe y a David.
Fueron llevados a sus cuartos, donde Alvaro tenía mejor dormitorio que David y además el estaba en otra parte.
-Carlos- ¿Cómo dice? imposible, los dos juntos ¡imposible!
-Alvaro- ¡Pues yo lo ordeno! quiero que pongan dos camas… dormiremos juntos, es un orden mía…
-Carlos- Tu no das las ordenes aquí, sino yo… yo soy aquí la máxima autoridad y tu padre me ha dado órdenes… tu padre será el rey tú el príncipe, pero aquí eres como todos
-Alvaro- Mire, o pone otra cama o me busco otro sitio para vivir y punto… ¡he dicho! además mi padre le da mucha suma de dinero… ¿o no? Igual ese dinero desaparece… mejor que me tengan contento o será peor para ti, tarde o temprano voy a ser el rey…
-Carlos- Mira, el niño no puede dormir con el hijo del rey… -David estaba muy incómodo porque se sentía un poco desplazado y hasta humillado- el hijo del rey no puede dormir con un huérfano…
-Alvaro- Mire, esa es su última palabra, pues creo que nos vamos a otro sitio… -el secretario del rey al oír todo aquello hablo- y nunca permitiré que hable a David de esa forma, David ha sido adoptado por mi padre y en esta vida tendrá más poder que usted…
-Felipe- Padre Prior, mire, estos dos niños llevan mucho tiempo juntos y usted sabe la historia perfectamente, le ordeno que deje dormir a los niños juntos y le recuerdo, que aquí el príncipe es el heredero al trono de su padre y le recuerdo que este monasterio vive de algunas limosnas que el rey manda… -le decía el secretario del rey algo asustado por el tono del niño- y Álvaro luego tendré que decirte alguna cosita…
-Carlos- ¡Esta bien, accederé! no quiero discutir, aquí el hermano Rogelio será el fraile que os ayude en todo, gracias…
El Padre Carlos de mediana edad, gordo, se retiró con el secretario y demás personas que acompañaron a los niños.
Con ellos se quedó Rogelio, fraile joven, de 19 años que llevaba muy poco tiempo en el convento.
Les enseño el convento a los niños, la hora de los rezos a los cuales tenían obligación de asistir, y el comedor donde comerían con toda la comunidad.
Al día siguiente el padre prior decidió que Rogelio les enseñara la ciudad a los chicos y que por la tarde empezarían las clases.
Los niños se vistieron con ropas normales y junto con Rogelio fueron viendo la ciudad.
Entraron en la catedral, en la entrada Alvaro vio a un niño muy sucio y con las ropas todas ellas rotas, se acercó hasta él, pero Rogelio se lo intento impedir.
-Alvaro- ¡Déjeme! ¿no le da pena? –se acercó al niño sentado sobre un escalón- ¿cómo te llamas?
-Hugo- ¡Hugo! ¿tiene algo para comer?
-Rogelio- ¡Déjele y entremos! son unos vagos… esta gente es toda igual de vaga…
-Alvaro- ¿Por qué no entra usted? y ¡valla rezando! ¡déjeme en paz! –Alvaro recordó la mucha gente que le ayudo por los caminos y creyó en estar en deuda- además yo creo poco o nada en dios… si dios existe ¿Por qué permite esto? además en la puerta de su casa… dios existe para los ricos…
En ese momento salía un cabildo de la catedral y escucho decir eso al niño… donde se llevaba las manos a la cabeza…
-Carmelo- ¿que está diciendo pequeño? ¿quién es? –se acercó a Rogelio- dígame padre…
-Alvaro- ¿Qué más da quien sea? –Rogelio al oído le dijo que era el hijo del rey y heredero al trono- ¡porque no te callas! Y dejar de decir quién soy… mierda… son todos iguales de pelotas
-Carmelo- ¡No puedo creer lo que has dicho antes! ¿Cómo puedes decir que no existe Dios? y en su casa –mujeres y hombres se estaban rodeando en torno a la iglesia- mira, sé que te puede dar pena ese chiquillo, pero es un ladron, tiene madre y hermanos… ¡solo son gente vaga! se acostumbran a no trabajar… eso es hijo mio… entra y yo pediré que Dios te perdone
-Alvaro- Vamos Hugo… David vamos con el… -prefería callar-
-Rogelio- Señor, no puedes ir con el.
-Alvaro- ¿Quién me lo prohíbe? usted o usted que que no tiene necesidad de comida, no se reza que hay que ayudar a los pobres, o solo se reza por rezar… no me den lecciones de vida porque igual yo les puedo dar muchas… vamos a tu casa, Hugo… o espera antes vamos a ir a comprar algo de comida y ropa…
-Carmelo- ¡Ese niño! dios mío… ¡ese niño necesita muchas clases de buenos modales y educación… dios mío… pienso hablar con tu padre… con el obispo… Rogelio lléveme al convento
-Señora- ¿Quién es ese niño? -la gente se preguntaba y además se alegraban por las palabras del niño-
-Alvaro- ¡Soy el hijo del rey y heredero al trono! además capitán del barco dos águilas, quieren saber más de mi… otro día vengo y les cuento… adiós ya nos veremos Rogelio…
-Señora- ¿el hijo del rey? ¡es el príncipe! y que guapo es -alli la gente empezó a hablar y a discutir sobre las palabras del príncipe-
Alvaro junto con David y el niño fueron hacia su casa, pero antes le compraron ropa y comida.
La gene no daba crédito pero se alegraban del corazón del joven príncipe.
Además de la lección que le habían dado al fraile y al canónigo.
-Hugo- ¿Es verdad eso? tu eres el hijo del rey o sea príncipe
-Alvaro- sí, soy el hijo del rey y capitán de un barco y aquí David mi compa…
-Hugo- ¡Ostia, cuando mi madre lo vea no se lo cree! vamos ni mis hermanos… gracias por ayudarme
Hugo levo a los dos niños a las fueras de la ciudad, donde tenía su casa, muy vieja.
La madre se sorprendió cuando vio a su hijo con los otros dos niños.
Hugo la explico quién era y la mujer se arrodillo ante Alvaro, pero la dijo que no le tratara así, sino como uno más y le conto un poco su vida.
-Vanesa- Dios, mi hijo con el hijo de rey, gracias, gracias…
-Alvaro- ¿Le deja que se venga al convento? le diré que se queda a pasar la noche con nosotros…
-Vanesa- No sé, igual te metes en un lio…
Pero Alvaro la convenció y los tres se fueron al convento después de la comida.
Al llegar el Padre Prior les estaba esperando muy enfadado y aun más al ver al niño abandonado junto a él y más aún cuando le dijeron que debía de pasar la noche.
Carlos hizo ir a su despacho al joven príncipe.
-Carlos- ¡Mire, jovencito! ya me han contado lo de esta mañana… tengo autoridad de castigarle y encerarle, por orden de su padre, no le voy a permitir semejante caprichos, lo siento… me da igual lo que usted sea y tengo entendido que antes había sido vagabundo… me han contado un poco su vida…
-Alvaro- ¡Vergüenza le debía de dar! si, no me mire así… no creo en dios y jamás creeré en dios… porque la iglesia es toda igual de pecadora e injusta… pero no se preocupe, porque le voy a decir a mi padre que me lleve a otro sitio, además me voy de este puto convento… pero mírese usted gordo y cebado… ¿Qué sabe de la vida? Y le recuerdo, pronto seré rey, muy pronto… ¡cállese! -le dijo en voz alta- he sido vagabundo, pero usted sabe mi historia… y me debe un respeto…
-Carlos- ¡Jamás en mi vida he oído semejante cosa de un niño como tú! ¿A dónde se va ir? yo le tendré el mismo respeto cuando tú lo tengas con los mayores y se me de sobra su vida de vagabundo… su padre le ha traído aquí para que se le eduque… ¡coño con el niño!
-Alvaro- ¡Ese es mi problema, no el suyo! no me gusta que la gente sufra, y si puedo ayudar lo hare…
-Carlos- Espere, no le puedo dejar ir, el niño puede pasar la noche, pero se tendrá que asear un poco y usted esta noche estará una hora en la iglesia rezando y pidiendo perdón a Dios… solo accederé a lo que usted pide si tú, haces lo que yo te pido…
-Alvaro- Trato hecho, pero del baño me encargo yo… gracias Padre y quiero que me de dinero para darle a esa familia y le busque un trabajo a su madre…
-Carlos- ¿dinero? no pienso darle nada…
-Alvaro- Le recuerdo que yo junto con David encontré el mayor tesoro, que digo, tres tesoros, así que no me venga con estupideces y si no se lo pide al secretario de mi padre y punto… es mi dinero y pienso darlo a la gente que le haga falta… y recuerde una cosa… usted vive de las rentas de mi padre ¿nooo? le recuerdo, yo seré rey, rey… creo que me entiende… y valla a mi padre con esto… seré rey…
-Carlos- valla con el príncipe… creo que serás un gran rey, pero antes yo te voy a enseñar buenos modales y educación que te hace falta mucha… eres como un gatito de la calle, bueno, pero con las uñas sacadas… y ¡súper afiladas!
El fraile accedió a los caprichos del pequeño príncipe que le había salido un poco respondón y maleducado, pensó que tal vez sería de su vida de vagabundo.
Álvaro muy contento fue a Rogelio para que le ayudara para bañar al niño, que el mismo lo haría y también le pidió ropa.
Rogelio le llevo al cuarto de baño, allí le preparo agua caliente, mientras el joven iba en busca de Hugo que se encontraba con David en el dormitorio de ambos.
Le costó un poco convencer al niño para bañarse, pero solo permitió que Álvaro estuviera con él.
-Álvaro- ¡Venga quítate todo eso! mira, tienes ropa limpia y mañana tu madre tendrá un buen trabajo… ¿te da vergüenza? si quieres me quedo yo también desnudo y punto…
-Hugo- Un poco… venga quítate tú también la ropa
-Álvaro- ¡Vale! además eso que llevas es para tirar…
Álvaro le miro su cuerpo sucio, de niño pobre que a sus ojos se iba quedando desnudo, viéndole su cola infantil.
Lo mismo el niño vio el cuerpo del joven todo limpio y se fijó en la cola con algo ya de vello.
Álvaro invito al niño a meterse en la bañera que para él se le había preparado.
Con una esponja le fue lavando el cuerpo sucio del niño para ir dejando paso a una piel rosada, limpia.
Lo mismo que el cabello, que se lo fue lavando para dejarle un cabello negro limpio.
Álvaro cogió un cubo del suelo y poniéndose de pie se lo hecho por encima para quitarle el jabón y así dejar por terminado el baño.
Una vez fuera y secándolo, el niño tuvo una erección en la cual Álvaro se fijó y le miro a la cara.
-Álvaro- ¡Valla, valla! –le dijo riendo- ¿te has puesto durito?
-Hugo- ¡Si, a veces me pasa esto! pero luego se quita!
-Alvaro- Mira si te hago una cosa, no dirás nada… porque dicen que es pecado… -se arrodillo y se llevó la picha del niño a la boca- ¿te gusta?
-Hugo- ¿Por qué haces eso?
-Alvaro- ¿Te gusta lo que te hago? luego te explicare esto… ¿te gusta?
-Hugo- Si, si… es una cosa rica…
-Alvaro- ¿Quieres probar tú? –se levantó y le ofreció a que se la chupara- arrodíllate y haz lo que yo hacía antes…
Hugo se arrodillo, no sabía lo que hacía y porque lo hacía.
Pero se dejó llevar por su amigo que además no sería nada malo, ya que hasta ahora se estaba portando con el muy bien.
Le cogió la dura picha e intento hacerlo él lo mismo, se la llevo a la boca, Alvaro le tuvo que ir explicando cómo se hacía, pero pronto lo tuvieron que dejarlo, ya que Rogelio les tocaba a la puerta para ver si habían terminado.
Ninguno volvió a sacar el tema de lo que habían hecho.
Ya en la noche, David junto con Hugo marcharon a dormir, mientras Alvaro tenía que ir a la iglesia para pedir perdón a Dios, pero como no sabía rezar y tampoco deseaba aprender, se quedó sentado en un banco y se puso a mirar las imágenes.
Entro el P.
Carlos con su hábito blanco de dominico y fue a sentarse junto al niño.
-Carlos- ¿Sabes rezar? veo que después de ser un niño contestón eres también un niño obediente… no quiero que pienses que soy malo, pero te tengo que educar y que sepas tener buenos modales, eso que has hecho hoy ayudando a ese niño y su familia te honra de que tienes buen corazón… pero contéstame ¿sabes rezar? –el niño le miro y con la cabeza le dijo que no- ¡no! mañana aprenderéis los tres a rezar, ahora te dejo…
-Alvaro- ¡Le pido yo perdón, padre! por todo lo que antes le dije, pasa que yo soy así y a veces digo lo que pienso…
-Carlos- ¡Tranquilo! pienso, creo que sería bueno que estuvieran con los niños, en el colegio, allá estarán mejor que aquí que no hay niños, ¿te gustaría?
-Alvaro- Me da igual, este donde este… me da igual
El hombre dejo al niño y marcho.
Alvaro no le encontraba ningún interés de continuar allí en la iglesia que decidió marchar de allí.
Salió por otra puerta y se despisto un poco, apenas conocía el convento.
Subió unas escaleras y de allí abrió una puerta que fue a salir a un claustro, todo oscuro.
Solo tenía la luz de la luna que esa noche no era muy luminosa pero supo guiarse para andar un poco y abrir otro puerta.
Vio salir a un fraile, le pareció que era joven y le siguió.
Le vio que subía por unas escaleras, para abrir una puerta que este la dejo mal cerrada que aprovechó para entrar.
Vio que era la biblioteca, ya no vio al fraile, pero si vio de lejos una luz de una vela, fue hacia ella para poder escuchar las voces de los frailes.
-Alberto- ¿Tardo un poco no? –le dijo sentado en una silla todo rodeado con estanterías de libros- venga, arrodíllate…
-Justo- Ya, no he venido antes porque escuchaba ruidos… ya veo que andas con ganas –el fraile se subía su habito blanco para dejar salir su ya duro miembro- ¡qué rica la tienes!
Alvaro no se podía creer lo que estaba viendo, los dos frailes follando entre ellos.
Alberto un poco más mayor de 25 años y Justo más joven de 18 años, que llevaba muy poco tiempo en el convento.
Les pareció que eran guapos, tampoco había mucha visibilidad, había muy poca, pero pudo ver como el joven se arrodillaba para chuparle el miembro de su compañero.
Pero no acaban más que empezar y dando un mal paso tiro unos libros que estaban detrás suyo con un pie haciendo ruido.
-Alberto- ¡Mierda! ¿Quién anda ahí? –dijo asustado y levantándose de la silla y dejando caer el habito anda unos pasos para ver al joven- ¡mierda! ¿tú qué haces aquí? ¿qué has visto?
-Alvaro- ¡Me perdí! me perdí y seguí a ese y vine aquí…
-Justo- ¿Quién es? anda si es el joven príncipe… seguro que estaría espiando para aprender…
-Alberto- ¿No dirás nada?
-Alvaro- ¿Quién yo? no se preocupen, se lo que hacen… no soy tonto… además lo vuestro es pecado
-Alberto- ¿Pecado? no, sería hacerlo con una mujer, pero entre nosotros no… pero no vayas a decir nada… ¿por favor? es tan rico follar…
-Justo- ¿Quieres hacerlo con nosotros?
-Alberto- ¿Te has vuelto loco? ¿Sabes quién es?
-Álvaro- Si, pero no me dejo que me la metan por el culo…
-Alberto- Sácatela a ver lo que tienes…
Álvaro se bajó sus ropas dejando aun su infantil miembro, pero que ya empezaba a dejarlo de serlo, ya que los pelos le iban saliendo.
Los dos frailes se arrodillaron para comerle el miembro del joven, mientras uno le comía la picha el otro le comía los huevos.
Los dos frailes disfrutaban de su pequeño príncipe y este se retrocedía de gusto.
-Alberto- ¡La tienes rica, muy rica!
-Justo- Si… chúpasela, chúpasela –le decía a su compañero-
Pronto hubo cambios y Alberto se ponía de pie junto con el joven y subiéndose su habito blanco, cogiéndose su dura polla se la llevo a la boca del joven novicio que pronto cambio dejando a un lado la del pequeño príncipe.
-Alberto- ¡Chupa, chupa! sé que te gustan más las gordas… chúpala… ¿quieres meterla por el culo?
-Alvaro- sí, pero a los dos…
-Alberto- ¿A los dos? eres un poco pendón… venga me dejo que me la metas por el culo…
Los dos frailes se colocaron en cuatro sobre el suelo de la biblioteca de madera, subiéndose sus hábitos blancos, dejaron a la vista del niño sus dos traseros, que el de Justo era pequeño, los dos blancos y peludos.
Alvaro con sus manos se puso abrirles las nalgas, dejando ver las rajas de los frailes que estaban bien usadas las dos.
Se colocó primero sobre el trasero de Alberto, más fuerte y ancho y le metió toda la picha para dentro, dejando salir un pequeño gemido de dolor.
-Justo- ¿Te duele?
-Alberto- ¡Un poco! ostia, que la ha metido sin más… no has echado un poco de saliva…
-Alvaro- ¡Lo siento! no me he dado cuenta… pero mi picha es chica y no te dolerá mucho…
-Alberto- No, doler no… pero la metida que me has pegado sí que me ha dolido… chico, si no quieres que te duela, salívate el ojete del culo –le dijo a Justo- ¡la tiene chica, pero…!
-Alvaro- ¡No le hagas caso!
Pero Justo escupiendo sobre su mano lo llevo a su ojete por si las moscas y además porque lo tenía seco y así entraba mejor.
Alvaro decidió cambiar por el del joven novicio que ya su culo le esperaba y también pensó que de esa manera la picha del niño le iba a servir para que luego Alberto le follara.
-Alberto- ¿Te gusta? –le dijo a Justo- ¡te gusta como la mete!
-Justo- ¡Si, me gusta! dame tu rabo… -el dominico le dio al joven su rabo para que se lo chupara mientras el niño le daba por el culo-
-Alberto- ¡Perra, perra! que caliente estoy mierda
-Justo- Esta rico, muy rico…
Con el hábito en su espalda con poca visibilidad, Alvaro disfrutaba de esa follada con los dos frailes, casi no podía retenerse más y empezó a correrse dentro del ojete.
-Alberto- ¡Que cara pones, chaval! te ha gustado los culos de estos frailes ¿verdad? lástima que no te dejes, tienes buen trasero
-Justo- Es un niño… dame a mí por el culo, que lo tengo regado por el chico…
-Alberto- ¡Déjame a mi ahora! –le dijo al niño- ¿te ha gustado? dime, ¿con quién follas tú? con el David…
-Alvaro- ¿David? ¿estás loco? es muy inocente, más os vale no hacerle nada… además no te tengo que contar con quien lo hago, además yo no soy fraile y puedo hacerlo con quien quiera…
-Justo- ¡Ahaaaaaaa! –gimió al sentir el pollazo de su amigo- ¡despacio, ostia, despacio!
-Alberto- ¡Toma, cabron! Chaval, tienes razón, puedes follar con quien quieras, eres libre…
Álvaro se metió por debajo de las piernas de Justo para chuparle la polla, el joven se lo agradeció y le gusto la boca del chico.
Alberto le daba duro, como siempre que se lo follaba, las caderas del joven novicio le ponía mucho, como el niño, al verle su rosaditas nalgas, deseo penetrarle, pero pronto se echó atrás, sabiendo quien era el niño, porque si no, le hubiera roto el culo.
Pero se contentó con el trasero que su compañero, le ponía para correrse dentro de él, lo mismo hacia este corriéndose en la mano del niño.
-Alberto- ¡Que buenos polvos nos hemos dado! ¡qué rico!
-Justo- Gracias chico, sabes chuparla bien…
-Alberto- Ya veo que si… vamos, ponte la ropa y te llevo a tu cuarto…
Hasta el cuarto no hubo más palabras, todo era silencio y Álvaro solo veía la silueta del fraile.
Al día siguiente, los tres niños tuvieron con varios frailes clases, estuvieron toda la mañana estudiando, para Hugo se le hacía algo pesado, lo mismo que para David, pero no dijo nada.
Después de la comida les dieron la tarde libre, que ellos aprovecharon para ir a la calle, pero antes de salir, dentro del convento fueron hacia donde estaban los animales, al establo.
-Álvaro- Mira los caballos –dijo señalando y cerrándose la puerta- ¡son bonitos!
-Hugo- Sí que lo son, sobre todo el blanco…
-David- Si, vamos a tocarlos, no tendrás miedo ¿no?
-Hugo- ¿Miedo? que va…
Los tres niños se acercaron a tocar los caballo, sobre todo al de color blanco que era el más bonito de todos.
Álvaro miro hacia arriba y vio una cubierta que tenía pacas de paja.
Los tres subieron y se echaron largos, mirando al techo.
En eso que oyeron unas voces, se escondieron entre la paja y vieron entrar a dos frailes, de mediana edad, los dos bajitos, delgados con sus hábitos de color negro de trabajo.
Uno de ellos se acercó hasta uno de los caballo que era una yegua, con la mano se la llevó al coño del animal con la mirada de los tres, mientras que el otro se arrodillaba para subirle el habito y buscarle el rabo para llevárselo a la boca.
-Tomas- ¡Chupa, chupa! ¡qué rico coño tiene esta!
-Aurelio- ¡Te gusta! ¡que rico rabo tienes! -le decía a su compañero-
Los dos de baja estatura, también sus penes no eran muy grandes, todo lo contrario apenas les pasaba los 15cm.
Los tres niños solo tenían ojos para lo que los dos religiosos hacían a la yegua.
Ya uno buscaba el taburete para subirse en él y así poder follarse al animal.
-Aurelio- ¡Espero que luego me folles a mí!
-Tomas- ¡No te preocupes! primero a la yegua… chúpale el rabo al caballo, anda…
Mientras el fraile iba en busca del caballo, el otro se disponía a metérsela a la yegua por la vagina.
Cogiéndola por las caderas no dejaba de follarse al animal que parecía encantada de ser follada por el fraile.
Mientras que el otro excitaba al caballo sacándole el rabo duro de casi 35cm.
Los tres vieron el rabo de su caballo favorito y como el hombre le pajeaba y le pasaba la lengua, haciendo disfrutar al animal.
-Tomas- ¡Si, si, chúpale el rabo! haz que se corra, haz que se venga… prepara ese culo que te voy a dar…
El fraile hizo que el caballo soltara grandes chorros de leche sobre su cara, salpicando incluso su hábito.
Dejo al caballo y colocándose junto a la yegua que estaba siendo cogida por su compañero, se subió el hábito negro y cogiéndoselo por la cintura se colocaba en cuatro sobre el suelo para ser follado.
-Tomas- ¡Ya andas con ganas con una en el culo! ¡lo tendrás limpio!
-Aurelio- Si, está limpio, no aguanto más, deseo ser follado, dame por el culo
-Tomas- ¡Dime! ¡Quien ha sido el último en darte por el culo?
-Aurelio- ¡No te lo voy a decir! dale… vamos dale…
-Tomas- O me lo dices o no te follo… dime…
-Aurelio- sabes que no te lo puedo decir… son las normas que hay… y tu ¿a quién has sido el último a quien te has follado?
-tomas- al obispo… menudo culazo que tenía el tío viejo ese… gordo… ¡ves como yo te lo digo!
-Aurelio- El mismo, me dio por el culo y luego le di yo… tiene un buen culo el cabron…
-Tomas- ¡Valla con el puto obispo! ya entiendo porque nos vista tanto el condenado… ¡pero tu culo es más rico! me gusta más el tuyo
-Aurelio- Seguro que también folla con el Prior, seguro
-Tomas- Ni lo dudes, que ese también gasta un buen número de trasero…
-Aurelio- ¿Te lo has follado? o te la ha metido…
-Tomas- ¡Nada de nada! sabes que sus gustos son otros… le gusta hacerlo con soldados, gente de curia… nosotros solo somos los últimos para el…
Tomas de un solo golpe le metió la polla a su compañero, como otras tantas veces se lo había follado.
Los niños veían y oían lo que decían.
Para Hugo aquello era nuevo, desconocido, no sabía lo que hacían, pero veía que se lo pasaban bien y además de tener su cosa dura dentro del pantalón.
-Tomas- ¡Me corro, me corro!
-Aurelio- Si, échamelo dentro, ahora me follare a la yegua…
-Tomas- sí, puedes hacer lo que te dé la gana… yo ya he acabado… que rico polvo te he pegado, ostia…
-Aurelio- Espera a que yo me corra, no crees… no abras la puerta…
-Tomas- Te espero fuera, te aviso si viene alguien…
El hombre dejo a su compañero mientras este se levantaba del suelo y se dirigía a la yegua para follarsela, se subió al taburete y guio su duro miembro a la vagina de la yegua.
Cuando este hubo terminado, marcho cerrando la puerta.
Los tres chicos salieron totalmente duros, sus miradas iban a sus entrepiernas.
-Álvaro- bueno vamos ahora nosotros hacerlo, David, ayer a este se la chupe un rato… no pudimos hacer nada más, porque vino el Rogelio…
-David- ¿Y cuándo fue?
-Alvaro- En la bañera… Hugo, este y yo lo hacemos, vamos a buscar otro sitio para darnos por el culo, que es muy rico ¿quieres?
-Hugo- ¡Si quiero! pero luego me voy con mi madre… sabes yo no quiero estudiar…
-Alvaro- Lo que quieras, vamos fuera
Con mucho cuidado salieron fuera del establo, no vieron a nadie y fueron hacia fuera del convento.
Solo el hermano que estaba en la puerta.
Fueron hacia las afueras del pueblo, buscaron un sitio un poco escondido.
Llegaron al rio y vieron que por aquella zona no había nadie.
Rápidamente los tres se bajaron sus ropas y fue David quien arrodillándose les cogió a los dos la picha empezando por la de Alvaro mientras sujetaba y pajeaba la de Hugo.
-Alvaro- ¡Si, si, David, chupa, chupa! chúpasela a él, que vea lo rico que es… luego él nos la va a chupar, ayer le enseñe un poco a chupar…
-David- ¡Sí! arrodíllate y chupa la polla…
-Hugo- ¡Chúpamela un poco más!
-Alvaro- ¿Te gusta cómo te la chupe?
-Hugo- Si mucho, me gustó mucho… estaba rico…
David continúo chupándole la pequeña polla del niño que era casi igual que la suya.
Alvaro dio la orden que los dos se la chuparan y mando a Hugo que se arrodillará en el suelo.
David le ofreció la picha de su gran amigo para que la chupara, este cogiéndola de la mano se la metió en la boca, mientras David se comía los dos huevos.
Se fijó que la picha de su amigo ya no se parecía mucho a la de hacía unos meses atrás, le había crecido, engordado y además de estarle saliendo pelos.
-David- ¡Valla, tu cosa es más gorda, grande y con más pelos!
-Alvaro- Si, ¿no te habías dado cuenta hasta ahora? ¡ahora da más gustito!
-David- No, ya sabes, que muchas veces lo hacemos muy rápido… pero esta guay… me gusta tu picha mucho… ahora Hugo nos la va a meter a los dos por el culo…
-Hugo- ¿Por el culo?
-David- Si, como los frailes en el establo… dijiste que querías probar, esta rico… luego te dejaremos que tú nos folles a los dos…
Hugo se colocó en cuatro sobre el suelo todo lleno de ojos debido ya al otoño.
Puso su blanco y pequeño trasero al servicio de los dos amigos, que aún no sabía mucho lo que le iban hacer.
El sabía que no le harían daño, ellos eran sus amigos.
-Alvaro- ¡tienes buen culo! –le dijo- sí, muy bueno para meter la picha, la picha de un príncipe…
-David- Si, el primero va a ser el príncipe quien te va a desvirgar el culo… -le abrió las nalgas para verle el ojete- ¡mira que rajita tan chica tiene! abra que echarle bien de saliva…
-Alvaro- Si, vamos abrirlo para que entre bien mi picha
-Hugo- ¡Ahaaaaa! –gimió al sentir un dedo intentado entrar- duele, duele
-Alvaro- ¡Así no, David! primero echa saliva y muy despacio lo vas metiendo…
-David- ¡Perdóname! ¡fuafffff! –escupió- ¡escupe tú también!
-Hugo- ¡Qué asco! –dijo al sentir los escupitajos- ¡ahaaaa! –despacio!
-Alvaro- ¡Pero ves despacio! no ves que lo tiene muy cerrado y chico! pero tu Hugo colabora un poco, empuja, como cuando te echas pedos y cagas, pero ni se te ocurra hacerlo… así el culo se irá abriendo y te dolerá menos…
-Hugo- ¡Jo, duele! el dedo duele y tu picha me dolerá más…
-Alvaro- ¡Que no! David, pon el culo para que vea que no duele y da gusto…
David puso su culo, Álvaro le hecho saliva sobre la raja y otro poco sobre su picha y la guio a la raja de su amigo.
Hugo de rodillas sobre el suelo, miraba como se metía en el culo sin problema alguno y el niño no decía nada, solo decía que gustazo más rico.
-Hugo- ¿No duele?
-David- Mira, la primera vez te dolerá, porque tu ojete nunca le han metido una picha, pero dura muy poco, luego da gusto… da gustito y muy rico…
-Alvaro- No tengas miedo, hombre… a mí me la han metido bien gordas y no me quejado… ¡si mi picha aun es chica! –le dijo sacándola del ojete de David y enseñándosela- ¡esto te va a darte gustito! pero te digo, si te dejas yo me dejo que me des por el culo y si no pues no me dejo que me la metas y esto sirve también para este…
-Hugo- ¡Mierda, me tendré que dejar! pero ¿Por qué no me la mete primero David? digo, la suya es más chica, como la mía…
-Alvaro- ¡Haz lo que te dé la gana! o soy yo el primero o nada… ni David tampoco te la meterá…
-David- ¡Eso es! ¡que esta rico! venga, déjate, échate largo sobre el suelo y abre bien las piernas… siempre podrás decir que el rey de España fue el primero en probar tu culo…
-Hugo- ¡Vale, me fio de vosotros! mejor el rey que tu David
-David- ¡idiota! venga mete Alvaro, dale gustito a nuestro amigo
Hugo se echó largo sobre el suelo, abrió bien sus piernas como pudo, ya que los pantalones le tiraban un poco y no podía abrirlas mucho más.
Álvaro se colocaba detrás de él, con las manos le abrió las nalgas y le echo saliva sobre el ojete, con un dedo se lo fue pasando por la raja.
David le ayudo a tener las nalgas abiertas con las manos, mientras Álvaro excitaba al pequeño ojete.
-David- ¡Venga, creo que ya te entra!
-Álvaro- ¡Vamos a probar! ¡Hugo, tranquilo! somos amigos y jamás te haría daño… intenta olvidarte que te va a doler… mejor que intentes pensar que te va a dar gustito en el culo como a David, luego tu nos la meterás por el culo y veras que también da gusto tenerla dentro del culo… muchos hombres hacen esto… pasa que nunca se puede decir, no está bien ir diciendo estas cosas…
-Hugo- ¡Venga, mete! estoy tranquilo y me fio de ti… pero luego ustedes dos, me ponen el culo…
Álvaro intento probar su primera metida por el pequeño ojete del niño.
Fue muy despacio, pero en ningún momento escucho nada del chico.
Ahogo su cara sobre el suelo y dejo que su amigo le fuera metiendo y esperando a que en verdad aquello le diera gusto y le gustara.
Alvaro se hecho sobre el pequeño cuerpo del niño y la fue metiendo hasta tenerla toda dentro.
David miraba por atrás, y con sus manos tocaba los huevos y culo de su amigo, llevando su lengua hasta las nalgas.
-Alvaro- ¡di algo! llevas un rato sin decir nada…
-Hugo- ¡Pues que te digo! ¡que duele!
-David- ¡Pero eso era antes! seguro que ahora te ira doliendo un poco menos…
-Alvaro- ¡Veras que dentro de na, te da gustito! ¿pero te dolerá manos?
-Hugo- Doler, doler… duele menos que al principio, pero gusto, nada de nada…
-David- Tienes que saber esperar, a mí la primera vez cuando Álvaro me la metió, también me dolía…
-Hugo- ¡Son muy amigos ustedes dos! ¡ahahaaaaa! –gemía-
-Alvaro- Eso es de dolor o de gusto…
-Hugo- De las dos cosas…
-Alvaro- ¿Sabes lo que sale por la picha?
-Hugo- El pis… mira este…
-David- ¿Y qué más?
-Hugo- ¡Y yo que sé! ¡que de estas cosas aún no se nada! solo que dos me están dando por el culo
-Alvaro- Espera un poco y lo sabrás… sale leche
-Hugo- ¿Leche? ¿Cómo a las vacas?
-Alvaro- ¡No tonto! es igual que la leche, pero no es leche… es la cosa con la cual se hacen los niños y sale a los chicos a partir de los doce años, si se lo metes por el coño de una mujer nace un niño…
-Hugo- No sabía… ¿a mí me sale?
-Alvaro- Yo creo que si… luego veremos… es lo que da gustito cuando sale y solo sale cuando se hace esto…
Hugo empezaba a gustarle el ser penetrado, su amigo había conseguido que poco a poco su culo le diera gusto y que el dolor inicial fuera desapareciendo.
Hasta que pasado un rato en que Alvaro decidió sacarle la polla y que David le follara.
Sin cambiar de posición, largo sobre el suelo, David le metió su pequeña picha por el culo.
-David- ¡Rico culo! rico…
-Hugo- Luego van ustedes dos… y quiero ver la leche esa…
-Alvaro- Tranquilo… ¿te gusta la picha de David?
-Hugo- si, folla bien…
-David- ¿A que si? pues tienes un culo muy rico… Álvaro, ponme el culo… hace días que no te follo
Álvaro coloco su trasero en cuatro para que su gran amigo se la metiera.
Le dijo que le dejaba correrse dentro, Hugo protesto, porque quería ver lo que era la leche que salía, pero Álvaro le dijo que no se preocupara, que a él se lo iba a ver y además al ser más mayor salía más.
Hugo disfrutaba del nuevo juego que sus dos amigos le habían enseñado y no era más que el juego que los mayores practicaban y entre otras cosas era para tener hijos.
Esa tarde le habían enseñado el sexo y aun le quedaba el probar a follar, solo al ver el trasero de Alvaro, se le puso a mil y junto a David miraba como entraba y salía.
-Hugo- ¿Déjame ya?
-David- Espera, que me sale… espera un segundo…
-Hugo- Si te sale ¿Por qué no me lo enseñas?
-David- Porque es muy rico hacerlo dentro… ¡si, si! me corrí… otro día te follo yo a ti… ¡mira! –le dijo cuándo sacaba la picha con hilos de semen- esto es la corrida, pasa que a mí me sale poquito…
-Hugo- ¡Ya veo que da gusto! mira la cara que pones… anda déjame que la meta…
Hugo con nervios, se colocó detrás de Álvaro, ya con la picha dura y con David abriéndole las nalgas para que la metiera.
Tuvo que hacer varios intentos porque se le salía, pero en el cuarto pudo meterla y dio un suspiro de goce.
-David- ¡Le gusto! le gusto follar…
-Hugo- ¡Ostia que sí! que rico se siente el meterla…
-Álvaro- ¡Claro que sí! mete, mete… pero cuando veas que te haces pis, no es pis… es que te corres, pero no la saques, es más rico dejarlo dentro…
Hugo con sus manos le cogió de ambas nalgas al joven príncipe y continuo su mete saca que tanto gustito le estaba dando.
Miro a David que ya se subía sus ropas, quiso continuar con el culo de Alvaro, que era príncipe y le e gustaba más y dejo a David para otro día.
-Hugo- ¡Pis, me viene pis!
-David- ¿Que no es pis? no la saques…
-Hugo- No, no la saco ¡ahaaaaaaa! –cerro los ojos al sentir su primera venida dentro de Álvaro- ¡ahaaaa! ¡qué gustito!
-Alvaro- ¡te ha gustado!
-Hugo- ¡Siiiiii! que rico –saco la picha húmeda y con sus restos de leche- ¡mira! –dijo al ver los hilos de semen-
Hugo ahora solo deseaba ver salir la leche.
Álvaro echándose largo sobre el suelo boca arriba, mando a los dos a que le pajearan y se la chuparan.
Pero fue David quien le hizo que se viniera, su ya experta boca hizo que Hugo viera salir el semen e incluso probar el sabor que no le disgusto mucho.
Los tres se vistieron y llevaron a Hugo a su casa.
La mama de Hugo estaba muy contenta, ya que gracias a Álvaro le habían dado trabajo y les invito a que el sábado viniera a comer con ellos.
Capitulo XV – La mama de Hugo
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