El más sexy
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola. Soy un tipo gay cuarentón del interior de Argentina. Hace un par de años fui a un asado a la casa de un amigo de mi pareja, con quien llevaba muy poco tiempo. Era la primera vez que iba a departir con sus amigos.
Todo bien, desde que llegamos me sentí muy cómodo, casi todos se fueron a prender el fuego en la parrilla para el asado y yo me quedé en la sala, haciendo nada… o mejor dicho, derritiendo mis ojos en un bombonazo que estaba ahí, amigo del anfitrión, que leía un diario y no daba señales de saber que yo estaba a escasos 50 centímetros de él.
En realidad a mí me parecía que estaba totalmente pendiente de lo que yo hacía, pero yo no hacía nada, solo taladrarlo con la mirada. Ese tipo me calentaba como nadie me había calentado antes…
El asado estuvo bárbaro, pero en medio de la comida el precioso del que hablo, al que llamaré Ariel, recibió un sms y se disculpó para irse. Todos, obviamente, lo gastamos para saber que iba a hacer… entonces él (1.85 metros y unos 90 kgs. muy bien distribuidos) se puso su campera de cuero y mostró los condones que iba a usar en su cita. Y yo, aunque estoy casado, me atragantaba por los celos…
Pasó el tiempo y ese man me quedó dando vueltas en la cabeza… me masturbaba pensando que estaba cogiendo con él y cosas por el estilo… Yo ni sabía cómo se llamaba, pero una tarde, estando al pedo en casa, lo busqué en el face entre los amigos del anfitrión de aquel asado…. Y lo encontré. Le mandé amistad y me aceptó al toque. Miré sus fotos y me hice varias pajas más, hasta que lo encaré por el chat.
Yo justo iba a tener unos días solo en casa así que me mataba la idea de cogerme a ese macho precioso, grandote y dulce. Así que le tiré todas las municiones que tenía. Le propuse de frente, a lo macho, que quería que viniera a casa (la intención era obvia) y él accedió.
Llegó a mi casa tipo 10.30 de la noche. Vestía un pantalón blanco muy suave que se le pegaba a la carne maravillosamente, porque es enfermero y venía del laburo, y se le ajustaba y moldeaba tanto al cuerpo, que el culo era una maravilla que yo, con todo lo que lo miré antes, ni hubiera imaginado… Y creí que ni siquiera llevaba ropa interior… ¡Que culo!!!!!!!!!
Una vez en casa, no pude esperar para abrazarlo, sumergirme en su boca, tan golosa como la mía y escanear sus glúteos con mis manos sedientas.
Desde ese momento en adelante la locura, la lascivia, la masculinidad y el morbo coparon la situación.
No hay ninguna experiencia sexual que se pueda comparar a la de dos hombres hambrientos de sexo, calientes el uno con el otro y libres para hacer todo lo que se les ocurra. Y así estábamos en ese momento, calientes, morbosos, nos chupamos todas las regiones del cuerpo que quisimos con desenfreno. Tiene una pija gorda y riquísima que acaricié un rato, pero él no dejó que hiciera nada más porque se prendió a la mía chupándola con arrebato, y nos revolcamos en el living fumando porro hasta que arrancándonos la poca ropa que nos quedaba terminamos (empezamos) en la cama… y ahí me di el gustazo de chupar ese culo riquísimo hasta hartarme mientras él gemía de gusto en posición perrito ofreciéndome toda su intimidad que era un manjar alucinante…
Tiene una piel perfecta, con la cantidad de pelos exacta para excitar(me) y no ser demasiado, ya que no me gustan los tipos peludos… Es grande, mucho más que yo, cosa que más me calienta. A los petisos nos gusta culiarnos a machos grandotes!
Sus gambas eran columnas del granito más sensual que he lamido en la vida, y se las lamí hasta quedar con su sabor incrustado en mi cerebro.
Girarlo fue dulce, y penetrarlo lo fue más aún. Fue una danza de hombres en comunión, fuerte, salvaje, primitiva, como si estuviéramos en el paraíso o en un ring de box. Bien de machos…
Luego de llenar ese culo maravilloso con mi leche, tuve el placer extra al escucharlo decirme: “qué bien me culiaste bebé!” y claro, fue un placer extra, casi como otra cogida, porque me halagó, me calentó, fue como si me estuviera chupando la pija nuevamente pero mucho más…
Nunca más me pude darme el gusto de revolcarme con ese bombón, por muchos motivos… tengo pareja, poco tiempo libre y qué se yo… pero cada vez que me lo encuentro en el chat de facebook no puedo evitar (en serio, NO PUEDO) tirarle los caballos de frente para intentar repetir aquel encuentro… pero él, aunque siempre es muy educado y tierno, termina cortándome el rostro…
Espero que para él haya sido aquella experiencia tan buena como para mí… y también, sobre todo, espero volver a repetirla con toda la energía y sensualidad que ya una vez disfrutamos… pero está en sus manos hacerlo realidad. Y no voy a dejar de romperle los huevos para que acceda a que nos veamos, porque química como ésta se tiene pocas veces en la vida…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!