El padre de mi amiga.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando tenía dieciséis años tenía tres amigos, dos hombres y una mujer, admito que ella, a quien llamaré Clara, era muy atractiva y si hubiera tenido la oportunidad de hacer algo con ella lo hubiera hecho, la verdad nunca pensé que con quien lo haría sería con su padre.
Sus padres se habían divorciado hacía tres años y ella se iba a quedar con él los fines de semana, eso estaba bien pues la casa de él estaba más cerca de la mía y así podíamos ir a algún lado. Nunca conocía a su madre y supongo que también era atractiva, pero creo que Clara sacó esos genes más de su padre que de su madre. Él al igual que ella tenía el pelo castaño y ojos negros que de alguna forma siempre parecían estar viéndolo todo, no sé cómo explicarlo de otra manera. En fin, él había llegado a "la crisis de los 40" por lo que estaba un poco obsesionado con mantenerse en forma, no demasiado pero lo suficiente como para poder usar cualquier ropa y verse bien.
Un fin de semana, ibamos a ir con Clara al cine, como de costumbre yo iba a ir a traerla a su casa porque siempre se atrasaba y mis amigos ya estaban en el cine esperándonos.
Llegué a su casa y su padre me atendió, claro que ya lo conocía y siempre había sido amistoso conmigo, nada fuera de lo común, ese día le estaba creciendo una barba y como había calor llevaba una camiseta sin mangas y shorts azules, estaba descalzo y tenía una cerveza en la mano. ¿Ya ven que bien recuerdo todo?
Lo primero que noté, con sorpresa pues nunca había pensado así de él, fue que en serio era atractivo, sus brazos estaban tonificados podía ver el vello fino de sus axilas, también podía ver el vello debajo de su camiseta y me imaginé sus pezones y estómago cubiertos de pelo. Sus piernas estaban igual de torneadas y velludas. Sus pies tenían esas venas saltadas que muchos hombres tienen y estaban impecables. Me había excitado en un segundo.
Me dio la mano y como siempre me apretó con fuerza, podía oler su loción. Le pregunté por Clara y me dijo que estaba arriba bañandose aún. Me ofreció un cerveza y por un momento me negué, "Yo tomé mi primera cerveza a los catorce" me dijo, "anda, no pasará nada" Asentí y él me pasó una fría cerveza.
Estuvimos platicando un rato, deportes más que todo a pesar de que no sabía mucho, todo el tiempo él estuvo sentado en el sofá frente a mí con las piernas abiertas y sus brazos extendidos, podía notar sus axilas en todo su esplendor, las plantillas de sus pies se veían suaves y los dedos de los pies se veían largos y enormemente atractivos. Por un segundo me imaginé chupándolos mientras mis manos subían por esos gruesos muslos hasta meterse debajo de sus shorts, que por cierto parecía ser lo único que cubría sus partes íntimas.
Podía escuchar el sonido de la regadera arriba, tenía la boca seca y trataba de controlar la enorme erección que me causaba ver los pezones del señor que resaltaban debajo de la camiseta.
Después de un rato, para mi completa sorpresa, él se metió la mano debajo de los shorts y empezó a suspirar profundamente.
"Eeeeeeemm" fue lo único que pude decir, debía irme pero al mismo tiempo quería seguir viendo, era como si él se hubiera olvidado que yo estaba ahí. Puse la botella, aún bastante llena, en la mesa y me levanté, ahí fue cuando él me llamó.
"Hay, pss" me dijo y no me atreví a voltear.
"Sólo una mamada" me dijo y yo me quedé boquiabierto. Era obvio que estaba ebrio pero claro que, aunque no lo quería admitir, quería hacerlo.
Me di la vuelta y lo vi tan cerca de mi, su aliento sí olía a cerveza aunque no me había dado cuenta antes.
Agarró mi mano y la metió en sus shorts y no podía creer que estaba tocando una verga, tocaba el vello espeso y las bolas que colgaban sueltas en esos shorts. Mis dedos acariciaban la punta y podía sentir como se algo pegajoso se me quedaba en las yemas. ÉL seguía gimiendo y tenía los ojos cerrados. Completamente excitado, le bajé los shorts y pude ver su verga por primera y última vez, la cabeza era grande y rosada y el resto, aunque no muy grande, tenía una venas resaltadas, de la punta escurrían gotas claras de líquido.
Sin pensarlo dos veces puse la punta de mi lengua en la punta de su verga y saboreé el líquido seminal, él seguía gimiendo en silencio. En un segundo estaba chupando su verga de la punta hasta que mi nariz tocaba sus pelos. Pasaba mi mano en sus bolas y él se estremecía, podía ver que quería poner su mano en mi cabeza para metérmela más pero no lo hacía por miedo o verguenza supongo.
Jamás había chupado verga y me pregunto si a él se la habían chupado ya, supongo. Sus gemidos se volvieron más agitados y sabía que tenía que apartarme cuando él se viniera.
Lo hice muy tarde pues en un segundo y con un excelente gemido lleno de goce, él se vino en mi boca, al principio fue un poco y luego mi garganta se tapó con su semen espeso y caliente. Me aparté de inmediato e intenté escupirla pero se me hizo más fácil tragarla. Yo ya me había corrido en mis pantalones pues sentía la humedad. ÉL se puso la mano en la frente y de su verga seguía escurriendo semen, mi boca se sentía pegostiosa. Puse mi lengua en su punta para saborear un poco más y él tembló y soltó una risa nerviosa.
"Wuf, que rico. Gracias" me dijo mientras se secaba el sudor de la frente, su verga seguía apuntándome.
Le pedi permiso para usar el baño y me fui a masturbar, fue una de las mejores pajas de mi vida.
Cuando bajé, Clara ya estaba lista y él estaba tomando otra cerveza sentado en el sofá. Me miró con cierta preocupación y verguenza, antes de irme, mientras Clara esperaba afuera, le dije que no había pasado nada y él asintió como un niño pequeño. En el camino al cine yo seguía saboreando el semen en mi garganta. Pasé todo el día pensando en su verga y en el sabor de su semen. Aunque no volvimos a hacer nada así, muchas noches me vine pensando en él…
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