El niño bajo el puente: Parte 1
Jamás imaginé que caminando en la noche cerca de un puente me encontraría con más de una sorpresa morbosa.
Una noche camino a casa, me encontraba caminando por el centro de la ciudad. Era domingo, poca gente en las calles, igual que la escasa locomoción, por lo que se debía caminar a paso rápido por precaución. A eso de las 10 de la noche ya es tiempo para la aparición de algun asaltante o drogadicto, que usan una plaza como punto de reunión cerca del mercado de abastos. Me di la vuelta larga y me decidí cruzar el puente que pasar frente a la plazuela aunque tuviera que caminar más tiempo. Cuando llegue del otro lado vi una pequeña fogata bajando unas escaleras metálicas que daban a la ribera pavimentada del río, que por ser verano estaba con poco caudal. Mire hacia abajo si había alguien, y mientras me inclinaba para asomarme alguien me saluda atrás de mi, lo que me hizo saltar del susto:
– Que buscas, ah? – me dice un niño, que con la tenue luz de un farol del puente puedo ver qué se trata de un pequeño de pelo anaranjado, con algo de pecas en la cara, con pantalones rotos, una polera que era unas tallas más grande que la suya y unas sandalias sucias.
– Nada, es que vi una fogata y pensé que habría alguien abajo – le dije luego del susto y de haberlo visto de pies de a cabeza.
– Bueno, el que estaba allá abajo soy yo – me dijo firme y claro – estaba haciendo una fogata para poner a calentar un poco de agua que acabo de conseguir. Mientras me decía eso me mostraba una botella de agua pequeña que vaciaria a una pequeña cacerola para ponerla sobre el fuego y preparse algo para comer, una de esas sopas instantáneas que se preparan en pocos minutos.
Nos quedamos hablando un poco sobre lo que haría de cenar y para no retrasarse me dijo que tenía hambre y que si quería seguir charlando debía bajar con el. El bajo rápidamente las escaleras y yo quedé pensativo si era buena idea bajar o sería para asaltarme o quitarme algo de valor. Me preguntó si bajaría y me decidí a seguirlo. Bajo el puente se encontraba su humilde hogar, con un par de cosas que simulaban ser una sala de estar, con cartones y cajones de madera. Me invitó a sentarme en un piso de madera que tenía mientras el cocinaria la sopa.
– Por que vives aquí? – pregunté mientras veía a mi alrededor basura y condiciones muy malas para un niño – eres muy pequeño, que edad tienes?
– Vivo acá porque no tengo donde más vivir – me dijo algo desconfiado e incomodo – y acaso un niño no puede arreglarselas solo?
Yo solo moví la cabeza en gesto de si, para no hacerlo enfadar o reaccionar mal. Mientras servía su comida me ofreció un plato, pero no quise aceptar por el gran apetito que tendría el pequeño. Para no ser descortés saque unas galletas saladas que traía en mi bolso y le ofrecí para que comieramos ambos. Tenía algo de bebida que había comprado ei igualmente compartimos.
– Gracias señor, tenía mucha hambre y sed – me dijo agradecido por lo que le compartía.
– De nada, no te preocupes – le dije.
– Que tengo que hacer para agradecer sus galletas y bebida? – me preguntó terminando de cenar.
– Nada, no tienes que darme nada a cambio, solo fue un buen gesto de mi parte – le contesté sin entender su pregunta.
– Ah es que cuando algún hombre me ayuda, me piden favores y debo hacerlo porque necesito algo – me contaba – a veces me dan dinero, bebidas, jugos, o algo para comer y me piden a cambio hacer cosas.
– Como que cosas? – pregunté con curiosidad por saber, aunque imaginaba algunas cosas.
– Me piden que les agite su cosa o me la meta en la boca pero me da asco eso por el olor a pipi o me quieren tomar algunas fotos sin nada de ropa – contesto mientras pensaba pobre de el muchacho, aunque se me movía el pene entre mis pantalones, o sea algo de morbo me provocaba está situación.
Yo estaba soltero y muy enfocado en mi trabajo. No tenía mucho tiempo libre, menos tiempo para andar en aplicaciones buscando ligar con alguien, sea hombre o mujer (soy bisexual, joven, dotado y muy varonil) así que me quedaba únicamente el porno y la masturbación. El niño era menudito, pequeño en estatura, delgado y con trasero que llamaba la atención. No sabía si hacerle casos a mis bajos instintos o usar la razón sin hacer nada. Preferí irme, diciéndole que hoy todo era gratis, no había que darme nada, pero para otra ocasión se me ocurriría algo que me pudiera ayudar.
Llegue a casa y me puse a pensar que estuve a punto de hacer si era apenas un niño y no podría aprovecharme. Pero el morbo me invadía y no pude negarme una paja pensando en ese muchachito inocente y provocador. Me imaginé muchas cosas, lo que hizo andar libremente mis morbos y diseñar el mejor plan para poder hacer algo. Al otro día debía pasar por el mismo lugar luego del trabajo (me tocaba hacer horas extras estos días de finales de mes) pero por ser lunes, pese a la mayor locomoción, opte por caminar y quizás volverlo a ver. Cruce el puente y pude verlo así que me acerque a saludar:
– Hola chico puente, como estas? – pregunté de entrada.
– Dime zanahoria mejor, así me dicen mis amigos – me dice y saluda de la mano – bajemos porque acá arriba empiezan a caminar los malos.
Ya abajo me cuenta que hoy fue un mal día, que no encontró muchas cosas útiles para su casa improvisada, que solo comió algo al almuerzo y que tenía mucha hambre. Yo prepare una colación para el pequeño, que incluía un jugo, un sándwich y una fruta. El chico estaba contento y comía con muchas ganas. Me daba las gracias cada vez que podía antes de tragar y yo solo respondía «de nada».
– Bueno, hoy si debo darte algo a cambio, gracias por la comida, así que tengo que hacer por esto – me dijo.
– Necesito que te sientes a mi lado – le dije y el niño obedeció sin más – baja el cierre de mi pantalón y saca mi pilin. Igualmente lo hizo sin más.
– Que grande tienes eso – mirando con sorpresa y voltendolo con sus manitos pequeñas observando detalladamente cada parte de mi pene.
– Mueve el cuero de abajo hacia arriba suave y tranquilo – le ordené y empezó la paja.
– No había tocado uno así de grandote – me decía mientras me masturbaba – y este no huele feo como otros (ya que me había lavado en el baño del trabajo) así que me lo meteré en la boca después.
Empezó a masturbarme con ambas manitos quedando mucho tronco afuera. Se puse frente a mi, yo sentado en el banquillo de madera, el en el suelo de rodillas. Bajé mi pantalón y saque mi verga enorme afuera totalmente, con huevos y todo. El pequeño acerco su nariz para olerlo y al no sentir desagrado metió mi cabezón en su boquita angosta. Chupaba con algo de maestría, quizás por las experiencias con otros. La verdad no duraría mucho, y al mirar hacia abajo a un menor, pelo anaranjado, puntitos en su carita, con sus labios pasando sobre mi pene me harían estallar y así fue.
– Voy acabar mucha leche – dije a poco de terminar. El pequeño quizás habría oído eso antes, que se apresto a recibir mi líquido espeso blanco en su boca, y sabiendo que debía escupirlo lo tiro lejos, aunque trago un poco y me dijo:
– Lo tire porque así lo hacen, pero probé un poco de tu leche y era rica – me explicó limpiando su boca con el brazo.
– Y solo pagas haciendo fotos o haciendo cosas al pilin? – le dije queriendo saber más.
– Solo eso, aunque a veces algunos me tocan el trasero y me dicen que quieren usarlo pero no me dejó porque ahí uno hace popó – me cuenta arrugando su carita angelical.
– Y si te invito a comer un día pizza a mi apartamento, irías o no? – le pregunté para saber si se animaría.
Si quieres saber que me contestó el niño sobre mi invitación, y si logré convencerlo para ir un poco más allá de una paja o una mamada, no te pierdas la siguiente parte. Recuerda votar por mi relato y comenta para seguir mejorando y que esperas que ocurra si logró convencer al muchachito.
sigue contando muy bueno amigo saludos.. 🙂 😉 🙂 😉
Muchas gracias por tu comentario…me pondré al día con unas historias que tengo pendientes y seguiré con esta… sígueme leyendo
Wey nmms nomas dejas a uno bien caliente
Tranquilo…la historia sigue y se vienen otras cosas más que ocurrieron.
Excelente relato. Sigue contando, por favor. Quienes nos dejamos coger desde muy chiquitos (a mí me penetraron a los 8 años), sabemos apreciar este tipo de experiencias.
Gracias por tu comentario…ya me pondré a escribir la siguiente parte…a ver si se animó ese muchacho a alguna cosa mas…espero me leas.
Ufff, que delicia! Quiero saber mas!
Gracias por tu comentario…ya pronto podrás saber más de lo que ocurrió después en el siguiente relato.
como continua por faovr
Gracias por tu comentario…tengo que darme un tiempo para seguir contando la continuación de esa historia morbo con ese muchachito.
Que rico y excitante, y morboso también, ojala en tu siguiente relato ya cuentes que te cojiste al Zanahorias je je, saludos… 😁
Gracias por tu comentario…pasaron cosas que se contaran en los próximos relatos.
Cuando publicas la segunda parte del niño amanerado?
Ya están disponibles. Leela y me comentas qué tal te parecieron.