El niño hombre.
Era blanco, como la leche..
Este es un relato que nos sucedió a Esteban y a mí, en casa de una vecina de ellos.
Un día sábado del mes de diciembre llegué como de costumbre a la casa de Esteban, Sofía y Mirian, ya no teníamos trabajo, pero como era parte de esa casa los fines de semana era bien pasarla con ellos, entre mis juegos con las hermanas de Esteban y las cogidas que este me hacía, era casi costumbre y yo tenía en mi culo un gusto por la verga de Esteban. Esa mañana cuando llegué a su casa, se estaban preparando para salir de compras, los padres y las hermanas de Esteban, cuando su mamá se despide de nosotros le indica a Esteban que recuerde que tiene que ir a cuidar al hijho de la vecina porque ella le había pedido el favor, para poder salir de compras también y me sugirió que lo acompañara. Mi idea de cuidar niños no era mi fuerte, pero pensé que podría hacer algo con Esteban mientras cuidábamos al bebe.
Como a la media hora de haber salido los padres de Esteban, lo llama la vecina, para decirle que estaba lista para salir. Esteban me invita y llegamos a la casa de la señora que estaba en la parte de atras de la casa de ellos, en una colina. Al llegar a la casa la señora le da las instrucciones del cuidado a Esteban y lo extraño es que le dice tu sabes ya.
Cuando la señora sale de su casa, mi curiosidad no se hizo esperar y pregunté a Esteban, cuantos años tiene el niño y donde está que no lo veo. Él me mira y se ríe, ven para que conozcas al niño. Cual es mi sorpresa, que al entrar al cuarto veo a un muchacho de unos 18 años, no muy delgado, de piel blanca como la leche, mas alto que nosotros dos, entonces medía unos 165 cm, cuando nosotros estabamos entre los 150 o un poco mas. El muchacho estaba acostado en una cama como de hospital, estaba cubierto por una sábana, pero yo no le había visto la cara, al verlo de frente lo supe, el muchacho tenía retraso mental, mi amigo me ilustró entonces, el tiene 18 años, pero mente de niño de 6 años, no habla, pero entiende lo que se le dice. Otra información que también me da mi amigo es que siempre que él visita esa casa y pasa a ver al muchocho cuando están solos, lo consigue con el pene parado y que le dá miedo por el tamaño que tiene. Morbo, curiosidad, deseo, no se que sentimiento se apoderó de mí y cierto al verlo tenía una carpa levantada entre sus piernas, yo le dije a Esteban eso es puro cuento, tiene algún juguete debajo de las sábanas y el me dijo te muestro, nos acercamos al chico y el levantó la sábana, aquello era demasiado grande, era largo, grueso, blanco con benas marcadas a su alrededor, aunque lo tenía paraso no mostraba su cabesa que estaba cubierta por su capucha, yo no dejaba de mirarlo y en eso me dice mi amigo, te gustaría tocarlo y yo lo miré con cara de sorprendido y él al ver mi cara se sonríe y comienza a contarme, que desde el primer día que le tocó cuidarlo, le pareció increible y se atrevió a tocarlo, me decía que el chico solo lo veía y se reía y que mientras mas se lo tocaba, mas se le paraba e incluso llegó a pasarle la lengua, yo solo lo escuchaba y mi falo estaba drenando líquido, como quien vomita. Él me dijo tócaselo, que él se queda tranquilo, también me decía, creo que cuando vengo para acá es que se le para, porque le gustó lo que le hice desde el primer día.
Yo tenía tanta curiosidad que me puse al lado de la cama y con cuidado fui acercando mi mano a aquella bestia, el chico se reía y movía sus caderas, al fin puse mi mano al rededor de aquel mástil y mis dedos no terminaban de juntarse, claro no tengo una mano muy grande, pero no lograba pegar mis dedos, sentí lo caliente de su pene y lo dura de su erección. Hice el movimiento hacia abajo y dejé al descubierto la cabeza de aquel animal, rosada y grande, entre mi curiosidad me puse la cabeza de aquel animal en la naríz para olerlo, tenía un aroma agradable, estaba limpio, puse la punta de mi lengua en la raja de su cabeza y sentí como se estremeció aquel macho, poco a poco fui pasando mi lengua por la cabeza, lamía el pliegue de su prepusio, pasaba la lemgua a todo lo largo y luego me lo comí, metí la cabeza en mi boca, mentiría si dijese que no me cabía, pero con sierta dificultad chupaba aquello tan rico, mi amigo solo me miraba, mientras yo me comía aquello, lo sacaba de mi boca y lo pajeaba con fuerza y rápido y volvía a mamarlo, entonces mi amigo se acercó y también lo mamó, el chico era lampiño, no tenía ni un bello, el placer en su cara se dejaba notar, de un momento a otro comenzó a mover su cadera mas rápido y supimos que estaba por llegar, cuando explotó de aquella boca salían chorros de semen, que parecía no acabar nunca, al terminar de salirle la leche entre los dos pasamos las lengua y le limpiamos su cabeza, pero aquella bestia permanecía erecta, no daba señales de que se dormiría, lo volvimos a mamar y pajear hasta hacerlo llegar por segunda vez, el chico solo emitía ruiditos que salían de su garganta, cuando la mamá llegó, estaba dormido. Nos fuimos a la casa y aquella noche Esteban y yo nos cojimos como nunca, Esteban llegó a confesarme que un día se trató de sentar sobre aquella bestia pero al fin no pudo porque le dió miedo.
Luego de aquel día, varias veces cuidamos al chico y un buen día lo sentamos en su silla de ruedas y pudimos sentarnos sobre aquella bestia. ya les contaré como fue.
coko sigue por favor