El niñero (parte 2)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo era tan sorprendente, había una complicidad sin palabras entre él y yo, algo en mi interior me decía que no debía contar en ese momento lo emocionante que había sido mi tarde junto a Javi, mi niñero… y así pase la noche recreando esa sensación, la imagen de su enorme paquete y su torneadas piernas… su sonrisa traviesa al despedirse. Algo me estaba pasando que no era normal, no era posible que me gustara un chico ¿me gustaba él, su cuerpo o la sensación de éxtasis al tocarle?, no lo sé, estaba confundido y no podía dormir, quería que ya fuese el día siguiente para verle, para tocarle, para sentir su calor… creo que me quedé dormido soñando con ese momento.
En la mañana con un poco de prisa, pasó el trasporte del colegio por mí, no recuerdo bien si en ese día ocurrió algo extraordinario en clase, mi pensamiento estaba en ese jeans ajustado que solía traer mi niñero y que yo nunca había reparado en ello… la rutina seguía con normalidad y el tiempo pasaba tan despacio…
Al fin Javi llegó a casa y yo, temblaba como gelatina nervioso de lo que fuera a decirme… tal vez me daría un sermón, tal vez me pediría algo para no contarle a mis padres de mi atrevimiento… tal vez…
-¿Qué pasa chaparro, ya estoy aquí, me extrañaste?- interrumpió mi letargo
-Sí, un poco- respondí tímidamente…
-Si ya terminaste la tarea, podemos ir a tu cuarto para que juegues con tus carritos mientras yo leo- Dios mío qué estaba pasando, creo que quería que lo tocara de nuevo…
Hasta ese momento no me había percatado que Javi no traía jeans, sino un chándal deportivo algo grandecito para mi gusto, tampoco me imaginaba lo que vendría después…
-La verdad es que no me encargaron nada de tarea- mentí con tal de ir con él a mi habitación, y así fue, me hizo una señal para que subiera yo primero. Mi casa en aquel entonces tenía dos plantas y mi habitación quedaba arriba hacia el fondo, dando al patio trasero.
Tal cual, llegamos, él se tiró en la cama con esa sonrisa pícara que me fascinaba y creo que aún me enloquece el sólo traerla de mis recuerdos… yo fui directo a la estantería donde guardaba celosamente mis autos de colección y tomé el más pequeño, el que sería mi cómplice en la hazaña de volver a conquistar ese monte ubicado justo después de terminar las piernas de Javi subiendo por los tobillos.
Vaya sorpresa que me llevé al ver una gran carpa perfecta que me invitaba a adueñarme de ella. Era magnífica, grande, sorprendente… Mi niñero, ocultaba su rostro con un libro viejo de anatomía bovina. No presté atención, mi mirada sólo veían esa enorme verga dibujada en unos pants gris de algodón. Sin preámbulos me fui directo al objetivo y jugaba con mi carrito una y otra vez por encima del paquetote de Javi… yo sólo escuchaba de él su excitada respiración que hacía palpitar más rápido mi corazón.
La sensación ha sido inolvidable… ahí tenía a mi niñero echado en mi cama y yo sobando su verga… por Dios, que calentita y dura estaba, parecía una camiseta enrollada que se había metido por los pantalones, pero ¿por qué sentía caliente?, mi pequeño pene se estaba poniendo duro y me estaba gustando. Yo seguí sobando y apretando en mi delicada mano ese enorme mástil.
-suavecito bebé- fue la primera frase que Javi me dijo tiernamente…
volteo a verle y el libro había desaparecido, en su rostro se veía una luz que no puedo describir, una sonrisa hermosa y sus ojos azules más brillosos que de costumbre se iban cerrando con la sensación. Obviamente obedecí y continué mis caricias ahora con más suavidad… de pronto, coge con sus dos manos cada uno de los extremos del pants y se los baja hasta la mitad de la pierna dejando al descubierto un enorme falo blanco, recto y grueso, lleno de venas como queriendo explotar, una cabeza rosada y grande sobresalía… perfecto, podría decir en una palabra. No había visto otros penes en directo mas que el mío y ahora el de Javi, pero en ese momento me pareció hermoso. Por instinto natural creo, me lo llevé a la boca, quería conocer su sabor, deleitarme con ese olor a jabón… lamí una y otra vez, Javi sólo suspiraba y decía entre dientes –wow bebé- y eso me emocionaba, me gustaba que me dijera bebé. Todo un hombretón rindiéndose ante mí, ante mi instinto y mi inexplicable experiencia sexual.
Seguí lamiendo de abajo a arriba, de un extremo al otro. Mis pequeñas manos cogían ese pedazo de carne sin poderlo abarcar todo, yo estaba fascinado, encantado, idiotizado por ese sabor, por la sensación que me provocaba la verga de mi niñero. Mi mano derecha poco a poco fue bajando hasta llegar a sus enormes huevos y masajee con suavidad como toda una piruja experimentada. En ese momento los términos y etiquetas eran desconocidas para mí, en mi mundo infantil no se hablaba de sexo ni se decían esas “malas palabras” pero yo estaba disfrutando como enano con juguete nuevo.
Esa respiración agitada y los constantes jadeos de Javi me ponían a mil, no sé si lo hacía bien o mal pero él me decía lo magnífico que era y lo bien que lo estaba pasando. De pronto sentí que su fuerte mano acariciaba mi cabeza, no como cuando trataba de despeinarme para que yo hiciera rabietas, sino al contrario, no me imaginaba como una mano tan grande y ruda me acariciaba con suavidad… yo seguía en lo mío, disfrutando de la verga de mi niñero, buscando la manera de que entrara toda a mi boca que por más que la abría, cabía poco; la quijada me dolía, pero yo deseaba seguir disfrutando de ese rico y nuevo sabor para mí.
Su mano fue resbalando por mi espalda y yo buscaba la manera de subir más mis nalguitas a su alcance. No sé de dónde saqué eso o dónde lo vi o escuché, yo solo quería hacerlo y así lo hice. Él tiernamente colocó su mano en mi trasero y acarició muy suave, nunca lo sentí grotesco haciéndome daño… Cuando me di cuenta que su mano se había metido por entre mi ropa y se deleitaba con mi piel, yo apretaba sus genitales con suavidad. Sentir como su fuerte dedo rozaba la comisura de mi ano me volvió loco que creo que apreté un poco su verga y se endureció aún más. De la nada salieron unos intensos chorros de un líquido cremoso caliente que salpicó mi cara, me asusté un poco pero mi lengua hizo contacto con lo que escurría por la punta de su verga y me encantó. Un sabor extraño al principio pero un mangar que quise disfrutar por completo… Fue el veneno que me enloqueció. Él sólo decía en voz baja – así bebé, límpialo bien- mientras yo seguía degustando de mi hombre.
Javi acercó mi cara a la suya y me dio un tierno beso en la boca…
-Eres fantástico Toñito, nunca me imaginé esto-
-Me gustas mucho Javi- fue lo único que salió de mi boca… Me abrazó y así permanecimos por un rato.
Esa tarde fue increíble en todos los sentidos, jugamos, nos reímos, comimos, vimos tele, nos abrazábamos y acariciábamos. Había experimentado algo que no tenía idea que marcaría mi vida. Me había vuelto cómplice-amante de mi niñero, de ese joven apuesto y atlético que estaba robando mis pensamientos… sentí que ya no era un niño y que las cosas para mí iban a empezar a cambiar…
Esa noche, al llegar mis padres nos dan una estupenda noticia; una noticia que sería el inicio de una experiencia más que increíble, inolvidable.
Continuará…
P.D. Gracias a todos por sus buenos comentarios en la primera parte. En ocasiones escribir este tipo de experiencias nos hace recordar todo aquello que vivimos porque simplemente no queremos dejarlo ir… Los leo pronto.
Antonio.
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