EL MOZO DEL HOTEL EN CANCUN
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
EL MOZO DEL HOTEL EN CANCUN Parte 1
De cómo conquiste al chico hetero del hotel en Cancun.
Cuento este relato en partes porque es largo.
Pero lo dejo a discreción del editor si lo quiere publicar en uno solo
Me describo: Sesentón, bi activo, 1.65m 135 libras, blanco, delgado, atractivo
Habíamos quedado con mi hija y su familia (esposo y cuatro hijos) de reunirnos en Cancun.
Mi esposa está en silla de ruedas y por eso cuando viajamos siempre llevamos a una muchacha que la ayuda a vestirse y empujar la silla de ruedas.
Eso significa que tenemos que viajar tres personas siempre, lo que a veces complica las cosas porque tengo que comprar tres pasajes de avión y no siempre los consigo.
Nosotros viajamos desde Centro América, mi hija desde USA.
En esta ocasión, nosotros llegaríamos sábado y regresaríamos el siguiente sábado, pero por razones de espacio en el avión, no logré conseguir los tres boletos de regreso para los tres, por lo que mi esposa y la muchacha regresarían viernes y yo me quedaría solo en el hotel hasta el sábado, cosa que me agradó mucho, pues pensaba buscar compañía masculina para esa noche.
Mi hija, por la misma razón no pudo conseguir los 6 boletos para el sábado, así que también tendría que regresar el viernes, lo que me dejaba solo en Cancun hasta el sábado con 4 habitaciones de hotel (dos mías y dos de mi hija) ya que habíamos comprado un paquete con RCI para 8 días.
Mi hija llegó dos días antes y se hospedó en otro hotel hasta esperar el sábado en que ocuparíamos las dos suites en el hotel de RCI.
Cuando llegamos al hotel había varios chicos jóvenes en la entrada, que se ocupan de recibir a los huéspedes, ayudarlos con las maletas y llevarlas hasta las habitaciones, pedir taxis, dar direcciones etc.
Nos recibió un chico muy agradable, moreno, como de 1.70 m 150-160 libras, de unos 22 a 25 años con una gran sonrisa y muy agradable y cooperador.
Lo que más me atrajo de él fue su gran trasero, que con el pantalón ajustado del uniforme del hotel parecía una segunda piel, se le veía firme, duro parado y apetecible.
En seguida me atrajo y desee tocar aquel trasero que invitaba a ser tocado, acariciado, mordido y penetrado.
Pasaron los días, lo veía a diario en el lobby del hotel, a la entrada, cuando salíamos o cuando regresábamos de compras, cenas o excursiones.
Siempre amable, sonriente y muy placentero.
Me volvía loco ver ese gran trasero.
El siempre me hablaba muy cortes y siempre con una gran sonrisa.
Solo me imaginaba tenerlo en mis brazos y tocar y apretar esas nalgas divinas.
Así pasaron los días, siempre lo mismo.
Yo le sonreía muy provocativamente y le daba la mano sobando sus dedos, tratando de buscar una oportunidad de tocarlo sensualmente y el siempre sonriente, pero no daba muestras de ser “Gay”.
Todas las noches me dormía pensando en ese trasero.
Llegó el viernes cuando mi esposa tenía que tomar el taxi para el aeropuerto, lo mismo que mi hija y su familia.
Yo me quedaría solo hasta el día siguiente.
Salimos a la entrada del hotel, el mismo chico llamó el taxi y cuando todos se fueron él se sorprendió de que yo no abordara el taxi y me dijo: señor ¿le pido otro taxi? No le dije, yo me quedo hasta mañana.
Él se sonrió como siempre y me dijo.
¿Se queda solo? Si le dije, ¿no se va a aburrir me dijo, no si tú me haces compañía le dije.
Se me quedó viendo un poco extrañado y confuso.
¿podrías no? Le dije.
¿Dónde vives? Le pregunté, lejos me dijo.
Tengo que levantarme a las 4 am, y tomar dos buses para estar aquí a las 7 am, ¿A qué hora sales dije? A las 5 pm me dijo y llego a mi casa a las 8 pm.
Si te quedas conmigo te ahorrarías el pasaje y dormirías dos horas más en la mañana le dije, además nos divertiríamos juntos le dije.
Se me quedó viendo extrañado, pero no molesto ante mi sugerencia.
Le di la mano de nuevo sobando sensualmente sus dedos y apretándolos cínicamente.
Los otros chicos no se percataron de mis avances hacia este chico que me traía loco.
Piénsalo le dije y me dirigí al lobby.
Volteé a ver y le guiñé el ojo.
Eran las 10 am.
Me fui a desayunar y regresé a la salida del hotel para ver si lo veía.
Ahí estaba, siempre sonriendo, yo descaradamente le miraba ese lindo y gran trasero.
Me acerqué a él y le dije: ¿te vas a quedar conmigo? Tengo 4 habitaciones disponibles, podrías invitar a otros chicos y podemos pasarla bien le dije y me fui de nuevo con un guiño de ojos.
Como a las 3 pm regresé a la salida del hotel y lo busqué, lo llamé aparte y le dije ¿y entonces, vas a aceptar mi invitación? No sé me dijo, lo estoy pensando.
Ah, ya caíste me dije.
¿Qué hay que pensar le dije? Nada te a va pasar, solo piensa en el ahorro del pasaje y las horas que podrías dormir más.
No se me dijo, nunca lo he hecho.
Pero ya te han invitado antes otros hombres le pregunté.
Si me dijo, pero nunca acepté.
Bueno le dije si cambias de opinión ya sabes cuál es mi habitación ahí te espero si te quieres quedar a hacerme compañía y ahorrarte el pasaje y dormir más tiempo en la mañana volví a insistir y me fui, no sin antes volver a sobar sus dedos y apretarlos.
Es que me da pena que mis compañeros se den cuenta me dijo.
En el hotel hay mucha gente le dije, nadie lo va a notar ni se van a dar cuenta, voy a dejar la puerta entre abierta por si quieres venir le dije y me fui.
Antes de las 5 pm me preparé, me bañé, me perfumé y me puse un “Short” ajustado, puse unas cervezas en una cubeta con hielo y me puse a esperar, dejando la puerta de la habitación entre abierta pensando en cómo lo conquistaría si acaso llegaba.
Solo pensaba en aquel hermoso y gran trasero y como haría para comérmelo.
Continuará
EL MOZO DEL HOTEL EN CANCUN Parte 2
A eso de las 5.15 pm, la puerta se abrió, ahí estaba él, sin el uniforme, con una camisa blanca tipo polo ajustada y con unos jeans azules, super ajustados que dejaban de ver ese hermoso trasero que se veía más duro y firme que antes.
Buenas tardes me dijo y cerró la puerta detrás de él.
Pasa le dije ¿te vas a quedar le pregunté? No se me dijo, todavía no estoy seguro.
Ven le dije quieres una cerveza para que te relajes y le tomé de la mano y lo guíe hasta la salita de la suite.
No me digas que nunca te habían invitado a quedarte en una habitación le dije.
Si me dijo, varias veces, pero nunca acepté hasta hoy me dijo.
¿Han sido hombres mayores los que te han invitado le pregunté? De todas las edades me dijo, pero si, la mayoría han sido señores como usted.
¿Por qué no has aceptado? le dije siempre con mi mano acariciando la suya.
¿A que le temes? Tú eres un chico grande y fuerte, nadie se atrevería a hacerte algo que tu no quieras, no en un lugar como este le dije.
No es eso me dijo, son las intenciones.
¿Cuáles intenciones le pregunté? Usted ya sabe me dijo, no, no sé dime ¿qué intenciones? Bueno, usted sabe, tener sexo con ellos me dijo.
¿Eres gay le pregunté? NOOO, no soy.
¿Tienes novia? No.
No tengo, ¿Por qué no le pregunté? No sé, no tengo tiempo, mucho trabajo, me levanto en la madrugada y cuando llego a la casa ya es muy tarde, no me queda tiempo para eso.
¿y como haces para desahogarte? Es decir, para satisfacer tus necesidades de joven le pregunté.
¿Cuáles necesidades me dijo? De sexo le dije, todos tenemos esos deseos y hay que satisfacerlos, sobre todo cuando uno es joven como tú y está cargado de jugos y hay que sacarlos le dije, bueno me dijo usted sabe cómo, si le dije, con la mano ¿no? Solo sonrió.
Estoy seguro de que muchas chicas y quizás chicos u hombres quisieran tener sexo contigo, eres muy atractivo, tienes un cuerpo muy lindo.
No que va, me dijo, si, le dije tienes un cuerpo muy lindo, sobre todo tu parte trasera y lo toqué suavemente en una nalga, lo que confirmó lo que siempre pensé, un trasero duro y firme.
No creo me dijo.
Si, mira le dije y le señalé el espejo de la sala, ven mira, me paré y llevé al espejo y le señalé y toque de nuevo ese lindo trasero y le di vuelta, ¿ves? Eres muy atractivo y muchos hombres desearían tenerte le dije.
¿Cómo así me preguntó? Tocarte y penetrarte le dije, sobando esas nalgas divinas.
¿Has estado alguna vez con otro hombre le pregunté? No nunca me dijo, ¿lo has pensado alguna vez? Le pregunté, No, nunca lo he pensado me dijo ¿lo harías le pregunté? No, no creo me dijo ¿Por qué no le pregunté? No sé, no es lo mío me dijo.
Qué tiene de diferente le dije, Sexo es sexo, el deseo es el mismo, las sensaciones son las mismas, quizás más intensas cuando son del mismo sexo le dije.
¿Cómo? Me preguntó, bueno un beso es un beso, se siente lo mismo si es de una chica o de un chico, son los labios los que se acercan y las bocas se unen con los ojos cerrados y se siente muy rico le dije, además, cuando te tocan, ya sea que la mano sea de una chica o de un hombre, la sensación es la misma, solo tienes que disfrutarlo.
Si alguien te toca el cuerpo, que importa si es un hombre o una mujer la que te toca, sientes lo mismo.
La piel no distingue, solo siente el placer, es la mente la que hace la diferencia, pero el placer es el mismo.
No sé, no creo me dijo, si le dije, es la mente la que hace la diferencia, la piel, el pene, los labios las nalgas no distinguen solo experimentan las sensaciones corporales de placer.
¿Usted cree? Me dijo.
Si, así es le dije.
Claro que hay diferencia a la hora de la penetración, ya que la mujer tiene vagina, pero también tiene lo de atrás y a muchas les gusta más por detrás que por delante, se siente más rico.
¿Por qué es más rico preguntó? Es más apretado le dije y se siente mejor meterlo por detrás sobre todo con alguien que tenga un trasero como el tuyo, que es muy grande y muy lindo.
¿Sabes cuál es el punto “G” le pregunté? No, ¿qué es me dijo? Es un punto que tienen las mujeres a la entrada de la vagina en la parte anterior, pero también los hombres lo tenemos en el mismo lugar le dije.
Es un punto donde el placer sexual es más intenso si se sabe estimular, le dije, lo que pasa que no todos lo saben estimular.
No, no sabía eso, ¿de verdad existe? Si, de verdad y es muy delicioso tocarlo y estimularlo.
¿y usted sabe hacerlo? Es decir, estimularlo me preguntó, Si le dije sé dónde está y cómo hacerlo para que la persona a quien se lo haga sienta un gran placer, mucho placer.
No sabía eso.
¿Te gusta besar le pregunté? Casi nunca lo he hecho, no se hacerlo bien me dijo, no he tenido muchas oportunidades.
Es muy rico le dije, igual si te besan el pene, o sea si te hacen el sexo oral le dije, no importa si es una boca de hombre o de mujer, es divino, es la mente la que hace la diferencia, el pene responde igual.
¿Usted cree? Si así es.
Ven toma otra cerveza (mi intención era desinhibirlo con el alcohol)
Le puse de nuevo mi mano en una nalga y lo empujé hace la ventana que daba al mar.
Ya estaba oscureciendo, el sol se estaba ocultando, era un ocaso muy lindo, una vista preciosa, un momento muy romántico.
Estábamos parados viendo hacia el mar, mi mano no dejaba de sobar aquel divino trasero, lo estaba estimulando, él no ponía resistencia.
Subí mi mano a su cintura y Lo acerqué más, lo volteé hacia mí, nuestras caras quedaron muy cerca, nuestros labios casi rozando, nuestras respiraciones al unísono, cierra los ojos le dije y apreté mi cuerpo contra el suyo y lo besé tiernamente.
Se dejó llevar, abre la boca le dije e introduje mi lengua en su boca, buscando la suya, y comencé a besarlo, primero suavemente, mordía su labio inferior tiernamente y bajé mi mano a su entre pierna, tenía el pene duro, muy duro.
Continuará
EL MOZO DEL HOTEL EN CANCUN Parte 3
Lo estaba besando apasionadamente, con mi mano derecha sobaba su pene que estaba a reventar, con mi mano izquierda estaba acariciando esas nalgas divinas, duras, firmes, grandes muy ricas.
El sol se terminó de ocultar dejando unos celajes rojizos, celestes y grises y azules.
Le desabroché el cinturón, le desabotoné el jean, metí mi mano y se lo bajé un poco y toqué ese trozo de carne que estaba babeando, pulsando, caliente, muy caliente, super duro.
Sin dejar de besarlo, le bajé el jean has la rodilla le bajé el calzoncillo y dejé en libertad aquel pedazo de carne que me introduje en la boca para saborearlo, el solo gemía, su respiración entre cortada, no decía nada, le estaba dando el mejor sexo oral de mi vida, mis manos acariciando esas nalgas lisas, lampiñas, duras, firmes, paraditas, las estaba separando, buscando el centro para introducir mi dedo medio en su ojete, el solo gemía.
Con la saliva de mi boca, mojé mi dedo y poco a poco le introduje en su ano, dio un respingo, pero no dijo nada, solo metí la punta, estaba muy pero muy apretado, comencé a girar en círculos estaba buscando su punto “G” Lo encontré y comencé a estimularlo muy suavemente, el solo gemía, voy a acabar me dijo, No le dije todavía no.
Ven, vamos a la cama.
Me paré, lo tomé de la mano y lo llevé al dormitorio, ahí le quité la camisa, dejando ver ese torso amplio, su vientre plano, totalmente lampiño.
Quítate el pantalón le dije, al mismo tiempo que yo me desnudaba, quedando nuestros cuerpos desnudos yo encima de él, seguí besándolo, el ya correspondía a mis besos y comenzó a acariciar mi espalda, lo tocaba por todos lados, le sobaba el pene que estaba duro como una piedra, subía y bajaba mi mano a lo largo de aquel trozo de carne, grueso, palpitante, como de 17 cm.
El mío también estaba muy duro, agarré su mano derecha y la llevé hacia mi pene y le dije haz lo mismo.
No dijo nada, solo comenzó a sobar el mío, seguía besándolo, estábamos perdidos en aquel cuarto que era testigo de cómo había seducido aquel chico que se creía hetero al principio.
Bajé de nuevo mi cabeza hacia su pene y me lo introduje de nuevo en la boca, echaba grandes cantidades de pre cum, ácido, salado, dulzón, muy rico y así estuve por varios minutos.
Luego me erguí, me levanté, mis piernas al lado de ese hermoso cuerpo lampiño, me senté en su pecho y llevé mi pene hacia su boca y le dije has lo mismo.
Abrió la boca y se lo introdujo, cuidado con los dientes le dije, me comenzó a dar una rica mamada un poco tosca, pero rica.
Mis manos buscaron de nuevo sus nalgas, mojé el dedo medio de mi mano derecha y lo introduje en su ano, dio un gemido, pero no hizo nada para pararme, busqué de nuevo su punto “G” y empecé a estimularlo.
Saqué mi dedo, mojé otro y los introduje de nuevo en ese hueco estrecho muy estrecho y apretado, movía mis dedos en círculos y como tijera trataba de dilatarlo y empujaba más adentro, el solo gemía, los saque, mojé otro dedo y los volví a meter, esta vez sentí como su ano se estremeció y dio un ay, me duele me dijo, despacio por favor, no hice caso sacaba y metía mis dedos cada vez más adentro, al mismo tiempo que lo seguía masturbando y haciéndole sexo oral.
Al cabo de unos minutos el solo gemía de placer, estás listo le dije.
Agarré sus piernas y las puse en mis hombros, dirigí mi pene hacia su ano e introduje la cabeza, ay volvió a decir, así no por favor.
Tranquilo le dije, ya va a pasar, dejé mi pene en la entrada para que se acostumbrara y a los dos minutos empecé a empujar de nuevo.
Sentía como su estrecho canal se iba abriendo poco a poco, me duele me dijo, sáquelo, sáquelo que me duele.
Si la primera vez duele le dije, pero ya va a pasar ya verás.
Paré de nuevo para que se acostumbrara, seguía besándolo para distraerlo y con mi mano izquierda lo masturbaba.
Ya me dijo siga, y empujé de nuevo hasta meterla toda, volvió a contraer de nuevo su recto con mi pene adentro, que sensación más linda sentí cuando me lo apretó.
Me duele me dijo, despacio por favor.
Yo no hice caso, lentamente sacaba y metía mi pene en ese canal tibio, palpitante, de repente, el mismo comenzó a moverse empujando sus nalgas hacia delante para que se la metiera más.
Eso me dio libre paso para comenzar a embestirlo fuertemente, el respondía con movimientos similares, nuestras bocas besándose salvajemente.
Seguí así por varios minutos que me parecieron una eternidad, lo estaba haciendo mío, lo había conquistado, le estaba gustando, gemía de placer y de dolor, apretaba mi espalda, se movía como loco, me besaba, me estrujaba, me mordía los labios, así estuvimos varios minutos, cuando de repente siento como su recto se comenzó a contraer espasmódicamente apretando mi pene con sus contracciones, se estaba viniendo soltando grandes chorros de espeso semen en mi abdomen, eso hizo que el mío hiciera lo mismo y comencé a soltar chorros y chorros de esperma en su recto, Estábamos los dos convulsionando de placer, gritaba, gemía, me estrujaba, me apretaba la espalda.
Dio una última contracción y quedo exhausto, caí sobre su cuerpo, ambos estábamos sudorosos, cansados, agotados.
Tenía los ojos cerrados, pero me seguía besando y acariciando la espalda.
Qué rico me dijo, nunca creí que fuera así de rico, gracias, que rico.
Seguí encima de él por varios minutos, besándolo, mordiendo su labio inferior, tocado su pecho lampiño, acariciando su rostro, mi pene todavía estaba dentro de él, pero estaba perdiendo dureza, no lo saque me dijo al percatarse de que mi erección había disminuido.
No te preocupes le dije, tenemos toda la noche para hacerlo de nuevo.
Ven, vamos comer algo, pero primero vamos a bañarnos le dije.
No me dijo quédese así otro momento.
Caí sobre él, satisfecho, él solo sonreía y me acariciaba la espalda.
Esa noche lo hicimos una vez más, él quería más, pero yo ya no podía, solo lo masturbé analmente estimulando su punto “G” hasta hacerlo acabar por tercera vez.
Espero les haya gustado.
Tengo otras conquistas, siempre con jóvenes como él.
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