El misterio de la noche del apagón (Juan y Julio)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ElMarques.
El joven julio, de piel morena, siempre había sentido atracción por los chicos, y pascual, que ha sido su compañero de juego desde que tiene conocimiento; siempre ha sido motivo para hacerse una paja pensado en él, cómo su amamante secreto.
1-Julio
Las pajas, en el baño habían comenzado, y pensado en pascual; en mi mente los visualizaba desnudo y empalmado para mi gusto. Alguien toca a la puerta, y es mi madre, que llama mi nombre.
Al salir, esta, me manda a casa de la señora rosario. La abuela de pascual, siempre conmigo ha sido amable, por ello, cuando pascual está en el colegio, mi deber era hacerle los mandados.
Después de un rato desocupado, pascual llega del colegio; estaba en casa de la señora rosario, esperando que el terminase de almorzar, después de un rato más, ambos al monte, nos fuimos al rio a jugar.
El agua estaba fría, en el pozo nos zambullíamos y chapaleando el agua nos divertíamos. En una piedra de color gris y grande, acostada a la orilla del rio. Pascual acotado de largo, reposaba mojado en ella; el short rojo que lleva puesto, se la ha ceñido al cuerpo y en su entrepierna, un bojote abultado se ve de lado. Aún estoy dentro del agua, nadando en el pozo, le veo acostado en la piedra, el, está mirando al cielo y aprovechando, le quedo mirando a la entrepierna, mientras mi sexo debajo del agua comienza a ponerse duro.
Pascual ve hacia al pozo, su mirada seria me intimida. Se mira la carpa roja, que ha formado su virilidad en el short mojado, se la toca y le palpita.
Julio, ¿ya tú te la jalas? – me pregunta.
Sí, claro ¿por qué? – le respondo con nerviosismo.
Su rostro afilado a la quijada y de cejas rectas, dibuja en su expresión, intriga. Le miraba desde el pozo, y el poniéndose de pies, ve a los lados y luego con sus manos rápidas, baja el short y su verga morena, medio erecta sale del interior.
Quede impresionado –dos años mayor, y la tiene más grande que yo–. Los pelos oscuros adornaban toda la zona púbica, el pene, lo tiene ancho y el glande de un rojo oscuro, comienza a hincharse hasta verse más grande y cabezón. Dentro del agua mi erección, se hace dolorosa al estar apretada por el slip, Pascual me mira a los ojos, se baja de la piedra y aun con su verga en las manos, entra a un espacio, lleno de montes y arbustos alrededor.
La mirada fue; como invitando a que lo siguiera. Mire a los lados y a nadie vi cerca por ahí; salí del agua y al ver a mi entrepierna, con vergüenza la escondo hacia abajo, para ocultar mi erección de pascual. Entrando al espacio encerado, camine con lentitud, y con la piel crispada, encontré a pascual, con el short a las rodillas, mientras con una mano se la jalaba, con la otra se tocaba el pecho y cerrando los ojos, gemía entre dientes.
Colocado a su lado, le veía como ese miembro viril de macho, estaba totalmente en erección; es grueso, largo y cabezón. Una gota cristalina aparece en la rajita del glande morado, con excitación en mi mirada le quedo viendo, el abre los ojos y me dice; –sácatela tú también–, pero mi timidez, me deja ahí paralizado sin saber qué hacer.
Tenía la mirada baja, mirando la tierra húmeda del lugar. Pascual con la mirada encima de mí, con una mano de él, me agarra la mía, y la coloca en el tronco de su dura erección. Era suave la piel, y las venas marcadas, en cada pulsada que daba, se acentuaba mucho más; le miraba, y el glande a punto de explotar, le brillaba de néctar de cristal.
Colocó una mano a la altura de mi cuello, se puso de frente, y empujado mi cuerpo, fui bajado hasta quedar de frente a la erección de pascual. La agarró desde las bolas, y el glande, pesado cayo en mi nariz; el precum chaspo al contacto y cuando la levanto de nuevo, de mi nariz a al glande de su verga, un hilo cristalino se formó. Afinque mi mirada, y casi estaba virolo al verla tan cerca de mi cara, el hilo formado se reventó, y en mis labios quedo; saque la lengua y limpie la línea cristalina caída en mi rostro. Pascual, seriamente me miro a los ojos, y de nuevo con su verga en mano, la apunto a mis labios y en mi boca la metió.
El glande hinchado, choco con mis dientes, instintivamente abrí la boca, y entro dentro de mí. Abarcando toda mi garganta, sus pelos olí, con ferocidad gustosa de olor. Movía la cabeza de un lado a otro, y en mi lengua, con sabor sentía la textura de su erección. Aguante las ganas de arquear por el ahogo, y dejando que sus manos presionaran mi cabeza, pascual en mi boca acabó.
2-La tarde, de la noche del apagón.
En la tarde, con el nieto de la señora rosario, en caballo con Rodrigo al monte fuimos a dar. El joven quería cazar conejos, pero sin rifle y con solo una resortera, ambos con frustración, entrada la noche, en el mismo caballo, regresamos de nuevo a la casa.
Rodrigo no sabía andar a caballo, por ello iba detrás de mí. Desde que lo vi llegar a la casa de la señora rosario, era el único primo de pascual al que no conocía. El joven de 18 años era; alto, delgado, de brazos fibrosos. Tenía una melena de color castaño, que le caía a la altura del cuello, de ojos grises, y con una barba corta (tipo candado) prematura en su rostro de pómulos sobresalientes, le hacía ver, que tuviese más años encima, pero el atractivo en él, igual dentro de mí, conquisto el deseo sexual en esa noche.
El sol se ocultó, y la tarde sombría en el campo se presentó. La brisa movía el cabello de Rodrigo a todos lados, por eso, cuando nos montamos en el caballo, él se colocó de nuevo el sombrero de vaquero que traía puesto.
Detrás de mí, mi tamaño quedaba a la altura de sus hombros. Hacia lo posible para llevar mi trasero a su entrepierna, pero en cada movimiento, el cedía hacia atrás. Me habla y dice que acelere el paso del caballo, su aliento fresco hace cosquilla en mi oreja, se me eriza la piel y el parece darse cuenta. Como mi intención no era ir rápido, simulo que el caballo quiere ir lento, pero la voz de él, que ha cambiado repentinamente, a mi oído comienza a susurrar.
Andando con el caballo en bajada, su peso y su entrepierna en mis nalgas se apoyaron. El blue Jeans que tiene puesto, es una intromisión para el contacto de su bulto en mi trasero –lamentaba el hecho, que era muy gruesa la tela del pantalón –. Mi espalda iba arqueada, casi la sentía sudar, y la transpiración de Rodrigo, emanando calor, aún más evitaba el contacto directo de mi espalda a su pecho.
Rodrigo, mete ambos brazos por el medio de los míos, agarra la fusta de mis manos y pegando su cuerpo al mío; el sudor de ambos fue frio y luego caliente en la presión de los cuerpos.
¿Nos movemos más rápido? – pregunta.
No sé, ¿si nos caemos? – le respondo.
¡Yo me agarro de ti! –.
Golpeó a las ancas del caballo, y apretando su cuerpo al mío en bajada, el caballo corriendo fue andando. Su sexo presionado por la tela del pantalón, se pegó a mis nalga; el con intención la refregó, y la pulsaba para que sintiera, lo duro que estaba. El silencio de ambos, fue cómplice de esa noche, y llegando a la casa de la abuela rosario, el apagón de esa noche en oscuridad al pueblo dejo.
2-Juan.
En oscuridad total quedo la noche. Estaba al lado de Luciano, ambos decidimos escondernos juntos. Pero al instante de correr al establo del frente de la casa, sin luz la zona había quedado. Aun dentro del establo, nos sentamos en dos bojotes de pasto seco. Hablábamos de todo un poco, riéndonos de cosas y hasta hablamos de pascual. Luego de repente la conversación se cambió a Martín, y Luciano sin titubeo me dice;
¿Qué hacías anoche, encerrado en escaparate con Martín? –
¿Cómo así? – pregunto.
¡Vamos! ¡No te hagas el loco!
Si esa noche fuese clara, Luciano hubiese notado lo rojo que estaba de la pena. Pero armado de valor, le cuento lo que ha pasado; Luciano, se queda cayado y hasta oigo cuando traga grueso, y luego pregunta; – ¿y no te lo cogiste? –.
Después de contestarle, que no había llegado hasta ahí, Luciano comienza a decirme lo que paso entre él y Martín, en unas vacaciones de víspera de navidad…
3- (El relato de Luciano)
Estaba en el baño, la tía Agatha, esa noche en la casa tenía fiesta. Me miraba al espejo, y notaba que mis cejas pobladas tenían una expresión permanente de tristeza, y luego masajeado los cabellos crespos, me los peine hacia arriba.
Al salir del baño, en el frente de la casa; familiares y desconocidos, bebían cervezas. La música sonaba y los gritos en un solo sonido se juntaban. Subo al segundo piso de la casa, veo que Martín va entrando a la habitación.
Llego y entro, esta de espalda acostado en la cama, el cabello rojo le brillaba la luz de la televisión. Llevaba puesto un pequeño short, y al estar acostado la tela se le ciño; viéndole, mi entrepierna salto dentro de mi bermuda.
Cuando entro, cierro la puerta y Martín da la vuelta y me ve perplejo, con sus ojos verdes y su rostro fino; sonrío y me acerco a la cama. El, acostado boca abajo, con la cabeza casi cerca de la orilla de la cama; tomo asiento cerca de él, y hundo la orilla del colchón con mi peso. Martín riendo, se sostiene con una mano en mi espalda, le miro y ambos nos reímos.
Viendo ambos la televisión en silencio, cansado en la posición de estar sentado, agarro una almohada de la cama, y me acuesto de largo y las piernas me quedan en el piso. Teniendo el trasero de Martín, debajo de mi cara, mi cintura quedaba al lado de la cara de él.
La cuña de navidad, del 91, pasaba en ese momento en los cortes de la televisión. La luz alumbraba directo a nuestros ojos, veía la figura acostada boca debajo de Martín y cuando veo a su rostro, noto que miraba mi entrepierna con detenimiento. El short se me había corrido hacia adelante, y pegado en la ingle, el bulto que se notaba era prominente, –sabiendo por qué, me veía –, comencé a mover mis piernas; cerrando y abriendo, la erección fue levantando hasta marcarse por completo en mi bermuda negra.
La respiración de Martín, era entrecortada. Se quedaba viendo y luego su cuerpo temblaba. La tensión en ambos comenzó hacerme sudar y rogando que nadie viniese al cuarto, con descaro; mi mano apretó duro mi erección, visiblemente notoria.
Ya no veía la televisión; me fijaba en Martín, y el, con sigilo, el codo de su brazo fue rosando el muslo de mi pierna. Al tocar, con miedo aparto de nuevo el codo, –para darle confianza– al ver que me miraba de nuevo a mi entrepierna, en ese momento, me erección de lado dentro de la bermuda; palpito y el noto cuando la tela se levantó. Giro la mirada de nuevo al televisor y de nuevo, su codo roso mi muslo, al tocarme; moví la pierna y su codo quedo montado encima del muslo.
La tensión duro minutos, ni el quitaba el codo, –ni yo me movía para bajarlo–. Sin dejar de ver al televisor, Martín con el codo roso mi miembro erecto, giro a verme y a los ojos me vio.
Con los dedos apretaba el tronco de mi verga, la sobaba y la mirada la tenía fija al televisor. Viendo como tocaba mi dura erección, con las dedos, rápido desabrocho el botón, Martín dejando al mano ene le aire, espero que bajara el cierre; con su mano, a todo mi bulto arropo. El slip no fue impedimento para su mano, entrado por un costado, me la saco de adentro, y en sus dedos apretando el tronco, comenzó hacer una paja lenta y suave.
El estómago, al respirar veía como descendía. El, oliendo su mano, la devolvió para jalar más rápido mi empalmada erección. Levanto el trasero y viendo que lo ponía así para mí, agarrando sus nalgas, le fui metiendo el dedo, por la raja del culo; el short se le metió y empuje el dedo índice para metérsela más adentro.
Entretenido con sus nalgas, la saliva en mi pene, me sorprendió. Tenía a Martín lamiendo con su lengua de gato, todo el glande rosa de mi verga. Bajando de la cama, el quedo, de rodilla en el piso, se metió en el medio de mis piernas y con una mano agarraba mis bolas con la boca mi pene succionaba hasta hacerme retorcer de placer.
No quería detenerlo, –pero me preocupaba, que alguien viniese–. Le digo que pare, el sacando y chupando por ultimo el glande, se saca mi verga de la boca, se queda ahí de rodilla en la cama. Me levanto y camino hacia la puerta, le paso el cerrojo, y regreso de nuevo a la cama.
Cuando volteo, está Martín desnudo de la cintura para abajo, su sexo duro y lleno de pelos, cae posado en el colchón de la cama; está a la orilla, de espalda soportando su peso con las rodillas, el culo le queda expuesto. Oigo cuando dice; –ven y cógeme rápido–. Martín metiendo un dedo en su culo, me calienta e inmediato me llego hasta la cama, con el short cayendo a mis pies.
De pie, frente al trasero de Martín, con los dedos le urge el upite del culo. El jadeando levanta el trasero y abre más el culo. Rosando con el glande la entrada rosada del upite, ensalive la cabeza, y entrando con esfuerzo, en el culo de Martín entre por completo.
Le dolió, e intento salir, pero le ataje de inmediato. Subiéndome a la cama junto con él, fui metiendo el trozo de mi carne más adentro de sus entrañas. Martín mordió las sabanas del colchón –y siendo mi primera vez, como la de él –. Bruscamente le comencé a coger el culo; le miraba al rostro y apretaba los ojos; atravesar su ano, fue como rasgar un tela carnosa, y el calor tibio que arropo todo miembro viril, me produjo un espasmo incontrolado.
Era la primera vez, y moví sin compasión, hasta ver como en sus piernas, la sangre iba corriendo, afinque las metidas de verga; y en el fondo de su culo, acabe a borbotones, hasta llenarle por completo de mi leche tibia.
Después de esa noche, intente cogerlo de nuevo, pero me había dicho que le dolía mucho el culo.
4- La noche del apagón.
Luciano se puso de pie, al finalizar, después de decirme eso, me hizo prometer que no le contara a nadie. Se levantó y me dijo que se iba a la cama, porque el juego ya había finalizado; salió del establo, y le dije que iba, a esperar por Rodrigo.
Estaba solo, y empalmado por el relato de Luciano, pensé; << sabía que Martín es medio raro >>, lamentaba no haberlo cogido, en el escaparate. Viendo que la luz de la luna, se introducía por las rejillas del establo; comencé a tocarme por encima del short, ya estaba duro y hasta tenía la ropa interior mojada de precum.
Al tenerla afuera, el aire frio, se sentía bien en mi verga, – cuando ya estaba fajado haciéndome una paja–. El sonido de casco, sobaba agudo al pisar la tierra, la entrada del establo se abrió; y en caballo, dos persona montadas entraron, sin darse cuenta que también estaba dentro del establo.
El chico jadeo y hasta chillo de dolor. Rodrigo bajando del caballo, hablo; – después, en otro momento–, dejando ahí al otro arriba del caballo, este salió del establo, y nos dejó totalmente solos.
No sabía quién era, hasta que bajo del caballo y la luz de la luna lo enfoco en el rostro; su piel morena, es exótica, de ojos achinados y nariz perfilada; puedo decir, que Julio, es un chico “de las mil leches” después de ver que se sobaba el culo, apretó su sexo por encima del pantalón.
Le hable, él se espantó y pregunto quién era que le hablaba, al verme salir con la erección tomada por mi mano, julio asombrado con la boca abierta, me miro, de arriba abajo…
Continuara…
Nota de auto;
Queridos lectores… al menos espero y mojes el bóxer (o la pantaletas) leyendo estos relatos. El misterio se aclara, en el próximo relato… El misterio de la noche del apagón (Epilogo).
PD: los invitos, a ver un vídeo en Youtube. Es un short film, –creo que, argentino o chileno–, no recuerdo, pero se titula; Primo, sino, los busca en inglés; como cousin. Es un corto gay, si lo puedes ver; veras la situación de tensión sexual que se vive en el corto, como si leyeras un relato.
Aclarando:
A los que me han leído, sabrán, cual es mi forma de redactar. Aunque a veces, no diga la edad exacta de los personajes, creo que hay suficiente descripción en ellos, para asegurar que en la ficción, son adolescentes o adultos, consciente de lo que experimenta sus cuerpos. Digo esto; porque en un comentario, agregaron “algo” que da la impresión, de material indebido. Mi posición, creo que la he tenido en claro, sin llegar de ser “cínico” y tampoco de ser “hipócrita” y si ese usuario pensó; que relataba lo que él cree… respeto su imaginación, ¿pero qué agregues eso en los comentarios? es darme una patada directo a las bolas.
Si he ofendido alguno, pido disculpas… saludos desde Venezuela. #SOS.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!