El niño del edificio VII
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por paloma26.
Luego de la exquisita noche de sexo entre los tres, quedamos profundamente dormidos, no se cuanta horas dormimos entrelazados pero por la mañana y sin tener ninguna noción del tiempo empecé a sentir una sensación extraña entre mis piernas, pensé que era un sueño erótico, sentía un cosquilleo rico alrededor de mi verga, abrí mis ojos y vi a José María escudriñando entre mi sexo, estaba el niño arrodillado en la cama buscando ese pedazo de carne que horas antes había gozado de su culito, que dicho sea de paso cada día se volvía mas adicto a la verga; me acomode de tal forma que sin dejar de estar echado podía observar con fascinación como esos labios y esa boca se adueñaban de mi pichula, me puse unas almohadas bajo mi nuca para no perderme nada de ese espectáculo.
José María empezó rebuscando por mis ingles, su lengua era magistral, por un momento se llevo mis bolas a su boca haciendo esfuerzo por que entraran las dos, sus mamitas iban despertando mi miembro que pronto se puso duro como un fierro, era mejor que una película porno gay, este niño gozaba haciendo eso, sus ojos miraban los míos, por momentos los cerraba entregándose al placer y a dar placer, se desconectaba por completo del mundo, luego con mucha delicadeza empezó a pasarme la lengua a todo lo largo y ancho de mi pichula, jugaba con la punta pasando la punta de su lengua por el orificio por donde el semen muchas veces lleno su boquita, estaba en trance, comenzó a hundirse en mi falo, subía y bajaba sabrosamente, despacio pero profundo, había momentos en que sentía como mi glande tocaba su campanilla e incluso me atrevería a decir que llegaba a entrar a su esófago, se veía en su rostro el esfuerzo que hacia por abrir bien la boca para lograr su cometido, de mas esta decir que yo ayudaba, de los pelos lo cogia delicadamente y trataba de prolongar la estadía de mi pieza dentro de su garganta, pasaban los minutos y todo esto se hacia mas intenso, José María intensificaba el ritmo, yo las caricias, le agarraba del pelo, por momentos le golpeaba el rostro con mi miembro tieso y lleno de saliva, luego lo fui girando y en un perfecto 69 me empecé a comer su culo, estaba rosadito, ya se notaba un ano trajinado pero aun era estrecho y apretadito, los gemidos fueron mas fuertes, yo tenia la leche en la punta de mi pieza, trate de enfocarme en su botoncito, lo fui dilatando con mi lengua, le daba palmaditas, lo mordía, lo masajeaba y lo estaba llevando al cielo, todo esto se volvió la locura, el liquido pre seminal salía a montones, y anunciaba la llegada del semen, los gemidos de ambos y el ritmo eran el preámbulo del clímax, pero algo inesperado nos trabo; Cristian el chofer fue despertando, nos vio en un trance de película, con una sonrisa picara dijo: – que buen desayuno, y que no me invitan ¿?? – nadie dijo nada solo se acerco a acariciar la espalda del pequeño y a besarlo por todas partes; pude notar una enorme erección de su parte, su verga era intimidante, simplemente descomunal, y seria tal su excitación por esa escena que babeaba de placer esa pichula, con mucho disimulo y egoísmo fui acomodando a mi pequeño para clavármelo como se debe, no quería ser segundo, por que después Cris me lo deja muy abierto el culito del niño, como adivinando mis intensiones José María se dejo llevar y poco a poco se fue acomodando la verga que lo perforó por primera vez, acostumbrado ya a su calibre se fue sentando despacio, aun sentía incomodidad pero no tanto dolor, tratando de prolongar el placer la entrada fue despacio y sin apuro, centímetro a centímetro fue entrando mi miembro a su culito, calido, estrecho y profundo, una vez toda la pieza dentro se quedo quieto trabajándolo y acomodándolo a su gusto, yo me deje guiar por la criatura, no quería vaciarme tan rápido, entre tanto Cris se acomodo parado para que el pequeño se la chupe, era excelente la posición; yo echado viendo desde abajo como mi bebe abría la boca como una boa para tragarse semejante masa de carne, y vaya que lo hacia muy bien, y así empezamos a gozarnos al niño, doble un poco las piernas y empecé mi trabajo de clavar a mi niño por el culo, primero despacio y después fuerte y profundo, como queriendo entrar con todo y bolas, con mis manos la abría las nalgas lo mas que podía, masajeaba los glúteos, los palmeaba, también le sobaba el pecho y de vez en cuando me apoderaba de sus pezones, estábamos entregados al placer; por su parte Cris, lo tenia cogido de los cabellos, hundiendo sin piedad su verga hasta el fondo de la garganta de la criatura, las arcadas era fuertes, pero el bebe no se quejaba, aguantaba todo, de pronto el chofer lo dejo, nos miro de todos los ángulos posibles sobandose el miembro, sus ojos tenían una mirada extraña, pensé que tramaba algo y no me equivoque.
Yo seguía en lo mío, cogia a ni bebe con fuerza, me gustaba verlo saltar sobre mi y arquearse de placer, de pronto Cris dijo: – ahora viene lo mejor niño, esto te va a doler un poco pero te va a gustar te lo juro _ lo beso profundamente en los labios y se puso tras de el, algo me imagine pero mi placer pudo mas que defender a mi pequeño, Cris escupió varias veces su verga y mi bebe miraba intrigado que es lo que su chofer iba hacer, se acomodo bien y empezó a apuntar su vergaza hacia la entrada del culito de José María, quería detenerlo, mi niño tenia solo 12 años y no creía que estaba listo para algo así, pero mi morbo y mi placer podían mas que mi razón, mi verga se ponía mas dura de solo imaginar lo que se venia; cogi a mi bebe fuerte para que no escapara, pare un poco el ritmo y deje al chofer el resto, Cris fue empujando su vergaza dentro del culito de mi niño, era extraña y rica la sensación de sentir su pichulaza rozando la mía dentro de ese agujero tan estrecho, el niño gritaba, lloraba, intentaba zafarse y yo no lo dejaba, se inclinaba hacia mi, con la mirada rogaba piedad, yo solo atinaba a decirle – relájate bebe, relájate, al principio es así -, sentía como la trola del chofer se abría paso despacio y centímetro a centímetro rozaba la mía, mientras se la hundía en su anito estrecho, lo besaba, le mordía las orejas, le agarraba los pezones y yo le sobaba las nalgas y sus piernas que se pusieron duras por tensión;
Hubo un instante en que con mis dedos pude notar como ya los dos miembros estaban hundidos hasta el fondo, miré por el espejo y vi una imagen para película, un pequeño frágil y tierno ensartado por dos pichulazas grandes dentro de su culito, sus lagrimas eran reales, lo fuimos relajando con caricias y besos; me daba mucha pena lo que pasaba, por un momento quise tirar la toalla, sentía como mi verga perdía potencia, pero la excitación del chofer me despertó al placer, comenzamos a acomodarnos en el ritmo, una verga salía, mientras la otra entraba, mi pequeño José María se retorcía de dolor, lloraba con sollozos y se quejaba, ajustaba mas el culo, pero eso lo que ocasionaba era mas placer para nosotros y dolor para el, me miraba culpándome de lo que estaba viviendo, pero todo esto era culpa del destino, si no nos hubiera encontrado Cris aun seriamos dos en esta historia; hubo un momento que le dije eso al oído, pero poco a poco las caricias fueron haciendo efecto, el ritmo que fue pausado al principio comenzó a tomar fuerza, las vergas trabajaban muy bien ese huequito, lo llenábamos cada vez mas, mi pequeño dejo de llorar y empezó a disfrutar de lo que pasaba,
Yo lo besaba con pasión y locura, nos mordíamos, le chupaba su cuello, sus tetillas que tanto le gustaba y el me mordía las orejas; Cris le pasaba la lengua por la espalda, yo le cogia las nalgas, las masajeaba y las palmeaba y así nos convertimos en una maquina de dar y recibir placer, nos movíamos de lo mejor, el pequeño empezó a gozar, ya gemía de placer, se retorcía de gozo, cerraba los ojos y movía la cabeza como poseído, como todo un experto Cris lo fue moviendo y yo lo seguí de tal manera que sin dejar al culo vacío, mi pequeño termino sentado sobre el chofer y yo sobre el, le puse sus piernitas largas y delgadas sobre mi hombros y me lo cogi como Dios manda, que delicia todo esto, el bebe estaba en la gloria, gemía como una niña, y de pronto note que se le paraba su verguita, era la primera vez que sucedía esto, eso era una señal de lo mucho que estaba gozando, acelere el ritmo, lo mismo que el chofer, le dábamos mas duro y profundo, el sudor corría por nuestros cuerpos, le agarre su pajarito y lo masturbe, tire hacia atrás su piel y salio su capullo, rosadito, era una verguita como de 12 centímetros, circuncidada, normal, ni gruesa ni delgada, pero eso lo puso mas excitado, estaba babeante, de liquido pre seminal, estaba bien lubricada, lo seguí masturbando, y dándole mas duro,
El chofer y yo estábamos poseídos, por ratos perdíamos el ritmo y las dos piezas entraban juntas y hasta el fondo de sus entrañas, hasta que en una de esas veces, el niño era como si de desmayara, parecía desplomarse y fue ahí que se vacío por primera vez, poca cantidad pero al fin y al cabo semen, le dieron como espasmos, y fue entonces que Cris y yo empujamos duro nuestras piezas hasta el fondo de su cuevita, reventamos juntos llenándole el culo de abundante leche de macho, de sus machos, caímos rendidos, mojados, el bebe estaba como muerto, era un trapo, un muñeco de trapo, poco a poco fuimos retirando nuestras pichulas de su anito, note la cantidad de semen que salía de su culito, mezclada con hilillos de sangre, su botoncito estaba rojísimo, y bien abierto, lo limpie despacio, y lo acosté para que descanse;
Entre tanto el chofer cayo tendido en la cama, como muerto, me fui al baño a lavarme y desde ahí veía a mi pequeño dormido profundamente, me sentía culpable por lo que paso, pero al mismo tiempo la experiencia fue excitante, me preguntaba como seria dos pichulas en su culo y una en su boca como en las películas; lo disfrutaría mi niño igual ¿??? Que dicen Uds. Espero sus respuestas.
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