El niño del edificio IV
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Después de la mas deliciosa mamada que había recibido de mi niño, me quede desnudo feliz tirado en la cama, eran las 5 de la mañana y ya tenia que levantarme e irme a mi casa, solo tenia que esperar mi relevo y esperar con ansias la noche, donde por fin podría reventar ese culito que me pedía a gritos verga. Me di una ducha fría para bajar la calentura que me tenia loco, la pieza la tenia dura a pesar de que había botado bastante semen en la boca de José María, es que la sola idea de pensar en como seria desvirgar ese culito me ponía a mil.
En la ducha mientras el agua recorría mi cuerpo recordaba imágenes de esa criatura gozando con mis caricias, y como aprendió a chupar una pichula, me venían a la mente recuerdos de como fue comiéndose con esos labios carnosos y rojitos mi verga, como poco a poco entraba en su boca, los ojos perdidos gozando de placer y de lujuria, y la avidez de como se tomaba con susto mi semen gota a gota hasta dejar limpio y brillante ese cipote que tuvo hundido hasta el fondo de su garganta; no tuve otra salida mas que jalármela bajo el agua otra vez.
Después de alistarme y subir a mi puesto espere a mi relevo, y mientras tanto miraba el reloj esperando con ansias que pasen las horas para que por fin llegara la noche, no se que me pasaba, estaba ansioso, desesperado, nunca antes en mi vida me había pasado algo así, no lo digo por jactarme, pero había tenido en mi cama chicas ricas, algunas vírgenes, y mariconcitos bonitos y algunos de estreno, pero ninguno de ellos como este niño, José María me ponía loco.
Por fin llego Rubén, mi relevo, según me dijo me veía cansado, ojeroso y me pregunto si algo me pasaba, a lo que respondí con evasivas y salí raudo a mi casa, quería dormir y estar bien descansado para poder estar en optimas condiciones para lo que me esperaba esa noche. Procure dormir todo el día para estar listo para esta mi noche.
Casi no dormí nada, a cada momento en mis sueños veía mi niño, y me ponía caliente, me dolía la verga de lo dura que se ponía, pero no pensaba en correrme, tenia que tener leche para la noche, lo mas que hacia era ducharme; hasta que la ultima ducha fue para vestirme y salir al edificio y esperar la hora de mi sesión amatoria, de esta noche no pasaría José María, no se me escaparía, lo rompía si o si, tenia que atravesar ese botón y remover sus entrañas, llenarlas de mi leche y convertirlo en mío y yo convertirme en le primer hombre de su vida, para que no me olvide jamás.
Por fin llego la noche, llegue temprano para que Rubén se fuese temprano, aliste todo en el cuarto, para que fuera la noche perfecta, esta seria La Noche; así pasaron las horas y mi niño no bajaba, estaba totalmente ansioso, desesperado, casi no tomaba atención a mi trabajo, y a veces a lo que me decían los residentes del edificio – Ey despierta Rolando!!! Estas escuchando??? – nada, estaba en otro mundo, pensando: mi niño no baja; por enésima vez veía el reloj del pasillo y corroboraba la hora con el de mi muñeca, y estaban bien ambos, ya casi la media noche y nada, estaba totalmente desconcertado, es que acaso ese niño estaba jugando conmigo dejándome con la miel en la boca, o mejor dicho con la leche en la punta de la verga???, sentado en mi escritorio rascándome la cabeza y pensando mil cosas, cuando de pronto se abre la puerta del ascensor, y era el, si mi niño, bello con una sonrisa picara pero a la vez inocente, descalzo, larguirucho, pero formadito, con sus pies hermosos, unas piernas bellas sin vello, vestido solo con un polito sin mangas y un short, me quedé contemplándolo, salio y camino hacia mi escritorio, y su sola visión, me puso dura la verga, se paro frente a mi pupitre y me dijo: – perdona la demora, pero mi mama no se dormía – me pare lo agarre de las manos y le dije: – no te preocupes, quieres ir a mi cuarto??? – me miro apenado y me respondió: – será mejor que subamos – su respuesta me dejo mudo, no entendía – subir a donde??? – pregunte tontamente – a mi departamento – lo mire con extrañeza y pensé que eso era una locura, pero en la situación en la que estaba podía haberle roto el culito en la misma cama junto a su mama, es que no se imaginan amigos, no daba massss.
– ya te dije que mi mama toma pastillas para dormir, además estaremos en el área de servicio, te espero en un rato, dejare la puerta junta – se dio la vuelta y se perdió dentro del elevador y se fue, la palabra dentro de un rato me sonó a mil horas, asegure la puerta principal, eche un vistazo a la cochera, el lobby, y subí por el ascensor de servicio, presuroso hasta el piso 7, al abrirse la puerta del elevador, mi corazón palpitaba a mil, subada frío y tenia la verga dura como un fierro, me dolía prisionera dentro del pantalón, me acerque despacio a la puerta de servicio, efectivamente estaba junta, la empuje y se abrió, avance y pude ver en la puerta del cuarto de servicio una sombra, era José María, estaba sin el polo, solo tenia puesto el short, que linda vista, se acerco hacia mi, se empino para darme un beso y lo cargue, y le devolví el beso, fue intenso, largo, me pego hacia el rodeándome con sus piernas largas por mi cintura, se separo de mi boca y me dijo: hay que cerrar la puerta – con el en brazos lo hice despacio, luego camine de regreso hacia el cuarto de empleada, era una habitación pequeña pero cómoda, una cama grande y confortable; era lo que necesitaba para mis propósitos mas perversos, nos túmbanos en la cama, me tire sobre el y lo bese de una manera loca, le metí la lengua hasta el fondo de su boca, le mordía la lengua, los labios, y el hacia lo mismo, me cogia del cabello y abría las piernas, para que mi cuerpo entre en medio de el, mis manos recorrían toda su espalda, y buscaba asirme de sus nalgas, le chupe el cuello, los hombros pequeños y redondos, le lamí las axilas lampiñas y con aroma a bebe, luego chupe cada una de sus tetillas, lo hacia despacio primero, mi lengua jugaba con el pezón y luego succionaba fuerte como queriendo sacar leche de ellos, mientras hacia eso con una mano, la otra jugaba con el otro pezón, eso lo ponía loquito al niño. Se retorcía de placer, me agarraba duro del cabello, e intentaba no gritar, después baje a su ombligo, metía mi lengua a ese agujerito, mientras ambas manos se agarraban de sus tetillas, trataba de no dejar ningún lugar sin explorar, quería que toda su piel sepa lo que era estar conmigo, le mordí toda la cintura, y fui bajando el short, no llevaba puesto calzoncillo, se podía ver una verguita aun muerta, levante las piernas para quitar la prenda y acto seguido lo puse boca abajo. Me detuve y me desnude como un rayo, el volteaba para ver que pasaba, me eche sobre el, acomodando mi verga entre sus nalgas, era la primera vez que hacia eso y la primera que el sentía una pichula en su culito, empecé a moverme despacio, para que sienta mi peso y lo larga que era mi pichula, le mordía las orejas, le metía la lengua dentro de ellas. En esa posición nos besábamos, mis manos recorrían su espalda, y después fui bajando por su columna, chupando, besando y mordiendo; José María se retorcía de placer, luego me quede donde su espalda termina, me senté en sus muslos y con mi verga golpeé cada nalga, abría sus cachetes e intentaba violarlo, quería en ese instante reventarlo ya, deseaba enterrarle toda mi vara hasta el fondo de su ser, pero tenia que contenerme, tenia la leche en la punta, abundante precum salía y quedaba sobre sus nalgas, otra vez me agache y empecé a morder cada glúteo, pasaba lengüita, mientras mis manos las acariciaban, las amasaba y las palmeaba, que ricas eran, duritas paraditas y lo mejor: vírgenes, era el momento de divertirme con su botoncito, que minutos después dejaría de estar así de cerradito, metí mi lengua, la puse dura e intentaba que pasase un poco mas allá, lo llenaba de saliva y empujaba, esta pequeño gozaba como loco, ahogaba sus gemidos en la almohada, me tumbe boca arriba y lo puse sentado sobre mi cara y lo acomode para hacer un buen 69, entendió la intención muy bien, frente a el tenia una verga considerablemente larga, no tan gruesa y con una cabeza circuncidada y rica, sin que le diga nada empezó la felacion, se la metió despacio a la boca, ya sabia chupar una pichula, se la comía despacio, con paciencia, mientras yo seguía hurgando su culito, que ya pronto seria mío, pude notar que ya cedía ante mis arremetidas con la lengua, entonces moje unos de mis dedos con saliva y lo fui metiendo, rápidamente el cerraba la entraba, casi me mordía con su culito, dejaba un rato mi tarea y intentaba meter mas de mi verga en su boquita, le empujaba la cabeza para que entre hasta el fondo de su garganta, sentía su campanilla, el intentaba zafarse pero yo no lo dejaba, quera sentir lo caliente que era su boca, calculaba no asfixiarlo y luego lo saltaba, tomaba aire, se secaba las lagrimitas de sus ojos y estoicamente seguía, igual yo, otra vez intentaba romperle el culito con un dedo, el mas pequeño de todos tenia esa tarea, pero aun así mis dedos eran bastante largos y gruesos para ese agujerito estrecho y puro; recordé que en mi pantalones puse vaselina, así que me estire sin interrumpir la felacion del pequeño, y logre encontrarla, entonces que volví a lo mío, una vez untada la vaselina, el dedito pequeño entro con un poco de dificultad, este chico era bien estrechito, por unos minutos jugué al mete y saca con ese dedo y el trataba de zafarse, se quejaba, pero yo lo tenia bien agarrado, y el por nada soltaba su chupete, por momentos pensaba en otra cosa por que la leche se me salía, me enfocaba en su potito y en el proceso de reventarlo y estrenarlo, después cambie de dedo, el segundo lo hizo gritar – me duele – a lo que no hice caso, lo único que atine fue a detener la entrada, y acariciarlo para que se relaje, poco a poco fue cediendo, ya entraba suave y casi no se quejaba, por momentos apretaba el culito y me dolía el dedo, lo saque despacio y unte mas crema, intente el dedo medio, mis dedos son gruesos y bien largos, entro con alguna facilidad, cuando quise meter el segundo salto y se fue a un lado de la cama – me duele mucho – me dijo – cálmate bebe, al principio duele después ya no hay dolor solo placer – mientras le decía eso lo eche sobre su espalda y empecé el juego amatorio otra vez, recorrí todo su cuerpo a besos, lamidas y mordidas, y en un momento puse mi verga en su entrada virgen, la deje ahí por un rato, el liquido pre seminal que salía era parte de la lubricación, ademas era abundante, empujaba de a pocos, mientras lo besaba, y lo acariciaba, pude sentir como su botoncito cedía, empujaba un poco mas, veía en su rostro fastidio, y por ratos cerraba de golpe la entrada, tenia que ser paciente, y así pasa bastante rato, no se imaginan como me contenía para no violarlo, romperle el culo en una aun sabiendo que sufriría, ya no podía mas, hasta que por fin mi glande entro – auuuuuuuuu, me duele muchoooooo – me dijo entre pánico, dolor y lágrimas, le tape la boca, y le suplique que se calme, intentaba zafarse pero mi peso y mi fuerza se lo impedían, perecía que me partiría la pichula en dos, apretaba duro, lo fui calmando y otra vez empecé a comérmelo a besos y caricias, cedió un poco y otra vez recurrí a la vaselina, saqué la cabeza de mi verga y me asuste, había sangre, unte rápidamente mas vaselina y metí la punta de mi verga otra vez, incluso con la sangre nada me detendría, tenia que hacerlo mío, intento empujarme, pero se lo impedí, ya no grito tanto, acaricie su pecho y subí sus piernas sobre mis hombros, esta vez si seria mío, una vez así empecé a empujar cada milímetro de mi cipote dentro suyo, apretaba mucho, era como un condón para mi verga, que delicia de culo, quemaba por dentro, me demore un montón, lo besaba, le decía cosas lindas al oído y seguí empujando, era increíble sentir como mi verga iba reventando los pliegues de ese culito estrecho, virgen, apretadito y pequeño, por momentos secaba lagrimas de sus ojos, hasta que por fin sentí mis bolas chocar contra su culo, estábamos pegaditos, como los perros, me quede quieto, no me moví nada solo acariciaba su cuerpo, lo besaba intensamente, cuando pude sentir como cedía la presión, fue ahí donde empecé a moverme despacio – me duele – me decía con voz de suplica, en esos momentos las suplicas ya eran por gusto, ya era mío el culo mas rico que he reventado en mi corta vida, era caliente, estrecho y profundo, poco a poco empecé el mete y saca, primero despacio y luego con mas intensidad, lo sacaba poco y luego casi todo, y la hundía sin piedad, el empujaba mi pecho pero mi fuerza no permitía la separación, mi verga no daba mas hasta que revente dentro de el, litros de leche llenaron su culito, estaba feliz, era el primero en llenar ese agujerito de leche, José María me miraba extrañado si saber que pasaba – algo me entra y tu pipi late dentro de mi – entonces le dije; – te estoy llenando de leche pequeño, ahora eres mío, solo mío – lo bese apasionadamente y el respondió igual ese beso, pero mi verga seguía dura, gire y sin sacarle mi pichula lo senté sobre mí, empecé a cogerlo como se debe, a empujar hacia arriba con fuerza, lo hice cabalgar sobre mi duro, al principio se veía que sentía dolor pero luego empezó a sentir placer, el semen estaba haciendo su trabajo, ese anito cedió, pero apretaba rico, la cama empezó a trinar así que lo cargue y piernas al hombro lo cogia contra la pared, salía casi toda la pieza y se la hundía hasta el fondo, cada vez con mas fuerza, sentía mi semen correr por mis piernas, pero no paraba, quería dejar bien abierto ese culito, el pequeño gemía como una niña, se veía en su rostro gozo, estaba bien agarrado de mi cuello y por momentos ponía sus ojitos en blanco, luego lo puse al filo de la cama, le puse las piernas sobre su pecho y deje una visión majestuosa, su culito a mi disposición y toda mi verga dentro, en esa esquina de la cama me sadiquie y le di duro, entraba esa verga con fuerza y hasta el fondo, el niño del piso siete movía la cabeza de un lado al otro, como poseído, estiraba sus brazos y se cogia duro del edredón, yo me sentaba duro sobre el y ya no solo era el común mete y saca. sino también en círculos y de lado, como si estuviera perforando una vagina, quería que entraran las bolas, hasta que por fin sentí venir mas leche, lo llene por segunda vez de bastante semen, me tumbe sobre el y lo bese muy fuerte. Después de un rato le saque despacio mi verga, vi mezcla de leche y sangre, lo limpie despacio y lo deje sobre la cama, fui al baño a lavarme y después volví, nos abrazamos fuerte y nos quedamos profundamente dormidos.
Entre sueños sentí que me la chupaban bien rico, abrí mis ojos y José María estaba dándome una rica mamada, ya era un experto, me acomode para verle como lo hacia, puse mis brazos bajo mi cabeza para tener una mejor visión y abrí bien mis piernas permitiendo un mejor trabajo al pequeño, la verdad muy bien, se la tragaba toda, la imagen de su felacion me excitaba así que revente en su boca, se trago hasta la ultima gota, pasaba su lengüita para que no quede nada, pero mi miembro seguía duro, mire mi reloj y ya era casi las 5 de la mañana todo esto tenia que acabar por hoy, pero yo quería mas, lo excité a mi niño, lo bese y lo acaricie por todo su cuerpo y al llegar a su culito note que estaba bien rojo, lo puse en 4 al filo de la cama y después de un buen beso negro lo llene de vaselina y después fierro adentro hasta el fondo, el pequeño ahogo un grito en la almohada, se la enterré de golpe, y empecé a darle rico y fuerte, gemía duro, lo atraía a mi y lo besaba, el sonido de los cuerpos era fuerte, sus nalgas aguantaban los embates de mi fuerza, acomode una almohada en su vientre lo eche sobre al cama y me eche sobre el, seguí hundiendo mi cipote en su culito estrecho, mis caderas hacían su trabajo mientras lo acariciaba, lo besaba y le decía cosas ricas al oído. Era maravilloso todo lo que estaba pasando hasta que explote en su culito, era la tercera vez que lo llenaba de mi, espere que saliera toda la leche, y que muriera un poco mi cipote para dejar esa cuevita recién estrenada, el quedo tendido sobre la cama y me fui al baño, cuando salí el no estaba, me pareció raro, pensé que su mama lo había llamado, un poco que me asuste, mientras pensaba apareció mi pequeño, tenia el rostro de felicidad, se acerco a mi y me dio un beso, mientras nuestros cuerpos se rozaban otra vez se me puso dura la verga – fui al baño de mi cuarto, pero solo orine, quiero quedarme con tu leche dentro de mi, me hará daño??? – pregunto inocentemente, – no bebe eso no hace daño, ya me tengo que ir – me volvió a besar y mientras lo hacíamos, me cogia con su manito caliente mi pieza, que estaba otra vez dura, imagino producto de mi edad, me senté al filo de la cama, el se arrodilló en el piso y empezó a chuparmela como loco, yo guiaba el ritmo, esta vez fue una mamada magistral, digna de un experto, se la tragaba toda y gozaba, quería llenarle la boca, pero quería sentir otra vez lo caliente de su culito, así que lo alcé, sin moverme de mi lugar lo senté sobre mi, y sin nada de vaselina introduje mi pichula en su culo, la penetración lo hacia gemir de dolor aun, una vez adentro le cambiaba el rostro, me miraba con pasión, era un espectáculo su rostro, sobaba mi pecho mientras yo empezaba la meneada de caderas, arrimándole toda la pichula dentro, lo hice cabalgar duro, estaba pasando lo mejor de mi vida, le cogia los pezones, se los chupaba, me jalaba el cabello, era la locura, hasta que me vine otra vez dentro de mi pequeño, estábamos mojados de sudor, ya aparecía el sol por la ventana del cuarto, sentimos unos ruidos, nos despegamos rápidamente, me vestí raudamente, me espero, me abrió la puerta y me fui a mi puesto. Fue la noche mas feliz de mi vida, hubieron mas y con otras personas, después el niño del edificio fue la putita del edifico
Manden sus comentarios para saber si quieren que les cuente mas de este chico que aun llevo en mi memoria
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