El Oso de mi Vida parte 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hamlet666Gray.
Tras ese mágico encuentro sin precedentes con el oso maduro J, al otro día debía trabajar en un taller familiar, así fue y seguía con la incertidumbre de no saber si iría a verlo, si me atrevería. Por absurdo que fuese, me daba miedo pese a lo bien que lo había pasado con él. Quizá mi miedo era que no fuese real, ¿o sería que no podía soportar tanta felicidad? Yo mismo provoque me doliera el estomago, y cuando me llamo le dije esto, pero no lo convencí del todo.
Insistía y yo le daba negativas. Me sentí tan mal, él tan maravilloso conmigo y yo rechazándolo. Debía tener la cabeza mal para hacerlo. Tras llegar a casa y comer, quise dormir como para olvidarlo todo, estaba intranquilo. Llamó de nuevo. Me dice que me niego a sentirme a amado, a ser feliz, me pegó duro. Fue un golpe al corazón, entonces lanzó un dardo, pues le dije no buscaba herirlo y dijo lo conseguiría si seguía como estaba. SE despide y me desea suerte, entonces reacciono y me doy cuenta que no puedo perderlo, que sería un error fatal. Recuerdo lo bien que la pase ayer y que nadie me había hecho sentir así, como cogimos de bien. Dice además preparó algo para mí. Al final cambio de opinión y acepto ir. Salgo como relámpago, ya no importa nada, sólo él y yo…
Tras un lío para llegar a su casa, nos fuimos a su habitación, me disculpe y le digo el porque de todo, a pesar de todo me comprende y me siento aliviado. Aparte le doy el sí, ya soy su pareja. Viene lo mejor, la recompensa y la sorpresa.
Para entonces estamos en su cama.
-¿Quieres tu sorpresa? -dijo con voz tierna mi encantador oso maduro.
-Sí
-Alza mi playera -dijo con una tremenda sonrisa.
Así que levante su playera y aspire un exquisito olor a hierbas, delicioso. Aderezado a su pecho velludo, tan masculino. Y comencé a saborear su cuerpo. Lamí y mordí sus tetillas mientras jadeaba, seguía aspirando ese maravilloso olor en su pecho, y entonces olí sus axilas, las lamí e intercalaba mis chupadas a sus tetillas y axilas. Fui bajando poco a poco a su entrepierna, y mi boca se engullo toda su verga…
-Tranquilo, cometela poco a poco.
Así que recule y comencé chupándole solo la punta, el frenillo, mientras iba poco a poco introduciéndome su gruesa verga, o bien lamía todo el tallo de arriba a abajo, realmente nunca ha sido mi parte favorita hacer sexo oral, pero esta verga era diferente, tan suculenta…
Baje a comerle los huevos y se extasió, le fascino como se los chupaba mientras con mi mano se la jalaba un poco. Empecé a acercarme a su agujero, a deslizar mi lengua por su perineo. Ante lo cual, se volteo y puso en cuatro completamente. Acerque mi cara a su culo y no pude evitar primeramente meter mi nariz y aspirar el olor de su culo. Olía sensacional, a hombre, a macho. Estar así aspirando su esencia desde su culo peludo era un vil éxtasis, le acabe por abrir las nalgas y comencé a lamer su culo. primero con tímidos lameteos para ir intensificando hasta darle unas chupadas estremecedoras…
-Ahhh, nene ¡que rico te lo estas comiendo! -dijo casi gimiendo y con la cabeza en la almohada.
Seguí chupándolo un poco mas y fui introduciéndole un dedo, lo cual lo hizo suspirar, luego agregué otro mas y su agujero se iba abriendo, volví a pegar mis labios estremeciéndolo mientras lo iba preparando para la penetración, por lo que seguí metiendole los dedos.
-Ya métemela, bebe, no aguanto mas…
Bastaba decir la tenía dura desde hacía rato, desde que habíamos comenzado, por lo cual se la fui metiendo en esa posición propicia, una vez dentro empecé dándole duro, azotando sus nalgas y con mis manos tomando su pecho peludo. Uff, sentirlo así mientras me lo cogía me excitaba demasiado. Tener a un oso así me ponía a mil, yo siendo justo lo opuesto : delgado, pequeño, lampiño.
Unas ensartadas mas le di con fuerza y no pude resistir tanto placer, así que me vine fuertemente en su interior con varias sacudidas, mojando todo su culo, en ese momento fue cuando me acorde se la había metido sin condón… Dada la calentura no nos acordamos, pero ya no importaba. Tras un poco de tiempo vino su turno, comenzó lamiendo mis axilas, lo cual me provocaba un placer insuperable. continuó con mis pezones y bajó a comerme la verga. LO hacía poco a poco, su lengua estaba bien entrenada y daba muy buenas chupadas que me hacían jadear.
-Súbete en mi, bebe -dijo de repente.
Obedecí, mientras me abría las nalgas e introducía su lengua. Sentí un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo en segundos. Una sacudida de placer incomparable al sentir su lengua introducirse en mi agujero. En tanto, disfrutaba cada arremetida de su lengua, lo cual disfrute bastante y tras un rato dada la posición, tome su verga y la empecé a mamar. Vinieron sus dedos que comenzaron a escarbar mi agujero con destreza, abriéndome mas el culo.
-Siéntate en mi verga -ordenó.
Él tomó un condón y se lo colocó. Me voltee de posición y fui clavándomela, me dolió al inicio un poco, pero ya quería sentirla en plenitud por lo que insistí hasta tenerla toda adentro. Fui dándome sentones en esa rica verga, prácticamente solo yo moviéndome mientras veía su cara de placer.
Seguimos así un rato, yo la tenía ya parada otra vez. Entonces dijo cambiáramos de posición, me la sacó, se levantó y me puso en el borde de la cama, alzó mis piernas colocándolas en sus hombros y me la clavó. Se sintió muy bien en esa posición, hasta adentro…Me jalaba todo el cuerpo. Aunado a eso comenzó a chuparme un pie, simplemente era sensacional.
-¡Estás riquísimo, bebe!. De los pies a la cabeza, pero sobre todo del culo….-dijo mientras continuaba clavándome sin concesión.
Volvimos a la posición inicial y ahora me pidió me masturbara. Uy, eso fue el alucine se sentía increíble tener la verga en el culo y jalarme el pito. La sensación era placentera, alucinante. No tarde mucho para venirme salpicando todo su pecho peludo con mi leche.
Y al contraer el ano, provoque se me clavar profundamente, no pasando mucho tiempo tras mi venida que le provoque a él venirse cuantiosamente. Nos quedamos así desnudos y acariciándonos un poco mas, limpiando el semen de nuestros cuerpos, incluso dándome cuenta que el tono de nuestra blanca piel era el mismo. Se hizo tarde sin darnos cuenta. Me despidió con un beso muy salvaje en la boca. DE esos que te quedas saboreando todavía minutos después de haberlo recibido; llegué a mi casa casi a las doce de la noche.
Era el comienzo de una vida, de un placer incomparable vuelto persona…
Continuará
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