El niño del edificio V
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Después de aquella maravillosa noche donde por fin pude romperle el culito a José María, y zamparle mi verga hasta el fondo de sus entrañas, los días posteriores fueron de puro sexo y placer; al día siguiente cuando llegue a trabajar, solo espere llegar las 12 de la noche, y era entonces donde mi niño venia a mi, siempre con ese rostro entre inocencia y picardía, íbamos directo a mi dormitorio y como poseído se arrodillaba y me devoraba la verga con su boca, cada día la técnica de felacion era mejor, se había vuelto en el mejor mamador del mundo, se la tragaba toda mi pieza, hasta el fondo de su garganta, y llegado el momento se tragaba toda mi leche sin molestarse, me entregaba su culito estrecho y calientito con resignación, es verdad que la entrada le dolía, pero luego cabalgaba como un jinete y pedía mas, gozaba con mi trola dentro, y gemía como una nena, yo ya había perdido la cordura, no me media en las envestidas, ni en la pose, habían noches en las cuales le llenaba el culo hasta 3 veces, y aun así no se quejaba.
Pasando los días, ya no teníamos reparo, hubo veces que me la chupaba en el ascensor, o le metía la pichula en los corredores de la escalera, lo había convertido en un adicto al sexo; pero la verdad me fascinaba la idea de tenerlo a mi disposición cuando yo quería.
La vida de su madre como alto funcionario de una empresa y su dedicación desmedida por el trabajo le dieron a José María mucha independencia, es cierto que estaba vigilado por la empleada y algunas veces por el chofer, pero la mayoría del tiempo desde que lo conocí, se manejaba solo, tenía responsabilidades que realizaba bastante bien, pero también se tomaba su tiempo para el sexo conmigo.
Fue así que una mañana de domingo tuve que trabajar por que mi reemplazo de mi descanso falto por motivos familiares, así que aquel domingo tuve que quedarme en el edificio desde la noche del sábado hasta la noche del domingo, es decir 24 horas; la noche anterior habíamos tenido sexo, su madre tuvo que viajar por una convención y mi bebe se quedo solo en el departamento, así que esa noche hicimos el amor en la cama de la madre; yo subí como de costumbre al rededor de la media noche, el ya me estaba esperando en la entrada principal del departamento, era espectacular, habia mucho lujo, sobriedad y elegancia, me recibió con un beso profundo, lo cargue como una novia es cargada por su marido y me fue indicando por donde era el cuarto de la madre, wow era una cama inmensa, suave y perfumada, olía a mujer sensual, me dedique a comerme a besos a mi pequeño, mientras lo desnudaba y el a mi, una vez desnudos, nos dirigimos al baño, tenia una tina inmensa, la llenamos de agua y mientras esperábamos que llegue al nivel deseado José María arrodillado en el suelo se comía mi trola integra, era maravilloso ver a ese pequeño chapándome la verga de esa manera, lo hacia con una expertis increíble, parecía graduado en esa especialidad, sus ojos preguntaban si lo hacia bien, se prendía de mi glande y lo chupaba con dulzura, se embutía toda hasta el fondo de su garganta, podía sentir el fondo de su boca, y como trataba de que ingrese a su esófago, las sensaciones eran excitantes, era mi esclavo. Una vez llena la bañera, me dejo por unos instantes, echo unas sales que saco de un estante y las rocío como lluvia en el agua tibia, luego con sus manos movió el agua y se convirtieron en espuma, tomándome de las manos me guío y nos introducimos en esa maravilla que nunca había visto.
Luego de acomodarnos en esa piscina que era la tina de ese baño, el me beso, se sentó sobre mi y pudo sentir mi verga dura como un fierro, dentro del agua yo trataba de meterle un dedo a su culito, la tarea no fue difícil, y así jugué por un rato, lo tenia agarrado por la cintura mientras mi otra mano taladraba su culito dilatándolo, sus ojos me decían que se moría de placer, después fui bajando y chapándole el cuello, los pezones y las axilas, me gustaba chuparle las tetillas, era una maravilla ver como se retorcía de placer, era el momento para clavarle toda la pieza hasta el fondo, y así lo hice, se la fui acomodando y el ayudaba, después fui empujando y pude sentir como entraba centímetro a centímetro, el agua ayudaba es verdad pero aun así ese culito apretaba riquísimo, era una sensación única, una vez toda dentro de su ano, la tuve ahí un rato, tenia la sensación de llenarlo de leche, pero me controle, luego se la saque de golpe y de la misma manera se la volví a enterrar toda, se arqueo de dolor y así lo hice varias veces, ya no me importaba, sabia que ese dolor pasaría y además en el fondo le gustaba;
Así por mucho rato lo atravesé, se la metía despacio y profundamente, acariciaba su espalda, el cabello, pasaba mis manos por sus pechos, lo cogia del cuello y por momentos le metía unos de mis dedos a la boca, la intención era perfecta, el entendía muy bien que hacer, se lo devoraba como si fuese una verga, ya no hacia nada el solito cabalgaba, se movía en círculos, parecía que quería sacarme la verga con su culo, estábamos poseídos, cuando empecé a sentir que ya se me venia, acelere el movimiento, luego lo apoye despacio contra el otro extremo de la bañera, me arrodille y sin sacar mi trola de su agujero empecé a bombear duro, subí sus piernas en mis hombros y le di sin compasión, ya no podía aguantar mas, los espasmos empezaron, y se la hundí hasta el fondo, José María solo tiro su cabeza para atrás y cerro sus ojos, yo me incline y lo bese, mientras mi falo le llenaba las entrañas de leche. Así nos quedamos por bastante rato, no se la saque, me gustaba tenerla dentro de su cueva, así estuvimos por largo rato pegados uno al otro, – te amo – me dijo, no le tome mucha importancia, lo tome como cosa del momento . yo también – respondí mecánicamente; otra vez sentí la necesidad de moverme y seguir con lo mío, lo levante despacio, lo cargue, tenia sus piernas rodeando mi cintura, mi miembro enterrado en su culo duro otra vez como un fierro, y sus labios en los míos, así mojados nos tiramos primero al piso de cuarto que era alfombrado, en esa posición lo bombeé con dulzura, enterraba mi verga y la sacaba despacio, prolongando el placer, luego lo cargue y lo subí a la cama, lo senté sobre mi y lo deje hacer lo suyo, el de manera tierna y suave se movía, cabalgaba sobre mi, me acariciaba el pecho y se retorcía de placer, por ratos ayudaba para imponer profundidad, lo atraía hacia mi para besarlo, morderle los labios y jugar con su lengua, era maravilloso, le palmeaba las nalgas y se las abría con mis manos intentando meterle hasta las bolas, cuando descubrir un espejo que me permitía ver como entraba mi trola en esa cueva de los dioses, era maravillosa la visión, ver el culo de mi niño siendo atravesado por mi verga, era increíble ver como entraba y salía toda esa masa de carne, dura, brillante en un culito de niño, aumentaba mas mi excitación
Entonces despacio lo fui acomodando para ponerlo con el culo bien levantado, le puse varias almohadas bajo su culo y le levante las piernas, casi parado sobre la cama, le enterré mi verga, le tenia las piernas abiertas cogiéndolo de los pies, y le zampaba la pieza hasta el fondo, no tuve piedad, empujaba con fuerza, miraba su rostro que me pedía piedad y respiro, eso me ponía mas excitado, empujaba con fuerza, la imagen de todo lo que estaba pasando se veía en el espejo me ponía mas furico, sus gemidos aun mas, ya no podía aguantar mas, – abre la boca bebe – le saque mi verga de su culo y termine vaciándome en su pecho y su boca, que lindo ver como abría su boquita buscando como loco la leche de su macho, mientras sacudía hasta la ultima gota de mi néctar, hubo algo que me dejo pasmado, en la puerta, estaba el chofer de su madre.
Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo, un hielo entro en mi cuerpo y recorrió toda mi columna, no sabia que hacer ni que decir, mil cosas pasaron por mi mente, lo mas probable era que iría a la cárcel, pero este asunto seria resuelto de una manera muy civilizada que ya les contare amigos
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