EL MONTAÑES
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por kieroaprender.
Solo al caer la noche fue que me di cuenta que estaba perdido, había manejado durante horas sin ver que el GPS había perdido la señal desde hacía un buen rato. Disminuí la velocidad y trate de ubicarme más o menos en donde me encontraba pero todo a mi alrededor era un extenso bosque, solo se veía árboles y más árboles, de pronto al doblar una curva una señal de vida en todo aquel inmenso mar de árboles y vegetación, un viejo edificio de dos pisos con un cartel que decía: “La taberna del Tío Jom”, aquel edificio me recordaba a las construcciones de los bares del viejo oeste, no obstante y sin opción alguna parquee el carro y entre en él, ya dentro hice un recorrido con la mirada y habían unas siete u ocho personas casi todos mayores, me dirigí a la barra e inmediatamente un señor grueso de una espesa barba canosa me atendió.
_ ¿Deseas algo?, me pregunto _ Si por favor, Una Cerveza
Mientras me servían la cerveza en mi cabeza trataba de darme cuenta en que momento había perdido el rumbo, pero nada, era como si todo aquel tiempo que estuve manejando no hubiera existido. Tome mi jarra de cerveza y me di los primeros tragos, ya más calmado trate de volver a pensar pero todo fue en vano por lo que levante la mirada y llame al señor que me había atendido para ver si me orientaba.
_ ¡He, señor!
El tabernero ladeo su cuerpo un poco y con su mano me hizo una señal de espera, yo tome mi jarra para darme unos tragos más cuando de repente la persona que estaba sentada al lado izquierdo mío extendió su brazo y poniendo su mano sobre la boca de mí jarra me pregunto.
_ Tú no eres de por aquí… ¿Estás perdido verdad? _Sí señor. Le respondí _ ¿De dónde eres y hacia dónde vas? _ Vivo en Pensilvania y me dirigía a…….. Fue entonces que me di cuenta que yo nunca tuve un rombo fijo. _ Bueno eso no importa, lo que importa es que no es hora de estar manejando por estas montañas y menos si no te conoces el lugar. Te aconsejo que esperes a la mañana y así te ubicarás mejor, estas carreteras de noche son muy traicioneras. _ Sí, creo que eso haré
Tome nuevamente la jarra y me di dos sorbos más. Acto seguido me interrumpió nuevamente mi compañero de barra
_ Yo ahora voy al baño. Me dijo con vos imperativa. _Termina tu cerveza y a mi regreso te vas conmigo a mi casa.
Yo soy una persona que no me gusta que me manden y aquello fue casi una orden, por lo que por primera vez levanté mi cabeza y enfoque mi mirada en el rostro de aquel extraño que me hablaba. ¡WoW! No lo esperaba. Era una persona de unos treinta a treinta y cinco años, con una expresión dura pero a su vez muy masculina y viril, era como una rara mezcla entre griego y morisco. Su bien cuidada y fina barba negra destacaba su perfecto y cuadrado mentón y se enlazaba a la perfección con sus bigotes recortados que rodeaban unos preciosos labios gruesos y con un rosa tan intenso que se podía decir que eran rojos, su cabello negro recortado destacaba sus anchas cejas y a su vez unas largas y copiosas pestañas delineaban unos ojos que marchitos por la bebida se mostraban imponentes. No sé cómo sucedió pero al emitir mi respuesta salió un “OK” cuando en realidad lo que pensé decir fue “NO”. Mientras lo veía alejarse en dirección al baño, me percate que el tabernero se encontraba justo frente a nosotros detrás de la barra, al mirarlo vi como fruncía sus peludas cejas en expresión de extrañeza, por lo que pregunte:
_ ¿Sucede algo? _ No, en absoluto. Me respondió, y acto seguido continúo: _ Lo que sucede es que el montañés nunca ha invitado a nadie a su casa _ ¿Lo conoces bien? _ Desde niño, él siempre ha vivido en esta zona, allá arriba en la montaña y a pesar de ser una excelente persona nunca le había visto dirigir más de dos palabras a alguien. _ Bueno pueden ser los tragos. Dije _ Puede ser. Recibí como respuesta _Una pregunta: ¿puedo dejar sin problemas el carro afuera parqueado? _Si, no hay problema, aquí todo el que viene y toma deja el carro afuera hasta el otro día que viene a buscarlo y nunca ha pasado nada.
En ese mismo momento la voz de aquel extraño interrumpió.
_ ¿Ya terminaste? _Sí. Respondí
Metió su mano en el bolsillo trasero de su pantalón de mezclilla y saco una billetera de cuero de la cual substrajo unos billetes que puso de un solo golpe sobre el mostrador Yo dirigiéndome al tabernero pregunte
_ ¿Cuánto le debo? _Nada, todo está pago ya. Me respondió el tabernero.
Sin más tiempo de nada sentí como tomaban de mi brazo y casi de un jalón me sacaban de la barra.
_Es hora de irnos. Dijo el extraño
Ya afuera de la taberna nos dirigimos hasta una hermosa e imponente van o camioneta como muchos llaman, era toda blanca y se adornaba con cintillos niquelados. Montamos en ella sin cruzar palabras y nos dirigimos hacia la casa del extraño (el montañés) En cuanto entre a la camioneta sentí un olor que poco a poco relajo mis sentidos y libero de toda tensión, era una mezcla de olor a pino con piel fresca y sudor que más que hacerte sentir incomodo te extasiaba.
_Me gusta el olor de tu van, ¿Qué fragancia usas?
Una carcajada broto de su pecho y sin parar de reír me dijo
_No uso ninguna fragancia ese es el típico olor de un montañés _ ¿De un montañés? _Si, los montañeses somos personas que nos mantenemos apartados de la sociedad lo más que podamos y no nos gusta que nos estén molestando mucho, por eso escogemos las montañas solitarias para vivir, allí trabajamos talando árboles, curtiendo pieles de presas que casamos y otras cosas, que después vendemos en el pueblo, aunque aquí hay una comunidad de montañeses que es a donde pertenezco
“Y si no le gusta que los molesten entonces para qué carajo me invita a su casa”, pensé
Acto seguido recibí una respuesta
_ Eso mismo me estoy preguntando yo en estos momentos, ¿Por qué te invite a mi casa? En ese momento quede sin habla y la vergüenza aforo en mi rostro _No te preocupes, puedo leer alguno de tus pensamientos y en esta tenía razón. _Discúlpame no quería ser mal agradecido _Tranquilo, en realidad es muy raro que te invitara, ni yo mismo se porque lo hice.
En eso perdió un poco al doblar una curva el control del vehículo y enseguida pensé: “Dios mío protégenos que este hombre esta borracho y va manejando” a lo que respondió
_ No te preocupes que dios no es el que lleva el volante y yo te garantizo que llegaremos bien. Ya falta poco
Como en efecto unos minutos más tarde se desvió por una estrecha calle y cuesta arriba de una montaña se divisaba las luces de una casa. Al llegar quede impresionado, era una imponente casa hecha de troncos de árboles y más que una casa parecía una mansión, un amplio portal descansaba en el medio de dos anchas torres de troncos que eran unidas al fondo del portal por una inmensa pared de cristal que daba vista al interior de la casa, él se dirigió hacia la puerta y sin necesidad de tocar o usar alguna llave esta se abrió, él se detuvo un momento y espero que yo estuviera a unos pasos de el para entrar, yo me quede parado en la puerta y vi como una hermosa ancianita la misma que abrió la puesta lo recibía con un amor increíble
_Hay mi hijo ya llegaste. Dijo la anciana con voz dulce
Vi como el la abrazo y le dio un beso en la frente mostrando respeto y admiración por aquella pequeña anciana, la cual prosiguió
_ ¡Por dios mi hijo de nuevo en tragos! , desde que murió tu mujer no hay día que no llegues a si a la casa, por favor para. _Tranquila Tata algún día parare, todo en esta vida tiene su tiempo. Respondió cariñosamente _ Espérate que voy y te preparo algo ligero para que comas. Le dijo la anciana _ No Tata, a mí no me prepares nada, pero al muchacho sí que debe estar muerto de hambre. _ ¿Trajiste compañía? _ Si Tata, un pequeño cachorro que encontré perdido por estos caminos.
Diciendo esto se dirigió hacia mí y mientras reía me tomaba de la muñeca y me hacía pasar a la casa.
_Bienvenido joven y que hace usted por estos lugares. Me pregunto la anciana. _Se perdió tata y lo recogí hasta mañana que pueda logra volver a su camino. Dijo con tono de satisfacción el montañés _ ¡Dios te bendiga muchacho!, eres la primer persona que visita esta casa y creo que en estos momentos él lo necesita. Desde que murió su esposa el quedo muy solo y eso lo está matando. Me dijo la anciana _ ¡Pero bueno!, ¿que deseas que te prepare?, debes tener hambre. Me pregunto la anciana _Nada en especial señora, creo que con un vaso de leche todo estará bien. Dije
En ese mismo momento sentimos como si alguien tropezara y callera, miramos en dirección del sonido y en efecto, el montañés tratando de subir la escalera que lo conducía al piso superior sonde se encontraba su cuarto había tropezado y se encontraba con una mano aguantada del pasamanos y la otra en el escalón superior, era evidente que había tropezado, por instinto me apresure a auxiliarlo y pasando mi cabeza por debajo del brazo que se sostenía del pasamano y mi brazo derecho por su cintura, lo ayudé a incorporarse y terminar de subir la escalera. Ya arriba le pregunte
_ ¿Para dónde vas?
El tratando de zafarse de mi respondió ya con la lengua bastante enredada debido a la acción de la bebida
_A mi cuarto, quiero acostarme, tengo sueño _No creo prudente que te acuestes así como estas, primero debes darte un baño para que te recuperes. Le dije _ ¡NO! , quiero acostarme, tengo sueño _Pues no, así no vas a la cama sin antes haberte duchado un rato para qué despejes, o mañana estarás hecho un trapo viejo.
El levantó un poco su cabeza y ladeándola me busco con la mirada mientras decía.
_Dije que para la cama, solo quiero mi cama ahora. _Y yo te digo que no te dejare acostar así, si quieres yo mismo te quito la ropa y te meto en la regadera. Le dije ya con más determinación.
Mientras la discusión se suscitaba habíamos llegado a la habitación, era amplia y espaciosa como casi todo lo que había visto de la casa hasta el momento. El trato de dirigirse a su cama y yo se lo impedí preguntándole, donde quedaba el baño, el hiso como si no me hubiera escuchado y yo ya con más carácter le dije
_Me vas a decir dónde está el baño o busco una manguera y acostado en la cama te doy un baño con ella.
El volvió a levantar la cabeza y al parecer cuando vio mi expresión de determinación, me señalo a una puerta que se encontraba a su derecha. Ya en el baño lo logre sentar con mucho trabajo en un banco que en este se encontraba y lo primero que me dispuse a hacer fue quitarle las botas que llevaba puesta, al principio pensé que pasaría trabajo pero fue todo lo contrario, las botas tenían un zíper que después de zafar unas correas que lo atravesaban te facilitaban el quitar sin mucho esfuerzo del pie. Algo llamo mucho mi atención y no fue lo imponente de la belleza de aquel calzado, si no el olor que de sus pies despedía, era parecido al olor que había sentido en su van, una mezcla de sudor con piel fresca que no era el desagradable olor a corrompido que muchas personas tienen en los pies, de veras estuve tentado a poner sus pies en mi cara y saciarme de aquel olor tan personal, pero me contuve e incorporándome de la posición en que me encontraba de rodillas le pedí que me ayudara a pararlo, cosa que hizo sin protestar Nos encontrábamos frente a frente y comencé a desabotonar cada uno de los botones que tenía su camisa a cuadros, tarea que no me fue fácil pues él había colocado sus enormes, gruesas y toscas manos sobre mis hombros para sostenerse y estas me pesaban tal y como si llevara un pernil de cerdo en mis espaldas, esto sin contar que mi cabeza daba a la altura de su pecho pero al final lo conseguí, para poder quitarle la camisa introduje mis dos manos por la abertura de la botonadura con idea de abrir mis brazos y que esta cayera por sí sola, pero no fue así, al sentir su fuerte, fibroso y voluptuoso pecho en las palmas de mi mano lo único que atine fue dejarlas que recorrieran todo ese pectoral hasta llegar a sus hombros deleitándome de la sensación que da cada una de las curvas que el cuerpo humano nos regala.
_ ¡Dios mío!… Exclame
Su camisa había caído dejando al descubierto unos pectorales perfectos y un grueso cuello donde sus esternocleidos se entremezclaban con unos trapecios que terminaba en unos voluptuosos hombros que nunca hubiera pensado ver en mi vida, el grosor de aquel cuello despertó en mí un deseo vampírico que no imagine tener escondido, quería morderlo, chupar toda su sangre y devorar todo ese cuello, por suerte lo único que atine a hacer fue soltar un soplido para liberar tanta tensión acumulada. El, al escuchar el sonido de mi soplido, dibujo en su rostro una ligera sonrisa al parecer de satisfacción y dejando caer su cabeza sobre su hombro derecho expuso ante mi vista la gruesa vena aorta que adornaba su cuello.
Enseguida me acorde que él me había dicho que podía leer algunos pensamientos, ¿sería posible que él hubiera leído en mis pensamientos lo que yo deseaba en ese momento?, el solo pensar en eso me aterrorizo por lo que trate de controlar lo que sentía y lo que pensaba pero él no me dio tiempo, tomo mis manos por las muñecas y llevándolas a la parte superior de su pecho las coloco en este y suavemente las fue desplazando por todo sus pectorales como para que yo tuviera la oportunidad de explorar hasta el último poro de su piel pasando al empedrado abdomen de líneas bien profundas y definidas las cuales dejo que disfrutara al máximo, en su rostro asomaba una expresión de placer que hacia enigmático aquel duro rostro varonil.
Finalmente en cuanto llegue a la correa que sostenía el pantalón el soltó mis muñecas y dejo caer sus brazos a los lados de su cuerpo, así tranquilo permaneció mientras yo zafaba la hebilla de su correa y después el botón de su pantalón donde me detuve un segundo, no podía pensar en nada pero después de haber recorrido parte de aquel cuerpo, ¿que podría encontrar en esta oculta zona? , volví a respirar profundo y baje la cremallera del zíper hasta el final, tome sus pantalones por el fajín y con una suave presión hacia abajo estos cayeron sin poner resistencia, el tranquilo se sentó en el banco recostando su espalda y cabeza en la pared, yo sin perder tiempo tome los bajos de su pantalón y de un solo jalón se los termine de sacar de sus piernas y de igual forma quite sus medias, no niego que me detuve a mirar aquellas esculpidas piernas, parecían par de robles sosteniendo un monumental edificio, imagínense que mis dos muñecas juntas solo lograban hacer una tercera parte de su tobillo. Mientras lo miraba y lo disfrutaba, él se puso de pie, coloco una mano en mi hombro, me miro con esos ojos marchitos por el alcohol y me dijo:
_No me arrepiento de haberte recogido cachorro, eres un buen muchacho, ahora acabemos con esto de una vez
Y dando tumbos se dirigió hacia la regadera o ducha, yo enseguida lo ayude y cuando ya estaba listo abrí el grifo o llave para que saliera el agua, fue en ese momento que él me tomo de la mano y me jalo hasta el abrazándome fuerte, y con ropa y todo yo también me encontraba debajo de aquella lluvia constante que brotaba de la regadera. Así pasamos un largo tiempo hasta que el mismo abrió sus ojos y me dijo
_ ¿Hasta cuándo vamos a estar aquí, hasta que nos encojamos?
Entonces me di cuenta que había reaccionado y que se recuperaba, corte el fluido de agua y mojado Salí de la ducha, el al soltarme me dijo
_Por favor me alcanzas la bata que está detrás de la puerta del closet Y con su mano indico una puerta que se encontraba en el interior del baño.
Al abrir la puerta encontré un closet que era casi una habitación, lleno de ropas y gavetas, mire detrás de la puerta y en efecto dos batas de felpa se encontraban colgadas en el, una azul marino y otra blanca
_ ¿Cuál de las dos batas es la que usas? Pregunte desde el closet _La azul por favor, la blanca es para ti. Respondió
Tome la bata azul tal y como me pidió y Salí del closet. ¡Sorpresa!, mis ojos no podían creer lo que veían, quede petrificado y hasta la bata se me callo de las manos, aquel hombre se había quitado el bóxer de tela mojado que por pudor y respeto hacia el yo le había dejado puesto y ahora se me mostraba tal y como venimos al mundo, desnudo, parado como todo un campeón con sus piernas entre abiertas, sus brazos al lado del cuerpo y mostrando a plenitud sus bien dotados atributos masculinos. Al ver aquel cuerpo casi perfecto total mente desnudo frente a mí se me hizo un nudo en la garganta, mi corazón empezó a latir a una velocidad incontrolable, sentí que una fuerte descarga de adrenalina corría por todo mi cuerpo, la respiración se me ajito y un salto incontrolable en el estómago llego para completar mi falta de reacción controlada frente a aquel monumental cuerpo.
_ ¿Qué pasa cachorro? Dijo seguido de una carcajada que le salía de lo más profundo de su pecho _ No nada, disculpa. Respondí mientras recogía la bata del suelo y se la entregaba
El tranquilo me pidió que lo ayudara a ponerse la bata, cosa que hice y al terminar me dio una suave palmada en la espalda, entro en el closet y al salir me tiro un paquete pequeño el cual tome en el aire
_Quítate esa ropa mojada y ponte la bata blanca. Dijo con vos de mando mientras salía del baño
Yo revise a ver qué era lo que me había tirado y una nueva sorpresa se mostraba ante mis ojos, era un slip blanco justo de mi talla. Mi mente no encontraba forma de organizarse, no entendía nada, ¿cómo este hombre podía saber hasta mi talla, y que hacia una talla tan pequeña comparada con la de el en su closet? De veras era demasiado para mí, por lo que decidí dejarme llevar a donde el viento quisiera. Después de secarme, ponerme la bata y el slip Salí del baño, él se encontraba sentado en un butacón reclinable viendo una película musical. Acto seguido y sin dirigirme la mirada acomodo el butacón y tiro al suelo entre sus piernas un cojín; fue la primera vez que lo escuche decir por favor
_Por favor siéntate aquí. Señalando al cojín que entre sus piernas se encontraba
Yo tal y como había decidido me deje llevar y sin más preguntas me senté en el cojín entre sus piernas, sus dos manos se posaron en mis hombros como suaves mariposas que me indicaban que me recostara al borde delantero del butacón, cosa que hice, entonces sentí como una de sus manos comenzó a jugar con mi cabello entretejiendo este entre sus dedos una y otra vez.
_ ¿Te gustan las películas musicales? Pregunto _ Sí, claro que me gustan. Respondí _ ¡Que pregunta tan tonta esta!, claro que tiene que gustarte si eres bailarín, medio pintor y otras cosas más en el arte _ ¿Y cómo tu sabes todo eso de mí? _ Yo se muchas cosas de ti José _ ¿También sabes mi nombre?, no recuerdo habértelo dicho _ Tu nombre, tu fecha de nacimiento, quienes son tus padres, los momentos de triunfos en tu vida y los que no fueron así, se todo, pero todo sobre ti, yo siempre he estado presente y a tu lado en cada momento de tu vida, he sufridos los malos y he disfrutado los buenos, pero tú nunca me has visto, nunca dedicaste un tiempo a voltear la vista y dirigirla hacia mí. _No creo que pueda ser eso posible, tú eres una persona que no puede pasar desapercibido en ningún momento y bajo ninguna situación
Se hecho a reír ante mis incrédulas palabras y se levantó del butacón pasando una pierna por sobre mi cabeza, estiro una mano y me levantó del suelo colocándome justo frente a él, cara a cara y tan cerca que podía sentir el calor de su respiración en mi rostro. Por primera vez pude ver sus ojos tal y como eran, no marchitos por el alcohol, tenían una fuerte expresión de bondad, y una transparencia que llegaban a parecer de cristal, eran de un color que no podría describir, pues se entremezclaban los verdes, grises y azul, pero sí puedo decir que el que le mire a los ojos queda perdido en ellos para siempre como quede yo.
_ ¿Crees que te mentiría? Dijo en tono muy suave de vos
Yo no sabía que responder, lo único que yo quería era seguir perdido en aquella mirada que me acariciaba y me absorbía total mente. De repente un empujón me saco de mi éxtasis y caí sobre la cama boca arriba, acto seguido sentí como caía sobre mí aquel hombre, pecho con pecho, abdomen con abdomen y pelvis con pelvis.
_Piensa José, ¿de veras crees que este encuentro es casual? Me pregunto mientras todo el peso de su fibroso y musculoso cuerpo me comprimía contra el colchón de la cama. _No lo sé, no podría decirte, pero todo es posible. Respondí ya casi sin aire debido a que su peso me aplastaba
El soltó mis brazos, levantó su torso un poco y subió sus rodillas a la cama quedando a cuatro patas para así pasar por encima de mí haciendo que toda su voluptuosa masculinidad que le colgaba recorriera mi abdomen y pasara por mi cara tal y como si la acariciara, sentí el deseo de besarla, acariciarla con mi boca y no sé cuántas cosas más, pero no fue así, simple mente paso dejándome el recuerdo del disfrute de una suave y tibia piel que acaricia tu rostro. Ya acomodado en el centro de la cama y con su imponente espalda recostada a las almohadas que descansaban sobre el respaldo de la misma, abrió sus piernas y me dijo
_Ven recuéstate aquí. Señalado a su pecho y con una suave sonrisa en su rostro
Yo raudo y veloz no lo pensé dos veces y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba acomodado entre sus dos piernas y recostado a su pecho. Su tibia piel me acariciaba y los latidos de su corazón me arrullaban como nana a niño chiquito
_ ¡Hay cachorro!… no sabes las veces que le he dado gracias a dios por dejarme ser parte de toda tu vida, no sabes lo feliz que me siento cada vez que por necesidad estoy a tu lado, no imaginas lo feliz que soy cada vez que estas contento o qué pides ayuda sin saber a quién te diriges ni quien te la presta, o cuando paso la mano por tu cabecita mientras duermes para aliviar tu pesadillas. Si tú supieras cachorro…
Mientras me decía todo esto sus manos habían abierto mi bata y después de acariciar suave todo mi torso empezaban a jugar con mis tetillas, suave, delicado, tierno, como quien acaricia a un recién nacido. No sé cómo él podía emitir ese olor que me envolvía y me fascinaba, pero lo hacía, aquel cuarto empezó a llenarse de ese olor a hombre en celos y piel fresca que me desorientaba y me extasiaba, sus manos jugando con cada parte sensible de mi cuerpo me ponían cada vez más vulnerable. El sentir como su corazón segundo a segundo aceleraba su arritmia y la combinación de su vos gruesa que se entre cortaba más una respiración cada vez más fuerte me hizo perder cada uno de mis sentidos, el cuarto desapareció, el tv y su musical, la luz, la cama, en fin todo fue desapareciendo poco a poco y quedamos él y yo en un vacío que solo ocupábamos nosotros. Sentí el calor de sus labios en mis labios y la suavidad de su lengua en mi lengua, el afilado borde de sus dientes en mis tetillas mientras su lengua degustaba de estas, la presión de su fuerte mano en mi hombría que acompañado del calor de su boca hacía una combinación que te perdías en ella. También sentí el grosor de su quinto miembro en mi boca, que me ahogaba, el fuerte calor que este desprendía, la suavidad de su piel mientras mi lengua jugaba desesperada mente con su rosada punta y saboreaba el divino sabor del néctar caliente que me entregaba, sentí el poderoso peso de su bolsa en mi cara y el acompasado golpear de esta en mi barbilla, no podría explicar cuántas cosas sentí, nos habíamos convertido en una masa en fusión que se alargaba y contraía una y otra vez en espera de una explosión final Solo recuerdo claramente el momento en que escuche su voz que me decía al oído
_Por favor te pido que ahora aguantes de verdad como lo que eres, viniste a buscar un hombre, pues aquí está tu hombre de toda una vida. Aguanta cachorro, por favor aguanta
Sentí como rasgaba violentamente la parte trasera de mi slip y acto seguido un dolor indescriptible, sentía que todo dentro de mí se destruía mientras él se abría paso por entre mis entraña, el dolor era tal que ahogaba toda posibilidad de grito, de pronto un sonido suave e imperceptible como el de una rama fina que se rompe se escuchó y sentí todo mi interior lleno a plenitud, el dolor se transformaba en placer y algo que entraba y salía sin descanso a un ritmo cada vez más velos hacia que ese placer aumentara cada vez más hasta lograr un éxtasis de desesperación incontrolable. Finalmente la potente explosión esperada y seguido a esto esa sensación de caer en un remolino al vacío que te da esa satisfacción tan grande que es casi inexplicable. Exhausto el gladiador finalmente callo rendido sobre el pecho de su víctima que victoriosa enarbolaba en su rostro la victoria
_ Ahora sí puedo decir que eres totalmente mío. Dijo casi en mi oído con voz suave y cansada, luego prosiguió _Lo que paso hoy no fue lo sucedido y lo sucedido no fue real, pero pude de esta forma hacerte sentir tanto interna como externa mente una pequeña parte de todo lo que tengo para darte y digo una pequeña parte porque si te hubiera entregado todo, tu cuerpo hubiera estallado en mil pedazos. Ahora sabes porque le doy gracias a dios por permitirme ser tu ángel guardián…
No lo deje continuar y mientras de un empujón lo quitaba de arriba de mí, le decía
_ ¿Vas a empezar con lo mismo? O realmente quieres volverme loco.
Diciendo esto me levanté de la cama y él se quedó mirándome con esa mirada fuerte pero tierna y bondadosa a la vez Ya parado y en el momento de recoger mi ropa para vestirme, sentí sus brazos abrasarme por la espalda como si fuera un pulpo, con un brazo abarco de hombro a hombro y con el otro me apretaba por la cintura como si quisiera fundirse conmigo.
_ Mi nombre es Gabriel. Dijo _ Y aunque te parezca mentira, soy, he sido y seguiré siendo tu hombre, tu compañero, y ante todo, tu ángel guardián
En ese mismo momento un frio recorrió todo mi cuerpo y una fuerte onda de energía abarco todo mi ser, sentí que algo rosaba mis piernas de la rodilla hacia abajo, trate de mirar pero su antebrazo no me permitía ver más allá, por lo que volteé mi cabeza y mire por el espejo grande que tenía a mi derecha en el cuarto
_ ¡Dios santísimo!… Exclame
No hubo más palabras posibles que salieran en ese instante de mi boca, en aquel gran espejo se proyectaba la imagen de mi persona abrazada de aquel musculoso hombre del cual brotaba de su espalda dos gigantescas alas blancas nacaradas que envolvían mis pantorrillas. No hubo tiempo de más, en el mismo preciso momento en que me viraba para poder dar crédito a lo que se reflejaba en el espejo, un sonido como de una alarma electrónica se interponía destruyendo toda imagen, tiempo y espacio en el que me encontraba. Una oscuridad abarcó todo y de momento abrí mis ojos, era la alarma del despertador que me indicaba que ya era hora de levantarse e ir a trabajar. Confundido pero aliviado de saber que todo había sido un sueño, me levanté y fui hasta la cocina a poner la cafetera a colar ya que yo la dejo preparada desde la noche anterior, después entre al baño a afeitarme, lavarme la boca y darme un baño como todas las mañanas, saque mi máquina de afeitar, la crema y las puse sobre el lavamanos, abrí el grifo para mojarme la cara y esparcir mas fácil la crema de afeitar y cuando levanté mi vista al espejo que queda justo sobre el lavamanos, quede sorprendido de lo que veía , todo mi pecho estaba embarrado de una sustancia viscosa, la toque y lleve mi mano hasta mi nariz para olfatear y que sorpresa era semen, acto seguido me sonreí y le dije a mi imagen reflejada en el espejo.
_ Cabrón te tomaste bien en serio el sueño de anoche.
Y proseguí a afeitarme, Terminando de rasurarme, me lavé la boca y abrí el grifo de la ducha para darme un baño. Off, Ya esto se ponía más serio, al tratar de quitarme el bóxer que me había puesto la noche anterior me di cuenta que lo que en realidad tenia puesto era un slip blanco que no tenía nada que ver con el bóxer gris que había usado después de bañarme en la tarde noche del día anterior, ya un poco más preocupado y buscando una lógica a este cambio inesperado termine de quitarme el slip y quede anonadado al ver que su parte trasera estaba desgarrada y con pequeñas manchas de sangre, señal de una penetración brusca y violenta. No podía ser, me repetía una y otra vez, y para calmarme un poco me metí debajo del agua y trate de darle una solución a esto, quizás en mi sueño yo me cambie de ropa interior y al desgarrarla me lastime con las uñas, esa era la única solución posible la cual me repetí una y otra vez hasta creérmela. Aparentemente más calmado Salí del baño y me serví una taza de café bien cargado, después de terminarlo y fregar la taza fui hasta el cuarto para tender la cama y vestirme para partir a mi trabajo, ahí fue donde encontré lo que golpeo mi cabeza tan fuertemente que hoy todavía no me recupero. Al mover la sabana con que me tapaba para doblarla, encontré sobre mi almohada una nota que acompañada de una pluma blanca nácar decía:
Cachorro: espero pases un feliz día de trabajo, Nos volveremos a encontrar en cualquier momento Pero recuerda que siempre estaré a tu lado Siempre tuyo como tú eres mío Tu Ángel Gabriel, (el Montañés)
Lo único que atine a hacer en ese momento fue tomar esa nota con la pluma en mis manos, llevarla hasta mi pecho, caer de rodillas al pie de mi cama y apoyando mi cabeza en el borde del colchón comencé a llorar incontrolable mente.
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