El obrero de la casa de al lado
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Siempre había tenido la fantasía de estar con un hombre totalmente desconocido, y con este joven obrero, se me cumplió. Él tiene de 23 a 25 años (nunca lo supe) es alto, algo así como 180 centímetros, delgado pero marcado, tiene una espalda ancha, pectorales fuertes y un abdomen plano que me encantó, no tienes muy buenas piernas pero eso esta vez ni me importó, es muy guapo, quijadas prominentes, ojos grandes y negros, una sonrisa muy linda la verdad y un lunar sobre su labio (al estilo Enrique Iglesias) que le da un toque realmente sexy, muy masculino y además obrero, de los que trabajan fuerte todo el día.
Yo tengo 22, soy algo delicado, no afeminado, pero mi piel blanca y suave me hace ver frágil, cabello castaño, ojos café, delgado y labios un poco carnosos, mido 178 centímetro y a raíz de que practico natación y atletismo tengo un cuerpo un poco marcado y ricas nalgas.
La casa que esta junto a la mía se había vendido pero a raíz de que estaba en mal estado, los nuevos dueños decidieron tumbarla por completo para rehacerla, por lo cual contrataron a unos tres o cuatro obreros para tal labor de derrumbe, y allí fue donde el apareció.
Al principio no le di importancia, lo veía desde mi cuarto desde donde se ve la casa completamente y solo me parecía simpático, yo estaba solo en las mañanas en la casa así que cada vez lo veía más y me iba pareciendo más atractivo, al pasar de los días ya me encantaba y no perdía oportunidad para mirarlo mientras trabajaba como un macho, derrumbando la casa con su martillo.
Él se quedaba a la hora de almuerzo solo en aquella casa, pues los otros obreros se iban a comer y como el traía su almuerzo comía allí y así podía verlo a él solo, a veces se quitaba su camisa, cuando hacía calor y bueno lo veía aún más.
Un día llegue a casa a eso de las 5 de la tarde y estaba el sentado afuera de aquella casa descansando sin camisa y me quede mirándolo fijamente, nunca antes me había pasado pues soy muy discreto en mis gustos, él se fijó y me saludo, a lo que respondí con un saludo normal y una picada de ojo que fue muy pícara y no se realmente de donde salió.
Luego de eso en la semana, observe que el miraba hacía la ventana de mi cuarto y a veces nuestras miradas se cruzaban, coqueteaba un poco con él me paseaba en bóxer por mi cuarto a ver su reacción y el me miraba aún más.
Yo no estudiaba los viernes y ese día casi siempre estaba solo todo el día en casa, por lo que decidí, ya seguro de que yo le atraía a aquel joven obrero muy viril, así que el jueves lo vi al medio día solo comiendo y me acerqué a él y le dije que lo invitaba a almorzar a mi casa ese viernes, que estaría solo, el con gusto acepto.
Llego el día y yo me desperté temprano y fui a trotar, a eso de las 11 me puse a hacer algo de almuerzo, pues él estaba trabajado desde las 8 de la mañana, imagine que tendría hambre.
A las 12 toco mi puerta, pude ver más de cerca a ese hermoso hombre, labios carnosos, piel un poco bronceada por el sol, ojos penetrantes, manos fuertes, pecho ancho, hombros grandes y ese lunar que me encantó. Me lo comí con la mirada.
-Yo: Hola, pasa.
-Obrero: Hola, gracias, ¿estás solo?
-Yo: Si claro, estamos solos.
Seguidamente él cerró la puerta y con algo de rudeza me pego contra la pared y me beso salvajemente, debo admitir que sentirme así dominado por el me encantó, sentir sus labios con los míos, su lengua en mi boca, su cuerpo apretando mi pecho. Cuando nos separamos le indiqué que si quería se duchaba y luego comíamos algo, él aceptó.
Se desvistió allí mismo delante de mi sin el menor pudor y pude observar más sus abdominales marcados, sus fuertes brazos, y su semi erecto pene circuncidado lo cual no es muy común aquí en Venezuela, y me dieron ganas de comérmelo de una vez, pero decidí esperar y mientras él se bañaba yo terminé de acomodar la mesa y servir la comida.
Él salió de nuevo desnudo del baño, más limpio y más lindo a mi parecer, camino hacia mí, me dio un rico beso y se sentó a mi lado, así desnudo.
-Obrero: Yo no debería ser el único que este desnudo ¿no crees?
-Yo: Si, creo que no es justo.
Me desnude mientras me veía y me pedía que diera una vuelta, así lo hice y me indicó que me sentara en sus piernas que él me daría de comer en la boca, y así fue, me senté en sus piernas y el me daba comida en la boca y alternaba con besos y me manoseaba el trasero.
Luego de comer ambos de esa forma tan rica, me dije que hay algunas herramientas que debe cuidar así que debíamos ir a algún lugar desde donde se vea la casa, a lo cual lo lleve a mi cuarto y desde allí se veía la casa.
Al llegar al cuarto, me tiro a la cama y se acostó sobre mí y me besaba con mucha pasión mordía mis labios mis orejas mis tetillas, bajo poco a poco hasta llegar a mi pene, yo no esperaba que él me la fuera a mamar, pero sí que lo hizo y de qué manera, se tragaba mis buenos 17 centímetros a la perfección, y podía ver como lo disfrutaba tanto como yo.
A los dos minutos se aleja de mi pene y sube hasta mi cara, me besa y así acostados pone su pene en mi boca, la cual se abre para comer ese rico pene de 19 centímetros totalmente erecta sin ningún tipo de curvatura muy recta y de un color algo morena y con sabor a limpio.
Me la metía lo más que podía pues a comparación con la mía, esta era más ancha, lo saboree por un buen rato, chupé, lamí, besé todo lo que pude esa rica verga hasta que el me detuvo y me indicó que se quería comer mi culo.
Levantó mis piernas y las separó, metió su cabeza entre mis nalgas y comenzó a lamer mi culo, era un experto, movía su legua sus labios, la metía hasta donde podía y me hacía ver el cielo, solo gemía de placer, era muy bueno haciéndolo nunca antes me habían chupado el culo de tal manera.
Duro en ello unos 5 minutos, pues decía que le encantaba mi culo, luego me dijo que ya quería cogerme, busque en una de mis gavetas uno condón y se lo puse, me puso en cuatro viendo hacia la ventaja y me fue penetrando poco a poco. Esta no era mi primera vez, así que no dolió mucho, solo un poco por su gruesor, pero nada que no aguantara.
-Obrero: Tienes un culo muy rico, ni mi mujer aguanta que se la meta así toda.
Y así me entere que tenía mujer, pero eso me encendió mucho más, saber que un hetero me cogía, así que decidí hacer mi mejor trabajo para demostrarle que los hombres sabemos dar igual o mejor placer que las mujeres.
En esa posición me bombeo por unos minutos y luego dijo que quería que cabalgara sobre su pene, era mi oportunidad para demostrarle todo mi arsenal.
Se acostó y yo me senté sobre él, introduje su pene dentro de mí de un solo tirón, lo cual le encanto e hizo que arqueara su espalda de placer, sacaba su pene casi completo de mi culo y volvía a meterlo bruscamente, eso lo tenía encantado, el solo gemía. Comencé a moverme más rápido a subir y bajar, me lo clavaba todo y me movía en círculos eso le encantó, luego de unos minutos así el acabo del placer.
Nos besamos un rato, nos fuimos a bañar juntos allí me cogió de nuevo y luego se vistió y se fue pues ya eran las 2 y llegaban los otros obreros.
Luego de eso volvió un par de veces. Aun hoy trabaja en la casa de al lado, y cada que tanto un viernes lo invito a almorzar, y luego le doy el postre, aun no se su nombre, no tenemos formalismos, solo sé que folla como un toro y que está muy rico, no me interesa mucho más que eso, ya que sé que tiene mujer y yo no espero que la deje por mí.
Mientras tanto, algunos viernes viene y nos divertimos un rato.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!