El mejor día de playa
Jamás pensé que un día de playa podría convertirse en el más morboso de mi vida.
Este es mi primer relato y espero que les guste. Tras leer muchos de las historias ya publicadas me he animado a escribir la mia. Esto paso el pasado verano. Yo soy hombre, joven, gay. No soy especialmente alto, con mucho vello. Hace años que descubrí lo bien que se está en las playas nudista, y siempre que puedo voy a echar el día o la tarde.
Me gusta ir no por nada sexual, aunque siempre se ven cosas interesantes y alguna que otra vez he acabado teniendo sexo con otros hombres. Pero, principalmente, me gusta disfrutar de la tranquilidad, el sol y leer o bañarme tranquilamente, totalmente desnudo. Sin embargo, este día pasó algo que jamás me hubiese esperado. A la playa a la que suelo ir hay una zona, no oficial, que se supone que es solo para gays, y por ello el 90% de las personas que hay en ese tramo son (o somos) hombres. Es en esa parte en la que yo me suelo poner siempre. He de admitir que ese día estaba 0% sexual, estaba totalmente entregado a la lectura y, de vez en cuando, me bañaba para poder soportar el calor.
Al rato de estar allí en la playa, al lado de donde yo estaba, se puso un hombre que venía con dos niños. La verdad es que me extrañó bastante. Siempre suelo ver familias con niños en esta playa, pero nunca en esta zona. El hombre, que pensaba que sería el padre, empezó a desnudarse. La verdad es que era bastante atractivo: era alto, de comprexión delgada, un poco canoso, con barba, vello y un rabo bastante grande para estar en reposo. Los chicos, se quedaron en bañador.
Yo seguí a lo mío, aunque de vez en cuando miraba de reojo. Yo estaba sentado en una silla de playa y estaba mirando a la parte de atrás de la playa, para evitar que me diera el sol en la cara y poder leer. En esa zona, solemos ir a mear. De repente, veo que el padre se iba al fondo (que no estaba muy lejos), pero se pone justo en frente de donde yo estaba, y empieza a orinar. Yo no pude evitar excitarme y mi pene empezó a crecer. Él se giró mientras orinaba y se me quedó mirando. Cuando acabó, se la sacudió mirándome y yo no sabía qué hacer. Estaba extremadamente cachondo y el estaba sacudiendose su enorme rabo, moricillón, mirándome. Y volvió con los niños.
Se iba haciendo tarde y la gente se empezó a ir. El padre, que de vez en cuando se tocaba el rabo, no paraba de mirarme y yo a él. Sin saber que hacer, me decidí a levantarme y a andar por la playa en dirección hacia ellos. Los sobrepasé y al poco rato andando me volví. Fue entonces cuando el padre me habló. Él estaba agachado jugando con los niños en la arena y se levantó y nos pusimos a hablar. Me dijo que llevaba tiempo con ganas de venir a esta playa y que se había decidio venir hoy, pero que a última hora, se tuvo que hacer cargo de sus hijos pero que pensó que no habría nada malo en ir a la playa. Yo le dije que hizo bien y que yo solía ir mucho. Él fue directo y me dijo que yo le molaba y yo le correspondí. A esto que vino uno de sus hijos y, un poco descarado, dijo: «Vaya papá, tu amigo tiene la trompa más pequeña que tú». Yo me quedé sin saber que decir, ni hacer. A lo que el padre le respondió: «Eso es porque él tiene el pene de sangre, eso quiere decir que en reposo es pequeñita, como tú, pero cuando se pone contenta crece mucho». El pequeño se quedó sorprendido y dijo que le gustaría ver cómo crecía. El padre me preguntó que si le importaba enseñarle al chico como era. Yo no sabía que hacer, pero finalmente dije que sí.
Nos sentamos en la toalla de ellos y el padre le dijo al pequeño que me tocase el pene como hacía con él y, sin esperarlo, el chico empezó a pajearme con sus pequeñas manos. Yo, que estaba muy excitado, no tardé en tener una gran erección. El chico estaba maravillado, se le veía un brillo especial en sus ojos. El padre empezó a pajearse él y me preguntó que si le importaba que me la chupase, que desde hace un tiempo descubrió lo que era hacer una mamada y el pequeño le encantaba. No terminé de decir que sí cuando el pequeño tenia mi glande en su boquita. Jamás pensé que pudiera estar tan excitado. El padre mientras me besaba y se pajeaba. El chico siguió lamiendo mi verga y chupandola. Lo hacía estupendamiente, se notaba que había practicado antes. Como era de esperar, dada mi exitación, tardé muy poco en echar toda la leche, que fue mucha. Cuando acabó conmigo, se la empezó a comer a su padre hasta que también se vino. El padre me preguntó que si me gustó y le dije que mucho. Luego fuimos al algua a limpiarnos, y el chico aprovechó para jugar un poco más con mi pene.
Después, salimos al agua y ellos se tuvieron que ir. Desde entonces, siempre que voy a esa playa, deseo volver a encontrarme con esa familia.
Qué experiencia tan cachonda. Me encantaría vivir algo así.
con ganas de leer la siguiente parte
Wow 😋 chido hubiese pedido di nim Bro
Wooooo que rico 🤤😍😍
Me ha gustado el relato…, aunque se me ha hecho cortito. Espero que no sea el último que escribas. Saludos.