El niño de la plaza 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Venía del trabajo y llovía bastante fuerte, pasé por la plaza a ver si veía a Peluza.
Me sorprendió verlo, «che Peluza, veni que te estas mojando», le grité.
Vino corriendo y se metió en mi auto, estaba bastante mojado.
«Que hacías en la plaza Pelu, ni con lluvia te quedas en tú casa?», le dije yendo a mi casa.
«Te estaba esperando, tengo ganas de comerme esto», me dijo pasando su mano por mi pija.
«Te gustó el pedazo, he», le dije dejando que me la acaricie.
«Ya te dije, quiero que me enseñes a chuparla y me garches bien, quiero que el novio de mi vieja me garche también», dijo sin dejar de acariciar mi pija.
Cuando entramos en casa, Pelusa se sacó la ropa que estaba mojada y así desnudo se fue corriendo a mi dormitorio.
«Me vas a enseñar a chupar la pija?», me dijo sentado en el borde de la cama.
«Bueno, te voy a decir como me gusta que me la chupen a mi», le dije desabrochando el pantalón y me lo saqué, quedando con mi pija al aire.
Pelusa enseguida la empezó a acariciar subiendo y bajando el prepucio.
Le empecé a decir como me gusta a mí que me la chupen, que la lamban toda, que empiece chupando la cabeza y poco a poco la vaya metiendo en su boca.
Pelusa hacía todo lo que le decía, le tuve que llamar un par de veces la atención ya que me la raspo con los dientes, pero aprendía rápido.
Hacía que mueva su cabeza haciendo que mi pija entre y salga de su boca.
«Che, está bueno esto de chupar la pija, me gusta», me dijo y siguió chupando.
«Pelusa, queres que me acabe en tú boca?», le dije moviéndome como si lo estuviera cogiendo por la boca.
«Sí dale,. total si no te acabas hoy te vas a acabar mañana, pero después me vas a coger?», me dijo el Pelu volviendo a meter la pija en su boca y siguió chupando.
Yo estaba bufando, sintiendo como Pelusa la chupaba, la humedad de su boca, el roce de su lengua en mi pija, el morbo de ver a ese niño desnudo, arrodillado frente mío, ver mi pija entrar y salir de su boca, lo agarre fuerte de la cabeza y dando un fuerte quejido, me empecé a acabar en la boca del Pelu.
Pensé que iba a intentar sacar la pija de su boca, pero para mi sorpresa, siguió chupando más fuerte.
Uffffff, yo me movía sin soltar su cabeza, sentía como salía la leche a chorros, como Pelusa se atoraba pero seguía chupando y tragando.
Tenía los ojos llenos de lágrimas, pero no aflojaba.
Cuando terminé la sacó de su boca y la lambio toda.
«Que rica que es la leche», me dijo y siguió lambiendo.
«Te gustó?», le dije acariciando su cabeza y dejaba que la siga lambiendo.
«Una delicia», me dijo.
«José, me das algo de comer que me cago de hambre?», dijo poniéndose en pie.
Desnudos como estábamos fuimos a la cocina y le hice un café con leche y tenía unas medias lunas que se las comió con mucho apetito.
«Vamos a la cama y me garchas?», me dijo llevando la taza y el plato al fregadero.
Yo le miraba esa colita de nalgas pequeñas, me acordaba como ayer tenía toda mi pija en esa colita, como le había roto el ojete al Pelu, y ahí estaba, pidiendo que lo vuelva a coger.
«Como te gusta la pija», le dije acariciando sus nalgas, «bueno, hasta ahora la única que conozco es la tuya, pero sí, tú pija me gusta», dijo mientras íbamos a mi dormitorio dejando que le acaricie las nalgas.
«Chupala para que se ponga dura de nuevo», le dije sentado en el borde de la cama, aunque ya estaba casi dura.
Pelusa la chupo y enseguida se puso bien dura en su boca.
«Date vuelta Pelu, que te voy a sentar encima, abrite los cachetes», le dije viendo que Pelusa me daba la espalda y se abría las nalgas, yo pasé saliva por su ojete y lo fui acomodando.
«Mmmmmmm, sentís como me entra», dijo Pelusa moviendo su cola a medida que mi pija entraba, «me encanta como se te abre el ojete Pelusa», le dije hasta que quedó sentado sobre mí con toda la pija metida.
en su cola.
«Boingggg, bien clavado estoy, me entró hasta los huevos», dijo Pelusa moviendo su cola sin dejar de abrir sus nalgas.
«Te gusta garcharme José?», dijo dejando que ahora yo lo agarre de sus nalgas y lo empecé a subir y bajar de mi pija, haciendo que le entre y salga de su ojete.
«Le verdad que me gusta hacerte la colita», le dije sin dejar de subirlo y bajarlo, escuchando que gemia el Pelusa mientras le cogía la colita.
«Sentame bien en tú pija que me encanta sentirla bien adentro», dijo gimiendo cuando lo senté en mi pija y la tenía bien adentro de su cola.
«Poneme en cuatro patas y garchame fuerte», me dijo sin dejar de gemir.
Me levanté despacio, con el Pelusa bien clavado en mi pija, nos acomodamos intentando que no se le salga de la cola.
Lo agarré de su cintura, saqué casi toda la pija y se la metí bien fuerte, escuchando como chocaban nuestros cuerpos y el gemido que dio Pelusa.
«Huy, así, así era como vi al novio de mi madre como la garchaba, garchame así, fuerte», decía dejando que lo coja bien fuerte.
«Pelu, que rica cola que tenes», le dije metiendo mi pija bien fuerte en su ojete, estaba totalmente abierto, dilatado.
«Te gusta mi cola, rompela bien, rompeme bien el ojete», decia gimiendo y dejando que le reviente el ojete a pijazos.
«Pelusa, vos tenes celular?», le dije sin dejar de cogerle la cola.
«No, no tengo», me dijo sacando bien su cola para afuera.
«Te voy a dar uno así no me esperas en la plaza, yo te llamo y te digo donde nos vemos», le dije metiendo y sacando mi pija más rápido.
«Pelusa, me voy a acabar», le dije sin dejar de moverme, «si dale, llename la cola de leche», me dijo dejando que le clave bien adentro mi pija y empecé a dar fuertes gemidos mientras me acababa dentro de su cola.
Como gemia, no podía dejar de mover mi pija dentro de la cola de Pelusa, lo pegaba bien contra mí, la movía para los costados, no paraba de gemir.
Es increible lo que me gusta cogerme a ese pendejo, esa colita chiquita, redondita, pero como se traga toda la pija, ver ese ojete abierto, como se va cerrando, como le sale la leche.
Cuando hace fuerza para afuera se le abría, redondo.
Con la pija semi dura, se la volví a meter, se la sacaba, veia su ojete abierto y otra vez se la metía.
Pelusa estaba con su cola para arriba, dejando que lo siga cogiendo.
«José, por que no venís con un amigo y me cogen entre los dos?», dijo Pelusa dejando que le vuelva a seguir cogiendo su cola.
Estaba caliente, nunca había estado tan caliente como ahora.
No le dije nada, sólo lo seguí cogiendo hasta que no sé si me volví a acabar dentro de la cola del Pelusa o simplemente fue la sensación, pero disfruté muchísimo.
«Pelu, te voy a dar el celular y dejame ver si consigo algún amigo para cogerte entre los dos, ahora vestite y andá a tú casa que me tengo que ir a trabajar», le dije dándole el teléfono, que se lave la cola y se fue.
Mientras me bañaba, pensaba a quién podía decirle para que venga y entre los dos cogernos al Pelusa.
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