El origen
Cómo inició mi gusto por los niños.
En esta ocasión contaré el inicio de mi gusto por los niños, cómo fue que me comenzaron a atraer. Espero les agrade este sencillo relato, totalmente real.
Hace muchos años, cuando fuimos a dar nuestro servicio social dos de mis compañeros y yo a una comunidad semiurbana, recuerdo que el ultimo día un niño, vecinito nuestro de 4 años que estaba al cuidado de dos tías dueñas de la casa que nos habían prestado, entró a visitarnos, como lo hacía de manera frecuente cuando por las tardes descansábamos.
Yo estaba solo, él iba en trucitas y yo estaba por jalármela.Me preguntó si lo dejaba pasar al patio a jugar un poco. Llevaba unos carritos y era sobrino de las vecinas que nos habian prestado la casa. Lo dejé pasar al patio y corredor de la casa.
Jugó un rato con sus carritos. Yo lo observaba, ne pidió jugar con él y lo hice…
De pronto, como le dieran ganas de orinar, comenzó a tocar su penecito que vi estaba erecto
–¿Qué tienes ahí, Antonio? Le pregunté
–Mi fierrito…
–¿Me dejas verlo?
–No, mis tias dicen que no lo debo enseñar ni ver o tocar otros
–Anda, poquito…
–Bueno…y se bajó y subió su trucita rapidamente…
–¿Me deja entrar al baño a hacer pipí?
Lo conduje y orinó.
Y cuando volvimos al patio le pedí me dejara ver de nuevo su fierrito, pero bien, no rápido…aceptó despues de insistirle buen rato.
Así que me acerqué a él, bajé su trucita y admiré su aún erecto penecito y sus testículos que comencé a acariciar.
El se sorprendió un poco, pero se dejó hacer.
Luego, sin decirle nada, lo tomé en mis brazos, llevé a la cama y acosté en ella para darle muchos besos ahí y luego comenzar a chuparselo…Él solo se reía y se dejaba hacer pues le gustaba lo que le hacía con mis labios, boca y lengua.
Hasta que me pidió que ya no se lo siguiera chupando…lo tenía rojísimo, me asusté un chingo. Pero luego, cuando bajó su ereccion y me dijo despues de unos momentos que ya no le dolía, me tranquilicé.
Salimos al patio, él a seguir jugando, yo a deleitarme con su figura. Y me sobaba discretamente la verga al verlo. Él lo notó y me dijo…
–Maestro, su fierro también se puso duro, y lo agarró sin malicia por encima del pantalón…
Y yo….uffff, comencé a calentarme un chingo
Le dije:
–¿Lo quieres ver?
–Sí,
–¿Seguro?
–Sí, maestro
–Pero no se lo vayas a decir a nadie, va a ser nuestro secreto, si no, tus tías te van a castigar…
Y entonces me desabroché el cinto, desabotoné mi pantalón y bajé un poco mi truza, y salio mi erecto y babeante pene…
Él se asustó un poco y dio un paso atrás
–¡Maestro, su fierro está muy grande, con muchos pelos!
–Siiiii, así se va a poner el tuyo cuando crezcas, ya verás.
–¿Y esa babita qué es?¿Es pipí?
–Algo que solo a los hombres nos sale, no es pipí…
–Hummm…
–No quieres tocarlo? Y sin esperar respuesta, tomé sus manitas y las llevé a mi pene para que lo tocara y lo hice masturbarme un poco…
Al soltarlo, se llevó sus manos a la nariz y las olió e hizo un gesto de asco…
–Su fierro huele feo, maestro…
–Espera, le dije, y me lo lavé y sequé con una toalla y papel higiénico
— Te animas a darle un besito y meterlo en tu boca?
–¿Como, maestro?
–Como yo lo hice con tu fierrito, ¿sí?
–Bueno…sí
Con curiosidad y un poco de temor, acercó sus labios y besó un poco mi pene. Le pedí abriera su boca para meter en ella mi fierro y asintió. Pero cuando se acercó y abrió su boquita para meter en ella mi pene, ¡chin! Tocó la puerta de la calle una de sus tías y le llamó…
–Antonio, ya vente a comer, deja descansar al maestro…
Así que rapido me guardé el pene, cerré mi bragueta y abroché mi cinturón
–Ahorita va, nomás que recoja sus juguetes, le dije a la tía del niño…
Y fui a la puerta y la abrí, el niño llegó atras de mí y se despidió
–¿No lo enfadó, maestro?
–Para nada, lástima que al rato nos vamos. Si no, yo encantado de cuidarlo, es un niño muy simpático y tranquilo…
Si algún día vuelvo, vendré a saludarlos con gusto
Y me despedí de ellos…
Es morboso cuando leo historias de ficción, pero es aún más morboso cuándo te dicen que las historias son reales. La verdad que suerte tuviste al experimentar yo quisiera que algo así me pasara.
Está bien