El niñero (parte 3)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Era un domingo como cualquier otro, al menos eso suponía yo. Bajé aún en pijama a desayunar junto con mis padres. Un tanto dormido me sorprendí al ver a Javi sentado en el pequeño antecomedor redondo que teníamos en casa. -¿qué hacía este tipo aquí?- pensaba yo enojado y refunfuñando… creo que la adolescencia me había alcanzado que ni yo mismo me soportaba.
Días antes, después de haber vivido esa estupenda experiencia con mi niñero mis padres nos mandan llamar porque querían hablar seriamente con nosotros. Al escuchar esto, mi corazón palpitaba tan rápido de los nervios que no podía disimular. Javi al parecer sentía lo mismo pero era un poco más controlado, aunque noté que le sudaban las manos de la angustia. La verdad, hacía tiempo que no sentía a mi padre tan serio… aunque mi madre estaba… ¿emocionada?… era extraña la situación; ¿cómo se habían dado cuenta?, ¿nos habrían escuchado algunos vecinos?, ¿Javi les había dicho algo?… mi cabeza daba vueltas sin sospechar realmente la realidad de la situación, yo solo sabía que “eso” era prohibido…
-Bien chicos, me alegro que estén aquí- dijo mi padre con esa sobriedad característica de él.
-Dígame Profesor, me dijo la Doctora que quería verme, vernos- rectificó temeroso Javi, mientras yo me medio escondía detrás de él.
-Pues chicos- siguió mi padre, – como se dieron cuenta, recibimos un envío ayer donde nos confirmaban la asistencia a un congreso internacional muy importante para tu mamá y para mí- obviamente se dirigía a mí fijamente, y de vez en cuando volteaba a ver a mi niñero… -No voy a hacerles muy largo el cuento, -continuó- Javier, quisiéramos pedirte que, como no tenemos más familia aquí mas que tú… si te podías quedar en casa, cuidando a Toño y haciéndote responsable de todo…
¡Uff! Qué susto pasé. Misa padres estarían fuera ¡una semana! Y yo estaría sólo con Javi… él y yo solos en casa.
-Claro que sí profesor- respondió Javi, – Gracias por su confianza, estaré en exámenes estos días pero estaré más tranquilo para entonces-.
Yo entre sonreía y me entraba un miedo, una angustia… por una parte podría estar solo con Javi, pero nunca me había separado de mis padres tanto tiempo… en fin, pasaron algunos días y Javi se limitaba a hacer su trabajo: darme de merendar, estudiar y cuidar que no destrozara la casa “con mis cosas”… por eso ese domingo estaba yo enojado con mi niñero, sentía que nuestro juego ya no le gustaba…
-¿Qué pasa Toñito, vas a estar así ahora que nos vamos?- expresó mi madre creyendo que mi malhumor era porque me dejarían solo. El día del viaje de mis padres había llegado ese domingo especial.
Después del protocolo correspondiente, mi padre me da un beso en la frente mientras me dice su solemne “cuídese mucho campeón” y mi madre me estrujaba abrazándome y besando mis mejillas como si no me fuera a ver nunca más… así son las madres, al menos la mía me adoraba.
Vimos desde la puerta como desaparecía el taxi donde iban mis padres a su famoso congreso, Javi mientras decía adiós con la mano derecha, la otra la apoyaba en mi hombro abrazándome.
-Bueno chaparro, tus papás ya se fueron, hay que ponerse las pilas- dijo mi niñero muy sonriente y yo apático tal cual me desperté ese día. – ¿qué quieres hacer por la tarde?, ¿vemos una “movie”, vamos al parque, jugamos fut…?- Sí que traía pila este hombre…
-Lo que quieras- dije yo con un tono apagado.
-Ya está chaparro, ya dijiste- respondió y yo vi esa sonrisa pícara que me fascinaba pero no hice mucho caso al hecho. –Métete a la ducha mientras lavo los platos del desayuno- finalizó mientras yo subía corriendo las escaleras hacia el baño.
Como algo tan natural y casi podría decir que automatizado, abro el grifo del agua caliente mientras me desnudo y dejo la ropa tirada por ahí… Con el sonido del agua no escuché el abrir de la puerta y di un tremendo grito al escuchar la voz varonil de mi niñero
-¿ya te lavaste bien todo chaparrito?
-¡Qué susto me diste Javi!- repuse alterado
-¿me dejas bañarme contigo?- me dice mientras abre poco a poco la cortina del baño y veo su cuerpo completamente desnudo frente a mí… wow, sí que hacía deporte, se veía la perfección de su abdomen, lo fuerte de sus brazos y piernas y un fantástico mástil erguido viendo hacia mí.
Nunca había visto a un hombre así, desnudo por completo… Cuando hojeaba esos catálogos de un gran almacén que llegaba a casa, veía tímidamente y a escondidas la sección de ropa íntima para hombres y me imaginaba y preguntaba cómo tendrían el pene esos hombres atléticos que modelaban las trusas anunciadas. Tenía frente a mí al hombre más guapo y varonil que podía imaginar, como aquellos de la revista…
-Sí, claro- respondí a esa pregunta retadora.
Entró a la ducha y mojó su cuerpo y parecía una escena de película… lo veía tan sexy…
-Hay que lavarse bien todo chaparro- me dijo sonriendo y poniéndose un tanto de jabón en sus manos. Talló mis hombros, los brazos, mi barriga insignificante, mi vientre, mis piernas… yo sólo lo veía extasiado. –Date la vuelta bebé- ordenó suavemente y yo obedecí… sentía sus manos en mi espalda que iban poco a poco bajando hacia mis nalguitas que masajeó dulcemente; la sensación era extraordinaria que fui poco a poco inclinándome hacia la pared y cerraba los ojos. Para mí pequeña estatura, Javi era muy alto; no puedo decir qué tanto sólo que en aquel entonces le llegaba a mitad de las costillas. A pesar de la diferencia Javi se arrodilló mientras metía con delicadeza un dedo a mi ano. Nunca fue brusco ni grotesco, así que el deleite era increíble… dejó que el agua tibia quitara el exceso de jabón en nuestros cuerpos y fue cuando acercó su rostro a mi trasero, yo seguía con los ojos cerrados y me dejaba llevar; sentir su respiración en mi culo me debilitaba aún más, era él quien ahora dominaba la situación y me encantaba.
Con mis pequeñas manos hacía presión sobre la pared del baño para no resbalar; mi respiración agitada no imaginaba lo que ese hombre mío haría, en sí, jamás imaginé que se pudiera hacer eso… mucho menos imaginaba lo que se podía sentir cuando percibo como cada beso en mis glúteos se volvía cada vez más intensos… la lengua húmeda de Javi se abría paso entre mis nalgas y buscaba con mucha experiencia mi hoyito… ¡Oh mi Dios, que maravilla! Mis piernas se debilitaban de la sensación, pero creo que mi cómplice de juego me sostenía y levantaba con su rostro. Tenía la lengua de mi niñero en mi culo y eso fue el más mágico somnífero que me pudieron haber dado. Sentía como ese músculo móvil se movía como serpiente buscando su guarida… poco a poco se fue desprendiendo y fue lamiendo mi espalda hasta llegar al cuello, yo hipnotizado me dejaba llevar…
-Vamos a la cama- me susurró al oído, yo sólo asentí con la cabeza
A como pudimos nos secamos; yo torpemente lo hacía, Javi me ayudó y me cargó en sus brazos… vaya que eran fuertes. Me sentí como una princesa llevada al castillo en brazos del príncipe encantado… Me colocó despacio sobre la cama y me beso… daba pequeños mordiscos al labio inferior, decía que le excitaba mucho mi boca… acariciaba mi cara, mis brazos y mis piernas con una suavidad, como cuando cuidas algo que puede romperse con facilidad. Yo sentía su miembro tan duro y caliente frotando mi piel que solo atinaba en suspirar… su lengua fue buscando mi boca y jugueteó con la mía. Yo nunca había besado a nadie, sólo lo había visto en las películas e imaginé que eso debía hacer… dejarme llevar y guiar por mi hombre.
Javi seguía besándome con tanta pasión, pero no una pasión desenfrenada ni agresiva, al contrario, era tan mágico que hasta hoy no olvido aquel primer beso, los otros habían sido solo “picoretes” de labios a labios… Besó mis ojos, mis mejillas, el cuello, las orejas diciéndome tiernamente –Ay bebé, me encantas- yo vilmente caía con cada palabra, con cada caricia que mi niñero me regalaba… la fuerza y arrebato de aquel chiquillo estaban a la merced de aquel joven hombre. –Date la vuelta- susurró de nuevo… y siguió besando mi espalda… subió mis brazos y colocó un almohada debajo de mi vientre haciéndome elevar un tanto mi culo. Mi niñero sabía muy bien lo que hacía, yo mientras tanto, era materia dispuesta, dejándome modelar por sus manos y labios…
Cuando volví a sentir su lengua en mi ano, no pude evitar dar un grito de placer. Sabía que no había nadie en casa, bueno, en realidad simplemente me dejé llevar. –Tranquilo bebé- me dijo Javi, -muerde la almohada cuando quieras gritar… y siguió insistente comiendo mi trasero, al menos, increíblemente espectacular, así lo sentía.
Después de un largo rato de jugar con su lengua en mi ano, subió lentamente… pude sentir como su enorme falo se acomodaba entre mis nalgas buscando dónde cobijarse. Con sus fuertes brazos alzó mi cadera y se encorvó para decirme en voz baja la frase, ahora típica, -Bebé, tranquilo chiquito, te va a doler, pero te va a gustar-. No sabía el significado de esas palabras yo sólo me dejaba hacer; estaba disfrutando a lo grande y nada ni nadie me impediría a seguir haciéndolo. –Si quieres gritar, bésame bebé- replicó tiernamente mi amor.
Cuando sentí que su verga iba entrando en mí con tal poderío quise gritar, escapar, era realmente demasiado el dolor. Javi inmediatamente y a pesar de la diferencia, buscó mi boca y me besó; me besó de tal manera que silenciaba mis gritos los cuales poco a poco fueron cediendo ante el placer de tener a mi hombre dentro de mis entrañas. Describir la sensación del ir y venir de el falo duro de mi niñero es indescriptible, mi cuerpo se había acostumbrado y estaba disfrutando como no hubiese imaginado. El efecto de este juego, que aunque doloroso, era más que impresionante que las caricias y el sabor de su pene en mi boca… Javi después de varios minutos se paralizó y pude abrigar el impacto de unos chorretes ardientes en mi ser… yo sentí desmayarme en verdad; también de mi pene había salido un líquido blancoso que había mojado gran parte de la almohada. Javi me besó con ternura, me cobijó entre sus brazos y dormimos por un gran rato.
Ese fue mi primer gran día de amor con mi niñero, digo que el primero, porque después de ese domingo mis días y mi vida se volvieron adictas a él. No pensaba en nadie más, sólo en Javi, su sonrisa, su ternura, su pasión. También me regañaba y guiaba con las labores del colegio, así que para mí Javier era, es y será el hombre de mi vida.
Desafortunadamente después de tres años Javi, mi niñero, se iba del pueblo a trabajar en lo suyo. Había logrado graduarse de la Universidad con honores y aunque luego de un tiempo dejó de ser mi niñero, mis padres lo veían como uno más de la familia. Yo lo veía casi todas las semanas y me llevaba al cine, salíamos a jugar, a andar en bicicleta… mis padres siempre pensaron que era el hermano mayor que siempre quise tener. Creo que nunca sospecharon que mi “hermano” era mi mejor amigo y mi amante.
Cuando Javier se marchó yo me pasé noches llorando. Las promesas de escribirnos realmente las veía muy alejadas. Él luchaba por hacerse camino en un área, por lo que había estudiado y yo, era un adolescente sensible y creativo que distanciaba mucho de ser parte de sus sueños… así que seguí con mi vida y sin él. Me enfoqué en mis estudios y obtener la nota necesaria para ingresar a la Universidad y así fue… pero esa, amigos míos, es otra historia; espero poder contarla más adelante.
Gracias por sus comentarios de aliento, en verdad no lo esperaba… Hasta entonces.
Antonio.
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